Return (en edición)

By KarinaGaztea

41.6K 2.5K 708

El pasado siempre es dueño de nuestro presente. Hay quienes como yo, intentaron eliminarlo. Pero hay un siste... More

Return (Secuela de Reset)
Prologo
Capitulo 1.
Capitulo 2.
Capitulo 3.
Capitulo 4.
Capitulo 5.
Capitulo 6.
Capitulo 7.
Capitulo 8.
Capitulo 9.
Capitulo 10.
Capitulo 11.
Capitulo 12.
Capitulo 13.
Capitulo 14.
Capitulo 15.
Capitulo 16.
Capitulo 17.
¿¿¿TRILOGÍA???
Capitulo 18.
Capitulo 19.
Capitulo 20.
Capitulo 21.
Capitulo 22.
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27.
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30.
Capitulo 31.
Capitulo 32.
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
¿Libro en físico?
Capitulo 42

Capitulo 43 (Final)

129 9 5
By KarinaGaztea

-No. No es verdad. – me aseguraba en voz baja mientras seguía negando con todo mi ser.

El imbécil aún seguía debajo de mí y yo lo sujetaba con fuerza del cuello de su camisa. Quería salir de mi acorralamiento, sin embargo estaba comenzando de nuevo la ira que me fue imposible dejarlo ir. Esto tenía que ser una maldita broma, no podía creerle solo por el hecho de que acababa de traer a la vida mis peores pesadillas.

-¡Suéltame con un carajo!

Estaba comenzando a ganar fuerzas de nuevo, porque empujaba mi ser con más ahínco. Sin embargo yo retome mayor potencia y lo arroje en el suelo firme, causando que su cabeza golpeara duro contra la superficie. Tornó su destanteo por el asalto.

-¡Mientes! ¡Yo jamás sería capaz de hacerle eso! ¡Nunca podría ponerle un dedo...!

-Lo has hecho. – pudo decir aun afectado.

-¡Cierra la maldita boca! ¡Estas mintiendo! ¡Cierra la maldita boca de una buena vez!

Cause otro impacto de su cabeza contra el sólido del suelo. Había olvidado de pronto que un tercero estaba presenciando la escena hasta que volvió a hacerse presente.

-Tyler, es suficiente, esta desfallecido y apenas puede mantenerse sensato. Suéltalo.

-¡Te dije que te largaras de aquí, ¿no escuchaste?!

El bastardo intento débilmente des afanarse, pero retome con mi tarea de arrastrarlo al suelo y hacerlo pagar por las mentiras que estaba haciéndome creer.

Una parte de mi lo estaba aceptando, creyendo que lo que decía el bastardo era real y había sucedido, en cambio, la otra parte de mí se aferraba aún más a no creer en sus distracciones.

Entonces comencé a golpear su rostro, una y otra y otra vez, tan fuerte, tan lleno de ira y rencor por el lio interno que había causado en mí ser completo.

¿Podría estar diciendo la verdad? ¿En realidad estuve a punto de acabar con su vida? ¿Es por ello que se había vuelto tan distante?

Mi cuerpo y mi mente por momentos se desconectaban y mi masa seguía actuando, golpeando una y otra vez al sujeto mientras mi razón estaba puesta en las miles y millones de dudas que se habían embargado en ese parte oscura de mi cerebro.

¿Agnes me odiaba ahora? ¿Me habría aborrecido y despreciado desde que toque un pie aquí? ¿Desde aquel toque que intente hacer cuando estaba curando mi herida? ¿Desde aquel beso que le había obligado a darme? ¿Habría correspondido a él solo porque no podía deshacerse de mí?

Una voz lejana seguía intentando disuadirme para detenerme de mi cólera, de mi tarea de moler a pedazos a este imbécil que no había hecho más que encenderme, hacerme caer en sus provocaciones, llevarme al infierno y traerme de vuelta por el hecho de la gran locura que acababa de soltar.

¿En realidad se trataba de una locura? ¿Era cierto que había intentado asesinar a la única persona por la cual moriría si ella decidiera mi destino?

-¡Lo vas a matar, ¿eso quieres?!

