El destino de una princesa

بواسطة NicoleSLHerrera

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Eleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es l... المزيد

Antes de empezar...
Capítulo 0
Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Feliz navidad
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capitulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Notita de mí para ustedes❤
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Notita✨
Capítulo 79

Capítulo 5

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بواسطة NicoleSLHerrera

Sus párpados estaban cerrados y respiraba con tranquilidad.

La nodriza le miraba con tristeza, le recordaba a su hijo, cuando era así de pequeño, él ahora ya tenía casi cinco años, pero ella podía recordar perfectamente sus primeros meses de vida, fue del mismo tamaño que la princesa.

En el segundo que una lágrima cayó por sus ojos se alejó de la cuna, ya había sido advertida, ella no debía encariñarse con la niña.

— Ella solo es una herramienta para que la joven señorita escale al trono imperial.

Repitió monótona, justo como su novio le dijo, pues esa era la frase que debía grabarse para poder soportar y olvidar los sentimientos de "madre" que nacían cada que sostenía a la dulce princesa entre sus brazos.

— Solo una herramienta.

Susurro antes de salir de la pieza, pues aún tenía mucho trabajo que hacer.

La pequeña se removió.

Lo único que sus ojos captaban era una profunda obscuridad.

— Tus enemigos ya están listos. No falta mucho para que te hagan caer.

Era esa voz, hablo tan de repente en los sueños de Fiama que la niña solo se removió.

“¿Quién eres?...”

— Eso no es importante por el momento princesa. Deberías estar pensando en cómo salir de los problemas que marcarán tu vida.

Era suave, pero estricta. Fiama no sabía de quién se trataba, aún así lo resolvería después, esa persona tenía razón, tenía que averiguar cómo hacer para deshacerse de aquel aprendiz que pretendía hacerle tanto daño.

“No puedo ni moverme a voluntad. ¿Qué debo hacer?”

— Recuerda lo que sucedió cuando fuiste atacada. Debes despertar tus poderes o sin duda morirás ante ellos.

“Planean usar magia negra en mi, tengo entendido que la única magia que puede enfrentar algo así, es la magia blanca”

Recordó que en el libro se le explicó a Arabella como funcionaban tanto las magias principales, como las secundarias.

— La magia blanca puede enfrentarla.

Respondió de acuerdo al comentario de la niña.

— Pero no puede destruirla.

“¿A qué te refieres?” Fiama estaba confundida.

— La magia blanca la puede desaparecer, pero siempre quedan rastros que siguen en el ambiente. Tú, que has sido enviada por el ser infinito eres mayor a esa fuerza.

“No lo entiendo. ¿Podrías ser más clara?”

— Has sido bendecida con la magia que destruye magias. Debes dejar que fluya por todo tu cuerpo y alma. Si fallas, ellos sellaran tus poderes y podrán hacerse con lo que no les pertenece. La única persona de la que puedes depender, es de ti misma.

La voz dejo de ser tan clara, comenzaba a desaparecer.

“¿Que sucede?” pregunto Fiama, al oír el sonido distorsionado.

— No puedo permanecer demasiado tiempo en el mundo terrenal. No podré volver a hablar contigo en mucho tiempo. Tendrás que guiarte por ti misma.

Aquella a quien le pertenece esa voz se sintió apenada por no ser de más ayuda.

— El Supremo es muy estricto con sus órdenes, no puedo quedarme más.

“No puedes irte. Aún no sé cómo hacer para que mi poder fluya por todo mi ser”.

— Eso debes averiguarlo por ti misma, el dios Darrash, desea ver qué tan digna eres.

“¿Digna?”

— Así es.

“Digna... Ese maldito me envía aquí, siendo solo un bebé espera que me pueda proteger sola y que haga del imperio un lugar próspero... ¡¿Que carajos le pasa a ese maldito dios?!... ¡¿Acaso es estúpido?!”

— ¿Perdona?

Fue una sorpresa para la dueña de la voz escuchar como la niña hablaba del ser Supremo, esperaba una reacción más sumisa de su parte y resultó ser todo lo contrario.

— El Infinito se puede molestar si te escuchá.

“Me vale tres hectáreas de cacahuates. ¿Cómo espera ese estúpido dios que cumpla con sus requisitos si yo muero? Pero no, ¿Como va a pensar? la única que sale perjudicada aquí, SOY YO”.

