Solo tú

By pia_morgado

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Jake y Ary son amigos de la infancia. Siempre juntos en toda circunstancia. Comparten secretos y los recuerdo... More

Solo tú.
Cuatro años atrás.
tres años después.
Uno
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
Catorce.
Quince.
Dieciséis.
Diecisiete
Nota autora
Dieciocho.
Diecinueve.
Veinte.
Veintiuno.
Veintidós.
Veintitrés.
Epílogo.
Ary Stacy.
Agradecimientos.
Nota :D
Booktrailer©
Después de tanto tiempo.

Siete.

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By pia_morgado

Ary.

–¿Qué harás, exactamente? –me pregunta Christy desde su ventana que está justo frente a mi balcón.

–¿Con el regalo?

Hoy es viernes, el cumpleaños de mi hermano. Y no he visto a Jake desde el miércoles en la noche, que juro por Dios, no sé en qué minuto se fue, ni tampoco cómo fue que terminé durmiendo en mi habitación.

–No con el regalo, boba. Con Jake.

–¿Qué pasa con Jake? –inquiero haciéndome la tonta mientras me pongo el zapato que me falta.

–Has estado volando desde el día en que llegó –dice saltando hábilmente desde su ventana a la mía.

–Eso no es cierto, Christy. Solo he estado pensando las cosas del consejo. Es mucho trabajo ¿sabes? Más aun con la fiesta que debo planificar para la próxima semana de aniversario de EAS. Es un trabajo difícil tomando en cuenta que somos casi seiscientos alumnos en el instituto.

–Sí, lo sé. Pero no es el trabajo lo que te tiene en las nubes. Es Jake.

–Christy, por favor, solo somos amigos.

–Sí seguro, solo amigos. Pero resulta que se miran a los ojos y es como si vieran el cielo mismo en ellos, Ary. Son patéticos.

–Escucha Christy –me paro frente ella con las manos en las caderas–. Jake es mi amigo…más que mi amigo es como mi hermano ¿Tú podrías estar con tu hermano?

–Es que resulta que no es tu hermano, Ary. Y te gusta.

–No me…

–Sí te gusta, Ary, por favor no te mientas a ti misma.

Los ojos marrones de Christy me miran con profundidad, con ese tipo de sima que dice todo lo que sé pero no quiero reconocer ante nadie, ni si quiera ante mi misma.

Niego con la cabeza. Tratando de convencerme que las cosas no pueden ser de otra manera.

Salvo que quiera perder nuestra amistad.

Y por supuesto, esa no es ni de lejos una opción.

–Creo que únicamente el tiempo va a demostrarte lo que pasará, solo te advierto, Ary, que nadie espera para siempre.

Salgo de mi casa con el ánimo enterrado bajo tierra. No sé lo que quiero, aunque sí sé bien lo que mi corazón desea. Pero no me atrevo, no quiero dar el primer paso, no quiero que luego las cosas se derrumben.

Por primera vez no hablo con Christy en toda una clase, finjo prestar atención, porque ni siquiera eso soy capaz de hacer. No puedo entender lo que el Señor Sanders está diciendo.

Para la hora de almuerzo estoy mucho mejor, y eso se debe a que he evitado pensar en todo lo que sea relacionado a Jake, como por ejemplo todas las actividades que tengo planeadas para este aniversario.

Sin embargo cuando veo a Jake aparecer en la puerta de la cafetería con Josh, y todos mis pensamientos extras para olvidarlo quedan en el fondo de un abismo imposibles de rescatar en este momento.

–Buenos días, presidenta –saluda Josh–. Espero con ansias conocer tu problema existencial esta noche.

Christy ríe a carcajadas, y el resto de la mesa no parece entender nuestro chiste personal que se reduce básicamente a un mocoso de seis años.

–Pues más te vale tenerle al menos una pelota del equipo a mi problema existencial, Josh. Si no ya conocerás como es el pequeño Stacy.

Tengo miedo de mirar a Jake, como si al mirarlo fuese a descubrir los sentimientos que tengo por él. De modo que evito su mirada tanto como evito mis propios sentimientos.

–Oye dulzura. –La voz empalagosa de Kent susurra en mi oído reteniéndome al respaldo de mi asiento– Qué harás mañana por la noche.

Me encojo de hombros y esta vez no evito echar un vistazo a Jake que ha dejado de comer para mirar a Kent.

–¿Quieres venir conmigo a la fiesta de Sam? Celebrará su cumpleaños.

–Kent yo…

–No me rechaces, preciosa. Todo el instituto irá y es ridículo que nuestra propia presidenta falte.

