El Despertar - Adrinette

By LexiBlack1

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Esa tibia y agradable noche que mostraba al fin el inicio de la primavera, se volvió la mas negra para París... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Lexi Revive Parte II
Capítulo 24
Capítulo 25
Capitulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capitulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Epílogo

Capítulo 23

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By LexiBlack1

Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer.

−Antonio Machado

✧↠ ☯ ↞✧

Caímos en la superficie suave del sofá, donde aun permanecían las cosas que había dejado antes de irme.
Ambos sabíamos que para subir la extensión de las escaleras debíamos separarnos y aun no estábamos listos para hacerlo, por ello la mejor opción fue guiarnos hasta la sala.

La música sonaba rompiendo el silencio de una manera demasiado tranquila para el desenfreno que ocurría entre nosotros dos. Los besos, las caricias y susurros suaves, cada uno de ellos acelerando mi corazón hasta el punto de sentirlo punzando en cada extremo de mi cuerpo, necesitaba cada uno de ellos casi como necesitaba el aire.

La dura mano de Adrien acariciando mis costillas y vientre con una tranquilidad que no comprendía, yo en cambio enredaba mis dedos en sus suaves cabellos y apretaba mis piernas a sus costados, indicando claramente que es lo que buscaba.

Los besos comenzaban a ser insuficientes para el ardor que sentía, demasiado simples para calmar mi necesidad, y él lo sabía pero no se aventuraba a ir mas allá de donde sus dedos permanecían.
Deslice mi mano dentro de su camisa, sintiendo la superficie rugosa debido a la cantidad de cicatrices de heridas que recibió en todos estos años. Pero no fueron ellas las que me dejaron sin aliento sino la dureza de su piel, los músculos duramente formados.
Casi quise apartarme por aquella estupidez, no por el hecho de que me intimidara su cuerpo, en lo absoluto, sino por la vergüenza que me invadió al darme cuenta que yo ya no era exactamente atlética, a su lado yo era como un bizcocho.
Pero el pensamiento se disolvió fugazmente cuando sus labios dibujaron un camino de besos hasta mi cuello, donde sus dientes comenzaron a causarme escalofríos con cada roce o mordida.

Su mano acariciaba la superficie de mi vientre y caderas en un vaivén cada vez más necesitado, apretando los dedos y arrastrando la tela del la ropa sobre la piel.

—Adrien... —Susurré jalando de su propia ropa suavemente.

Un gruñido ronco surgió de él, activando mas aún su toque, convenciéndolo al fin de quitar una nueva prenda y liberándome del calor agobiante de aquella ropa.
Mi camiseta voló a un sofá individual antes de que sus manos trazaran un recorrido desde ni cuello hasta el dobladillo del pantalón, sin pudor alguno al tocar toda la piel posible que se hallaba en medio de estos.
Sus dedos desabrocharon los botones con lentitud y se hundieron en el borde ahora suelto de la tela para empujarla hacia abajo.

Una parte de mi quería detenerlo, sentía la vergüenza devorándome por dentro, la idea de que me vea... Que se diera cuenta que mi figura no se compararía jamás a la de una modelo como con las que él solía enrollarse. Mis curvas delataban que aun era una niña comparada con las demás.

El pantalón cayó al suelo con un suave susurro de fricción.
Ya no podía hacer nada, él claramente notaría mis muslos grandes, los senos pequeños, el vientre imperfecto... Él me vería como la niña que aun era, y probablemente cambiaría de opinión.

Sus ojos me evaluaron con tanta lentitud que pensé que iba a empujarlo y huir de allí despavoridamente a esconderme debajo de mis mantas, pero cuando sus pupilas verdes encontraron mi mirada y notaron ese miedo que dejaba fluir con tanta facilidad, simplemente acarició mi mejilla con una dulzura tan ajena a su excitación anterior y acercó sus labios a mi oído.

—No podrías ser mas perfecta, Marinette —Su voz era tan suave, completamente cálida e inundada de amor que me recordó al viejo Adrien. Un nudo se me formó en la garganta cuando se separó y me sonrió con cariño antes de besar mi frente —Lo sabes, ¿Verdad?.

Asentí sin una pizca de voz en mi y deje que me besara de nuevo, liberándome de tantos miedos.

Algo había cambiado rotundamente en la atmósfera, ya no era todo frenético y necesitado, ahora se sentía como algo mucho más íntimo y romántico.

