Sebastian Stan One Shots

Da Mochibiris

257K 9.9K 1.2K

Pequeñas historias del perrito rumano, historias de cualquier tipo. Muchas veces los OS están basados en canc... Altro

Aclaraciones
Sus ojos
Comic-Con
Thinking Out Loud
Playa
Te seguiré en la oscuridad
Fútbol
Give me love
Give me love
Sorpresa
Navidad
Midnight train
Confía en mi
Mía
Mejores Amigos
Mejores Amigos
Mejores amigos
Mejores Amigos
Mejores Amigos
Mejores Amigos
Pecado
Pecado
Pecado
Pecado
Bar
Hold Hands
Cuddles
UNO
Kiss
En esta no
Night cuddles
Little Fight
Job
Job
Job
Words
Words
Words
Christmas
Vecino
Actualización de "Vecino"

Clothes

3.6K 237 29
Da Mochibiris

Advertencia:

Contenido sexual: No.

Consumo de drogas/alcohol: No

Violencia: No.

— ¿Cuando vuelves?— Através de la cámara de tu computadora sobre el mesón, tu y Sebastian habían estado hablando por un alrededor de dos horas, simplemente acompañándose.

— La verdad es que no sé, creía que para el Lunes ya estaría en Nueva York pero el rodaje se atrasó y...¿Estas cocinando pasta?— Sonreiste mientras te girabas rápidamente a mirar al hombre que del otro lado de la llamada, se había acercado para observar mejor. Reíste al solo ver su ojo azul gigante en la pantalla.

— Si, con mi salsa especial ¿Quieres?— Sabías que a él le encantaba esa pasta, pero realmente la habías comenzado a cocinar por rutina.

— Cómo te atreves...— Reíste al escuchar su reproche.— ¿Esto que estoy presenciando es traición, señorita?— Volviste a reír más fuerte, poniendo la pasta en el plato.

— Pues no, no es traición ya que según tu para esta fecha estarías aquí.

— ¡Sabes que no es mi culpa!— Sonreiste al notar el pequeño berrinche que estaba montando.

Pusiste esta vez la salsa sobre la pasta y tomaste un pedazo de pan, sentándote en uno de los taburetes del mesón, justo al frente de la laptop.

— Y además te dignas a restregarmelo en la cara. No. Adiós. Me largo.— Rodaste los ojos riendo y echaste agua en un vaso.

— Santo, eres todo un drama queen.— Observaste a la imagen del mayor que ahora tu pantalla te proporcionaba. No le habías parado mucho pero, ya que estabas al frente de él de alguna manera, lo detallastes.

Solo se veía su torso y rostro, ya que aparentemente también estaba sentado en algún lugar. Traía un sueter azul y se había puesto una gorra hacia atrás, ocultando su cabello. Tenía una mano visible en la vídeo llamada por lo que notaste que en su muñeca descansaban un par de pulseras, entre ellas, una que tú le habías regalado. Sonreiste sin pensarlo, sintiéndote feliz por saber que si le había gustado.

— ¡Heeeeey!— Saliste de tu trance cuando la voz de Stan te llamó a la realidad. Estaba tocando el lente de su pantalla, haciendo que repetidos toques sonaran.— Preparas mi pasta favorita, cómo si fuera poco también te la comes en mi cara, dices que hago berrinche y además, no me paras mientras lo hago ¿Acaso ya quieres terminar la llamada? ¿Es eso? ¿Te aburro?

Negaste divertida por las exageraciones del pelinegro y llevándote un bocado a la boca, tragando, hablaste.

— Pues no es mi culpa que tú hayas aceptado un papel al otro lado del mundo. Además, quien se tardó para contestar fuiste tú, si al haber vamos, tú eres el que ya no quieres hablar conmigo.— Viste como Stan abrió la boca, falsamente ofendido, llevándose una mano al pecho.

— Ya está. Yo queriendo tener una linda conversación contigo y tu ahí, atacandome. Así no sé puede, estoy harto.— Soltaste una carcajada sin poder evitarlo cuando sus últimas palabras fueron en español. O bueno, un intento. El también sonrió, contagiandose.— El que me esté riendo no significa que te perdono.

— Eres todo un caso, rumano.— El asintió, orgulloso.

Tu continuastes comiendo, escuchándolo hablar de un par de cosas de trabajo. Cuando ya habías terminado y estabas bebiendo un poco de agua, por algún motivo a Sebastian se le ocurrió que era el mejor momento para vengarse.

Parándose para quitarse la gorra y posteriormente sacarse el suéter que ahora estabas descubriendo era lo único que traía puesto en el torso, se volvió a colocar la primera en una escena digna de película juvenil. Cada músculo definido de su tronco salió a la luz y, apropósito, se sentó con los brazos cruzados, flexionandolos.

Sin poder evitarlo te ahogaste. Después de aquella escena, te sorprendía no haber muerto de insuficiencia respiratoria.

— Hey ¿Estas bien?

— Imbécil.— Fue lo que alcanzaste a decir entre la tos.

Sebastian sonrió, aguantandose burlarse más de ti.— ¿Pero yo qué hice? Solo me quité el suéter porque aquí está haciendo mucho calor.

— Sebastian Stan. Estás en Inglaterra en pleno invierno.— Aún con la sonrisa se encogió de hombros, mofándose.

— Pues la verdad es que yo me siento caliente.

