El Despertar - Adrinette

By LexiBlack1

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Esa tibia y agradable noche que mostraba al fin el inicio de la primavera, se volvió la mas negra para París... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Lexi Revive Parte II
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capitulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capitulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Epílogo

Capítulo 11

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By LexiBlack1


A veces es sólo la locura lo que nos convierte en lo que somos.

Batman.

✧↠ ☯ ↞✧

POV Adrien

Al fin estaba terminando de revisar el resumen del presupuesto del próximo mes para Gabriel's, me había llevado casi toda la mañana. Salí del estudio y arrastré los pies hasta las escaleras con la intensión de tratar de llegar a mi habitación para intentar dormir algunas horas pero a mitad de las escaleras vi a Marinette saliendo del sótano.

Me debatí si bajar y hablar con ella pero, luego de la situación de ayer y mi malhumor debido al cansancio, dudaba mucho que pudiéramos entablar una conversación normal así que seguí mi camino hasta que al fin logre llegar a mi cama.

—Adrien, tengo hambre —Se quejo mi kwami —Ya no hay queso.

—Es culpa tuya —Respondí acomodándome entre las mantas —Te advertí que no te lo acabaras antes del viernes, ahora deberás esperar.

—No seas tacaño —No me moleste en abrir los ojos mientras lo oía.

—Busca otra cosa, Plagg —Murmure junto con un pausado bostezo.

A pesar de tener los ojos cerrados, oía como rebuscaba en la habitación haciendo todo el ruido posible a su paso.

—No me refería a que buscaras aquí... —Me senté y lo mire con odio —¿Por que no vas a hablar con Marinette? Seguramente ella estará encantada de oírte hablar de tu preciado queso.

—Me acaba de echar.

«Ni ella te tolera...» Pensé mientras reía suavemente sin dirigirle la mirada.

—Tengo una idea —Propuso con una sonrisa extraña —Dame tu teléfono y yo encargaré un poco...

—¿Tan idiota me crees? —Solté un bufido acompañado de una sarcástica risa, dándole a entender que nunca dejaría que él, particularmente, fuera quien encargue ese alimento apestoso —Prefiero quedarme pobre de maneras más interesantes.

—Vamos, no seas así —Me puse de pie y abrí la puerta de la habitación indicandole con un gesto de que saliera —¿Y si Marinette lo pide? —Negué con la cabeza —Entonces tendré que molestarte el resto del día...

Sabía con certeza que sus amenazas eran totalmente verdaderas, ese pseudo gato sabía cómo meterme el dedo en la llaga cada vez que se le presentaba la oportunidad.

—¡Bien! Solo tómalo y lárgate —Pedí con enfado.

No perdió la oportunidad de flotar hasta el aparato que descansaba sobre la superficie de la pequeña mesa de noche, a un lado de mi cama, lo recogió y salió de la habitación tan rápido como pudo.

—¡Mas te vale no excederte! —Advertí gritando antes de volver a cerrar la puerta.

POV Marinette

Caminaba de un lado al otro mientras mordía mis uñas frenéticamente, a la espera de que el kwami apareciera.

Lo único que escuchaba era el tic-tac constante del reloj que colgaba de la pared, el cual había visto ya unas diez veces desde que mande al gato por el teléfono de su portador.

—Ese tipo tiene serios problemas... —Dijo al fin de regreso el pequeño kwami —¿Puedes creer que no quería que llamara?

Depósito el teléfono en la palma de mi mano con cuidado y yo le entregué lo acordado, un trozo de ese rancio queso que le gustaba tanto.

—¡Cuánto te agradezco esto, Plagg! —Exclame sonriendo ampliamente mientras buscaba el número de Alya entre los contactos —No sé cómo hubiera podido explicarle esto a Adrien.

—¿Que tiene de malo? —Sentí mis mejillas arder —Es decir, fue muy valiente de tu parte matar a esa serpiente y no se porqué deberíamos ocultárselo a él...

Claramente el Kwami no sabía de quién era realmente esa sangre y esperaba que nunca lo supiera o sino seria mi perdición, o mejor dicho, su nuevo blanco de burlas.

—¡No! —Grite nerviosa —No... No quiero preocuparlo...¿Puedes guardarme este secreto?

