Return (en edición)

By KarinaGaztea

41.6K 2.5K 708

El pasado siempre es dueño de nuestro presente. Hay quienes como yo, intentaron eliminarlo. Pero hay un siste... More

Return (Secuela de Reset)
Prologo
Capitulo 1.
Capitulo 2.
Capitulo 3.
Capitulo 4.
Capitulo 5.
Capitulo 6.
Capitulo 7.
Capitulo 9.
Capitulo 10.
Capitulo 11.
Capitulo 12.
Capitulo 13.
Capitulo 14.
Capitulo 15.
Capitulo 16.
Capitulo 17.
¿¿¿TRILOGÍA???
Capitulo 18.
Capitulo 19.
Capitulo 20.
Capitulo 21.
Capitulo 22.
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27.
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30.
Capitulo 31.
Capitulo 32.
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
¿Libro en físico?
Capitulo 42
Capitulo 43 (Final)

Capitulo 8.

1.2K 82 13
By KarinaGaztea

Me desperté de golpe, agitado hasta el infierno y con sudor en todo el cuerpo. Después de recuperarme del sueño, todo volvía a la realidad. Paredes insípidas, olor esterilizado, el sonido irritante de mi ritmo cardiaco que indicaba que seguía conectado a ese molesto aparato. Ya no llevaba puesta la máscara que cubría mi boca y nariz, solo las intravenosas que se adherían a mi antebrazo.

El recuerdo de nuestro primer escape había sido un sueño. Suspire resignado ante la idea de que ella ya no se encontraba conmigo, que si no se encontraba en una de las tantas habitaciones del lugar, el idiota de su amigo había cumplido en sacarla. 

Intente forzar a mi cabeza a recordar que era lo que me había sucedido. Pero nada. ¿Por qué habría despertado de esa forma? 

Un suspiro me saco de mi inútil búsqueda por encontrar respuestas en mi cerebro, a lo que gire mi cabeza de inmediato para buscar a quien fuese el que estaba aquí.

-Menos mal que despiertas. Por un momento creí que no lo lograrías. – él estaba aquí y en mi interior se fundió el desprecio inevitable. -Tengo que decirte que me diste un susto de muerte. – hablo el bastardo.

-¿Qué demonios quieres? – pregunte con cólera. Este negó, pero se quedó buscando una respuesta.

-Me preocupo por ti. ¿Acaso no puedo? – pregunto Russell con una expresión totalmente diferente a la de siempre.

-¡Cállate! No eres más que un egoísta, maldito mal nacido. – le solté.

Se quedó mirándome firmemente, como si lo dicho por mi le impresionara de un modo. Luego se levantó de su asiento y comenzó a andar por la habitación en silencio. 

No pude evitar dar un vistazo al hombre frente a mí. Su cabello castaños se mezclaba con un poco de gris plata que le hacían ver viejo. Sus ojos gris tenia cierto parecido con los míos, y lamentablemente en apariencia, no había duda que había un lazo. Era casi tan alto como yo y, su semblante a pesar de parecer acabado, también dejaba ver fortaleza. Me sulfuraba tanto nuestro parecido. 

Si hubiera podido lanzarme y golpearlo hasta el cansancio, lo haría, pero estaba extrañamente débil y dudaba que pudiera poner si quiera un pie fuera de la plataforma.

-Si me comprendieras un poco, creo que entenderías las cosas. – agrego en respuesta, dándome la espalda.

-¡¿Comprenderte?! – pregunte técnicamente gritando. – Experimentaste con tu propia sangre y eso no te detuvo. ¿Y ahora pides comprensión?

Estaba rabioso, tanto que los temblores en mi cuerpo se sentían como su mi alma fuera a salirse en cualquier momento y pidiera golpearlo hasta el cansancio. 

Conversar con Russell jamás había tenido un lugar en mis necesidades, y las pocas veces que se había atrevido a hacerlo, siempre hablaba de su estúpida visión de poder insaciable. Lo odiaba tanto que incluso escuchar su voz me exaltaba. 

Rememore el cómo me había enterado de su existencia.

Desde que habíamos salido de aquí la primera vez, no nos detuvimos hasta estar seguros de que estaríamos lejos de ser encontrados. Al inicio era incomodo convivir. Ninguno de los dos estaba familiarizado con ello. Mi idea era sacarla a ella de la Fortaleza, pero cuando William había sugerido que escapara de ahí, no lo dude ni un segundo.

