Sebastian Stan One Shots

By Mochibiris

257K 9.9K 1.2K

Pequeñas historias del perrito rumano, historias de cualquier tipo. Muchas veces los OS están basados en canc... More

Aclaraciones
Sus ojos
Comic-Con
Thinking Out Loud
Playa
Te seguiré en la oscuridad
Fútbol
Give me love
Give me love
Sorpresa
Navidad
Midnight train
Confía en mi
Mía
Mejores Amigos
Mejores Amigos
Mejores amigos
Mejores Amigos
Mejores Amigos
Mejores Amigos
Pecado
Pecado
Pecado
Bar
Hold Hands
Cuddles
UNO
Kiss
Clothes
En esta no
Night cuddles
Little Fight
Job
Job
Job
Words
Words
Words
Christmas
Vecino
Actualización de "Vecino"

Pecado

3.4K 199 3
By Mochibiris

3/4

Advertencia:

Contenido sexual: Si [5%]

Consumo de drogas/alcohol: No

Violencia: No.

_____________________________________

— ¡Porque no!— La voz furiosa de Sebastian la sorprendió en su asiento y los presentes en la sala se quedaron en silencio.— Larguense todos. Ahora.— Hazel quería protestar, pero Stan de esa forma la intimidaba muchísimo y al final, sabía que el que se fueran sería mejor.

Todos tomaron sus cosas rápidamente y salieron apurados, sin despedirse de su amiga en el sillón. De último, salía Elías, que antes de poder marcharse, se topó con el cuerpo de Sebastian deteniendolo.

— Espero que la próxima vez que vengas, tengas la decencia de no irrespetar la casa, hormonal.— Y lo dejó ir, resistiendo el maltratarse el puño.

El temor de Hazel se calmó un poco al ver que los hombros de Sebastian se relajaban mientras este se llevaba una mano al puente de la nariz, masajeando. Se giró y cuando la miró, volvió a apretar la mandíbula y a resoplar.

Hazel no sabía si responder o simplemente esperar que el hablara, sabía que estaba extremadamente molesto y es que a decir verdad, se había pasado un poco.

Al contrario de lo que esperaba, Sebastian pasó de largo sin verla, con pasos firmes y talvez hasta con un par de venas a punto de explotar. La muchacha bufó un tanto divertida y sorprendida, era la primera vez que no le daría un sermón.

— ¿Qué?— Se sobresaltó al escuchar la voz retante del mayor y al girar en su asiento Stan la miraba fijamente.

— Nada. Supongo los sermones Stan se acabaron.— Se encogió de hombros, sabiendo que estaba desbordando el vaso de agua.

— Pues, cómo tú me dijistes, ya estás grande. Y si puedes revolcarte en el sofá con cualquier tipo, puedes saber que está bien y mal.— Y es que siempre que se molestaba, se volvía un imbécil.

— ¿Por qué te importa entonces?— Hazel se levantó, dejando ver un poco más de sus piernas por los shorts que llevaba. Los ojos de Sebastian se deslizaron rápidamente y volvieron a los de ella.

— No es que me importa. Es que esta es la casa de tu padre y deberías tener un poco más de respeto.

— En efecto. La casa de MI padre, así que, es mi casa también. Puedo hacer lo que quiera aquí, viejo.— Sabía que se molestaba ante ese apodo y triunfante se giró, recogiendo su teléfono.

Antes de poder comenzar a caminar, sintió el pecho de Sebastian chocar levemente con su espalda, haciendo que soltara un suspiro por la cercanía, pero no sé movió.

— Tienes toda la razón, pequeña. Pero, deberías tener cuidado por si alguien te ve jugar.— Su voz mientras susurraba viajó hasta la parte baja de Hazel, haciendo que toda su piel se erizara.

— ¿Qué tiene? Quizás solo se quede a observar.— No dejaría a Stan ganar, no después de haber mantenido la distancia tanto tiempo.

— O quizás, empiece a jugar también.— El mayor dejó un beso en su cuello, haciendola cuestionarse si se refería a alguien más o a él mismo. Cuando ella se iba a girar a verlo, la puerta sonó, haciendo que Sebastian se separara sin apuros y tomara su teléfono, caminando tranquilamente hasta la sala, como si nada.

— Imbécil.— Un susurro, más para calmarse que para otra cosa.

El día pasó, los dos por su lado, Hazel escuchando música y Sebastian trabajando junto a su padre. Quizás había pasado algún tiempo desde aquella "ruptura" en la fiesta. Los dos se habían distanciando, todos lo habían notado, principalmente su padre. Sebastian no había intentado nada más hasta esa tarde, a no ser por los comentarios repentinos que la hacían sonrojarse, algo que él disfrutaba muchísimo.