Se llevó una de sus manitas al rostro de manera pensativa y comenzó a tarareaer... Exactamente de la misma forma cuando le pedí que fuera por el teléfono.

—¡Vamos! —Suplique y él sonrió de manera triunfal ante mi desesperación.

—Te va a costar algo...

—Eres un avaricioso —Tomé otro trozo de queso del escondite en el que Adrien lo guardaba —Promete que no dirás ni una palabra.

—Te lo prometo —Respondió de manera sincera sin despegar sus ojos del queso —Es mas fácil negociar contigo que con la reina del drama.

Solté un suspiro y le entregué aquella pestilencia, se fue volando felizmente con los dos trozos que costaron su silencio, no me interesaba en lo mínimo verlo tratando esas cosas pero pienso que pudo haber sido peor.

Cuando apareció está mañana en mi habitación y me atrapó con las manos en la masa, o mejor dicho tirando de las sábanas manchadas por culpa de mi naturaleza femenina, pensé que sería mi fin pero por suerte el muy ingenuo Kwami se tragó mi excusa de que una serpiente se había metido en mi cama, lo cual fue la primera cosa que se me ocurrió decirle cuando lo ví.

Marqué el número de Alya con impaciencia y crucé los dedos esperando a que atendiera mi llamada.

— ☯ —

—Te lo advertí —Dijo en cuanto cruzó las puertas de la gran casa —Si hubieras venido conmigo te podrías ahorrar estas situaciones.

Puse los ojos en blanco, ya me esperaba que dijera eso y un millón de cosas mas pero parecía que la castaña no entendía que el que manejaba los hilos aquí era Adrien y si yo me iba entonces no sabría con exactitud que día encontraría a mis padres.

—¿Yo como iba a saber que él no pensaría en comprar siquiera un paquete de compresas? —Me defendí mientras cerraba las puertas.

Me miró con una expresión que conocía perfectamemte, sabía que ahora vendría la parte en la cual me echaría en cara todos los errores de mi vida.

—¿Te... Te quiero? —Pregunté riendo de manera nerviosa mientras trataba de evitar que la ira de la castaña cayera sobre mi.

Por suerte funcionó, comenzó a reír suavemente y luego de manera inesperada me abrazó fuertemente por unos largos minutos, sin decir ni una sola palabra.

—¿Es...Está todo bien? —Ya comenzaba a preocuparme que no dijera nada, usualmente mi táctica solía hacerla enojar aún más cuando pelabamos o yo le ocultaba algo.

Se separó y asintió mientras se aclaraba la garganta.

—Es que realmente extrañaba esto —Respondio con la voz temblorosa, como si estuviera evitando llorar —Te extrañaba a ti, Mari.

No sabía bien como responder a eso, es decir hace tan solo unas semanas atrás yo estuve con Alya charlando de cosas irrelevantes. De todas maneras la abrace nuevamente, si bien no tenía palabras que decir de todas formas podía imaginarme lo doloroso que sería perderla. No quería tener que sufrir el dolor que ella sufrió.

—Lo lamento —Me disculpé apenada —Por favor, solo no me abandones.

—Nunca lo haría, niña —Su voz se suavizó y me miró con confianza —A pesar de los años, nunca conseguí conocer a nadie que rellenara tus zapatos.

—Eso es un alivio —Bromee tratado de aligerar el ambiente —Imaginate si hubieras conocido a una loca que en realidad fuera una asesina serial...

—¿Quieres decir algo así como cuando tú me ocultabas ser Ladybug?

«Allí vamos de nuevo» Pensé poniendo los ojos en blanco.

Segun lo que me había contado desde nuestro reencuentro, Adrien o mejor dicho Chat Noir había irrumpido en la casa del novio de la castaña una noche no muy lejana a mi muerte estando borracho. Y así, arruinando la velada de sus amigos, le confesó nuestro secreto más importante, nuestras identidades.

A pesar de la buena voluntad de Alya, sabía que seguía rencorosa por no confiar lo suficiente en ella para confesarle eso.

—Ya te dije que era para protegerlos a ustedes —Mascullé con enfado. A pesar de lo que diga sé que Alya no me creería —Ademas, ¿si tanto te molestan los secretos entonces por qué no me dices que sucedió entre ustedes?