Su mano se arrastro hasta mi espalda y sin demorarse ni un solo segundo, desabrochó el sostén. Sin dejar de besar el cuello fue bajando lentamente hasta mi pecho, donde me dio una rápida y divertida mirada antes de bajar las copas sueltas y dejarme desnuda de la cintura para arriba.
Me admiró unos segundos antes de llevar un pezón rosada a su boca. Mis piernas temblaron ante la sensación de humedad y calor que sentía contra la piel, dejándome llevar por el movimiento de su lengua y las suaves mordidas.
Enrede mis dedos en su cabello y me dejé llevar, hundiéndome en el placer que me proporcionaba un toque tan suave. Tan pronto como acabó con uno, se enfocó en el otro repitiendo exactamente cada movimiento.

—Adrien, ya... Por favor —Gemí apretando mis piernas a su alrededor.

Una risita escapó de sus labios haciendo que su aliento chocase contra mi piel, erizándome aun más.
Sin una sola palabra su mano bajo hasta mis bragas y acarició la tela por encima con suavidad, sin despegar su mirada de la mia pada contemplar cada expresión.

Se separó de mi y se puso de rodillas sobre el suelo, arrastrándome hasta el borde del sofá. Cuando noté que es lo que estaba por hacer intente separarme frenéticamente.

—No, no —Susurré arrastrándome nuevamente hacia atrás, posteriormente me senté —Podemos evitar esto...

—¿Por qué? —Preguntó enarcando las cejas con una voz tan ronca que me hizo temblar por dentro —¿Acaso no lo quieres? —Sus dedos acariciaron el interior de mis muslos y volvió a plasmar una sonrisa felina en sus labios.

No podía negarlo, me moría de ganas de que me hiciera eso... Pero no sabia si estaba lista como para permitirle que me viera tan expuesta.

—N...No —Murmuré con la voz temblorosa —Quiero que tu disfrutes...

Se encogió de hombros y deslizó los brazos debajo de mis muslos para atraerlos hacia él otra vez. Con un movimiento felino se acercó y besó uno de los muslos.

—Es una pena... —Suspiró y besó el otro muslo, cada vez mas cerca de mi entrepierna —Yo me muero de ganas de hacerlo.

—Adrien... —Sentía mis piernas temblar por el deseo y el pánico.

—¿Tal vez podría haber una forma de convencerte? —Otro beso —Después de todo siempre me dijeron que soy muy persuasivo —Su intensa mirada no se alejaba de la mia ni un solo segundo, podía leerme con tanta facilidad como a un niño pequeño —Y tambien suelo ser muy caprichoso con algunas cosas, Marinette —Deslizó una de mis piernas sobre su hombro y se acercó un poco mas —¿Entonces?

Tenia la lengua tan petrificada en mi boca que me era imposible modular cualquier cosa, por lo cual él continuó hablando.

—Puedo asegurarte que te va a encantar — bajó un poco la tela de las bragas y besó la zona antes de volver a mirarme —Y si no es así, siempre puedes decirme que pare —Habló con sinceridad.

Solo asentí como una idiota y deje que me besara una vez mas en los labios antes de deslizarse hasta donde se hallaba anteriormente.
Con cuidado quitó la ultima prenda y se arrodilló frente a mi, las piernas fueron sobre sus hombros y le permití acercarse a mi entrepierna.
Primero besó la parte mas alta y me acarició la cintura para que me relajase, yo simplemente cubrí mi rostro muerta de vergüenza.

Sentí como lentamente sus dedos separaban los labios superiores y su aliento chocaba contra la piel sensible, contuve el aire hasta que sentí uno de sus dedos acariciarme de manera superficial.

—Dios, estas tan mojada —Soltó una risa y me dio un ultimo beso en la pierna antes de introducir un dedo con cuidado.

Al principio no era tan malo, pero a medida que profundizaba se volvía doloroso. Apreté los dientes para evitar soltar cualquier tipo de queja.
Lo retiró lentamente y volvió a introducirlo provocándome la misma sensación que antes.
Una de sus manos tomo mi muñeca e intento apartarla de mi rostro, pero yo la mantuve firme.

—Vamos, Marinette —Rió nuevamente —Dejame verte... —Su risa se apagó cuando vio la maldita lágrima que se me había escapado —¿Qué... Qué tienes? —Retiró su mano con tanta rapidez que no pude evitar soltar una queja —¿Te duele?¿Es eso? —Aprisionó mi rostro entre sus dos manos y me miro con seriedad.

Asentí, incapaz de decir algo mas.

—Pero creí que tu lo hacías... Que ya estarías mas acostumbrada —Beso mi frente, su voz delataba culpa.

—Nunca fui tan... Tan profundo —Solté una risa, intentado borrar la incomodidad.

Me miró con cautela unos largos minutos y luego se sentó a un lado en el sofá.

—Deberíamos detenernos —Murmuró apartando un mechón de cabello de mi rostro.

