El destino de una princesa

By NicoleSLHerrera

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Eleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es l... More

Antes de empezar...
Capítulo 0
Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Feliz navidad
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capitulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Notita de mí para ustedes❤
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Notita✨
Capítulo 79

Capítulo 29

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By NicoleSLHerrera

Un poco después del mediodía llegó Lady Kasta, con una gran sonrisa, lista para conocer a la pequeña princesa. Nada más verla, sintió el parecido que había sacado de su madre. En el pasado Ferlia Kasta había diseñado varios vestidos para la reina Liza, el estilo de la reina era simple, pero elegante, causó una gran sensación, pues toda su ropa estaba basada en el estilo de su lugar de origen.

— Es un placer conocerla Lady Kasta — la pequeña se inclinó y levantó las comisuras de sus labios con delicadeza.

Un gran brillo apareció en los ojos de la mujer, el perfil de la pequeña princesa era el más maravilloso que había visto en muchísimo tiempo, la ropa que confeccionaba era hermosa, pero no la llenaba por completo, no tenía inspiración, pero nada más ver ese tierno rostro, las ideas empezaron a surgir, los colores y diseños se amontonaban en su cabeza que apenas podía procesarlos.

— Por el gran Dios Darrash, es un verdadero honor conocerla, princesa — la mujer dio una agraciada reverencia y la miro de pies a cabeza — Agradezco que la princesa me dedique un poco de su tiempo.

Fiama estaba algo incómoda, podía notar la ilusión en los ojos de la mujer, esperaba que esto no tardara mucho, solo debía tomarle un par de medidas y eso sería suficiente, estaba segura de que siendo la mejor modista de Intravella, no hacía falta que le prestara demasiada atención; en este momento lo más importante para la pequeña pelirroja era conseguir aquellos pergaminos que le fueron negados.

—¿Lady Kasta, desea beber un té antes de empezar? — Camille se apresuró en mostrarse cortés, debía enseñar la hospitalidad de la princesa, ya que esta mujer era la primera persona fuera del palacio que conocía a Fiama, ni todos los sirvientes del palacio habían tratado con ella, además se trataba de una persona importante y con muchas influencias, dar una imagen adecuada era importante.

La mujer se negó, ya conocía a Camille, aunque no había tratado mucho con ella, en su momento fue la primera dama de compañía de la reina Liza, así que hubieron pocos momento en que cruzaron palabras, pero le agradaba verla de nuevo, ella era una buena mujer, y solo viendo a la princesa sabía que estaba haciendo un buen trabajo criandola.

En un salón vacío la mujer empezó a tomar las medidas de la pelirroja, la niña no era muy habladora, no solía ser como otras pequeñas de la aristocracia que no paraban de hablar mientras imaginaban como sería su vestido, no estaba segura de si no le importaba el vestido o simplemente confiaba en que ella fuera a hacer un buen trabajo. Aun así, su actitud no le molestó, obedecía cuando debía hacerlo y respondía cuando se le preguntaba.

Por otro lado Ferlia Kasta no paraba de hablar indicaba de que colores haría la ropa y las decoraciones que llevaría. Y como no estar emocionada, hacía mucho tiempo que no diseñaba algo para la familia imperial, a Kay no le importaba mucho su vestimenta, la gente casi no lo veía, así que pasaba la mayor parte del tiempo con ropa simple e importada de ShecsaDarr, le gustaba mucho la ropa que usaban en aquel continente.

— Lady Kasta, ¿le importa si le hago una pregunta? — la niña habló de repente, miró de reojo a la mujer que había terminado de medir el largo de sus brazos, la dama no tardó en asentir y darle paso a saciar su curiosidad —¿Que tipo de vestido usó la reina Liza cuando se presentó ante la sociedad de Intravella?

La mujer no respondió por un momento, no es que le sorprendiera, más bien estaba tratando de recordar hasta el más mínimo detalle de aquel día.