–No me han invitado.

–Sí que te han invitado, lo que sucede es que no has revisado tu teléfono.

Maldita sea, no sé qué decir. Él tiene razón sobre que no puedo faltar a las fiestas por ser la presidenta, pero tampoco tengo excusas.

–Además –musita en mi oído de forma que solo yo puedo escucharlo–. Mike está bastante molesto contigo por lo del otro día. No creo que quieras andar sola.

Mierda.

–¿Nadie te ha invitado, cierto? –esta vez su voz vuelve a la normalidad. Me siento enferma, y miro a Jake para que diga algo. Pero ya no está mirando, no dice absolutamente nada y ahora no veo las razones por las que decirle que no a Kent.

–Por supuesto –respondo con una sonrisa falsa–. Iré contigo.

–Bien, a las ocho paso a recogerte.

–Ah, no, Kent. Eso no te lo permito –Christy salta de su silla y pone su dedo en el pecho de Kent–. Mi mejor amiga se va conmigo, te parezca bien o no. Y además solo te la comparto por la primera mitad de la noche. El resto del tiempo es para las amigas. Lo chicos no pueden usar todo nuestro tiempo. Lo siento, ese el trato, lo tomas o lo dejas.

Gracias, Christy, gracias por el amor a Dios.

–Me parece bien –dice Kent y me da un beso en la mejilla–. Te veo allá entonces. En un par de horas se pueden hacer demasiadas cosas, solo procura ser puntual.

Jake.

Después de lo que viví en el almuerzo, naturalmente mi ánimo ha estado desastroso. Creo que odio a Kent tanto como también odio a Mike. Ambos me sacan de quicio de diferentes formas hasta el punto que no puedo soportarlos.

Ary saldrá con un chico.

Irá a una fiesta con un chico.

Estará horas con un imbécil mientras yo no podré hacer nada.

¿Por qué no se lo pedí antes?

¿O por qué no le dije nada cuando tuve la oportunidad?

Ella me había mirado.

Ary esperaba que yo le dijese algo.

–No sé porque estás tan deprimido pero es frustrante –Josh ha llegado a mi lado con su sonrisa fácil y gestos atractivos haciendo girar la pelota en su dedo índice demostrando a todo el mundo que es experto–. Si tanto te gusta Ary. No sé por qué demonios no vas y se lo dices.

–Cierra la boca, Josh. No me gusta Ary.

–Eres el idiota más mentiroso de la historia, Jake. Se nota a la distancia que Stacy te derrite.

Lo miro con irrevocable furia porque está diciendo lo que yo no quiero admitir de ningún modo.

–…Y no tengo ni una remota idea de por qué demonios no le dijiste a Kent que la llevarías a la fiesta tú.

–Porque no somos nada más que amigos, Josh. No sé si a Ary le gusta Kent, no sabía si ella quería ir o no conmigo…simplemente no puedo llegar e intervenir en una decisión que no es mía.

–Estás loco, Thomas. Algunos de estos días vas a ver a Ary saliendo con alguien y recién entonces lo lamentarás.

–Jódete –le digo a Josh mostrando el dedo con tanto descaro que sus ojos celestes se abren sorprendidos.

Yo no estoy para escuchar sermones que mi yo interno se ha encargado de repetir prácticamente todo el día.

–¡Hey no te enojes, Jake!

Entro a mi coche, enciendo el motor y salgo en reversa a tal velocidad que las ruedas derrapan en la acera.

Estos sentimientos me confunden. Amenazan con volverme loco.

Dos horas más tarde cuando me encuentro evidentemente más calmado aparco frente a la casa de mi mejor amiga.

Adentro hay música, todo está encendido, puedo oír los gritos de los niños, las risas y casi puedo imaginar a Ary.

Tomo la bolsa de regalo, me miro al espejo una vez más y creo que todo está más que presentable.

Mis nudillos se estampan en la puerta. Me siento emocionado y solo es el cumpleaños de un niño de seis años. Acaso no es ridículo. Pues como sea ahora tengo una evidente sonrisa en mi rostro.

–¡Has venido! –Ary abre la puerta con cautela pero en cuanto sus ojos se encuentran con los míos me da un abrazo que poco menos me deja sin aire.

–Obvio que he venido, Ary. Te dije que vendría.

Se baja de mis brazos entonces la veo bien. Lleva un vestido color menta que le sienta perfecto a su figura, su cabello cae en ondas todo suelto, se ve tan linda. La respiración se me acelera pero luego todo mi cuerpo parece detenerse cuando veo que en su pequeña muñeca lleva puesto el brazalete que le di. Está viejo pero se le ve perfectamente bien.