Esa noche había una cena con la familia, incluyendo al pelinegro. Hazel se planteó el invitar a Elías, solo para chocar más a Sebastian, pero al final le había dado un tanto de pena aunque no lo hubiera demostrado. Stan los había encontrado besándose (y un poco más) en el sofá y aunque ella no era así y él lo sabía, le dió cierta vergüenza que la encontrara, no solo por ser él, sino por la situación en sí. Decidió llevar la fiesta en paz, al menos solo esa noche, quedarse con una cena normal, disfrutar el tiempo en familia.

Una vez lista en un lindo vestido azul, bajó a ayudar a su papá a acomodar las cosas, su madre llegaría en poco tiempo. Terminó de poner la mesa y fue al baño, a terminar de arreglarse. Al salir, escuchó a su papá hablar por teléfono y al mismo tiempo escuchó el timbre sonar, sabiendo que tendría que ir ella.  Quizás era su madre que había llegado un poco más temprano que lo normal.

Llegó a la puerta y la abrió sin preocupación, quedándose estática ante la mirada de dos pares de ojos. Tal Jacob Palmer al ver a Cal Weaver en "Crazy, Stupid, Love", Hazel se quedó un momento sin hablar.

La mujer a un lado del mayor era hermosísimo, cabello largo, silueta perfecta, vestimenta impecable. Bellísima. Pero, lo que la dejó sin aliento, fue como se veía Sebastian. Estaba más caliente e intimidante de lo normal. Al notar la reacción de la chica, sonrió sutilmente, deleitándose con lo bien que se veía.

— Buenas noches Haz.— La muchacha dentro de la casa reaccionó y al ver la mano de Seb en la cintura de la desconocida, se recompuso.

— Buenas noches. Porfavor, pasen adelante, mi padre está en la cocina.— Se hizo a un lado y Sebastian hizo pasar primero a la mujer para luego pasar él.

— Haz, esta es Erika.— Hazel asintió, sonriendo incómodamente.

— Hazel Hamilton ¿No es así?— La chica volvió a asentir, aún sin saber que decir exactamente.

Dejó que los dos se adelantaran a la mesa, saliendo ella al patio. Necesitaba tomar aire. No sabía porqué se había puesto así, tan indefensa en un segundo. Y es que sospechaba que Sebastian le causaba más de lo que ella sabía, pero el leve dolor en el pecho que estaba sintiendo era algo que la molestaba, no quería ser una más del montón de él.

— Hazel.— Lo escuchó llamarla y volvió a la realidad, notando que su mejilla se había humedecido. ¿Qué le estaba pasando? No era la primera vez que Stan traía a una mujer a su casa, pero si era la primera vez desde que él la había dejado, justo cómo había pedido.— Haz...

— Te escuché la primera vez. Ahora voy.— No se sentía con la capacidad de verlo, se odiaría si se permitiese llorar frente a él.

— ¿Estás bie—

— Dije que te escuché, viejo.— Se giró sin más, dando pasos un tanto rápidos y al pasar  por su lado, le dió dos palmaditas en el brazo, justo cómo solía hacer.

La cena transcurrió normal, Hazel estaba más en su teléfono que presente en la reunión y por algún motivo sus papás no le habían dicho nada. Sin embargo, tal espía en una misión secreta, Haz escuchaba la voz de la extraña en la mesa, principalmente hablando con su hermana. Eso le molestó aunque realmente no hubieran motivos, pero el hecho de que también estuviera siendo "amigable" hacía que quisiera decirle  a su hermana, "duren".

— Pues la verdad es que a este Soldado no le gusta mucho manejar.— Hazel levantó rápidamente la cabeza, por reflejo. Miró un momento a Sebastian y este la estaba mirando con una leve sonrisa. Había pasado un límite y lo estaba disfrutando.

Hazel resopló sarcásticamente, haciendo que todos los presentes pusieran sus ojos en ella.   Sin importarle volvió a su teléfono, intentando que no se notara lo mal que le había puesto ese comentario.

— ¿Que pasa Haz?— Su padre la miraba sin entender su comportamiento.

Hazel volvió a subir la cabeza y se encogió de hombros, restándole importancia a su comentario.— Pues me parece divertido ese dato, ya que la última vez que me contó, Sebastian manejó más de 3 horas para ir a uno de los mejores prostíbulos del país.— Todos emitieron sonidos de sorpresa, menos Sebastian, que simplemente la seguía mirando pero ahora más serio.

— ¡Hazel!— Y al lograr su cometido, pidió perdón y permiso para retirarse, sin escuchar la respuesta. "Que le den a todos y que se queden con su tal Erika. Principalmente el idiota."

Aunque sentía su pulso acelerado por el enfado, su salida no fue escandalosa o rápida, simplemente se levantó y volvió al patio, sentándose en el borde de la baranda que daba hacia la ciudad. Pasó un tiempo donde escuchó un tanto de ruido y luego sintió como todo quedaba en silencio y algunas luces se apagaban. Se habían ido y aunque no quería saber de él, Stan ni siquiera se había despedido.

Sacó un cigarro del bolsillo de su vestido, sin embargo al no encontrar el encendedor bufó, realmente a punto de echarse a llorar. Antes de que pudiera hacer algo, le quitaron el cigarrillo de la boca, haciendo que se girara al culpable.

— Te he dicho que dejes de fumar, niña.— Sebastian se llevó el objetivo a la boca, sacando él su encendedor de metal y encendiendo la mecha.

Hazel lo miró por un momento, entre queriendo romperle la cara y echarse a llorar entre sus brazos. Lo último la molestó sabiendo que él no merecía verla tan bajo.

— Y yo te he dicho que ya estoy grande, soldado.— Sebastian cerró los ojos, resoplando. Cuando los volvió a abrir, Hazel continuaba en la misma posición, observándolo.— Una cosa es alejarnos y dejar de vernos. Otra muy diferente es ir contando cosas que solo son nuestras.

— Haz—

— No Seb, de verdad ya me cansé. De esto, de estar entre sí y no. De pensar que ya no hay nada y de repente te acercas, me tocas y por algún jodido motivo vuelvo a estar en cero. Te pedí que te alejaras, pero siempre terminas confundiéndome más. No soy tu juguete de pasar el rato, no soy una pequeña niña con la cual te diviertes porque cada vez que la estimulas, responde.— Tomó aire, sujetándose a la baranda con miedo de perder las fuerzas.

Por unos segundo Stan no dijo nada, solo la miró, exhalando el humo de sus pulmones. Se acercó a ella sabiendo que no podría huir y en un movimiento, tenía sus dos brazos a cada lado del cuerpo ajeno, mirándola fijamente.

— Me encantas ¿Lo sabes?— Hazel resopló por milésima vez en la noche y lo empujó con su cuerpo intentando irse, molesta porque él se lo estaba tomando como un juego. Pero el cuerpo de Sebastian se quedó firme, estático.— Hazel. Me encantas. Y por algún motivo, a pesar de lo inteligente que eres, tu cabecita no lo capta.— Los ojos de la menor seguían sin querer encontrar los suyos.— Y una de las cosas que más me fascina y llámame loco por esto, es verte celosa.— Los ojos cafés de ella chocaron con la tormenta azul de los otros.— Me da risa, te pudistes acordar del prostíbulo pero no de lo que realmente fui a hacer ¿Tanto de afectó?

— Jódete.— Volvió a intentar escaparse y nuevamente el cuerpo del mayor la detuvo.

— Fui a buscar a una de mis viejas amigas que al quedarse a ver uno de los más famosos shows, perdió su transporte para acá.— Sebastian sonrió al ver la sorpresa en la cara de su "prisionera".

Dejándola casi libre por un momento, se llevó nuevamente el cigarro a los labios, inhalando y exhalando posteriormente. Cuando terminó, se acercó más a ella y con sutileza, le colocó el cigarro en los labios, en un acto casi asesino para Hazel. Sin protestar hizo lo mismo que anteriormente él había hecho y una vez con el humo en los pulmones, Sebastian le retiró el cigarrillo mientras acariciaba el labio inferior, dejando que expulsara el aire.

— Fui a buscar a Erika.— En un momento Haz unió los cables y sacó una conclusión. Sebastian era un bastardo que le encantaba jugar.— Erika es lesbiana, pequeña.— Stan se relamió los labios, negando divertido.— Me sorprendió que no hubieras notado como ella y tu hermana coqueteaban durante toda la cena. Aunque bueno, supongo los celos te nublaron la vista.— Hazel iba a volver a insultarlo por jugar con ella, pero se adelantó.— No Hazel, no estaba jugando contigo, tú misma caíste en una trampa que ni siquiera estaba oculta. Iba a decirtelo cuando te llamé antes de cenar, pero no me dejastes. Y talvez te deba una disculpa, al final, mis ganas de verte querer matar a Erika fueron más grandes.— El mayor sonrió aún cerca de los otros labios, divertido de la cara de molestia de la muchacha.— Realmente mi intención hoy era romper con tu pedido y también con tus falsas ideas de que yo solamente quiero tener sexo contigo. Aunque, me declaro culpable, en este momento. Admito que el único pensamiento que tengo es quitarte el vestido y hacerte saber que no tienes nada por lo cual estar celosa.— Se acercó aún más, lanzando el cigarro al piso y llevando su mano a la mejilla de Haz.— Soy todo tuyo pequeña.

_____________________________________

Comenten que tal les ha parecido :)
Los quiero.
TDG.

Continue Reading

You'll Also Like

131K 5.9K 41
Un día, dos chicas se encuentran en el metro. Violeta, que acaba de ser abandonada, se está recuperando de un corazón roto, y Chiara está lidiando co...
90.7K 5.2K 28
Chiara, una farmacéutica profesional y dispuesta a la que el mundo se le pone patas arriba por una pelirroja sin receta. ⚠️ +18 (incluye contenido ex...
379K 54.6K 39
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
49.5K 8.6K 30
"Sergio Pérez siempre ha sabido que no es suficiente para Max Verstappen. Desde su compromiso hasta sus actuales años de matrimonio, sabe que el Alfa...