—¿Qué?¡No! —Atrapé su muñeca y la apreté suavemente —Estoy bien, sigamos... Por favor —Supliqué sosteniendo su mirada.

—Pero... —Lo interrumpí cubriendo su boca.

—Si vas a detenerte porque me duela cada vez, entonces nunca podremos llegar mas lejos que esto —Su boca se torció en un ángulo de desagrado —Y no es una opción "olvidarse" de lo que sucedió y seguir como antes... Tanto tu como yo queremos esto, Adrien —Apoye mi mano en su mejilla y la acaricie —Sigue... Por favor...

Soltó un largo suspiro y se miro las manos antes de ponerse de pie.

—¿Me vas a decir si te duele? —Preguntó serio, a lo que asentí rápidamente —Si llego a notar que te estas aguantando te dejo en medio de la ruta de nuevo, ¿Oíste? —Solté una risa nerviosa que le arrebato una mueca que ocultaba su sonrisa.

Con un largo suspiro se arrodilló nuevamente y me besó el vientre.

Comenzó con suaves caricias a lo largo de la vagina, evitando introducir nada dentro de ella. Con tan poco fue haciendo que cada vez me sintiera mas excitada, devolviéndome al estado que había perdido en pocos minutos.
Cuando lo notó me dio una sonrisa atrevida y se inclinó sobre mi.
Un gemido se me escapó de los labios cuando sentí su lengua rozarme, la sensación de calor y humedad me estaba volviendo loca.
Comenzó a lamer, succionar y morder todo a su paso, cuando me tenía completamente perdida por el placer sentí como su lengua ingresó tan lenta y suave dentro de mi que me provoco un escalofríos. Esta vez no hubo dolor, solo placer.
Se movía de una manera que comenzaba a enloquecerme, cuando la retiro para lamer el clítoris no pude evitar incrustar mis uñas en su brazo. Nuevamente introdujo un dedo, sin ir a fondo y con cuidado lo comenzó a mover sl compás que su lengua.
Los gemidos comenzaron a sobreponerse sobre la música, inundando casi toda la sala a oscuras.
La mezcla de dolor suave y placer me estaba ahogando cada vez mas, comenzaba a sentir un fuerte cosquilleo.

—A... Adrien —Llamé apretando su brazo —Adrien... Detente... —Otro gemido, comenzaba a sentir la tensión antes del orgasmo —Detente, estoy por acabar... —Sentí como su boca se separó y me miro com los ojos nublados de placer.

—Hazlo —Susurró —Acaba...

Negué con la cabeza, lo quería a él  dentro mío.

La intensidad con la que comenzó a mover la lengua y su dedo me arrastraron hasta el borde del orgasmo.

—Adrien... Adrien no —Gemi aferrandome a su brazo —De... Detente...

Fue inútil, siquiera había acabado la palabra cuando sentí como una sacudida me recorría todo el cuerpo fuertemente. Apreté mis manos a cada lado en los cojines del sofá y un gritito tembloroso se escapó de mis labios, hasta dejarme temblorosa y cansada sobre la superficie esponjosa.

—Te detesto —Susurre con agitación —Demasiado...

Se levantó y se sentó a mi lado, acariciando mi rostro con notoria diversión en el suyo.

—Mmm... ¿Tú crees? —Deposito un beso en mis labios —Por que yo podría vivir haciendo esto.

Le dirigí una mirada de odio fingido que se borró en cuanto vi su sonrisa sincera.

—Vamos, te llevaré a dormir un rato —Cuando deslizó sus brazos debajo de mi sentí que mi estómago se cayó al suelo.

—Pe... Pero, ¿que hay de ti? —Pregunte empujándolo.

—No te preocupes por mí —Me levantó en brazos y se dirigió a las escaleras —Hay mujeres con las que únicamente te importa disfrutar tu y hay mujeres que únicamente deseas ver disfrutar —El comentario me sentó un poco mal, era algo que me hubiera gustado evitar en este momento —Lo curioso es que es la primera vez que siento lo segundo... Que yo no soy el que importa, sino que mi unico objetivo es que tú seas la que disfrute.

Con tan pocas palabras me derreti en sus brazos por amor.


Me detesto por actualizar antes de lo acordado pero bueno... Aquí tienen el más votado 😉

Por el momento lamento informar que no habrá actualización de las demás, esas seguirán pasadas hasta dentro de una semana así que sean pacientes. Estoy intentado volver a Wattpad de a poquito y para actualizar todas las demás primero tengo que releerlas, no me odien plis pero lleva un poquito de tiempo.

Bueno, chaíto nos leemos pronto 😘

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