Se hizo escuchar y en ese momento jalo de mi brazo para intentar detener uno de los golpeas que iba dirigidos al despreciable sujeto que seguía a mi dominio. Fue entonces que con agilidad pude propiciar un codazo que rompió su boca al instante y lo hizo soltarme de inmediato.

-¡No te atrevas a detenerme si no quieres que también te de una paliza! – amenace.

Mi ser estaba en un total desorden. Ardía de rabia, de dudas, de celos, de ira, de cólera e irritación con todos y al mismo tiempo conmigo mismo. Quería borrar las palabras del bastardo con cada uno de los golpes que propinaba en su rostro y de pronto ya ni eso me apaciguaba el barullo interior. Ya ni eso me hacía sostener la idea de que todo era una farsa.

Sentía los puños humedecidos de sangre y sabía que más que mía, correspondían al imbécil, pero no podía parar. Con alguien tenía que desquitar todo este brío y me temía que nadie más podría lograrlo.

Su rostro estaba totalmente inflamado y lleno de sangre entre mis puños. Tome un momento para verle así, desfigurado y casi desfallecido, y ni eso me hacía sentir calma, ni eso me hacía borrar las memorias que ahora eran más claras, que se venían en montones de imágenes despreciables en mi cabeza.

De pronto todo lo que decía no recordar estaba ahí en mis recuerdos, en mis vivencias, y en efecto, estaba su rostro, su sufrimiento, sus suplicas y su voz llamándome para detenerme de no acabarla, de no terminar con su vida.

Me tome la cabeza con las manos e intente borrar las imágenes que más me hacían morir en carne viva, oprimiendo mis cienes y tallándolas como si se tratara de un borrador. Luego golpetee mi frente para sacudir mis pensamientos, intentando hacer que todo aquello jamás existiera volviéndolo a donde quiera que estaban escondidos, pero seguían allí y ahora me aseguraban que todo lo que había dicho ese sujeto era totalmente cierto.

Alguien sujeto de mis brazos, más esta vez pudo sacarme de encima del idiota y separarme de mi objetivo de matarle. Me empujo lejos de él dejando mi tarea inconclusa.

-¡Casi lo matas! ¡¿Qué demonios te sucede?! ¡¿Esperabas convertirte en un maldito asesino?! – reprendió Hanz mientras yo me levantaba del suelo.

-¡Que no ves que ya soy un maldito asesino! – refute mostrando mis manos repletas de sangre y mirándolo con furia.

Él solo trago saliva y se quedó totalmente enmudecido, no entendiendo a lo que me refería. Mirándome como si mi juicio me hubiera abandonado y ahora no quedara más que un hombre perturbado.

Aquello me hacía sentir más mierda todavía. Quizá Hanz tenía razón, estaba totalmente perdido.

Apreté mi mandíbula al no poder parar todo este revuelo en mi cabeza, de todas las imágenes de esos hombres y de Agnes sofocados por mi demonio, el malnacido en el que me ha convertido ese maldito hijo de mierda que me engendro. Un asesino, su cazador, su asesino, mi presa.

-Toma un poco de aire y cálmate. – intentaba apaciguar.

Sin embargo lo menos que me quedaba por hacer era tranquilizarme. Estaba encendido como un fosforo en la cúspide de su combustión, generando millones de sucesos en mi cabeza que quería detener y que no podía lograr.

Comencé a retroceder rendido al pensamiento, aceptando mis pecados y mi condena, mi culpa y mi castigo. Debía largarme, huir lejos de ella para no volver a causarle más daño. Lo había hecho cientos de veces, pero ninguna como esta, ninguna como esta que había abierto una llaga enorme en el interior que no me dejaba respirar sin sentir dolor, vivir sin tener culpa, andar sin albergar odio puro hacia mi persona por haberle hecho una cosa tan ruin a la única persona que me había hecho vivir esto. A la única mujer que me había hecho sentir algo.

Me dirigí a la habitación pensando que quizá encerrándome entre esas paredes podría apaciguarme, sin embargo era todo lo contrario. Apenas llegue al lugar y me sentí claustrofóbico, pues estaba mil veces más alterado que antes, tan impotente y hecho un manojo de temblores involuntarios. Me quede ahí mirando a la nada, al espacio vacío, sin saber qué hacer, ideando algún remedio para no sentir ese agujero enorme en mi estómago, ese tormento en el pecho que me dejaba aspirar poco de oxígeno. Escanee la habitación conjeturando como acabar el dolor, como remendar el daño que le había causado, como detenerme para no perjudicar más, y en eso, al vislumbrar el espejo que colgaba de la pequeña estantería, supe que debía hacer.