Una risa se oyó. La mujer que hablaba con ella comenzó a reír. Por primera vez en siglos, escuchaba algo semejante. Se dió cuenta de lo parecidas que eran y eso le transmitió cierta nostalgia.

— Lograrás tu objetivo. No dudes en que volverás a escucharme y la próxima vez, te diré todo lo que quieras saber. Hasta entonces, no te rindas.

Termino como un eco y finalmente las palabras quedaron en el aire. Fiama entendió que la presencia había desaparecido.

“Te mostraré... Maldito dios... ¡Te mostraré que tan digna soy y luego golpearé tu estúpida cara!”

En una dimensión llena de luces y colores, con una extensión infinita. Millones de bolas de humo blancas flotaban a su alrededor sin tener conciencia de quienes fueron o lo que hicieron.

Solo una pequeña se acercó y tomo forma, la única que lograba hacer eso, la única que sabía quién era.

— Estoy segura de que escuchaste nuestra conversación.

Ella miro hacia arriba, la figura de esa persona era como una enorme estatua, solo que el estaba vivo, aunque también se podía decir que estaba muerto. Era todo y era nada.

— Lo hice.

— ¿Que piensas? — la joven dió un salto terminando en el apoyabrazos del trono dónde esté ser celestial se acomodaba. La muchacha se sentó y dejo sus piernas colgar en el borde.

La gran personalidad miró la pequeña figura que le hablaba con familiaridad. Los ojos rasgados de la niña siempre le daban ese toque agresivo y misterioso que desde el principio le agrado, de un color violeta, como si quisieran ocultar un secreto. Con labios de un rosa claro y piel tan blanca como la leche. Un cabello largo que llegaba por debajo de su cintura. La niña estaba cubierta de una túnica blanca que parecía fundirse con su piel. Una belleza sin igual.

— Creo que ella es... bastante única.

Su voz gruesa hacia retumbar los cielos, pero así mismo era muy agradable, la más bella melodía que existía en el universo. Era el ser más perfecto. En sus ojos se podían ver los colores de una aurora boreal con una belleza sin igual, en ellos se podían encontrar los secretos del universo y hasta las galaxias parecían cruzar por ellos. Desde donde el estaba, podía ver y oír todo.

— Es justo quien esperaba que fuera — comento la mujer con una sonrisa — Además, es la primera persona que se queja por las decisiones de su dios.

— Debe aceptar lo que le toca — contesto restándole importancia — No puedo ceder ante cualquier capricho de los seres terrenales. Cuando los cree, los hice autosuficientes, no puedo intervenir siempre que quieran.

— No es un capricho cuando tú vida está en juego — refutó ella con enojo.

— Le di una segunda oportunidad.

— Ella no necesitaba una segunda oportunidad y lo sabes — dijo a forma de regaño — Su vida siempre perteneció aquí. Desde que se separó de ti y de-

— No sigas — le cortó alzando la mano  en su dirección — Ese fue un accidente aislado. Hace mucho tiempo que ella se convirtió en un alma errante.

— Dejo de serlo cuando encontró un cuerpo al cual acoplarse en su vida anterior.

— Incluso con todo lo que pasó no intervendré. Ya no tengo ese derecho.

— ¿Aún cuando la buscaste por milenios?

— Así es.

— Él también la busca y no dudo en que la haya encontrado ya — la joven resopló y cruzo sus brazos con cansancio — Si la absorbe será un caos. ¿No harás nada si eso sucede?

— Cuando los separe de mi, se convirtieron en un individuo aparte. Deben tomar sus propias decisiones.

— Si, pero-

— Basta, ya no hablaré más de este asunto — sentenció con dureza.

— Solo diré una cosa más — sus ojos le miraron con cierta severidad — Recuerda que ella es tu hija.

Ella supo que no podía insistir, se levantó de dónde estaba, dió unos pasos y salto, para terminar desapareciendo de la vista del ser divino.

— Deberías saber que todos fueron mi creación, todos son mis hijos — susurro cansado — Y aún así... ellos dos siguen siendo especiales.

***

Los días fueron pasando.

Con los "consejos" que consiguió de la extraña voz empezó a concentrar su conciencia en lo que debía hacer.

Mientras más viajaba por las profundidades de su alma empezó a sentir un calor, siempre que estaba cerca de encontrar de dónde provenía alguien la despertaba o se despertaba sola. Pero estaba segura de que si llegaba a ese calor podría obtener lo que quería.

Nuevamente navegaba en si misma cuando lo vio.

