Mi pequeña fuga

By ClaudiaPiper

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Dris está harta de oir a sus padres pelear y de que nunca le hagan caso, por eso, a sus dieciseis años, decid... More

Mi pequeña fuga
1: Haciendo las maletas
2: Bienvenida a casa.
3: Conociendo al vecindario.
4: Solo vamos a tomar café.
5: La cena.
6: Esto no es una fiesta.
7:Mensajes
8:Correr.
9: San Juan.
11: Nate.
NOTA DE AUTORA
Cap 12: La historia de Nate.
13: Cero a la izquierda.
14:El Diario De Noa.
15:Escapada.
16:Malavita.
NOTA DE AUTORA
17: Venganzas.
18: Hospital.
Nota de autora
19: Playa.
20: Claire y Sophie.
21:Secuestro.
NOTA DE AUTORA
22: ¿Confusión?
23:Un tornillo puede ser tu mejor arma.
Hola!
24: ¿Testigos?
25: Hotel, dulce hotel.
Nota rápida!
26: Nuevo destino.
27: Pequeña Nina.
28: Soy de las pocas probabilidades.
29: Erika.
30: De nuevo no.
31: Final.
Epílogo.
Agradecimientos.
¡Sorpresa!

10: Tarde movida.

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By ClaudiaPiper

Cuando abro los ojos, veo que estoy tumbada en la cama de Adrien. Noto un escozor en el muslo, así que levanto un poco la cabeza y veo a Adrien sentado en el suelo, de rodillas, inclinado sobre mi pierna con unas gasas y varias pomadas con nombres raros.

-¿Que haces?-Le pregunto. De repente me acuerdo de todo lo que pasó hace un rato, y recuerdo que llevaba un vaquero. Vuelvo a mirar y veo que Adri me quitó el pantalón. Me sonrojo.-¿No será mejor que vayamos al hospital?

-Te he examinado la pierna en el taxi y la herida no es muy profunda.-Dice sin levantar la vista de su trabajo.

-¿Y tú como sabes que no es profunda?-Le digo frunciendo el ceño. Ahogo un grito cuando pasa un poco de alcohol por mi herida.

-Voy a empezar mi segundo año de medicina.-Dice sin inmutarse.

Enarco las cejas.

-¿Estás estudiando para médico?

-Exactamente. ¿Te sorprende?

-Bueno, esque nunca pensé que un tío que se tira a una fresca por noche tenga tiempo para estudiar.-Digo sinceramente y miro al techo.

Ahora él levanta la cabeza y me mira con una sonrisa.

-Si estás celosa, solo tienes que decirlo.

-No lo estoy.-Digo convencida. Casi.

-No quieres reconocerlo.

-Me suplicas que lo reconozca.-Entrecierro los ojos y me cruzo de brazos. Me quedo mirando al techo.

-Esto ya está.-Dice incorporándose.-Vamos a por tu mejilla.

Se pone de rodillas sobre la cama, para luego pasar una pierna sobre mí e inclinarse, de modo que queda competamente encima de mí, apoyado en los codos.

-Emmm... ¿qué se supone que haces?-Le pregunto.

-Es la mejor postura. Para curarte la cara, digo.-Sonríe picarónamente.

-Pues vale.-Mientras el desliza el algodón por mi mejilla, me quedo prendada en sus ojos, fijos y concentrados en lo que está haciendo. Cuando acaba, se separa de mi y sonríe mordiéndose el labio.-¿Algún problema?-Le pregunto a la defensiva.

-No.-Niega con la cabeza.-Tendrás que quedarte una semana con la pierna vendada. Tienes que quedarte en mi casa para que pueda tratarte.

-Vivo enfrente. Prefiero la mía.

-No. Te quedas aquí.

Al final me resigno y asiento. Me quedo mirando fijamente sus labios sin poder evitarlo. Si se acercara solo un poco más... ¡No!

-A dormir, Adri.-Frunzo el ceño y lo aparto de un empujón. Él se levanta y se quita la camiseta y el pantalón.-¿Que haces?-Abro los ojos como platos.

-Cambiarme. Quítate la sudadera.-Lo hago y me pasa una camiseta blanca suya. Me la pongo y me tumbo. Él se tumba a mi lado.