Me corrió el pensamiento de tomar ese pedazo de filo en mi garganta y terminarlo todo, de protegerle de mí mismo aunque fuese la última cosa que hiciera por ella. Llegue al espejo, con toda la fuerza golpee con el puño y al atravesarlo sentí algunos de los cristales incrustarse en mis nudillos y el resto cayendo al suelo. Me quede ahí pensándolo una y mil veces antes de siquiera permitirme ir en busca de un cristal lo suficientemente afilado para atravesarme la garganta. Buscando los pros y contras de tal decisión, más al momento que ya estaba de rodillas y con las dos manos puestas en el pedazo, algo me detenía.

¿Cómo puedo irme sabiendo los peligros que corre si Russell da con ella?

Y ahí estaba con las dudas reteniendo el objeto de muerte que ya yacía en mi poder. Lamentablemente, antes de que decidiera donde clavarlo para desangrarme antes de que la herida se recuperara, golpetearon reciamente la puerta de mi dormitorio, para después de su insistencia y mi poca participación por hacerles saber que estaba allí, abrieran de golpe.

-¿Qué demonios...? – se quedó pasmado ante la situación.

Era Hanz quien se había atrevido a allanar mi piso y se quedó petrificado por unos momentos al mirar lo que sucedía. Cuando intento acercarse ágilmente, yo me levante de igual manera para reprochar por su interrupción, pero él fue más rápido que yo y reclamo...

-¿Qué diablos estás haciendo? ¡¿Has perdido completamente la cabeza?!

-¡Carajo! ¡¿Por qué demonios sigues aquí?!

-Casi matas a ese sujeto y ahora estas tratando de... – ni siquiera le deje terminar.

Fui hasta él y lo acorrale, anteponiendo el pedazo de cristal entre mi mano y su cuello, no era mi intención hacerle daño, le había advertido miles de veces que no se entrometiera en mis asuntos, pero seguía intentando atajar, intentando hacerme ver que había enloquecido y aun sin ánimos de lastimarle, continué con mi huracán de caos.

-Te lo advertí, te dije que no interfirieras en esto. – aclare en voz más baja pero aun grave y amenazante.

-No sé qué mierdas te ha pasado, pero tienes que parar. No te servirá de nada seguir de este modo y alejando a cualquiera que creas se está interponiendo en tu camino.

Negué furioso al no conseguir frenarle en su afán por contenerme. Él no sabía lo que estaba pasando, ni siquiera tenía una maldita idea de lo que mi jodida alma estaba atravesando. Él no se perdonaría si estuviera en mi situación.

-¡Con una mierda! Si se te ocurre siquiera acercarte a mí, juro que no me detendré esta vez.

Mi mirada definitiva le hizo tensar la mandíbula y mirar mi arma esta vez un poco más cerca de su cuello, y debido a su congelamiento y a su falta de palabras ante mi asalto, di por terminado que no haría nada por ahora.

Este no era el lugar ni la manera de terminar con mi patética e indeseable vida, debía partir de aquí, largarme lejos, marcharme antes de que pudiera encontrármela en los pasillos y no tuviera ni siquiera el valor de mirarle a los ojos. De no ser capaz de plantarme frente a ella y después despedirme, dejarle ir aunque fuera el menos indicado para ello.

Era difícil partir nuevamente, pero sabía que su vida sería más sencilla y menos dolorosa, quizá ella podría olvidarme al pasar de los años, dejar de lado todo lo malo que le había causado, todo el infierno que le había hecho vivir en carne viva. Quizá podría dejar de odiarme.

Al continuar con mi camino fuera, escuche el sonoro estruendo advirtiendo la llegada de una tempestad. Fue entonces que al sentir unas gotas de lluvia tocar la parte superior de mi nuca, una idea surgió de la nada, causando que el cristal que contenía en mis manos sangrantes quedara olvidado en el recorrido a donde ahora me estaba guiando mi cuerpo vacío.

