❝ El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados. ❞
−Jean Paul.
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Podría decirse que ese fue el mejor almuerzo-merienda-cena que había tenido jamás. Cuando pensaba en mi primera cita con Adrien nos imaginaba en el parque o en el cine, riendo como tontos y tomados de la mano, pero esto fue totalmente diferente...aunque no era técnicamente una cita pero se asemejaba bastante a una en mi cerebro. Habíamos cocinado juntos y luego comimos en una pequeña mesa del jardín mientras charlamos un rato hasta que se tuvo que ir a su "trabajo".
Me sentía un poco mal de no poder correr a mi habitación, tomar mi teléfono y llamar a Alya para contarle hasta el último detalle de toda esta situación, realmente me moría de ganas de hacerlo así que en vez de llamarla le envié un mensaje desde el teléfono de Adrien.
"-Podemos hablar?" Escribí rápidamente y después de unos minutos de debatírmelo, se lo envié.
"-Ahora que quieres, Agreste?" Respondió casi al instante.
"-Se que esto va a zona raro, pero te necesito" Esperé casi diez minutos hasta que el teléfono comenzó a sonar.
Respondí esperanzada, ya lista y preparada con las palabras exactas que le diría en cuanto oyera su voz.
— Ho...Hola? — Preguntó con inseguridad — Adrien?
— Alya, no cuelgues! Por favor...escúchame aunque sea solo unos segundos — Pedí — Soy Marinette, te juro que Adrien no tiene nada que ver con esto.
— No de nuevo, por favor...
— Recuerdas ese dia en el que Chloe robó tu sostén luego de gimnasia y lo arrojó en el salón? Que estabas tan avergonzada que no querías asistir a ninguna clase? — Esperé unos minutos y cuando no contestó, continué — Recuerdas que dije que era mio para encubrirte? Solo nosotras dos sabíamos la verdad! Adrien no podría...
— Ya basta! —Gritó una voz masculina desde el otro lado de la linea — Detente de una maldita vez! Acaso ese es tu nuevo placer, Adrien? — Me llevó unos minutos trata de reconocer aquella voz — Ahora te enfocas en hacer sufrir a los demás?
— Nino? — Pregunté un poco feliz de que fuera otro conocido, pero fue opacada por el pesar de sus palabras — Nino, soy yo...
— Este es el colmo — Dijo lleno de enojo — Tienes que aprender a superar los traumas de una maldita vez!
No llegue siquiera a abrir la boca antes de oír como finalizó la llamada.
— Creo que acabó muy mal...— Murmuré sentándome en el suelo.
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Debían ser alrededor de las cinco de la mañana cuando Adrien regresó a la casa. Se veía agotado pero en ningún momento amagó a ir a su habitación, entró directamente en la mía y la recorrió con la mirada hasta que me encontró sentada en un sofá con un viejo libro abierto sobre mis piernas.
— Que haces despierta a esta hora? — Se acercó y se sentó al filo de la cama.
— La pregunta es por que entraste tan a la ligera si se suponía que debía estar dormida? — Respondí algo amargada.
— Comprobaba si habías cerrado con llave... Cosa que no hiciste — Deje caer el libro al suelo y me puse de pie.
— Lo lamento, la próxima vez me asegurare de no ser tan despistada — Caminé hasta la cama y me senté con los brazos cruzados — Ademas por que demonios tengo que cerrar la puerta? No se supone que el hogar de Chat Noir debería ser el lugar mas seguro del país?
— Qué te sucede? — Preguntó cerrando la puerta detrás de él — Hay algo que te esté molestando? Yo podría resol...
— Quiero irme a casa! — Mi voz salio caprichosa e infantil, pero no le di importancia — Estoy harta de estar sola todo el estúpido día y quiero ver a mis padres.
— Marinette, solo llevas tres días aquí — Me regañó imitando mi pose — Sabes que aún no encontré a tus padres, no puedo dejarte en medio de la calle sola y sin tener idea de con quien ir.
— Que tan difícil puede ser hallarlos? — Me impulse y comencé a caminar de un lado a otro, con la vista pegada al suelo — Es decir, no son fugitivos y mucho menos espías! Trataste de hablar con el tío de mi madre? Él vive en Shangai, podría ayudarnos.
