Mi Ángel De La Guarda

By LittleSunrise20

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"-Te quiero, Píccola" "-Yo también te quiero" "¡¿QUIERES QUE TE VIOLEN?! ¡¿ESO ES LO QUE QUIERES?!" "Aguanta... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
ESPECIAL ÁNGELO
COMUNICADO
¡¡SEGUNDA TEMPORADA!!

Capítulo 27

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By LittleSunrise20

*NARRA ALESSANDRA*

Camino por los pasillos de la mansión, aburrida, en busca de Anaï. No me dejan salir de aquí, y tampoco he podido llamar a Aimé. Los Montesco siguen comportándose muy amables, pero tienen demasiadas reglas. Solamente puedo entretenerme un rato cuando esta Anaï, es un poco pesada pero bueno. Ella solo habla de ropa, joyas y demás cosas que se quiere comprar. Normalmente, puedo salir con ella al jardín. Porque sola no me dejan, creen que me va a pasar algo.

Por otro lado, mi cachito de cielo parece que ha crecido. Ha pasado dos meses, y mi vientre está ligeramente abultado. Las revisiones las realiza un doctor, aquí dentro de esta misma mansión. Pero es algo antipático, y su trato no es el mejor. No me ha dejado escuchar su corazón, según él eso solo lo puede escuchar un experto.

Me paro frente a la habitación de Anaï, e iba a golpesr a la puerta pero la escucho hablar sobre mí.

-Alessandra es una niña tonta, Tommaso. Ni siquiera se ha dado cuenta, de todas las mentiras que le hemos dicho-habla ella.

-¿Y de la droga?

-Tampoco madre, se toma los vasos de leche enteritos y luego cae rendida. Pobre ilusa, en cuanto nazca la criatura la mataremos.

-Pero antes, ¿me dejaréis disfrutarla?

-¿Para qué quieres hacerlo con ella? Sólo es un cacho de carne inservible, seguro que te pega algo. Antes debemos de conseguir la firma de Adriano, para poder vender el relicario.

Tapo mi boca del asombro, y corro hacia mi habitación en cuanto la escucho levantarse. Me apoyo en mi cama, tratando de mostrarme normal, y abro uno de los libros. Ella no tarda en tocar a mi puerta, y asomarse tan amable.

-Aless, querida. ¿Estás aburrida?

-En realidad, estaba leyendo un libro.

-Bah, deja eso y vamos a dar una vuelta por el jardín.

Ella me toma fuertemente por el brazo, y me arrastra fuera de la habitación. Por su bolsillo trasero, observo su teléfono casi fuera. Podría tratar de cogerlo después, para llamar a Aimé. Ambas damos una vuelta por el jardín, mientras me cuenta cosas sobre ropa. Al elevar mi mirada hacia las ventanas, veo a Tommaso mirarme lujurioso. "¿Me dejaréis disfrutarla?" El miedo recorre todo mi sistema, y ando rápidamente hacia la casa. Subo hacia mi habitación, y cierro la puerta.

-Alessandra, ¿estás bien?-pregunta Anaï, entrando a la habitación, haciéndome creer que está preocupada.

-Sí, solo me encuentro un poco mal. Extraño algunas cosas.

-Oh querida, aquí estarás mejor. Ya lo verás-ella me da un abrazo fuerte, y yo aprovecho para agarrar su móvil. Lo escondo en la manga de mi sudadera, y me separo tratando de mostrar normalidad.-Escucha, nosotros nos vamos a ir a una gala. Deberás quedarte sola por unas horas, pero tranquila que los guardias estarán rondando por aquí.

Asiento con la cabeza, y me despido de ella. Cuando cierra la puerta de la habitación, escondo el teléfono en el fondo del armario, y rezo para que Aimé coja luego el teléfono.

Tras una hora, la puerta se vuelve a abrir, el mayor de los Montesco me avisa que se van y yo asiento con la cabeza. Observo por la ventana, el coche perderse por la oscuridad, y corro hacia la habitación de Aimé. Debo de encontrar primero, el relicario. Hurgo entre su armario, y lo encuentro al fondo envuelto en un pañuelo. Al abrirlo, veo una foto de Ángelo y Alexis. Lo que hace que mi corazón se encoja, y suelte algunas lágrimas. Lo escondo en mi bolsillo, y vuelvo corriendo hacia mi habitación. Tomo el teléfono, el número de Aimé, y me escondo en el baño. Marco el número, y espero mientras escucho el monótono tono.

-¿Diga?-la escucho decir, cuando descuelga.

-¿Aimé? Soy yo, Alessandra.

-¿Aless? Aless, ¿dónde estás? ¿Por qué no me has llamado?

-Luego te lo explico, escucha. Debes de ayudarme a salir de aquí, me están drogando y me quieren matar.

-¡¿CÓMO?! Pero, ¿tienes alguna forma de salir? ¿Sabes dónde estás?

-No puedo salir de la mansión, está rodeada de guardias. Solo sé que está oculta, dentro de un bosque. Por favor, ayúdame. Ellos no tardarán en volver, han ido a una gala.