Me precipite hasta la guarida de Carvin y accedí sin avisar, allí nadie se encontraba en esos momentos y agradecía no tener que lidiar con más enfrentamientos sin importancia.

Era eso o acabar con mi vida, lo había decidido. Eso me haría olvidarlo todo, podría volver a empezar desde cero, ya no tendría el lio recorriendo mi ser completo por todas esas noches sin poder dormir, esas noches donde rememoraba la escena una y otra vez, más esta vez estando total y completamente seguro que todo era real, que si había intentado matarle, y con el solo pensamiento el agujero interno se volvió todavía más grande, más imposible de cargar, era inimaginable continuar con ese peso carcomiéndome cada día las entrañas, sintiendo el dolor de en mis venas, el odio en mi pecho.

Revolví todo el despacho en un cerrar de ojos hasta que al final pude dar con mi objetivo. Un pequeño frasco listo y preparado para introducirse, al fondo de uno de las gavetas que Carvin mantenía bajo llave. Pensé en no dejar pasar más tiempo, en por fin aliviar toda esta sensación desquiciante atrás y a calmar mis demonios, mis culpas, más no podía hacerlo aquí, necesitaba salir del acorralamiento, desaparecer lo antes posible.

Por momentos dudaba de la decisión. Iba a borrarlo todo, cada momento, cada memoria, cada beso y caricia que guardaba tan recelosamente. Dudaba por ella y era lo único que me hacía titubear de mi decisión. Agnes.

Al final me destiné hasta la motocicleta, la dirigí a la salida lo más rápidamente posible y antes de si quiera mirar atrás, hice rugir el motor y las puertas se abrieron sin tener que dar explicación alguna.

El diluvio me acompaño en el camino y de pronto ya no era necesario guardar apariencias, mi rostro estaba empañado de lluvia, de llanto, de impotencia, de ira y rencor hacia mí, al demonio, al mal nacido, al bastardo de Tyler Harris. Todo acabaría con ese infierno en el que estaba sumergido desde hace unas horas, no había razón o circunstancia que pudiera detenerme.

Era la segunda vez que le dejaba el camino libre y se sentía como si ni siquiera tuviera fuerzas para soportarlo una vez más. Sentía como mi alma abandonaba a mi cuerpo cansado, desecho, herido y sin razón de ser.

¿Cómo diantres pude pensar que un tipejo como yo no recaería en mi instinto real? ¿Cuán cerca estuve de asesinarla? ¿Por qué no me lo reprocho de inmediato?

Seguía manejando sin rumbo alguno, zigzagueando debido a que la tormenta me calaba en los ojos y me impedía ver bien mi camino, empapándome totalmente el cuerpo frio que ya no sentía cosa alguna.

Me despedí de ella en mi camino al bosque, de todo esto, de las miles de cosas que jamás iba a volver a sentir, y solo esperaba que cualquier decisión que llegara a tomar, no le causara ningún daño más, que algún día olvidara mi existencia.

Deseaba excusarme con ella realmente por última vez, decirle que lo sentía profundamente, que si estaba odiándome, no la culpaba porque entendía que merecía su total desprecio y que a pesar de todo lo malo que había causado, había sido lo más importante en todos estos años, que le había prometido que la protegería hasta de mí mismo y lo iba a cumplir esta vez, costara lo que costara.

Aun si tuviera que borrarme todas las memorias o acabar con mi vida, cualquiera de las dos opciones sería la más certera. Igual no me quedaba nada por lo cual luchar, lo había perdido todo ya, esto era poco a comparación de su repudio hacia mí.

Hasta nunca Agnes, hasta siempre...

Continue Reading

You'll Also Like

15.3M 622K 34
Una chica crea un grupo en Whatsapp para conversar con sus amigos, misteriosamente ella sale del grupo una noche, y se mete un "Desconocido" al grupo...
51.9K 4.8K 24
FANFIC FREENBECKY - QUEDATE CONMIGO
28.3K 1.3K 15
Jeongin siendo el Omega más coqueto y lindo no ayuda mucho para changbin. En el sexo con él no se puede ser amable. Changbin top Jeongin bottom ¡18+...
1M 80.9K 49
Adelin debe enfrentarse a un juego enfermizo mientras convive con un asesino serial y un chico que lo da todo por ella. ••• Todos culpan a Adelin Ri...