Semanas después, Agnes quería volver, pero a rescatar a las personas que eran como nosotros: los modificados genéticamente. 

Al inicio yo me negué en rotundo. La sola idea me aterraba. Regresar ahí era una de mis pesadillas constantes, y no entendía porque razón había llegado a esa conclusión. El tema no se tocó en algún tiempo. 

Semanas después, Agnes parecía muy absorta en sus pensamientos. Normalmente era parlanchina, a lo que me extraño verla tan distante. Cuando le pregunte que le sucedía, ella volvió a suscitar su idea. Claramente me negué en rotundo, pero era demasiado obstinada, así que termine aceptando. 

Conformamos un plan. Teníamos en nuestras manos el mapa completo de las instalaciones de la Fortaleza que Will nos había entregado. Ella controlaba tan bien sus habilidades que no le fue difícil accesar al lugar sin complicaciones. Yo, por el contrario, me baste con controlar a unos cuantos guardias que nos habíamos llegado a topar, haciendo más fácil nuestro objetivo. 

Después de todo el caos creado por un sector al que prendimos en llamas, nos adentramos al archivo. Ella insistió demasiado en ello, era nuestra última parada. Ansiaba saber si podría averiguar más sobre su vida, la que nos habían obligado a desaparecer de nuestras memorias. 

Cuando tome mi expediente, dudaba que fuera de mi de quien se tratase, pero cuando lo abrí, una foto mía con el nombre, confirmaba que lo era. 

"Tyler Harris, Hijo de Russell Harris, algunas fechas a las que no preste mucha atención, expedientes médicos repletos de información y una cartilla con mis habilidades recientemente implementadas."

Fue ahí que me entere de que aquel hombre que manejaba este lugar y yo, teníamos algo en común: la sangre. 

Si no fue porque Agnes logro controlarme y traerme en sí, hubiera perdido la cordura ese instante e iría a buscarle y romperle todos los huesos. 

-Preferiría haber muerto si eso te complicara más tu mierda. – comente con los dientes apretados y la voz fría.

Se mantenía de espaldas, demasiado estático para mi gusto. Lo vi bajar la cabeza. Podía escucharlo pensar que iba a ser difícil convencerme. Era un idiota si pensaba que alguna vez terminaría por aceptar sus condiciones.

Antes de decir más, se largó sin decir nada. 

Al estar solo en la habitación, note mi respiración ágil y mi frenetismo al cien por ciento. Jamás iba a poder hablar con él sin sentirme a punto de perder el juicio. 

Si, antes de saber que era mi padre, pensaba en matarlo, pero había algo que me impedía cumplirlo, nuestro parentesco. De todas maneras, echaría abajo este lugar costara lo que costara, se lo había prometido a Will.

La debilidad en mi cuerpo fue desapareciendo conforme pasaban las horas. Después de la visita de Russell,  no había visto a nadie pararse aquí. Aunque lo quisiera, la regeneración siempre me mantenía adormecido la  mayor parte del tiempo. 

Lo único de lo que no podía escapar cuando me encontraba en ese estado, era poder salir de mis pesadillas. Habían dos que se repetían consecuentemente y no me dejaban tranquilo. 

En una de estas, Agnes se acercaba a mí lentamente mientras me llamaba. Su cara era la misma de siempre, solo que ahora algo de angustia se reflejaba en  sus ojos claros. Luego de que acorto la distancia, todo se volvía confuso y su rostro se empañaba hasta verse borroso. Su voz se distorsionaba a otra totalmente distinta, y alguien tomaba su lugar. 

Le pedí a quien fuese que seguía acercándose, que se detuviera,  que parara. Pero no lo hacía y no supe que hacer para detener la marcha de lo que estaba frente a mí.  Como si aquella fuerza se mantuviera a mi alcance, pude detenerlo, haciéndolo volar por el aire.

Cada que revivía esta pesadilla, mi cuerpo temblaba descontroladamente y mis latidos se volvían hasta mis orejas. Exaltado hasta la punta de mis pies. Preguntándome por qué este sueño se repetía tan constantemente.

El segundo eran hombres de la Justicia. Vestidos con sus uniformes grises y apuntándome con sus grandes armas. De un momento a otro, les estallaban las cabezas ante mí. No pude entender que era lo que me causaba tanta conmoción.