— Hazme el favor y vete a la mierda.— Está vez si carcajeó, observando como limpiabas el desastre que habías hecho por su culpa.— Es que cuando vengas vas a ver.

— ¡Te lo merecías!

Después de discutir un poco más jugando y hablar de otras cosas al azar, terminaron la vídeo llamada, con una promesa de él de que regresaría pronto y un te quiero te tu parte, deseándole buenas noches.

Una vez ya acostada en la cama, pensando, sonreiste al recordar la llamada y lo tontos e infantiles que podían llegar a ser ambos.

Cuando tu mente recreó la imagen de su muñeca con tu pulsera suspiraste sonriendo aún más, realmente pensando en que tan dramática te podias poner con un simple gesto.

Sintiéndote agradecida con el mayor por usar lo que le habías hecho, te levantaste y sacaste de su lado del clóset un suéter un tanto más grande de lo normal. Era uno de los suéteres preferidos de él y por tanto que lo usaba, su olor estaba impregnado en este.

Te cuestionaste un momento el porqué del suéter ahí, al final, era más lógico que se lo hubiese llevado a Londres, donde pasaría unos cuantos meses y el frío sería de los mil demonios. Sonreiste ante las posibilidades de que lo haya dejado para ti. Te lo pusiste, negando de regreso a la cama.

— El amor te tiene mal, T/N.

Habías dormido muy bien, talvez el olor de Sebastian te había hecho creer que estaba cerca, algo que en un buen rato no sentías. Te levantaste por un ruido en la sala, quizás habías dejado el televisor encendido en la noche por un descuido.

Te estiraste y te colocaste las pantuflas, caminando al baño a lavarte la cara y a  cepillarte los dientes.

Aunque te habías echado agua fría en el rostro y el sabor a menta se mantenía en tu boca, seguías increíblemente dormida. Tambaleaste un par de veces de camino a la cocina y una vez allí, pusiste la cafetera a funcionar.

— Estoy convencido de que si en algún momento se metieran a robar mientras estás dormida, se llevarían hasta el colchón y tú no te darías cuenta.— Saltaste bruscamente al escuchar una voz detrás de ti. El corazón se te disparó y el pánico se expandió rápido por todo tu cuerpo, acelerando tu respiración.

Insultaste en voz alta al imbécil que ahora reía viéndote sentado en el mesón. Lo volviste a insultar llevándote una mano al pecho, casi que recuperándote de un infarto.

— Es que serás imbécil.— El mayor te veía divertido, con una ceja enharcada, pero no se  burlaba del tremendo susto que te acababa de hacer pasar, sino más bien de qué no te habías dado cuenta de que estaba ahí.— Me vas a matar de un infarto, Stan.— Un silencio breve y— ¡Stan!— Te lanzaste hacia el, abrazando y haciendo que casi se cayera por lo repentino de tus movimientos.

Te devolvió el abrazo, elevándote y apretujandote contra él. Escuchabas su risa en tu oído y era como escuchar tu canción favorita en vivo y en directo.

— ¿¡Qué haces aquí!?— Después de estar abrazados un buen rato, ahora lo mirabas incrédula, se suponía estaba en Londres hasta un nuevo aviso.

— Pues se me antojó mucho la pasta de ayer y— Bajó su vista a tu cuerpo y paró, sonriendo sin mostrar los dientes.

Chequeaste tu vestimenta, sin encontrar lo divertido.— ¿Qué?

— Llevas mi suéter, corazón.— Y te sonrojaste.

— Pues si, es que ayer vi que llevabas la pulsera y, y bueno, pensé que— No pudiste seguir hablando porque unos labios te callaron, haciendo que tuvieras que inclinarte un poco hacia arriba y hacia al frente para seguir el ritmo.

— Me encanta.— Tu sonreiste está vez, aún con sus frentes juntas.— Espera, dijiste que ayer me viste con una pulsera ¿De qué hablas?

— Pues ayer mientras hacíamos videollamada vi que usabas la pulsera que te regalé hace un tiempo y bueno, no sé, me dió por usar algo tuyo.

— Me encanta.— Volvió a decir, mostrando las arruguitas de sus ojos por sonreír.— Y bueno, no te debe sorprender, últimamente he estado usando cosas tuyas.

— ¿De qué hablas?— Sebastian medía más de  30 cm que tu y pues, ambos cuerpos eran un tanto diferentes. No se te ocurría algo que pudiera usar.

Pero lo viste fijamente y lo notaste. Traía puesta tu chaqueta que te quedaba un poco grande. A él le quedaba perfecta, mucho mejor, pero te hiciste la ofendida.

— ¡Con que ahí estaba! ¡Ladrón!— Sebastian rió más alto cuando te le lanzaste encima, haciendo que ambos cayeran en el sofá.

— ¡Ojo por ojo enana! ¡Ojo por ojo!— Y ambos rieron, agradeciéndo verdaderamente estar juntos después de tanto tiempo.

________________________________________

Comenten y voten.
Cuídense.
Los quiero.

PD: Ya está en mi perfil los One Shots variados, no hay muchos, pero pueden pasarse a ver qué tal.

TDG.

Continua a leggere

Ti piacerà anche

394K 39.7K 102
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
376K 59.2K 28
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
71.1K 3.9K 9
El maldito NTR pocas veces hace justifica por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suc...
108K 9.7K 30
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...