Chat soltó un suspiro y camino hasta donde estaba, me sujetó de los hombros y me miró unos cortos segundos a los ojos para luego hablar calmadamente.
— Ya intenté rastrearlo, Mari — Mi esperanza se rompió rápidamente con esas palabras — Estoy haciendo lo que puedo pero tengo otros asuntos de los cuales ocuparme tambien; estoy buscando tu miraculous, intento averiguar como es que estas viva y a la vez llevo a cabo mis deberes como héroe — Sus manos apretaron con suavidad, intentando reconfortarme — Entiende que sólo soy un hombre, puedes ser un poco mas paciente?
No respondí al instante y él suspiró con cansancio. Aunque no quería aceptarlo, así tuvo que ser.
— Lo seré — Murmuré bajando la mirada — Pero enserio que me siento sola...No es que te esté recriminando nada, pero me gustaría poder salir aunque sea unas horas — Lo miré fijamente a los ojos y apreté una de sus manos que seguía en mi hombro — Por favor, Adrien...
Él apretó los labios en una línea recta sin saber que decir y desprendió su mano libre para llevar un mechón suelto de mi cabello hacia atrás de mi oreja con cuidado, luego de eso su mano se depositó en mi mejilla con una dulzura que jamás habla visto de su parte.
— Por qué tienes que ser así? — Preguntó con la voz aterciopelada mientras su pulgar acariciaba mi mejilla — Por qué me obligas a ser de esta manera?
— Obligarte a ser de que manera? — Pregunté de manera casi inaudible, paralizada por su contacto.
— A ser el malo de la historia — Respondió con una sonrisa triste y con eso me dijo todo.
No me pensaba dejar salir.
Antes de que pudiera decirle una sola palabra él se dio la vuelta y salió de la habitación dejándome sola con el pulso acelerado. Me llevo unos minutos juntar coraje para salir e ir a enfrentarlo pero aunque lo busque por toda casa, no había señal de su presencia.
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En la mañana me desperté al sentir que algo caminaba sobre mi lenta y temerosamente. Llena de temor abrí los ojos de par en par y me topé con dos esmeraldas mirándome con curiosidad. Me senté sorprendida y sujeté a la pequeña bola de pelos que caminaba torpemente sobre la cama.
— Luego de lo que dijiste anoche creí que sería buena idea conseguirte un poco de compañía — Mire al rubio que observaba de brazos cruzados sobre el marco de la puerta.
Devolví la vista a la pequeña cosita que tenia entre las manos y sonreí sin poder pronunciar una sola palabra, con un solo maullido me robó el corazón.
— Es el gatito mas lindo del planeta! — Exclamé acariciando la diminuta cabecita del pequeño gatito.
— Es LA gatita mas linda del planeta — Corrigió sonriendo ampliamente — Ya había un gato negro en esta casa y no podía arriesgarme a perder mi lugar.
— Eres un bobo — Reí mientras ponía los ojos en blanco y me alejaba de la cama en dirección del Adrien — Pero sabes que esto no quita el hecho de que ayer me dejaste hablando sola.
— Técnicamente no estabas hablando — Respondió sin dejar de sonreír — Y pensé mejor lo que dijiste... No puedo dejar que te vayas pero puedo conseguirme un poco de tiempo para estar contigo — Creo que mi rostro se torno de color rojo porque rápidamente él apartó la mirada y se rió de manera nerviosa — Asi que podremos estudiar chino cuanto antes!
Y allí se esfumó mi ilusión. Seguí a Adrien hasta la cocina mientras me explicaba como me enseñaría y cuando llegaría la institutriz para comenzar mis estudios, estaba sacando la leche cuando alguien llamo a la puerta. Me miró extrañado y me hizo un gesto para que esperase allí mientras él revisaba, a pesar mi disconformidad sobre mi libertad reducida me quedé parada en donde estaba pero mirando discretamente en dirección de la puerta principal.
— Que haces aqu...— Él no llegó a concluir su pregunta ya que un puño le impactó el rostro empujándolo varios pasos hacia atrás.