Constantemente añoraba saber sobre el paradero de Agnes. Si en realidad todo el truco que Russell utilizo para sacarme de quicio, fuera falso. Que estuviera lejos de aquí. Que me arrepentía continuamente de haber permitido que volviera a este lugar. 

Solo de recordar como el bastardo intento matarla, la sangre me hierve de rabia. Y no solo esta vez, si no, hace tres años atrás. 

(Flashback)

-Él estará aquí. Él prometió venir. – le escuche decir a John. Me mantenía en la penumbra del callejón, decidiendo si plantarme frente a ella. 

Después de la última vez que la había visto, hace casi dos meses, cuando le había dejado en claro que no me interesaba. Cuando ella me confirmo que no lucharía si el que estaba rindiéndose era yo. 

Se veía preciosa. El cabello le había crecido hasta sus costillas, la piel clara resplandecía aun siendo de noche, los ojos serenos se mantenían impasibles y calculadores, y después de haber salido hace ya tiempo de la Fortaleza, había ganado algo de peso y se mantenía fuerte. 

-Él no vendrá John. La última vez me lo dejo muy en claro. – contesto fríamente. 

Trague saliva por el nerviosismo que me causaba volver a plantarme frente a ella y hablar sobre mi idea del oblivion. 

Cuando se lo había dicho la primera vez, sus ojos casi se salían de sus orbitas. Incluso a pesar de pelear constantemente, esa había sido la pelea más catastrófica que habíamos llegado a tener. Ni siquiera me dejo explicarle el plan, ya que se negó rotundamente y no hablamos como por una semana. 

-Agnes, necesito que lo escuches. Sabes que Tyler ha hecho mucho por ti. A su modo, claro. Eso no quiere decir que no... - pero ella lo interrumpió antes de terminar.

-No, John. Esto es una pérdida de... - no pude resistir más y salí de mi escondite. Estaba consciente de que me detestaba en estos momentos, pero necesitaba que me escuchara.

-¡Hola! – me patee mentalmente por lo idiota que había sonado. Luego de ver su rostro perplejo, mire a John y lo salude con un asentamiento. – ¡John!

-Tyler, me alegra verte de nuevo. ¿Cuánto tiempo? - no tuve que decir nada más, el entendió el gesto. - Tengo un asunto. Regresare en un momento.

-Estas preciosa. – pude decir cuando estuvimos a solas. Sentía que la boca se me secaba con rapidez, así que trague saliva nerviosamente. Pude notar el leve rubor en sus mejillas aunque mantuviera su rostro firme.

-¿Qué es lo que quieres, Tyler? – contrataco sin más.

-Siempre al punto ¿Eh? – agregue con sarcasmo intentando ablandar un poco las cosas, pero por parte de ella, no pareció afectarle. Todo mi cuerpo parecía como si estuviera a punto de colapsar ante su escrutadora mirada de disgusto. – Vengo a pedirte que aceptes mi propuesta.

-Ya te dije que eso jamás va a suceder. ¡¿No lo entiendes?! – respondió con molestia y se cruzó de brazos. Eso de intimidar no era lo suyo, con esa cara angelical no podría ahuyentar ni a un ratón, pensé.

-Quiero protegerte. Si no me dejas hacerlo, no me dejas más alternativas. – agregue más decidido.

-¡¿Protegerme?! ¡Me dejaste, Tyler! – dijo ella con el dolor en su voz. - Si hubieras querido protegerme, seguirías conmigo, intentando solucionar este lio en vez de huir de mí.

No pude evitar apretar la mandíbula. Ella tenía razón después de todo. Pero dañarla era mi peor pesadilla, lo cual me daba la fuerza para poder mantenerme lejos cada día.

-Sabes que corres peligro a mi lado. No es seguro... - dije, a lo que ella me silencio inmediatamente antes de darle mi discurso.

-Corro peligro desde que tengo memoria. Ninguno de los dos decidió esto. ¿Por qué tienes que seguir persiguiéndome con esa absurda idea? Lamentablemente soy así, no lo pedí, pero lo acepto. – contrataco enfurecida.  – Y no tengo miedo. No me importa que algún día me encuentren, porque lo afrontare. Soy fuerte, hare lo necesario para mantenerme con vida. Y si de verdad te importo, entonces deja tomar mis propias decisiones y déjame...

Puedo asegurar que había escuchado sus primeras palabras clara y concisamente, pero al final sus labios me habían atrapado tanto que me quede mirando sus movimientos.  Sabía que estaba molesta, que no la haría cambiar de parecer por el momento por la forma en la que los fruncía, que tendría que intentar de alguna otra manera para que entendiera mi punto, pero sin embargo, ahora lo más que deseaba era abrazarla, besarla hasta el cansancio y disfrutar de ello.

Fue entonces que mi cuerpo reacciono en automático y, sin siquiera pedir su consentimiento, me acerque a ella. En segundos ya la tenía entre mis brazos y había estampado mis labios contra los suyos. No hubo resistencia por su parte.

Pude haber dejado que terminara de explicarme su punto, que me recordara el que si no seguíamos juntos, era por mi estúpido miedo, que si solo tuviera la fuerza suficiente como para creer en mí y luchar, no estaríamos pasando por todo esto.

Podría haberse incluso negado a verme, rechazar mi invitación, pero no, aquí estaba, intentando hacerme razonar, hacerme creer en que ese monstro que fui, no volverá a poseerme.

Al final, tal parece que al igual que yo, lo necesitaba, pues su boca recibía mis caricias.

Después de haberla dejado aquella vez en el bosque, debajo de ese roble, me había pasado el resto del día caminando en una sola dirección, meditando mis acciones, mis palabras, mi cobardía, y solo podía sentirme vacío.

Me pregunte un millón de veces  porque parecía que mi alma no estuviese conmigo, como si hubiera emigrado a algún lugar y dejado solo mi cuerpo. Abandonado a mi suerte. Como si el caminar fuera la única operación que podía realizar ahora.

Entonces fue cuando después de dos días sin comer, dormir, o alguna necesidad básica, todo se hubiera vuelto muy claro. La amaba.

-No tienes idea de cuánto te necesito. – susurre entre besos. Abrí los ojos para que pudiera ver que era sincero, que mis palabras no solo eran huecas.

Ella abrió los ojos lentamente. Parecían confundidos. Sus mejillas se sonrojaron tanto que el calor podía percibirlo con solo mantener mi frente junto a la suya. Y de pronto, su vista se cristalizo por completo, dejando así que sus estanques claros se desahogaran.

Verle llorar no era raro, casi siempre la había visto hacerlo. Recuerdo aquella primera puesta de sol que habíamos presenciado juntos, sentados a la luz del alba que estaba por esconderse, mirando fijamente cada movimiento de la huida del sol.

No había podido evitar darle un vistazo a su perfil bañado de luz, como si le brillara el rostro de una forma antinatural, como si su piel reflejara la belleza en aquella tarde. Y después, vi caer lágrimas de sus ojos que se mantenían atentos, deseando no perder ni un solo detalle.

Pase mis dedos por sus pómulos, despojándole así de la humedad de sus mejillas. En mi cabeza rondaba y rondaba aquella frase tan simple y a la vez tan importante. Como si a pesar de tanto tiempo de meditarla, no estuviera lista para decirse en voz alta, pero en mi garganta algo picaba, como si no pudiera mantenerse guardada ni un segundo más.

-¡Te amo! –  solté tan bajo que apenas y escuche mi propia voz. Su frente se apilo de aquella manera tan sutil.

-¿Qué? ¿Qué dijiste? – pregunto como si no entendiera lo que había dicho.

-¡Te amo! – repetí más alto. Su boca se abrió un poco y se quedó momentáneamente pasmada.

Cuando lo dije, de pronto sentí como si toda la inquietud en mi interior se hubiera liberado de alguna manera. Ya no había nada que esconder, mis cartas ya estaban expuestas sobre la mesa, ahora ella era la que tenía la última palabra.

Todo mi cuerpo era una masa temblorosa. A pesar de haberme soltado un poco, estaba nervioso, esperando su respuesta, si quiera su reacción, que no llegaba.

Un minuto después se había arrojado a mis brazos y me abrazo tan fuerte que pensé que no me soltaría. No tuve que pedir explicación alguna, aquello había bastado para hacerme entender que me aceptaba, o más bien, aceptaba mis sentimientos.