-Buenas noches.-Dice.

Le respondo con un gruñido. Luego, me quedo dormida aspirando el olor de Adrien, impregnado en su almohada.

***

A la mañana siguiente, cuando despierto, veo que Adri no está aquí. Oigo música de fondo.

Me levanto con pesadez, y noto un suave dolor en mi pierna, pero lo ignoro. Salgo de la habitación y voy al salón, y veo que está la radio encendida, mientras suena Bailando.

Oigo un carraspeo a mis espaldas. Me giro y veo a Adri sonriéndome. No lleva camiseta. Que raro. Ironía.

Extiende una mano hacia mí.

-¿Bailas?-Pregunta mordiéndose el labio.

Me lo pienso un segundo. ¿Bailar con él? Claro. Es un pivón idiota. Si.

-De acuerdo.-Agarro su mano y él tira de mi hasta pegar nuestros cuerpos.

Suelto una risa y él me imita. Me levanta un poco y me monta sobre sus pies. Esto me lo hacía mi tío cuando era pequeña.

Comienza a caminar hacia el centro del salón conmigo. Mis brazos agarran sus hombros, y los suyos mis caderas. Comenzamos a bailar mientras cantamos a coro.

-Con tu física y tu química, también tu anatomía, la cerveza y el tequila, y tu boca con la mía, y ya no puedo más.-Desafinamos juntos. Bueno, yo desafino, la verdad es que él tiene una voz bonita. ¿Hay algo que le salga mal?

Adri sube y baja sus pies, provocando que yo casi me caiga unas cinco veces. Reimos todo el rato y seguimos bailando, mirándonos a los ojos.

Cuando acaba la canción, empieza a sonar Thousend years.

Genial, la mejor canción para este momento.

Nos quedamos callados, pero seguimos bailando. No de forma tan fuerte como antes, sino más bien despacio, como una especie de vals.

La canción es en inglés, pero cuando llega el estribillo, Adri lo susurra en español.

-He muerto todos los días esperando por ti, amor, no estés asustada, te he querido por mil años. Te querré por mil más.-Me mira a los ojos y nos ponemos serios, olvidándonos de que la canción sigue sonando. Mis pulsaciones se intensifican y tengo miedo de que Adrien las oiga.

Nunca había pensado que Adri pueda causar tantas sensaciones dentro de mí. Tengo miedo, alegría, esperanza, todo al mismo tiempo y en grandes cantidades. Adri se acerca lentamente, y refuerza su agarre en mi cintura. Se queda mirando mi boca, como yo la de él, y luego cierra los ojos.

De repente, la canción acaba, y comienza a sonar un grupo terriblemente horrible. Chicas y chicos, One Direction.

¿QUE? ¡No me odieis. No me gustan y punto!

Malditos corta rollos.

Adrien se aparta de mi, obligándome a bajar de sus pies. Apaga la radio y sonríe ¿nervioso?

-Te invito a comer.-Dice recobrando la compostura.

***

Cogemos el coche de Adrien, y media hora después, llegamos a un restaurante muy bonito. Es oscuro y acogedor. Está prácticamente lleno.

Entramos y nos sentamos en una de las mesas del fondo.

Pedimos la comida y empezamos a hablar.

-¿Y por qué elegiste ser médico?-Le pregunto.

-Me gustaba eso de salvar vidas. No sé.-Se encoge de hombros.-Mi madre lo es.

-¿Y tu padre?-Le pregunto, pero me arrepiento cuando veo su expresión frustrada.-Lo siento, no debí...

-No, da igual. Esque, bueno, no me llevo mucho con mi padre.-Se revuelve en la silla, nervioso.

-Ah. ¿Y tu hermana?-Intento cambiar de tema.

Sonríe.

-Es lo que más quiero en el mundo.-Se sincera.-Puede ser realmente pesada, pero no la cambiaría por nadie. Jamás dejaría que le lastimasen.-Se pone serio, y puedo notar que aprieta el puño.

¿Que le habrá pasado?

-Y... cuéntame más cosas.-Le sonrío.

-Bueno, cuando era pequeño no era el que soy ahora. Tenía pocos amigos. Pero un día, cambié.-Sonríe.