— Oh, la querida reina se vió más deslumbrante que cualquiera — murmuró la mujer con una sonrisa inconsciente en los labios — Princesa, usted es consciente de cual es el animal protector de nuestra tierra ¿cierto? — la niña contestó con un breve 'si' —Su madre usó un vestido tan negro, que ni siquiera el cielo nocturno lo pudo igualar, al tener ella los ojos dorados, su parecido con un puma era impresionante. Se veía como una mujer decidida, valiente y hermosa. Ella se ganó el respeto de la gente desde un principio, ninguna mujer se había atrevido a usar algo negro debido a manchar el respeto hacia el animal protector de Intravella, excepto la reina.

— ¿Y después de eso, nadie más volvió a usar el negro? — aunque podía ser extraño, ella recordaba que ese color se había prohibido en el imperio por Kay, ni siquiera Arabella pudo lucir ropa de tonalidad negra, fue lo único en lo que Kay jamás la complació, se preguntaba si esto era real.

— No, la reina era la única que podía lucir esas ropas, fueron órdenes de su majestad, el emperador.

"Ese hombre es demasiado extraño" pensó Fiama, negar el color de algo importante para los ciudadanos era un poco excesivo, pero conociendo un poco más sobre la historia de sus progenitores, podía entender un poco el porqué de esa reacción "Bien... creo que podría tratar de causar una buena impresión si me veo más como Liza, que como la princesa desconocida, que además es una usuaria de fuego"

— Se que esto podría poner en aprietos a Lady Kasta, ¿pero hay probabilidades de que pueda hacer mi vestido de color negro?

La mujer le miró con seguridad, ella no se iba a negar a confeccionar algo que la llenaría en todos los sentidos.

— No hay problema, haré lo que su alteza pida — la mujer terminó su trabajo y con una enorme sonrisa, se despidió.

Después de salir del palacio, Ferlia Kasta le comentó a todos sus familiares y conocidos de lo hermosa que era la princesa, describió su madurez para ser solo una niña y el buen trato que había recibido por parte de ella. Muy pronto todo tipo de rumores se empezaron a escuchar en la capital de Intravella, pues muchos no sabían de la existencia de la princesa, se creyó por años que la reina murió sin dar un solo fruto al imperio. Algunos esperaban con ansias poder conocerla, saber cómo era su forma de ser y también verificar si era tan parecida a la reina como se decía, otros imaginaron que algo malo debía de tener para que el emperador Kay no hiciera un anuncio formal sobre la existencia de la niña, las opiniones se dividieron rápido, pero nadie sabía con certeza sobre la princesa de Intravella.

***

Ni bien la mujer se fue, Fiama se dispuso a repasar su plan.

Entrar al palacio imperial no sería fácil, Kay podría notar sus movimientos debido a su energía mágica, por lo que debía concentrar su energía mágica en algún otro objeto para luego poder pasar desapercibida en las ondas que viajan de un lado a otro.

Estuvo toda la tarde leyendo algunos libros que se llevó del palacio imperial, y ya al anochecer procedió con su idea. Subió a su habitación y después de que Camille la dejó sola, tomó una muñeca que le había sido regalada por Ryu y traspasó la mayor parte de su energía al objeto, el proceso era lento y algo agotador, pero le traería un bien mayor. Después de estar haciéndolo por un par de horas, logró concentrar una gran cantidad de su poder en la muñeca.

Ya casi sería la medianoche, la pequeña no tardó en dejar su reemplazo en la cama, colocó un par de almohadas bajo las cobijas para crear una pequeña forma que la simulará a ella durmiendo; tratando de hacer el memor ruido posible, logró salir de la habitación por la ventana, tuvo un gran susto cuando se dio cuenta de que habían varios guardias haciendo rondas alrededor de Siblas, no sabía que esto estaba sucediendo, pues había estado durmiendo temprano desde que despertó.

Tuvo que ocultarse tras pequeñas estatuas y algunos minutos después, salió de los terrenos de su pequeño palacio. Estaba segura de que tendría un máximo de una hora y media antes de que Camille fuera a verificar que todo se encontrara bien con ella, había estado yendo cada cierto tiempo a su habitación por si Fiama llegaba a necesitar algo, allí estaría Camille para proporcionarlo.