“¿Será... qué esto es...?”

Se acercó y un calor abrasador la rodeo al instante, pero podía sentirlo agradable. Una llama se alzaba imponente ante sus ojos. Tuvo una sensación de ansiedad, no sabía porque, sentía que debía tocarlo. Acerco una de sus manos y cuando estuvo por tocarlo algo sucedió. De pronto, una presión agresiva en su pecho la atacó, así mismo el aire comenzó a faltarle y un repentino dolor de cabeza golpeaba sus sienes con furia, ahogandola en dolor. Con su visión borrosa, apenas y pudo ver cómo frente a la llama comenzaba a dibujarse un círculo negro con detalles de color rojo, letras incomprensibles y símbolos extraños.

Sus párpados se abrieron de golpe, pero eso no quitó el malestar que se apoderó de su cuerpo. Busco con su visión la causa de su mal y dió con el hombre que no había aparecido desde hace muchos días. El aprendiz pronunciaba un cantico inentendible que azotaba contra sus tiernos oídos como si le gritaran cientos de voces en un fuerte desespero. Sus instintos afloraron y los gritos surgieron de su garganta, de forma tan desgarradora que era desagradable a los oídos de los demás, como esas voces. Su cuerpo estaba aprisionado por una extraña fuerza que impidió cualquier movimiento de sus extremidades.

En una esquina, la sirvienta que se encargó de cuidarla tantos días lloraba de impotencia, le asustaba escuchar como gritaba la pequeña bebé. Además que tenía una visión perfecta de como un viento negro salía de la mano del aprendiz con dirección a la princesa, este se sumergía en sus pequeños pies y ascendía por el cuerpo de la niña como las raíces de un árbol.

“¡¡¡DUELE, MALDICIÓN... ESTO DUELE MUCHO!!!” gritaba su mente “¡¡AYUDA. POR FAVOR, QUE ALGUIEN ME AYUDE!!... DUELE...”.

Parecía que en cualquier momento caería en la inconsciencia o incluso como si fuera a morir.

“No... No quiero... Tengo miedo...”

Y que sí ya había muerto una vez, no estaba preparada para que eso volviera a suceder.

Aún entre esos pensamientos, se dió cuenta de que nadie vendría, nadie la salvaría aún si pudiese hablar, ella no era nada en ese mundo.

El círculo mágico estaba por completarse y así mismo, se concretaría el cometido de la princesa Irina, la madre de Arabella.

“Has sido bendecida con la magia que destruye magias”.

La voz de la extraña sonó en su mente, el recuerdo surgió de entre muchos.

“La única persona de la que puedes depender, es de ti misma”.

“No dudes en que volverás a escucharme y la próxima vez, te diré todo lo que quieras saber”

“Hasta entonces, no te rindas”

La sirvienta se asustó cuando la pequeña dejo de gritar, pues tal vez ese hechizo fue más difícil de aguantar de lo que pensó y ella podría haber muerto. Le asustó saber que podía ser cómplice de asesinato.

Volvió a concentrarse y se hundió en las profundidades de su alma. Cómo pudo llegó al lugar donde se supone que estaba esas flamas doradas y potentes. Pero cuando llegó solo estaba un círculo mágico apunto de concretarse y las llamas inmensas de antes, pasaron a ser solo una diminuta bola de fuego, como del tamaño que se creaba al encender un fósforo.

Acerco sus dedos y cuando rozó el círculo mágico una descarga eléctrica paso por todo su cuerpo, asustandola.

La fatiga se acrecentaba, si no hacia algo pronto todo habría acabado.

«Puedes morir si sigues asi»

La voz, como la de una niño pequeño acaparó su atención.

“¿Quien eres?”

«Estoy frente a ti justo ahora»

“Eres... ¿la pequeña bola de fuego?...”

Ella lo miro confundida y extrañada, no había nada más que pudiera estarle hablando, el fuego no habla, de eso estaba segura y aún así, la voz infantil no podía provenir de otra cosa.

«Asi es, soy yo quien te habla. Soy esa que se extinguió hace tantos años y que ha vuelto a surgir en tu cuerpo. Soy aquella que ha vivido desde los tiempos de la creación. Soy quien-»

“Si, okey, ya entendí” le cortó la niña con cansancio “¿Por qué mejor no me ayudas a deshacerme de esta cosa?”

«¿Acabas de interrumpir a una de las fuerzas más grandes y antiguas del universo?»