Bueno…aunque a Ary todo se le ve perfectamente bien.

Podría ponerse una bolsa de basura, llevar el pelo revuelto, los pies sucios y el brazalete más feo del mundo pero ella seguiría viéndose exageradamente bien porque basta que te mire a los ojos, le veas el iris azul de ellos y te sientas en el paraíso mismo.

O al menos eso es lo que me sucede a mí.

Ver sus ojos me recuerda al océano más profundo y su sonrisa…simplemente su sonrisa me hace sacar los pies del suelo.

Abre más la puerta, invitándome a pasar a un interior por completo decorado.

Un arco de globos azul y rojo se traza en todo el marco interior de la puerta. La mesa está plagada de comida, todo allí es azul y rojo, desde los platos, serpentinas y globos porque incluso José anda a tono, inicialmente no entiendo pero entonces descubro que le gusta el hombre araña porque lleva una máscara puesta.

–¡Hey, Peter Parker! –grito llamando su atención–. ¡Feliz cumpleaños, hombre araña!

José se lanza a mis brazos en cuanto me distingue, se quita la máscara y sonríe. Es un odioso pero creo que solo por el hecho de que tiene la misma sangre de Ary, eso ya me hace quererlo mucho.

–Eres todo un superhéroe –le digo al oído mientras le entrego el regalo perfecto para él. Menos mal que Ary me había dicho cuanto le gustaba el hombre araña. Aunque no sabía que podía llegar a ser tanta su obsesión– estarás todo este fin de semana jugando en el Xbox.

Es un niño muy inteligente porque creo que ha entendido mi indirecta.

–Gracias, Jake –inclina la cabeza como si pensara algo, entonces me abraza inesperadamente fuerte–. ¿Te casarás con Ary, cierto?

¿Qué?

­–¡José! –exclama Ary toda sonrojada.

–¡Quiero que Jake sea mi hermano! –grita sacándole la lengua–. Y mamá dice que cuando las personas se aman tienen que casarse. Tienes que casarte con Jake, boba.

–Ve a jugar con tus amigos, José. Ya te explicaré yo, lo que significa casarse. No hables estupideces que no sabes.

Ary parece nerviosa. No me está mirando, y la voz le tiembla un poco. Sonrío.

–Si tú hermana quiere, algún día podría casarme con ella. Ahora se feliz y ve a celebrar tus seis.

Lo dejo quedamente sobre el piso, él mira a Ary, abre la boca para decirle algo, pero termina negando con la cabeza, se vuelve a poner la máscara, le patea una de las piernas y sale corriendo mientras se ríe a carcajadas.

Vaya, es un diablo.

–No se golpea a las mujeres, estúpido mocoso –grita pero con el bullicio de la música y los niños pequeños riendo en toda la casa, apenas se escucha nada.

Sus ojos azules se encuentran con los míos, parece que le duele pero sonríe.

–Ven, quieres bebida o algo…hay dulces y…

–Está bien, Ary. No te preocupes, ya veo que hay muchas cosas para comer aquí.

Me acerca hasta la cocina donde está su madre, también está a su abuela y al verme no evita sorprenderse.

–¿Jake? –pregunta y me toma de las manos.

Saludo cordialmente a Elora, la abuela de Ary. Así como también al resto de la familia que conozco tanto como si fuese mía.

No sé por qué razón exactamente, pero creo que extrañaba mucho sentirme bien en la casa de mi mejor amiga, o mejor dicho extrañaba mucho el hecho de que me dijesen lo perfecta pareja que seríamos Ary y yo si estamos juntos algún día.

Es ridículo pero la sola idea de pensarlo me emociona demasiado.

Ary.

–Oye boba –dice José  mientras abraza el muy excesivamente grande regalo de Josh–. Todos me han dado regalos menos tú. ¿Sigues molesta por lo que  hice con tu cosa plana?

Miro al pequeño niño que me observa con la misma mirada azul cobalto de papá. Es un monstruo al que inevitablemente adoro.

–Se llama iPod –le corrijo–, y sí, estaré molesta para el resto de mi vida.

Su labio inferior sobresale un poco, me está haciendo pucheros y sus ojos se están colmando de esas lágrimas que siempre me derriten el alma. Cuando veo esa carita parece que todo lo que he me ha hecho ese mocoso no ha ocurrido nunca.

–Pero aunque esté enojada contigo de por vida, jamás podría olvidarme de comprarte un regalo de cumpleaños.