-¿Por qué cambiaste?

-Tuve que hacerlo.-Aprieta la mandíbula, así que decido dejar el tema.-Toco el piano, ¿sabías?

-Tú haces de todo.-Pongo los ojos en blanco.

Miro a mi derecha y abro los ojos como platos cuando los veo.

-¡Mierda!-Murmullo. Me incorporo y me meto debajo de la mesa, quedando con la barbilla apoyada en la rodilla de Adrien.

-Dris, me gustas en esa posición, pero aquí no...-Bromea Adri.

Pongo cara de asco. Estiro el brazo y lo agarro de la camiseta, obligándolo a que se agache junto conmigo.

-Mis padres están en una de las mesas.-Le digo.

-¿Qué?-Exclama.-Vámonos.

Asiento.

-Levántate, me cubres.

Me hace caso y se levanta. Veo que saca la cartera (nueva) y paga lo que hemos pedido, luego me levanto y me pongo contra su espalda.

Comenzamos a caminar hasta llegar a la puerta, y cuando lo hacemos, me giro para mirar a mis padres. Están riendo y hablando animadamente. Frunzo el ceño. ¿Me voy y se reconcilian?

Sacudo mi cabeza e intento olvidarme de ellos.

Cuando salimos, nos subimos en el coche.

-No hemos comido.-Digo.-¿Mcdonalds?

-Si.-Sonríe y arranca.

***

-Voy a pedir un helado, ¿quieres?-Me pregunta. Asiento sonriente, y él se levanta de nuestra mesa.

Aprovecho para pensar en mis cosas.

Punto uno: mis padres. ¿Estaban... felices? ¿Tan poco les importo? ¿Tanto me odiaban que fue mi culpa lo que provocaba las peleas? No lo entiendo, nunca hicieron NADA por mi, desde que cumplí los seis años tuve que aprender el camino al colegio para ir yo sola cada día, tuve que aprender como comprar en el supermercado y aprender a ir yo sola a la peluquería, tuve que aprender a leer y escribir yo sola, y a hacer los deberes de clase sin ayuda. Cuando cumplí los nueve años, ya sabía hacer el pedido de mis libros de texto, y ya sabía comprarme mi propia ropa. Con trece años ya sabía salir de mi casa por la ventana cada noche e irme a dormir a la de Liam sin que mis padres de enteraran debido a sus gritos, aprendí a calcular las cuentas del banco, la declaración de la renta, y todas esas cosas, solo porque mi madre necesitaba "descansar de cuidarme". En ningún momento he hecho que tengan que preocuparse por mí, así que no creo que yo fuera un problema.

Punto dos: Adrien. Este chico es verdaderamente idiota, pero no puedo evitar desear estar entre sus brazos para que me proteja, y no puedo evitar pensar el escalofrío que me recorrería si me besara. La verdad es que no tengo ni idea de cuales son mis sentimientos hacia él. Este último mes que pasé con él, fue increíble, y no solo porque me divertía, sino porque me trataba como si yo realmente fuera importante.

Cuando yo tenía catorce años, en el instituto no era la persona más popular del mundo. Algunos se metían conmigo, y las niñas hablaban a mis espaldas. El único que de verdad me quería era Liam, pero yo iba en tercero y el en primero de bachillerato, así que no coincidíamos nunca. Me acuerdo que había hecho dos amigas, muy amigas, llamadas Rose y Candy. Pensaba que eran mis amigas, hasta que un día me soltaron que las agobiaba demasiado. Tal vez pasara mucho tiempo con ellas, pero ellas me invitaban a estar todas juntas, ¿así que, que querían que hiciera? Ellas no parecían molestas.

Bueno, volviendo a Adri... es el primer chico que me trata así. No sé si lo hace porque es así como se comporta con todas las chicas o porque de verdad le intereso.

Si, mido 1'58, mi cuerpo no es ningún tipo de escultura griega, pero lo acepto, y soy rubia, con el pelo liso y hasta la mitad de la espalda; visto ropa normal, no soy de llevar collares ni pulseras, tan solo un pantalón y una camiseta cualquiera, y mis ojos, por qué no decirlo, son bonitos. Todo en conjunto puede parecer aburrido, soso y corriente, pero me considero distinta a las demás, con un estilo propio que no le gusta a todo el mundo, pero que es el mío y punto.

