11: Nate.

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Noto como Adrien sube sus manos de mi culo a mi espalda, y las introduce por mi camiseta. Noto como intenta desabrochar mi sujetador, así que dejo de besarlo.

-Para.-Le digo, agarrando sus manos y sacándolas de mi camiseta.

-¿Por qué?-Pregunta confundido.

-Soy virgen.-Le digo. Él no parece sorprenderse, en vez de eso asiente.

Seguimos tumbados, con él encima de mí, mirándonos.

Tengo miedo de que escuche mi corazón, demasiado rápido y fuerte. Esto... no sé lo que significa. Para él no será nada.

De repente suena el timbre, pero Adrien no se levanta y sigue mirándome.

-Adri, vete a abrir.-Le digo. Él se levanta y sale de la habitación.

Oigo como abre la puerta y también oigo una voz femenina que me suena demasiado.

-¿Está Dris?-Pregunta.

Abro los ojos como platos y me levanto de golpe. A la carrera, voy hacia la entrada, y nada más ver a Nate me lanzo a sus brazos.

-¡Nate!-Exclamo.

Nate es mi mejor amiga, bueno, era, porque se mudó al otro lado del país. Es alta, me saca unos seis-siete centímetros, con la piel bronceada y una consistencia delgada. Su largo pelo castaño le cae por la espalda, y sus ojos verdes me miran contentos. Es muy guapa, siempre que íbamos a campamentos juntas todos los chicos se fijaban en ella y no en mi.

-¿Me puedo quedar unas semanas en tu casa?-Dice sin abrazarme.-Vine de vacaciones.

-Claro. Dios, hace cuanto que no te veo.-Me separo y le sonrío.

-Veo que no has crecido.-Me mira de arriba abajo y nos reímos.-¿Quién es este?-Pregunta señalando a Adri.

Giro mi cabeza hacia él, que está detrás de mi mirando a Nate con la boca abierta. Seguramente pensando que está buenísima.

Oh, no. Pienso inconscientemente.

-Este es Adri. Adri, esta es Nate.-Ella se acerca a él y le da dos besos. Al llevar tacones son de la misma altura, incluso ella le saca cinco centímetros.

-Que culo...-Oigo murmurar a Adrien. Aprieto los puños.

-Ven, vamos a mi piso.-Le digo. La agarro del brazo y salimos al rellano. Saco las llaves y abro mi puerta. Entramos y cierro la puerta.

-¿Ese es tu novio?-Pregunta apoyándose contra la puerta y abriendo ligeramente la boca.

-¿Qué? ¿Adri? ¡No!-Niego rápidamente con la cabeza.

-Mejor. Porque está buenísimo.-Dice lo último en apenas un susurro. Sonrío falsamente. Ya se lo ha pedido. No puedo hacer nada contra eso.

-¿Y si salimos a cenar los tres esta noche?-Me pregunta.

-Claro. Pero primero deshaz la maleta, anda.-Ella asiente y se va a buscar mi habitación. Cuando entra, cierro los ojos y reprimo las lágrimas. Me permito un minuto para pensar.

Adrien... ¿qué es para mi? Acabamos de besarnos, y luego va hablando del culo de Nate. ¿Me gusta? NO. ¿O si? Dah, ¡yo que sé!

***

Esa misma noche Nate y yo nos estamos arreglando para salir.

Os voy a enseñar con un claro ejemplo lo diferentes que somos.

Ella: Vestido negro ajustado, por la mitad del muslo, tacones de diez centímetros, maquillaje a más no poder.

Yo: Vaqueros, camisa a cuadros rojos y blancos y botas.

Salimos por la puerta justo cuando Adri llama.

Se queda con la boca abierta cuando ve a Nate.

-¿Vamos?-Pregunto. Asienten y vamos al restaurante.

Durante los cinco minutos de camino, Adrien no para de mirar Nate. A mi ni siquiera me dirije la mirada.

Cuando llegamos, nos sentamos en una mesa pequeña, de forma que estoy yo frente a Adri y Nate entre los dos.

Pedimos la comida, y mientras tanto hablamos.

-Nate, estás preciosa.-Dice Adri. Frunzo el ceño, y él me mira.-Ah, tú igual.-Mueve la mano quitando importancia y vuelve a dirijir la mirada a Nate.

-Gracias. Apenas me he arreglado.-Sonríe y le guiña un ojo.

-¿Puedo hablar contigo en privado un segundo?-Dice él. Ella asiente y se levantan sin ni siquiera mirarme.

Salen por la puerta y se van a un lado, donde no los pueda ver.

Empiezo a repiquetear con los dedos en la mesa, e intento evitar que las lágrimas salgan de mis ojos. ¿Qué le querrá decir?

Pasan cinco minutos y no entran. Decido levantarme e ir a ver que pasa.

Cuando salgo, me los encuentro en una esquina. Adrien le está rodeando la cintura y ella tiene sus brazos alrededor de su cuello.

-Gracias por pedírmelo.-Dice ella.

-Eres la chica más guapa que he visto en mi vida. Gracias a ti por ser mi novia.-Dice él.

Cuando oigo eso, no puedo contener las lágrimas, que empiezan a brotar con fiereza.

Veo las manos de Adrien sobre ella y me dan ganas de arrancarlas de su cuerpo y ponerlas sobre el mío.

Veo como besa sus labios y quiero separarlos a arañazos, suplicando ser yo a la que bese.

Mis pies echan a correr hacia la parada de autobús. Las lágrimas me nublan la vista, así que me tropiezo y caigo al suelo. Me levanto y sigo corriendo hasta entrar en el autobús.

Me siento por el fondo y apoyo la cabeza en el cristal. Lloro en silencio hasta que el autobús para frente a la casa de Liam.

Me bajo y llamo al timbre.

Me abre y subo las escaleras, cuando llego veo que está en la puerta en calzoncillos, con el pelo algo revuelto.

-¿Que haces?-Le pregunto secándome las lágrimas.

-Fuera.-No me lo dice a mí. Se da la vuelta y echa a una chica morena que se pone la camiseta a prisas.-Te llamaré.

Ella sonríe algo avergonzada y sale corriendo.

Cuando se va, Liam me rodea con sus brazos y me aprieta contra su pecho.

Me levanta ligeramente y me lleva en brazos hasta su habitación. Allí, me tumba en la cama y se tira a mi lado. Me vuelve a rodear con sus brazos.

-¿Qué ha pasado?-Susurra.

Se lo cuento todo. Me desahogo como no he podido hacerlo con nadie, y él no me interrumpe.

Cuando acabo, él solo asiente y me abraza más fuerte.

-Debes de estar muy cansada. Venga, duérmete.-Me besa la sien y hago lo que me dice.

Duermo.






Mi pequeña fugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora