Return (en edición)

By KarinaGaztea

41.6K 2.5K 708

El pasado siempre es dueño de nuestro presente. Hay quienes como yo, intentaron eliminarlo. Pero hay un siste... More

Return (Secuela de Reset)
Prologo
Capitulo 2.
Capitulo 3.
Capitulo 4.
Capitulo 5.
Capitulo 6.
Capitulo 7.
Capitulo 8.
Capitulo 9.
Capitulo 10.
Capitulo 11.
Capitulo 12.
Capitulo 13.
Capitulo 14.
Capitulo 15.
Capitulo 16.
Capitulo 17.
¿¿¿TRILOGÍA???
Capitulo 18.
Capitulo 19.
Capitulo 20.
Capitulo 21.
Capitulo 22.
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27.
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30.
Capitulo 31.
Capitulo 32.
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
¿Libro en físico?
Capitulo 42
Capitulo 43 (Final)

Capitulo 1.

2.5K 115 39
By KarinaGaztea

(Flashback)

El clima era cálido. La sombra del roble refrescaba el aire y restregaba en mi rostro su aroma corporal. Si tan solo no hubiese elegido este momento para decírselo. Pero ya no había tiempo. La Fortaleza estaba tras nuestro. Su objetivo no era solo yo y eso es lo que más me inquietaba.

La mire unos segundos antes de terminar esta calma. Su rostro permanecía tan exonerado a lo que en mi interior se estaba desatando. Su piel clara se iluminaba más cuando los rayos del sol le cubrían el rostro, haciendo que su belleza natural resaltara así pareciendo un ángel bañado de luz.

Su cuerpo era una pequeña masa delgada que aun pareciendo frágil, era lo suficientemente fuerte para luchar con lo que se le cruzara en el camino y, no por su fortaleza física, sino su forma de luchar por la vida, o al menos, lo que nosotros conocíamos por "vida", ya que era muy distinta a la de un ser humano comun.

Si tan solo todo esto no nos hubiera ocurrido a nosotros. Hubiera deseado tener esta calma y paz, compartiendo este tipo de momentos la mayor parte del tiempo, siendo dos seres humanos sin toda esta mierda que nos recorre. Y claro, ella lo deseaba, pero se conformaba con esto.

Sino fuera por este maldito demonio que aún no puedo controlar y que hace de mí un hombre sin razonamiento.

No pude resistir ni un segundo más y me aventure a acariciar sus labios contra los míos por ultima vez. Aquella sensación inexplicable me recorrió el cuerpo entero, deseando obtener más, pero quedándose solo en el contacto. Un estremecimiento leve por parte de ella ocasione.

-Despierta. – le llame demasiado bajo.  Despierta, Agnes. 

Sus parpados se abrieron perezosos, dejándome ver detrás de ellos aquellos estanques de azul claro que tantas veces me habían dejado sin habla, y si por mí fuera, adoraría tenerlos conmigo por toda la eternidad, siendo que eso era imposible, ya que yo mismo podría acabar con ellos.

-Tyler, ¿qué sucede? – respondió ella omitiendo un bostezo en sus labios.

Se acomodó en mi pecho donde hace segundos parecía encajar, no dejándome ver sus ojos nuevamente.

-Tengo algo que hacer. – comente nervioso. 

No podía evitarlo, ella no pareció notarlo por el momento y suspiro resignada.

-Pero aun es de día. – al fin abrio los ojos y me miro unos segundos antes de decir.  ¿Qué te sucede?

Y pensar que estaba tratando de no verme afectado, sin embargo lo noto. Cambie mi semblante por uno más duro, màs inerte.

-Tengo algo que decirte.

-Dímelo. – me alentó ella.

Tome un poco de aire para darme valor.

-Es algo importante.

-Te escucho.

-Es... yo... - maldecí por lo bajo al sentir como mi respiración había cambiado. Ella se dio cuenta porque me ofreció una mirada de desconcierto.

-¿Qué sucede, Tyler? – insistió cambiando su tono a uno impasible.

Y como lo había practicado cientos de veces, decidí soltarlo de una buena vez y dejarme de rodeos. No era sencillo para mí, pero sabía que entre más lo aplazara, menos lo iba a hacer.

-No creo que esto vaya a funcionar. – apenas y pude articular las palabras.

El rostro de Agnes se impacto. No había ni emoción, ni tristeza, ni miedo, ni rencor. Solo desvió su mirada y la vi levantarse de mi regazo. Se sentía tan frío de repente que estuve a punto de retractarme, pero ya lo había hecho, necesitaba alejarla de mí.

-¿Qué? – algo en su tono de voz se percibìa herido.

Sino fuera por eso, juraría que no le había importado, màs no era así. Baje la vista, y para no mentirle mirándola a los ojos, masajee mi nuca y me forcé a seguir con la farsa. Repetí mi mantra mental de "Todo lo haces para protegerla", una y mil veces antes de decir...

-Veras... no sé si este listo para tener este tipo de...  pero ni siquiera la frase podía terminar. Ese no era yo, ese cobarde no era yo. – No sé si quiero esto.

Y para reafirmar mi decisión, al fin clave la vista en sus ojos, los cuales ahora se habían tornado desolados. Todo dentro de mí se desmoronaba a pedazos. No podía verla así, odiaba hacerla sentir de esa manera, màs no habia vuelta de hoja.

-Esto es tuyo.

Me saque la cadena que había sido de su madre y le di un vistazo antes de entregársela. Sabía que era importante para ella, que la echaría de menos. Además, era lo único que había conservado de su madre, y el darmela le había dado un significado importante. Estire mi brazo y se la ofrecí. Ella alargo el suyo con algo de duda, pero al final la tomo.

Le dio un vistazo igual que yo, y antes de que pudiera regresar la vista a mí, agregue...

-Eres libre de hacer lo que desees.

-Pero yo... - dijo ella intentando agregar algo.

Ni siquiera le di oportunidad de terminar de decir nada, me di la vuelta, dándole la espalda y aspirando aire como si los pulmones no me funcionaran. Era quizá la decisión más difícil que había tomado en la vida. Mi interior se sentía extrañamente pesado.

Si tan solo tuviera el valor de enfrentar mis demonios y luchar por esto, pero lo que más me aterraba era hacerle un daño mayor, un daño físico, ademàs de que la dañaran por causa mia.

Apenas y había dado unos pocos pasos cuando ella fue la que me tomo desprevenido.

-Es por la estúpida idea tuya, ¿no? – y no tuve ni siquiera el valor de darle la cara.

Hace unos meses que lo pensé. No estaba en mis planes, màs las posibilidades de mantenerla a salvo, eran altas. Intente hablarlo, explicarle el porqué de las cosas, que entendiese que era lo mejor para ambos, para ella en realidad, pero sin embargo se había negado por completo sin siquiera pensarlo.

-¿Es cierto? – volvió a cuestionar.

Ella conocía mi afán por mantenerla a salvo. No pude contener tensarme. Me quede ahí, esperando alguna negativa suya. Por mi parte tenía que mantenerme fuerte, así que me forcé a no doblegar.

-Sabes que lo es. – confesé apenas y en un susurro.

-¿Y porque simplemente no lo dijiste? ¿Porque finges que no te importa esto?  reprocho con un dejo de decepción.

-Porque sabes que no puedes estar a salvo conmigo. – contra ataque con el mismo tono y regresando mi atención a ella.

Fue ahí que me di cuenta de que sus ojos comenzaban a llenarse y que mantenía sus puños cerrados. Ahora lo único que me preocupaba es que se negara en rotundo como siempre y que me odiara, y con solo pensarlo me ponía enfermo.

-¿Por qué? ¿Es por que no puedes controlar tu habilidad? Lo afrontaremos juntos. Solo tenemos que intentar... - pero ni siquiera la deje terminar.

-Jamás será posible. – le corte.

Se quedó en silencio después de eso. Imagino que ideando un contragolpe o algo con que escudarse, pero al final nada salió de su boca.

Me aterraba la sola idea de pensarlo. Ella alguna vez me habia pedido a que la incitara, y si llegaba a salirse de control, intentarìa intervenir para detenerme, màs no lo permiti. Me había prometido a mí mismo jamás convocar esa maldita habilidad estando con ella.

Tenía claro que no podía controlarla en el momento en el que el hijo de William había sido la víctima. El hijo de Will era como yo, uno de los tantos chicos reclutados por la Fortaleza. Tenía si acaso unos cuantos años menos. Y así fue como el hijo de Will fue el primer inocente al que acabe la vida. Mil veces había deseado que ese sueño extraño en el que Eron me rogaba que no lo matara, fuese solamente una pesadilla, màs cuando Will me lo confirmo, me odie a mí mismo.

Había dejado a un padre desahuciado, uno que verdaderamente le interesaba la vida de su hijo, que incluso había ingresado a la Fortaleza con tal de sacarlo de ahí fuese lo que fuese, no importándole mucho el que él idiota de Russell le propinara una y mil golpizas al ser descubierto.  A ese hombre, yo le había dejado sin lo único por lo que vivía.

Recordar cómo le había arrebatado la vida a ese pobre inocente me hacía sentir lo que era, una basura, un maldito asesino sin corazón, un objeto de destrucción para Russell y la Fortaleza. Y todo por este maldito demonio en el que me han convertido. El que se pierde en esa faseta despreciable. Ese maldito por dentro soy yo, solo que ocultándose.

Ahora intento resarcir el daño que he cometido haciéndole pagar a la Fortaleza. Ese es mi único objetivo ahora, y ella corre peligro estando a mi lado.

Agnes me trajo en si cuando intento acercarse, a lo que yo la detuve levantando el brazo. Mi acción solo causo que se tornara más decepcionada, ya que la vi frunciendo el ceño y seguido una lágrima rodó por su suave mejilla.

-¿Por qué no me dejas ayudarte? – mi pecho se oprimio al escucharla asi de abatida.

Me quede ahí, observándola detenidamente antes de dar el último golpe. Sabía que esto le causaría una decepción más grande hacía mí y no porque me gustara verla sufrir, màs era necesario.

-Porque yo no necesito de tu ayuda. No necesito de ti. – finalice lo más  fríamente posible.

El rostro de ella se contrajo por completo, apretando sus dientes y forzando a sus ojos a no derramar las lágrimas contenidas. Una parte de mi quería tomarla en mis brazos y convencerla de que todo era una farsa, pero la parte más sensata de mi sabía que era lo correcto.

Sino fuera porque ahora mismo un maldito nudo en la garganta me había dejado mudo, intentaría agregar más, solo para hacerla entender que no me importaba, que no iba a abandonar mi idea, que no iba a cambiar de parecer.

Aunque el clima fuera templado, el entorno entre nosotros parecía más gélido que la estación actual. No sabía si podría dar la vuelta de una vez y perderme, borrarme del mapa. No sabía si podría hacer cualquiera de esas cosas sintiéndome como me sentía. No sabía si podría alejarme de ella que era lo único por lo que lucharía en esta vida.

Cerré los ojos unos momentos para calmar mi interior. Volví a recordarme porque lo hacía y tome una bocanada de aire antes de perderle de vista.

-Tengo que irme. – anuncie yo.

Ella aún estaba ahí, forzándose a no quebrarse, haciendo todo lo posible por parecer fuerte. No dijo nada. Por unos momentos pensé que se lanzaría a mis brazos, ya que yo realmente necesitaba su tacto, lo añoraba enormemente, en cambio solo asintió.

Di la vuelta y me costó el doble de trabajo hacerlo siendo que estaba abandonando lo único importante en mi vida. Volví a cerrar los ojos y me recordé la frase.

-Si tú no quieres luchar por esto, entonces... yo tampoco debería hacerlo, aunque me duela. – dijo ella casi tan bajo. – ¡Adiós, Tyler!

Y como costal en mis hombros, el peso cayo de pronto, trayéndome a la realidad. Estaba abandonando todo. Sin más, me obligue a despegar los pies de la tierra, caminando rápido y sin regresar la mirada, lo cual sabía que si lo hacía, me arrepentiría.

No sé cuánto había logrado andar, pero luego de minutos me ordene a correr. Tenía que estar lejos lo más pronto posible aunque me sintiera extrañamente vacío. 

Cuando reaccione, mi cuerpo estaba adherido aparentemente a una silla. Intente moverme, pero mi pecho, muñecas, tobillos e incluso cabeza, estaban en total inmovilidad. La sensación del pecho no había desaparecido, cosa que me tenía fuera de sí.

-Al fin has despertado... – se escuchó una voz que en el momento reconocí. 

Luego de eso, lo que mantenía mi visión en absoluta oscuridad, fue arrebatado de mi cabeza. La luz hizo que parpadeara ante la molestia, así que después de haberme recuperado de aquello, lo primero que me recibió fue la presencia de ese hombre.

-He estado esperándote por horas.

Solo ver su rostro me hacía arder la sangre de rabia.

-¿Dónde está ella? – cuestione al darme cuenta que seguía en la Fortaleza.

Aquello solo había sido el recuerdo de los hechos de hace ya tiempo atrás, de mi error al dejarla, de las millones de decisiones equivocas que seguia tomando.

-Antes... tenemos algo pendiente. – me anuncio Russell clavando sus ojos verdes.

No pude soportar escupirle en la cara por el odio que se avivaba en mi. Inmediatamente se pasó el antebrazo por su rostro para limpiar el escupitajo y su expresiòn era más de satisfacción que de furia.

En un movimiento rápido, Russell tomo de mi mandíbula y forzó mi cabeza hacia arriba. Solté un gruñido de dolor. El rostro aun me dolía despues de la golpiza que me había propinado hace horas uno de sus hombres.

-Eres un maldito mal agradecido. – agrego mirando con suficiencia como era de costumbre.

-¡¿Dime que le has hecho, mal nacido?!

Este sonrió, haciendo que mi odio se extendiera aun màs.

-Ella está bien, despreocúpate. Ah estado sedada la mayor parte del tiempo para mantenerla dócil. No te voy a mentir,  ha intentado escabullirse, pero gracias a tu idea, por lo visto hasta ha olvidado hasta del cómo hacerlo.

Bufe ante el recuerdo de Agnes. Hace una par de horas le había confesado todo. Al introducir el suero de la verdad en mí ya no pude resistirme aunque lo intentara. Lo solté todo. Como era de esperarse, ella no lo tomo bien. No podía negar que me dolía que dudara de mí,  màs estaba consciente de las consecuencias.

-Mírate, todo lo que has hecho para nada. ¿Creías que nunca iba a poder encontrarte?

-¡Suéltame y te mostrare, maldito! – contra ataque con furia ante las correas que sujetaban mi cuerpo.

Sus ojos se estrecharon y negó con la cabeza.

-Ves, nunca llegaras a ser como tu padre. No tienes la misma sed de poder. Sabes que no lograras nada el mantenerla con vida. Tu objetivo siempre será el mismo y tú mismo lo sabes. Si tan solo dejaras de pensar en esa tontería y dejarme de complicar las cosas. – dijo él, haciendo que mi cabeza cada vez se forzara más hacia atrás.

-¡Eso jamás va a suceder! – logre soltar en un susurro amenazante.

-Tenía la esperanza de hacerte cambiar de parecer por las buenas, màs por lo que veo, siempre serás una maldita basura inservible. Prepárate, porque aunque no lo quieras, terminaras haciendo para lo que estas hecho.

Dicho esto, escuche un sonido sordo que inundaba la habitación donde nos encontrábamos. Tomo mi cabellera, forzando mi cabeza hacia atrás.

No comprendía que era lo que estaba por hacer, pero cuando sentí que algo atravesaba sobre mi cabeza, entendí que estaba cortando mi cabellera con una máquina de afeitar. No podía hacer mucho, en realidad lo menos que me importaba era perder el cabello, lo que me desconcertaba era lo que haría después de eso. Minutos pasaron hasta que Russell por fin termino su tarea y me soltó. Luego de que apagara la rasuradora, unos hombres accedieron a la habitación.

-Conéctenlo. – ordeno Russell con tono autoritario.

-¿Qué? – pero mi pregunta fue ignorada por todos.

-Algo más, quiero probar el nuevo suero en el que trabajo Ford. Introduzcan dos dosis. – los hombres frente a mi asintieron y comenzaron a conectar sobre mi cabeza y brazos.

Unos minutos después de forcejear inútilmente para no dejarlos hacer conmigo, uno de ellos clavo algo en mi cuello que hizo efecto casi de inmediato, porque la vista se me nublo de un momento a otro.

Unos quejidos me llamaban de las profundidades de donde quiera que me encontrara. Aquellos me eran familiares, por lo que me forcé a abrir los ojos lo más rápido posible. Y seguía donde mismo, solo que ahora éramos solo yo y un monitor encendido frente a mí.

No entendía el propósito de eso, pero cuando me concentre en la imagen de la pantalla, todo el adormecimiento que aun sentía desapareció por completo.

En el monitor se dejaba ver a Agnes en una habitación. Estaba igual que yo en ese momento, totalmente atada, pero yacía recostada en una plataforma de acero. Parecía como si estuviese viviendo una pesadilla, pues tenía los ojos cerrados y estiraba brazos y piernas con desesperación, pero nada más.

-¡¿Qué le han hecho?! – pregunte gritando a nadie en particular. Algo en mis entrañas se estaba comenzando a desarrollar.

Es sonido conocido de aquel altavoz se dejó escuchar en la habitación, dejando en claro que estaban observando cada uno de mis movimientos.

-En la pantalla, podrás contemplar claramente los últimos movimientos que hemos estado realizando a tu protegida. – comento Russell en el altavoz.

Apreté los dientes al sentirme tan impotente en ese preciso momento. No parecía torturada físicamente, lo que me mantuvo algo tranquilo. Y aunque odiara la idea de haber permitido que volviera aquí, confiaba que el idiota siguiera al pie de la letra en lo que habíamos acordado y pudiera sacarla pronto.

-¿Y qué quieres con esto? – pregunte yo fuerte y claro. Su maldita risa de satisfacción se dejó escuchar.

-Tranquilo. Solo quería mantenerte al tanto de la chica. – contesto Russell.

Volví mi total atención a la pantalla, la cual Agnes parecía seguir adentrada en aquella pesadilla. Le note decir algunas palabras entre el sueño, algo que no entendía, pero claramente había leído en sus labios una palabra en particular, mi nombre.

Después de ver como se forzaba por soltarse, parecía que la respiración le faltaba, pues su boca aspiraba aire como si no pudiera hacer a sus pulmones reaccionar.  

Pase minutos observando como luchaba en sus pesadillas. Agradecía que solo fuese eso y que despertara en cualquier momento, que todo eso fuese por sueños nada más. Que no hubieran probado nada con ella hasta el momento. Pero algo me decía que sus intenciones de tenerme al tanto de su paradero, al final no serían buenas.

Una desesperada Agnes aspiro aire por la boca, haciendo que al fin pudiese despertar y mirar lo que podía del entorno, totalmente desconcertada. Luego que su respiración se tranquilizó, se quedó mirando a la nada.

Algo me decía que aquella acción de Russell solo había sido para martirizarme, pero hasta ahora, ellos no parecían haberle hecho nada, lo cual me tranquilizaba enormemente.

En la pantalla se dejó ver a Russell ingresando a la habitación después de minutos. De inmediato comencé a sentir un miedo frenético en la sangre. Me exalte y comencé a forzar con las ataduras como si de a tirones lograra al fin soltarme, cosa que no sucedió.

¿Qué hacía ahí?  

Miro hacia arriba, directo a la cámara, con una gran sonrisa de satisfacción como si estuviese enterado del resultado que me causaba verlo allá dentro. Mi interior estaba descontrolado totalmente. Mientras seguía tratando de liberarme a tirones de las correas reforzadas, miraba con detenimiento cada uno de los movimientos de él en la pantalla.

Russell se acercó al oído de Agnes y ella se quedó ahí, con los ojos exaltados debido a que no podía permitirse mover la cabeza por el objeto que la mantenía fija. Lo que le había dicho Russell parecía haberla perturbado enormemente.

Cuando me di cuenta del movimiento que comenzó a realizar, el cual tomaba una especie de jeringa entre sus manos, la preparaba introduciéndole una ampolleta, y terminar vaciando el contenido en un uno de los brazos de Agnes, me entumecí por completo.

-¡¿Qué hiciste, maldito?! – grite con desesperación.

Agnes se había puesto totalmente alterada por aquello, ya que su pecho subía y bajaba con agilidad. No hizo falta mucho tiempo para que de a poco se fuera serenando, para después cerrar sus ojos nuevamente. La risa estúpida de Russell al otro lado del alta voz me confirmaba la satisfacción que le producía verme sobresaltado.

-Es sencillo. – su voz áspera y grietosa me sulfuraba a lo grande. – No la necesitamos más. Ella solo es una distracción para ti. Un dolor de cabeza. Si no fuera por ella, todo esto hubiese sido más fácil y ambos obtendríamos lo que siempre he anhelado, el poder. Quiero el poder absoluto y eso solo puedo obtenerlo si tú me ayudas.

-¡¿Qué demonios hiciste?! – exigí con más fuerza. 

Algo en mi interior se estaba desgarrando. A punto de estallar, de expandirse.

-Lo que debí haber hecho desde el inicio, deshacerme de ella. 

Y como si sus palabras tuvieran efecto, Agnes comenzó a moverse, alterada. Ni siquiera me había percatado de que Russell la había dejado libre. Ella se movía de un lado al otro en la plataforma, tan afectada, estirando los brazos como si quisiera alcanzar algo. Pareciendo como si lo que le habían suministrado estuviera carcomiendo sus entrañas, pues su expresion se tornaban cada vez más desgarradora.

Verla así, hacía que en mi interior se prolongaran una fuerza extraña que me hacía temblar todo el cuerpo. Sus gritos desgarradores me alertaban cada vez más la cabeza, que era como si estuvieran martilleándome. Esto duro minutos, hasta que al fin termino de luchar y desistió.

El corazón me parecía haberse alterado tanto que pensé que terminaría por darme un paro cardíaco.

-¡¿Qué hiciste con ella?! – volví a gritarle al maldito de Russell que de pronto ya ni siquiera respondía a mis preguntas.

Y como si todo mi interior estuviera desatándose,  algo dentro de mi estallo, sintiendo como se expandía en todo mi cuerpo. Era ese poder el cual me llamaba a dominar todo lo que estuviese en mi paso. A destrozar cuanto estuviera en mí camino. Era incontenible no sentir esta furia. Cada vez más se propagaba por toda mi sangre, por toda mi piel, por todo mí ser.

Ni siquiera me di cuenta que todo a mí alrededor levitaba en el espacio. Como si la gravedad no existiera. Las mesas, materiales quirúrgicos y objetos que estaban en la habitación, de pronto simplemente se elevaban en el aire.

Unas inmensas ganas de salir de aquí me llamaron. Desactive las correas reforzadas con solo planteármelo en la cabeza, causando que esta fuerza obedeciera, cosa que ocurrió sin siquiera tocarlas.

Todo lo que estaba atado sobre mí, ya no me mantenía inmóvil, a lo que me levante con toda la facilidad. La fuerza interior me hacía sentir tan poderoso que incluso quería que todo estuviera a mis pies. Me acerque a la puerta sin ningún impedimento y cuando apenas y la iba a tocar, esta se abrió rápidamente.

Los gritos de los Agentes que rodeaban la habitación, inundaron los pasillos y me hicieron levantar la vista. Y como si estuviese tan familiarizado con todo esto, con un movimiento de mi mano  algunos salieron volando sin esfuerzo.

La alarma del lugar  me parecía tan molesta. No le di mucha importancia, seguí mi camino hacia los otros hombres de la Justicia que me apuntaban y me ordenaban a detenerme. Nada iba a parar. Ahora que me sentía tan inmune, nada ni nadie podría hacerlo.

Escuche como las armas se detonaron, cosa que mi habilidad logro detener, ya que las balas quedaron expandidas en el aire, cayendo así al suelo al no logran ninguna función. Continúe mi paso a ningún lugar en particular.

En momentos mande a volar a toda clase de armamento para dejarlos sin defensa alguna. Los hombres de la Justicia no dejaron correr ni un segundo para comenzar a retroceder y perderse de ahí. Se dieron la media vuelta y huían como si de una estampida se tratase.

No sé qué era lo que Russell había ordenado que me introdujeran, pero le agradecía. Ahora era una incontenible masa de energía resurgiendo de mí ser. Cada partícula y molécula de mi cuerpo ansiaba el control, el poder y el dominio. Como si todo en mi deseara darse a conocer de cualquier modo posible.

Solo era yo y mi interior revolucionado. No creí nunca haberme sentido tan vivo y lleno de esta energía incontenible. Iba a aprovecharla aun si tuviera que echar abajo todo. El maldito de Russell no había logrado su objetivo de controlarme. Si no fuera porque llevaba mi sangre, juraría qué...Lo odiaba.

Continue Reading

You'll Also Like

133M 8.6M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...
103K 5K 25
Hebe Ibsen Vinter, es una chica reservada sin amigos a causa del abandono de su papá cuando tenía once años. Siete años después regresa para llevarl...
24K 1K 12
Jeongin siendo el Omega más coqueto y lindo no ayuda mucho para changbin. En el sexo con Jeongin no se puede ser amable... Changbin top Jeongin botto...
91.3M 8.5M 65
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y paut...