Gracias a su entrenamiento, logró moverse con rapidez hacia el palacio imperial, casi media hora le llevó llegar hasta aquel lugar. Ella realmente no conocía el paradero de los pergaminos, pero lo apostaba todo a que estaban en el despacho de Kay o en su habitación; cualquier hombre guardaba cosas importantes en una habitacion muy bien protegida, pero Kay sabía bien que no había mejor lugar para mantener a salvo algo importante que teniéndolo lo más cerca posible.

Se encontraba más cansada de lo normal debido a toda la fuerza que había perdido, tomó un poco de aire y siguió su camino, infiltrarse al palacio imperial fue más fácil de lo que esperaba, no habían tantos guardias caminando por los alrededores.

La oscuridad de los pasillos la asustaba un poco, nunca le gustó saber lo que podía o no haber en la oscuridad, así que encendió una pequeña llama con los dedos y siguió avanzando, esto no generaba un poder que alterace su presencia, por lo que olvidó aquella incertidumbre que estaba sintiendo.

Estando cerca de la puerta que la llevaría a su tan ansiado premio, se sintió algo nerviosa, estaba aterrada de lo que podría pasar si llegaba a ser descubierta, Kay había sido muy claro con su negativa, el podría imponerle un fuerte castigo si así lo quisiera.

— ¿Como van los preparativos para el baile? — la voz de Kay resonó tras la puerta, su voz era clara y tranquila, a pesar de ser tan tarde, no parecía cansado  — No olvides que también haremos el homenaje por los soldados que fallecieron en la guerra con Asmuratte.

— Puede estar tranquilo señor — Mikhe respondió con el mismo tono que Kay — Los arreglos se están dando tal y como los pidió, desde los más pequeños detalles, todo se cumple según sus órdenes.

— Eso es bueno. ¿Que tal fue la visita de Ferlia?

Fiama estaba por esconderse en algún sitio para esperar a que ambos hombres salieran y ella poder colarse a robar los pergaminos, aunque no había razón por la que interesarse en esta simple mención de la mujer que fue con ella más temprano, sintió algo de curiosidad.

— Todo fue bien, hablé con ella, esta encantada con la princesa — Mikhe sonrió al decir esto, era agradable escuchar esto — Aseguro que le hablaría a todo el mundo de la princesa.

— ¿Es eso así? — el tono de voz de Kay se volvió algo extraño, como si estuviera aliviado.

— Puede estar tranquilo señor, mi hermana hará un buen trabajo dándole una buena imagen a la princesa.

"Espera... ¡¿hermana?! ¡¿Lady Kasta y Mikhe son hermanos?!" no tenía idea de ese dato, no tenían ningún parecido físico, ambos eran amables, pero sus personalidades muy distintas. En la novela no se mencionaba demasiado a Mikhe, se sabía muy poco de su familia o de su vida personal. El fue el primer hombre más fiel al emperador, estuvo a su lado hasta que murió de una extraña enfermedad un poco después de que Arabella cumpliera los 10 años. Mikhe traspaso todos sus ideales a Evan, su pequeño discípulo, quien después se convertiría en la mano derecha de Kay "Vaya... tal vez debería prestarle más atención a Mikhe... si averiguo de que falleció, tal vez podría salvarlo de morir antes de tiempo"

<<Es difícil cambiar ese hecho Fi, él no es como tu, si murió por causas naturales, y por decirlo más claro, de una enfermedad, entonces no creo que haya mucho que puedas hacer>>

Las palabras de Deen la ofendieron, de algún modo, no creía que la flama tuviera razón esta vez.

"Sabes Deen, si yo, uno de los personajes que ha tenido la peor suerte en esta historia, esta logrando sobrevivir y cambiar ese estupido destino que le fue dado, creo que también puedo lograr que otros vivan, al menos esos que no se merecían morir. Tanto Mikhe como Evan son personas que no lo merecen... y creo que yo puedo evitar su muerte" respondió en su mente algo ofuscada "Sabes que soy algo egoísta con mi bienestar... pero si puedo ayudar a otros, eso sería lo mejor, tengo la fortuna de saber como irá la historia, así que si puedo ayudarlos, entonces lo haré".