“Lo hice. Ahora, ayúdame a deshacerme de esta cosa o no solo seré yo quien pierda”

La risa infantil resonó, como si estuviera escuchando el chiste más divertido del mundo «Tendremos que hablar muy seriamente después, usuaria» comento.

“Bien, ahora ayúdame”

«Puedo destruir esto, pero es posible que mi poder se descontrolé» explicó con cautela, esperando que su usuaria dudará de hacerlo.

“No importa, solo hazlo”

El toque de determinación o cualquier cosa que fuera le sorprendió, ya había pasado mucho desde que alguien se le dirigía tan irrespetuosamente al hablar.

«Pon tú mano sobre el círculo mágico»

“¿Para que?” la idea de volver a experimentar esa corriente eléctrica no le gustó nada.

«Necesito estar conectado con mi usuario cuando toque el círculo, no te preocupes, haré todo lo posible para destruirlo rápido»

“Bien... Confiaré en ti”

«Y recuerda, no despegues tu mano sin importar cuánto duela, debemos acercarnos al mismo tiempo para que esto funcione o si no el sello no se romperá»

Fiama asintió y sin dudar coloco su mano sobre la figura plana y el dolor que sentía aumento cien veces, tuvo que tomar toda la voluntad del mundo para no separar su mano de la figura. Así mismo, la pequeña bola de fuego se apego al centro.

La llama comenzó a extenderse entre las líneas que formaban el sello, como si devorará el hechizo. Pronto el sonido de un vidrio al quebrarse llamo la atención de Fiama que vio como el círculo mágico no solo se rompía, sino que también desaparecía en unas cenizas negras.

Y como un mounstro el fuego salió en una explosión envolviendo el cuerpo de su usuaria.

Kay estaba en una reunión con el comandante de su ejército, cuando se escuchó un fuerte estruendo que hasta sacudió la tierra.

— ¡Majestad! — el grito de un guardia que corría en su dirección resonó en la gran sala.

— ¿Cuál es el problema? — dijo desinteresado, como si el pequeño temblor que habían sentido hacía unos segundos, no lo hubiera afectado.

— Es la princesa, a desatado sus poderes y provocó un incendio que está consumiendo el ala este del castillo.

Kay se levantó con su elegancia usual, llevo a su comandante y se dirigió al lugar donde estaba sucediendo el siniestro.

Para cuándo llegó habían varios magos, incluído Herminio, el mago principal de su castillo. El viejo tenía extendidas las manos en dirección al fuego que golpeaba con fuerza el escudo que pusieron los magos para impedir su avance.

— Hablame Herminio.

— Ma-majestad — dijo el viejo con dificultad — El poder que ha liberado la princesa es demasiado — miro de reojo a su emperador. Hasta el sudor comenzaba a resbalar por su piel — Me temo que solo puedo retenerlo.

— ¿Cuánto tiempo queda antes de que el escudo se rompa?

— Dos minutos como máximo.

— Es suficiente con eso.

El emperador se cubrió con magia de protección e ingreso en el escudo.

— ¿Que es lo que hará, majestad?

Kay no respondió, se adentro en el escudo y de inmediato fue atacado por las agresivas llamas, él ni se inmutó. Comenzó su caminata hacia la habitación donde encontró a la niña la última vez.

El centro donde se inició el fuego era un caos, todo estaba convertido en cenizas y las llamas volaban descontroladas.

— Pequeña bestia — susurro cuando fue capaz de visualizarla.

Dió unos cuantos pasos hasta que quedó frente a la niña, la miro sin expresión alguna. Ella estaba a su altura, flotando en una cálida bola de fuego, sus ojos estaban cerrados y respiraba con tranquilidad, como si nada estuviera pasando.

— ¿Como puedes serme útil, si te dejas controlar tan fácilmente por tu magia?

“Esa voz...”

Por primera vez, desde que su magia se libero volvió a tener conciencia. No estaba segura de porque, pero se sintió absorbida por el fuego y después no supo más.

Al abrir sus ojos, se encontró con una de las personas que menos pensó que estaría allí.

Ambos conectaron su mirada.

Kay notó que el iris de los ojos de la niña habían cambiado de color, ahora eran como de un rojo con reflejos dorados. Y solo sucedía cuando alguien de la familia imperial despertaba al espíritu que vive en cada magia, claro que después sus ojos cambiarían a su color original.