No soy de las que le interesan a chicos como Adrien.

Despierto de mi ensimismamiento y me doy cuenta de que Adrien está tardando mucho. Miro hacia la barra y veo a Adrien a un lado, hablando con una chica de pelo castaño y ojos verdes. Ella está apoyada contra la pared, con las manos tras la espalda y un pie apoyado en la pared. Adrien tiene un brazo al lado de su cabeza,y el otro dentro del bolsillo trasero de la chica. Ambos están sonriendo. Veo como ella le apunta algo en la mano y luego  Adri se acerca a ella para darle un beso en la comisura de los labios. Tras eso, vuelve a la mesa.

-¿Y el helado?-Le pregunto en un tono más borde de lo que pretendía.

-Se me olvidó.-Sonríe. Pone las manos sobre la mesa y puedo distinguir nueve números escritos con letras apresuradas. Pongo cara de asco cuando veo el nombre de la tía. Nina.

-Ya, tú tenías otro tipo de comida.-Murmuro para mi misma.-Vámonos. Ya no quiero helado.

-Como prefieras.-Se encoge de hombros y nos levantamos.

***

No le dirijo la palabra en todo el camino. Cuando llegamos, Adrien abre el portal y entramos en el ascensor. Le doy al botón 3 y se cierran las puertas. Noto como empezamos a subir, pero luego el ascensor da una sacudida y se para sin abrirse. Me acerco a la puerta y la intento abrir, pero nada.

-Nos hemos quedado encerrados.-Gruño. Cierro los ojos y me los froto con las manos cerradas. Me siento en el suelo con las piernas estiradas. Adrien me imita y se sienta enfrente de mí.

-Tendremos que entretenernos con algo mientras tanto.-Dice sonriendo.

-Podrías llamar a Nina.-Pronuncio su nombre con asco.

-Joder, niña, te celas demasiado.-Y suelta una carcajada.

Frunzo el ceño. Yo no me celo. ¿Verdad?

-Eso no es verdad. Pero podrías entretenerte de esa forma.-Pongo los ojos en blanco y me levanto para estar alejada de él.

Me siento en la barrita del ascensor que hay para apoyar las manos. Pero Adrien se levanta y se coloca frente a mi, apoyando las manos en mi cintura.

-Quiero entretenerme contigo.-Dice mirándome serio.

Al principio pienso dejarme llevar, pero no.

-Para ti solo soy una niña.-Digo casi en un susurro, porque lo tengo prácticamente pegado a mi.

Sonríe y se acerca más a mi. Mis manos agarran fuerte la barandilla para no resbalarme, pero noto como las palmas me empiezan a sudar.

Cuando nuestros labios están a punto de rozarse, la puerta se abre, dejándome ver a Peter con una sonrisa picarona en el rostro.

-¿Interrumpo algo?-Pregunta.

-No.-Digo, pero al mismo tiempo Adri habla.

-Si.

Le fulmino con la mirada.

-No pasa nada.-Me bajo de la barandilla y salgo del ascensor, con Adrien detrás.-Gracias por sacarnos.

Dejo que Adrien abra la puerta de su casa, y se hace a un lado para que pase.

Al principio vacilo; no quiero que piense que me lo voy a tirar. Al final decido entrar, si intenta algo yo lo detendré con mis habilidades destructivas.

Entro y me dirijo a su habitación. Me siento en el borde de la cama y doy un suspiro de cansancio.

Adrien entra y me mira.

-Dris.-Dice. Le miro y enarco las cejas, esperando a que continúe.-Yo nunca dejo nada a medias.

Y antes de darme cuenta, se tumba sobre mí y acerca nuestras bocas. Al principio me sorprendo, pero luego le sigo el beso; me da miedo hacerlo mal, pero como veo que Adrien intenta hacerle paso a su lengua, continúo sin miedo.

Nuestras lenguas se entrelazan, y noto como las manos de Adrien se dirigen a mi culo. Lo aprieta ligeramente y dejo escapar un gemido. Lo único que mis pensamientos transmiten con claridad es que sabe a fresa.

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