<<Inmiscuirte en la vida de otros puede ser bueno, pero tampoco arriesgues todo lo que has conseguido hasta ahora>> murmuró la flama sin complicarse y sin tratar de meter más ideas a la cabeza de Fiama, es una persona muy necia, por lo que seguir hablando de ese asunto sería solo una perdida de tiempo.

— No es correcto espiar conversaciones ajenas.

Una persona habló detrás de ella, su corazón se detuvo al instante, al igual que su respiración, podía jurar que había perdido todo el color de su cara, las ideas desaparecieron de su cabeza y lo único que quedó, fue el movimiento lento de su cuerpo, apenas y tuvo fuerzas para girar.

— Parece que asusté a la princesa — un pequeño de ojos con una tonalidad fucsia la miraba con una sonrisita traviesa — Si no hubiese estado tan distraída habría notado mi presencia — continuó hablando con algo de picardía.

— Evan... — susurro ella al borde de un infarto, no había reconocido la voz infantil debido al serio asunto que estaba planeando realizar, no tenía idea de porqué, pero hasta sus ojos se habían vuelto llorosos, posiblemente del alivio al darse cuenta de que aún no había sido descubierta, al menos por alguien que podría traerle mala suerte.

El pequeño niño al notar como las lágrimas comenzaban a amontonarse se apresuró en acercarse a la pelirroja algo asustado, no creyó que su pequeña broma la haría sentir tan mal. Había ido allí a buscar a Mikhe, se suponía que al día siguiente empezarían con su entrenamiento para convertirse en un caballero, el hombre aseguró que iría a hablar con él  antes del anochecer, y el único lugar donde podía estar era con Kay, al llegar se encontró con la tierna princesa pegando su cabeza en la puerta y escuchando lo que se decía al fondo, quería asustarla un poco, solo que no imagino que la niña seria tan sensible.

— Princesa, perdóneme, no quería hacerla llorar — el castaño corrió a su lado y habló casi atropelladamente
— De verdad lo siento — agregó apenado.

La pelirroja quiso reír al ver la agitación de Evan, aguantó como pudo la risa, y se alejó de la puerta mientras tomaba a Evan de la mano.

Escondida tras una gran columna miro al pequeño castaño con diversión — Evan, esta bien, mis lágrimas no eran de miedo — río bajo con dulzura — Eran más de alivio.

El niño logró concentrar su mente en las palabras de Fiama, aunque era difícil, pues ella aún lo tomaba de la mano, esto era algo muy difícil de imaginar, y el hecho de que la tierna princesa no lo hubiera soltado aún, hacía que su corazón saltara enloquecido.

— Evan ¿estás bien? — pregunto Fiama debido al silencioso infante.

— Emm s-si... yo estoy bien, princesa... — gracias a que había muy poca luz a su alrededor, pudo ocultar su enrojecida cara, el castaño miró hacía otro lado y cambió de tema — ¿Que hace aquí a estas horas princesa?... Es muy tarde para estar en el palacio y es peligroso rondar por ahí sin guardias — al decir todas estas palabras logró calmarse un poco, además de que su juicio comenzó a regresar, no era momento de pensar en lo extraño que lo hacía sentir Fiama, ahora debía concentrarse en protegerla.

— Si te digo a que he venido, solo vas a tratar de detenerme, y esto es muy importante para mí — la niña miro la puerta que daba con el despacho de Kay, no hubo movimientos ni sonidos extraños, por lo que continúo su charla con Evan — Benjamín y Beth no hubieran aceptado ayudarme, y Camille me habría retenido al costo que fuera para no venir aquí.

— Entonces... yo me quedaré con usted, princesa — el pequeñín hablo con seriedad puso una mano cerca de su corazón y con algo de esfuerzo, la miro a los ojos — La protegeré.

Fiama estaba algo sorprendida, estaba segura de que estaría bien por su cuenta, era bastante fuerte y más ágil que muchas otras personas, además estaba muy atenta de su entorno debido a lo que estaba haciendo, los ojos expectantes de Evan removieron la idea de rechazarlo totalmente.