-Tranquila Aless, haré todo lo posible por ayudarte.

Ella cuelga el teléfono, y yo me quedo envuelta en lágrimas en el suelo del baño. Intento idear algún plan, pero me es imposible. No sé cómo voy a salir de aquí, quizá podría tomar algún arma. Pero no sé, dónde las tienen guardadas.

*NARRA ÁNGELO*

-¡ÁNGELO! ¡ALEXIS!-escucho los gritos de mi padre, y enseguida corro hacia su despacho. Allí coincido con Alexis, y nos miramos extrañados.-¡La hemos encontrado! Coged las armas, vamos a por ella.

Los tres corremos hacia la sala de entrenamiento y, junto a los guardias, tomamos todas las armas que podemos. Subimos a los coches, y vamos a toda velocidad hacia donde nos indica mi padre. Veo una mansión escondida, dentro del bosque, y enseguida mi corazón comienza a latir como un loco. Ella está aquí.

Mi padre da la señal de que apaguemos las luces, y nos escondemos a un lado. Después nos da indicaciones sobre cómo atacar, y entre todos rodeamos la mansión.

-Buenas noches, chicos-le dice mi padre, con total calma, a los guardias de la puerta.-Vengo a buscar a Alessandra, ¿me dejaréis entrar o lo hacemos a las malas?

-Ella no está aquí señor, le vamos a pedir que se retire amablemente.

Con dos disparos, mi padre se deshace de ellos y, comienza el balacero. Alexis y yo corremos, hacia dentro de la mansión para comenzar a buscarla.

-¡Busca arriba, Ángelo!

Hago lo que me indica Alexis, y subo las escaleras de tres en tres. Abro algunas puertas, pero no la encuentro. Abro la última, entrando a la habitación, y sintiendo su olor. Pero no está, abro la puerta del baño y tampoco. Cuando voy a salir, veo la puerta del armario un poco abierta y, me paro. Camino hacia ella, y la abro viéndola aterrorizada.

-¡Alessandra!-trato de abrazarla, pero enseguida me echa hacia atrás.

-No me toques, no me toques.

-Píccola, tenemos que salir de aquí. Vamos, confía en mí.

Le tiendo mi mano, y ella la toma un poco desconfiada. Echamos a correr escaleras abajo, y aviso a Alexis de que la he encontrado. Salimos los tres de la mansión, y enseguida somos abordados por los Montesco. Tiro de su mano, corriendo más rápido, pero de repente siento como cae al suelo. Le han disparado, y a mi se me ha paralizado el corazón.

-¡ALESSANDRA!-ella mira su herida, en el hombro, y la toca para después mirarme a mí.-Tranquila amore mío, vas a estar bien.

-¡Vamos Ángelo, tenemos que irnos!-me grita Alexis, cubriéndonos.

La tomo en brazos, elevándola del suelo, y la llevo corriendo hacia uno de los coches. Entro en los asientos traseros, con ella en mi regazo, y trata de incorporarse para sentarse a un lado. Ella sisea por su herida, y se queda quiera mirando hacia otro lado. Alexis entra en el asiento del copiloto, y agarra su pierna mientras le grita al guardia que arranque.

-¡Joder! Malditos hijos de puta, me han disparado en la pierna-dice mientras, echa su cabeza hacia atrás.-Tranquila Aless, te vas a poner bien. Ya no hay peligro, te vamos a cuidar.-Él trata de coger la mano de ella, pero ella no le deja.

-¿Y papá?-le pregunto a Alexis.

-Nos está siguiendo, en otro coche.

Veo como Alessandra, llora en silencio y sus ojos se cierran un poco. Limpio sus lágrimas, y acaricio su pelo.

-Ya estamos llegando píccola, no te duermas por favor amore. Vais a estar bien-le digo, apoyando mi mano en su vientre.

-¿L-lo s-sabes?

-Sí, sé que aquí hay un pequeño bebé. Todos lo sabemos, pero no pasa nada.

Beso su frente, y acaricio su vientre suavemente. Ella mete su mano en el bolsillo, y saca algo envuelto en un pañuelo. Lo deja en mi mano, y yo le miro con el ceño fruncido.

-Es el relicario de vuestra madre, lo tenían ellos-explica, dejándonos a Alexis y a mi sorprendidos.

Desenvuelvo el pañuelo, y veo el relicario tan amado de mi madre. Mis ojos se llenan de lágrimas, y Alexis comienza a llorar en silencio. A pesar de eso, los tres nos quedamos callados. En cuanto llegamos al hospital, bajo corriendo con ella y se la entrego a los enfermeros. Quienes se la llevan corriendo, y también a Alexis. Mi padre me alcanza poco después, entrando con los guardias.

-¿Han entrado los dos?-me pregunta.

-Sí. Padre, mira-le enseño el relicario, con las manos temblorosas, y el lo toma sorprendido.-Alessandra lo ha recuperado, lo tenían los Montesco.

-No me lo puedo creer, esa chica es un ángel.

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