–Quiero verlo –exclama dejando por primera vez el enorme obsequio de Josh aun sin desenvolver.

–Lo tengo en mi cuarto, José. Te lo pasaré luego.

–¡Lo quiero! –el monstruo se abalanza hacia mi súper emocionado, cogiéndome el vestido de manera que poco menos me lo rompe.

Josh se parte de la risa.

–Está bien, está bien, debo ir a buscarlo.

–Apresúrate –dice jalando mi muñeca– quiero verlo.

–No, tú te quedas aquí abajo.

–Pero, Ary.

–Pero nada, José.

Subo de mala gana porque no tenía la intención de entregárselo ahora. Sino más tarde cuando nadie más estuviese en casa.

Los dos regalos están sobre mi cama, uno envuelto en un papel azul brillante con una rosa roja que prácticamente lo recubre todo. Mientras el otro pequeño y delicado descansa en una cama de algodón también azul.

Le ajusto al pequeño ser, un collar que dice Peter.

Lo miro desde lejos, es un siberiano inmaculadamente blanco, apenas de tres meses que me ha costado la mitad de mis ahorros.

–Jake –grito desde la puerta de mi habitación– ¡Ven necesito que me ayudes!

En menos de un minuto mi mejor amigo está subiendo las escaleras. Le señalo con el dedo a que venga.

–Lo que usted desee, princesa –hace una leve reverencia que me roba la más amplia sonrisa.

Lo dejo entrar a mi cuarto entonces ahoga una exclamación.

–Dios, Ary. ¿Tu mamá sabe de esto?

Niego con la cabeza, mamá no tiene idea de lo que he comprado.

–Te matará. ¿Lo sabes cierto?

Acaricia el pelaje suave de Peter y me sonríe esta vez sin jugueteos. Se ve feliz.

–Soy mayor, Jake, ya puedo encargarme de tener una mascota.

Le sonrío al nuevo miembro de la familia Stacy. Él se quedará con nosotros, a Kate le guste o no.

–¿Le regalarás a José lo que tú siempre quisiste? ­–me pregunta acercándose cada vez más a mí–. ¿Le darás a tu insoportable dolor en el trasero lo único que siempre has querido tú?

–Pasé toda mi infancia sin una mascota, Jake. No quiero que a José le suceda lo mismo, necesita un compañero fiel.

–Yo era tu compañero fiel –dice tan cerca de mí, que puedo sentir su respiración en mi mejilla–. Tú no necesitabas un perrito.

 Dejo escapar una carcajada porque me siento muy nerviosa.

–Por esa misma razón José necesita un perrito. Él no te tiene a ti como fiel amigo.

–No claro que no –susurra– solo tú me tienes.

Nuestros labios están tan cerca, nos encontramos tan próximos que siento que las piernas me flaquean y que ya no podré resistir más estos sentimientos que me abruman cada vez más por dentro.

Vamos Jake. Bésame.

Por un momento creo que va hacerlo porque se inclina un poco más pero entonces me mira a los ojos, y creo ver la inseguridad cruzar su vista.

Hazlo.

Me besa la frente, sus labios se quedan sobre mi piel durante segundos que pasan efímeros y perfectos delante de la realidad.

–Siempre serás tú, Ary. Simplemente las cosas para mí no pueden cambiar de ningún modo.

No entiendo lo que ha dicho pero me siento llena de mariposas de todas formas, el corazón amenaza con romperme el esternón y los pulmones me reclaman aire de todos los segundos que olvide inspirar.

Sin embargo, no sé bien si sentirme alegre o deprimida porque al final él no me ha besado.

De todas formas luchando con mi confusión le regalo una sonrisa.

Jake mira de reojo a Peter que duerme como si no se enterara del mundo, sumido en un ensueño muy lejos de nosotros.

–Sabes –dice–. Yo y ese animalito podríamos llevarnos bastante bien si me deja salir a pasear con su increíble dueña todos los sábados por la mañana.

–Jake, tu jamás te levantarías un sábado por la mañana a pasear un perro.

–Sí lo haría, Ary. Sí me levantaría un sábado por la mañana para acompañarte a ti.

Me quedo mirando un segundo su radiante sonrisa que deslumbra.

–¿Lo prometes, Jake? –Asiente llevando la mano al corazón–. Entonces más te vale no romper de ningún modo tu promesa, Jake. Cundo Peter tenga cuatro meses entones te cobraré la palabra.