Coloco su cabeza en mi pecho, manteniéndose adherida a mí lo que fuera posible, haciendo que el tiempo se mantuviera liviano y confortante en nuestro pequeño mundo.

No sabía si me amaba, pero tampoco deseaba forzarla a decírmelo, algún día llegaría el momento, solo que por ahora, el silencio era su aceptación.

-La llevas. – dijo mientras jugueteaba con la placa en mi pecho.

Había olvidado por un momento que después de dos días vagando y darme cuenta de mi error, había regresado al mismo lugar, creyendo que la encontraría ahí, pero sin embargo, ella ya no estaba. Inesperablemente la cadena se mantenía balanceándose en una de las ramas del roble que había sido nuestro compañero por mucho tiempo.

-¡Que no te quepa la menor duda!. – concluí. Ella alzo la vista y sonrió con pesar.

-¿Sabes? Sé que eso es lo único que tengo que me relaciona con mi madre, pero lo he asociado tanto contigo, que no tuve el valor de llevármelo. – dijo Agnes regresando su cabeza a mi pecho.

-¿Por qué? – pregunte intrigado. No logrando entenderlo.

-Porque son los único a los que les permitiría regresar a mi vida una y mil veces, aun después de haberme dejado.

Se me corto la respiración. Escuchar aquello no me hacía sentir mejor, ni peor, solo que no me cabía en la cabeza la importancia que me había dado al relacionarme de esa forma con su madre. Sé que no la recordaba, pero algo me decía que aquella foto en su expediente, le habían avivado tal vez alguno que otro sentimiento. Y ahora, yo mantenía algún tipo de lazo con aquella mujer que le había dado la vida.

-Agnes, yo... - iba a decir, pero ella negó y fijo la vista a mis ojos.

-Descuida, sé que no es lo que esperabas escuchar, pero así es. Aquella mañana deseaba tanto que regresaras, que me quede esperando el resto del día en ese mismo lugar. Después de eso, di por hecho de que tu decisión era real y que no necesitabas de mí, como yo lo hacía. Tuve que seguir, pero no podía cargar con ella, me era imposible no sentir que te pertenecía a ti.

-¿Por qué piensas que me pertenece? Es de tu madre. – pregunte confundido.

-Porque es el único recuerdo importante que tengo de mi vida. – finalizo mientras miraba la placa de una manera nostálgica.

Aquello me hacía sentir un idiota, pero a la vez también me sentía completo. No me había dicho que me amaba, pero todo esto bastaba para confirmarme mis dudas.

La estreche contra mi pecho nuevamente y bese su cabeza múltiples ocasiones.

-Me di cuenta demasiado tarde de la tontería que había hecho. – dije con pesar mientras soltaba un suspiro cansado.

-Y regresaste entonces. – completo ella.

-Pensé que podría encontrarte, pero que quería después de haberte dicho aquello. – agregue con amargura al recordar mis últimas palabras.

-Pero ahora todo está bien, ¿No? – pregunto ella.

-Lo está. – luego, una idea corrió por mi cabeza esa noche. – Grabare nuestros nombres en ella. Sera mi promesa para contigo, mi juramento a que no volveré a dejarte. Pase lo que pase, estaré ahí siempre.

Y con esas palabras, ella suspiro aliviada y pude ver su sonrisa reflejada en el rostro. Todo parecía mejor. El destino sellaba nuestras vidas de una manera u otra. Ella era el mío y yo era el de ella. Sí marcar nuestros nombres en esta placa mantenía vivo mi juramento, entonces esto sería una prueba de mi eterno amor.

Continue Reading

You'll Also Like

DFDBCB By Debby 🌺

General Fiction

154K 20.8K 146
Chu Li es una beta de bajo nivel sin feromonas, pero su prometido es el único alfa de nivel 3S en el imperio, Lu Jin. Como resultado, Chu Li se convi...
22.5K 1.6K 37
Esta historia pasa en el mundo de hh (hazbin hotel) pero Alastor no es aroace, solo asexual. La historia es después de la batalla contra Adam.
533K 62.2K 15
Harry había pasado por varias injusticias a lo largo de su vida. Había perdido y amado; preguntado y respondido. Pero aquella vez, cuando sabiendo qu...
366K 15.1K 46
Elia morirá durante el solsticio de invierno, pero antes debe descubrir quién es en realidad. ** Todo...