— ¿Realmente quieres acompañarme? Me meteré en muchos problemas si me descubren — si no lo convencía de este modo, pues tampoco habría mucho que hacer, el pequeño frente a ella siempre mostró un carácter decidido en los libros, y ahora que lo tenía en frente se podía ver que eso venía desde su niñez.

— Si la princesa me lo permite, iré con usted a cualquier parte.

La niña sonrió "Eso parece una declaración de amor" río por lo bajo al pensar en eso "De verdad que no conozco a nadie más tierno y maravilloso que Evan, sigo sin entender porque Arabella lo rechazo" soltó un breve suspiro y con un asentimiento de cabeza le permitió acompañarla.

Se escuchó la puerta abrirse y sin demorar ambos se pegaron a la columna lo más posible y se escondieron tras ella, la pelirroja asomó un poco el rostro y notó que Kay salía de la habitación acompañado de Mikhe, y comenzó a caminar hacia el lado contrario de dónde estaban ellos.

— ¿Que es lo que vamos a hacer princesa?

La niña siguió mirando la figura de Mikhe — Vamos a robar unos pergaminos que están en poder del emperador — sus ojos seguían fijos en ambas figuras que de apoco iban desapareciendo.

— ¿R-robar? — Evan creyó haber escuchado mal por un instante, jamás imaginó que ese tipo de acciones vendrían de la niña dulce y amable que lo habia ayudado a despedirse de sus padres.

— Aún estás a tiempo de arrepentirte — la pequeña levanto las comisuras de sus labios con confianza.

El niño frunció el ceño ante las palabras de la pelirroja, por más que lo asustará el emperador, ya había decidido acompañarla, y si lograban hacer esto bien, ella seguro se sentiría feliz con el y podrían volverse más cercanos, pensar en eso hizo que su valor aumentara, quería ayudarla más que a nada en el mundo.

— Esta bien princesa, iré con usted, no la dejaré sola.

Fiama pensó que se echaría para atrás, él no estaba obligado a nada, así que era honesto al querer ayudar. Dió un último vistazo hacia donde habían desaparecido el emperador y su caballero y tomó de la mano a Evan, lo arrastró con ella y en menos de un segundo estuvieron dentro del despacho de Kay.

— Vigila que no venga nadie — la niña miro a su alrededor.

El pequeño se colocó cerca de la puerta y observó por la pequeña abertura que dejo mientras la princesa buscaba por todo el lugar.

Reviso los cajones del escritorio, en los libreros, y todo lugar que se le ocurrió, la habitación no era muy grande y tampoco es que hubiera muchos lugares donde buscar; rendirse comenzó a ser una opción viable, también podía salir por las noches e ir a buscar los pergaminos en la habitación de Kay, aunque tampoco sabía dónde dormía ese hombre.

— Esto va a ser más difícil de lo que creí — murmuró más para si misma.

— Emm princesa.

— ¿Si? — miro al niño con cansancio, y entonces noto que su piel se había vuelto un tanto blanca.

— El emperador ya viene — el niño saltó a su lado y la observó con un rostro lleno de pánico.

La niña se congeló por un instante, Evan corrió hacia ella, listo para salir corriendo con Fiama, miro la salida y entonces la puerta se abrió.

Fiama cerró los ojos pensando que se encontraría con el mismo diablo, pues lo mejor era no ver nada si eso sucedía.

Pero de pronto, la sensación de estar flotando en el aire la atrapo y al abrir los ojos se encontró cayendo desde lo más alto del cielo, a su lado estaba Evan, su cuerpo tuvo un brillo breve que pronto desapareció. El pequeño tenía los ojos cerrados, al parecer se había desmayado.

Fiama reconoció lo que había sucedido en un instante, ambos caían a una gran velocidad, así que antes de que fuera tardó, tomó de la mano a Evan lo llevó hacia ella y lo abrazó con fuerza.

— Fęnyč§ alĕtüm.

Ambos fueron envueltos en una bola de fuego que pronto tomó la forma de una fénix, grandes alas de color dorado se extendieron y así su aterrizaje fue lento y seguro, pero al haber usado la poca energía que le quedaba, Fiama también cayó en la inconsciencia, con la imagen de Evan a su lado.

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