–Esperaré ansioso por ese día. Ahora, para que me llamaste aquí, porque no creo que fuera para esto –dice y me recoge un mechón de cabello detrás de la oreja.

–Ah sí, necesito que le cubras los ojos a José.

–¿Crees que me deje?

–Confío en que podrás hacerlo, te dejo la parte complicada a ti.

–Y si lo consigo ¿Qué gano yo? Ten en cuenta que es un desafío complicado.

–¿Qué ganas? –está bromeando o qué. No me esperaba esa respuesta– Si tú ganas…si tú ganas te invito a comer mis waffles toda la semana. Sé lo mucho que te gustan.

–Trato hecho. Solo dame dos minutos.

Sale corriendo por mi puerta, parece ansioso como si quisiera ganar ahora mismo la recompensa que le he ofrecido.

Me acomodo el regalo bajo el brazo y me dispongo a despertar a Peter.

Lentamente él abre los ojos desemperezándose dentro de la cama, saca su lengua rosa y me mira con esos ojos somnolientos que me hacen adorarlo en su primer día de estadía en casa.

–Tenemos que darle una sorpresa a tu pequeño dueño, Peter.

Pronto escucho la voz de Jake diciendo que está listo, la música se ha detenido, ya no hay un bullicio infernal de pequeños salvajes gritando. Es más, abajo hay un silencio incómodo de personas que esperan ver la sorpresa.

Procurando no hacer ladrar a Peter bajo las escaleras con los brazos y piernas temblando de emoción.

En el salón están todos reunidos, veo a Jake tapando los ojos de mi hermano y diciéndole algo en el oído que le roba una amplia sonrisa al monstruo.

Veo a mamá poco más atrás, aun sin notar a Peter, que en cuanto lo ven sus manos se dirigen directo hacia su boca.

¿Está enojada o sorprendida?

Pues como sea no planeo pensar en mi castigo hasta ver la cara de mi hermano.

Con cuidado pongo la cama a los pies de mi hermano miro a Jake que me mira con una expresión intensa, y por primera vez siento que él puede sentir algo más que amistad por mí. Esa sola mirada me atraviesa el alma.

–Está bien, José. Abre los ojos.

Las manos largas e inmaculadas de Jake dejan a la vista los ojos de mi hermano, que lo primero que ven es el regalo entre mis brazos.

­–Te va a encantar –le aseguro y acto seguido le señalo a Peter.

Me gustaría, sinceramente me gustaría poder describir la cara que José a puesto. Sus ojos brillan, la emoción se ve reflejada en su rostro, se ve tan pequeño, tan inocente.

Aún no ha dicho nada, solo me mira como hipnotizado a la belleza dulce que inspira Peter.

–¿Es para mí? –pregunta de pronto rompiendo el silencio de la casa con una voz quebrada y suave que revela toda las ganas de llorar que siente.

–Es para ti, pero tendrás que compartirlo –susurro sintiéndome una estúpida porque por alguna razón que me es desconocida, siento deseos de llorar.

Lo siguiente que sucede no lo esperaba, José se lanza a mis brazos, como no lo hace nunca, así como yo siempre he querido que suceda. Pensé, siempre pensé que me daría las gracias e intentaría estrangular a Peter primero que nada con un abrazo de niño, sin embargo las cosas son diferentes. Más diferentes de lo que mi loca mente ha llegado a creer posible.

–Eres la mejor hermana del mundo. Es el mejor regalo del mundo –no parecen palabras de José, ese niño no parece ser mi hermano.

Yo también lo abrazo.

Lo siento menudo y delgado entre mis brazos, tan pequeño todavía pero con la capacidad de hacer temblar mi corazón de furia y amor al mismo tiempo.

–Te quiero Ary. Te quiero mucho.

Miro a mamá sobre el hombro de mi hermano que está llorando descontroladamente. Siento que todo es perfecto, pero entonces se abre la puerta, todos se giran a mirar para ver a un hombre con la sonrisa más radiantemente amplia curvada en sus labios.

–Espero no haber llegado demasiado tarde al cumpleaños de mi hijo.

Si recién creí que era perfecto, entonces no sé qué palabra usar ahora, porque este momento pasa los límites de lo maravilloso.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Bien, lo siento, debí publicar esto el lunes, pero realmente estoy llenísima de exámenes y presentaciones, y no podía revisar el capítulo antes de publicarlo, pero ya lo he hecho, este fue el capítulo siete, mañana haré todo lo posible por subir el ocho y espero que les haya gustado!!! Besos !!! <3 Muchas gracias por leerlo y si les gusta voten y comente por favor <3 

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