El emperador elevó su mano hacia ella y una luz apareció en la palma de su mano, con cuidado tocó el centro del cuerpo de la niña, dijo con firmeza "Akuą dïloçk sėrhàtū" y de pronto las flamas se detuvieron como si se pusiera en pausa una película, para en segundos desaparecer. Fiama estaba confundida, pues tan pronto el fuego se detuvo Kay la tomo en sus brazos.

Tan solo Fiama sintió que su poder se desvanecía se sintió cansada y todo le dolía. Ardía en fiebre y todo en su cuerpo parecía estar mal.

No se digno en volver a mirarla. Camino por el mismo lugar de donde había venido.

— Majestad — Herminio se acercaba a su emperador con una expresión preocupada — ¿Se encuentra bien?

— Si — dijo — Llévate a la niña. Encárgate de que un doctor la revisé — la entrego y luego sacudió sus manos como si fuera la peste misma — Mañana llévala a mi habitación — miro de reojo hacia atrás — Y dile a Mikhe que haga un informe y lo presente después.

— E-entiendo majestad — contesto el hombre algo inseguro, hizo una leve reverencia y observó a su emperador alejarse.

Cuando Kay llegó a su habitación se sintió agotado, aunque pareciera que no se había esforzado o que utilizo un mínimo de su poder, tuvo que usar muchísima magia para poder mantenerse en pie contra ese fuego, además de que había puesto un sello de agua en el cuerpo de la niña, duraría lo suficiente como para que las llamas dentro de la niña se apaciguarán. Ese mismo sello ahora lo tenía conectado a la pequeña, en cuerpo. El hombre se retorcía al sentir el dolor de una corriente eléctrica corriendo por todo su cuerpo y la fiebre azotaba su cabeza sin piedad. Todo eso era lo que sentía Fiama, pero en una cantidad mínima, pues Kay había decidido absorber la mayoría del mal para si mismo.

— ¿Que maldito se atrevió a usar magia negra en esa niña? — se preguntó con enojo. La magia negra es la única que podía causar una reacción tan fuerte en otros poderes — Soy el único que puede decidir sobre su vida y su muerte — apretó la mandíbula. La rabia corría por su cuerpo, el siempre fue alguien a quien no le gustaba que tocaran sus cosas, todo lo que le pertenecía era solamente suyo, la molestia por saber que habían intentado controlar algo de su propiedad se acrecentó — Esto no va a volver a pasar — aseguro.

No pasó mucho hasta que unos golpes en la puerta resonaron en la habitación.

— Su majestad, soy Mikhe.

— Entra — el emperador tomo asiento en el borde de su cama.

Al ver el estado de su emperador el hombre se asustó. Estaba muy pálido y unas ojeras muy marcadas adornaban su rostro, haciéndolo parecer un cadáver andante.

— Señor ¿Quiere que llame al médico imperial? — la preocupación era palpable, el imperio dependía de ese hombre que no parecía estar en buen estado y si él pilar de Intravella caía, todo caía con él.

— Hazlo después — comento el hombre restándole importancia — Primero dame el informe de la situación.

— Si su majestad — respondió el caballero en una reverencia y con la mano en su pecho, volvió a ponerse recto y hablo: — Murieron trece personas en el ala este, tenemos cinco empleados heridos y la estructura se vio bastante afectada por el fuego.

— Haz que identifiquen los cuerpos y les den un entierro digno.

— Si señor.

— ¿Algo más?

— Habían dos cuerpos carbonizados en la habitación de la princesa. Asumimos que son el aprendiz del mago Herminio y la nodriza que la cuidaba.

Kay lo miro con seriedad.

— ¿No encontraron nada en los dos cuerpos que estaban en la habitación con la niña? — Kay sabía que su teoría era cierta, pero se debía a qué el absorbió los restos que quedaron en el cuerpo de Fiama. Se le hizo extraño saber que no había nada en el aire del cuarto y mucho menos del aprendiz, que seguramente era el causante de esa liberación de poder que tuvo la niña.

— No su majestad — respondió el hombre extrañado.

— Bien, puedes retirarte.

— Si majestad.

— Ese niño no pudo planear esto solo — comento para si mismo cuando el comandante salió — Alguien más tuvo que planear esto — Kay sintió nuevamente la fatiga corriendo por todo su ser. Se recostó despacio y dejo que sus párpados se cerrarán, ese día lo agotó más de lo imaginado. Solo pudo dejarse llevar por el cansancio.

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