—¿Entre... Entre nosotros? —Preguntó sorprendida —¿Quienes?

—¿Cómo que "quienes"? —Exclamé cruzando los brazos —¡Adrien, Nino y tú! Se que algo sucedió entre ustedes tres y... —Me interrumpió con enfado, mientras se ponía de pie.

—¡Eso no te incumbe! —Su mirada reflejaba desaprobación y molestia, como si hubiera tocado algo que no debía siquiera mirar.

—¡Claro que sí! Ustedes eran mis amigos y yo...—Con gesto de su mano, cerré la boca.

—Si tanta curiosidad tienes entonces que te lo diga Adrien —Saco de su bolso la pequeña bolsita de farmacia y me la entregó para luego encaminarse hacia la puerta —Despues de todo él provocó todo eso.

Suspiré con cansancio y la persegui para detenerla. La tomé de la muñeca antes de que saliera por la puerta y la miré apenada.

—Lo lamento, ¿Si? —Expliqué rápidamente —Es que esto me tiene los pelos de punta... Solo quiero verlos felices a todos ustedes. No soporto oír los comentarios hirientes que se lanzan con indirectas cada vez que se cruzan.

Acarició mi mejilla con pena y luego me dió una sonrisa ladina. A diferencia de las de Adrien, sabia que las de ella siempre eran en buena señal, Alya nunca me fallaba.

—Realmente no quiero ser yo quien te lo diga —Pidió —Se que puedo sonar como una cobarde y sé que lo soy, pero pídele a Adrien que te lo explique... Yo no podría—Besó mi mejilla antes de darse la vuelta y abrir la puerta —Y por favor, no hables de esto frente a Nino... Creo que fue él quien realmente salió lastimado, no quiero que abra viejas heridas.

—Esta bien —Murmuré resignada —Ven a visitarme pronto.

—Lo haré —Sin más la puerta se cerró y quedé sola en el gran recibidor.

Mire la bolsa y suspire con pereza, a pesar de que comenzaba a acostumbrarme a la casa y a la soledad a la que me enfrentaba cada día, en el fondo me seguía costando quedarme completamente sola.

—☯—

Tomé una mordida de mi manzana mientras esperaba a que mi instructora acabase de guardar finalmente todas sus herramientas de tortura en su bolso, las cuales ella llamaba "libros".

—Muy bien, Marinette — Felicito con una amplia y sincera sonrisa —A este paso acabaras en un suspiro.

Asentí sin despegar la vista de mi manzana, no tenía mucho interés de oírla adularme como continuamente hacía, comenzaba a sospechar que Adrien tal vez le pagaba una suma demás para que lo hiciera.

—¡Es un alivio oír eso! —Festejo el rubio al fin apareciendo —Pero sabía que podrías ponerte al día rápido.

Cuando me guiño un ojo yo solté un bufido, actitud que no se le escapo al ojiverde. Cuando habían personas presentes él era igual al Adrien del cual me había enamorado, era dulce, amable y simpático. Pero todo eso era actuado, para guardar en el fondo sus verdaderas actitudes, para ocultar al sujeto perturbado que solía ser en realidad.

—Venga Sra. Henaff, la acompaño hasta la puerta —Ofreció con una cálida sonrisa el rubio.

—Con gusto —Respondió devolviéndole el gesto con amabilidad la mujer —Nos vemos mañana, jovencita —La despedí con un saludo cortes de mi mano —Ay Adrien, deberías mudarte más cerca de la ciudad.

—Sabe cómo son las cosas de complicadas para mi allí —Explicó mientras se encaminaban hacia la puerta.

En cuanto desaparecieron de la habitación me puse de pie y trate del rubio que probablemente se enfocaría en fastidiarme la vida en los próximos minutos.

Moví rápidamente mis pies, yendo por el camino opuesto al que Adrien tomaría esperando encontrarme en la sala. Cuando salí del pasillo, apreté el paso para llegar a las escaleras y meterme al baño para fingir una ducha eterna hasta que mi autoproclamado "tutor" olvidara mi enfado hacia él, pero en cuanto doble la ultima esquina choque contra su pecho.

—Imagine que intentarias eso...—Sonrio de manera triunfal.

Estaba recostado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una expresión de autosuficiencia por descubrir mi ruta de escape.  

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