8:Correr.

6.8K 295 24
                                    

DRIS POV.

Me despierto cuando oigo un disparo en la televisión. Me doy cuenta de que mi cabeza está apoyada en el regazo de Adri, otra vez. Levanto la cabeza y veo que él está luchando por no cerrar los ojos. Pobre, seguro que no se iba a dormir por no despertarme.

-Adri, vamos a la cama.-Le digo con voz ronca debido a mi aturdimiento "mañanero".

Él abre los ojos desmesuradamente.

-¿Cómo?-Me pregunta.

Frunzo el ceño, ¿que problema hay? Oh, vale, acabo de pillar el doble sentido de las palabras. He tardado un poco, si, pero estoy medio dormida. No me judgueis, mi cerebro es lento. Tal vez sea porque soy rubia. A lo mejor es cierto y las rubias somos más tontas. Dah, no creo. Si, estos son mis pensamientos diarios.

-No en ese sentido, tarado.-Le digo elevando el tono de voz e incorporándome.-A dormir. No me apetece irme hasta mi casa. A no ser que no te apetezca, claro.

-Bah, me da igual. Vete a la cama y ponte algo mío.-Dice frotándose los ojos.

Me levanto rápidamente, por lo que me da un mareo repentino y todo se vuelve negro por unos segundos. Ag, odio cuando me pasa eso.

Cuando ya veo bien, voy a la habitación, me pongo una camiseta de Adri (dejando mi ropa en el suelo) y me meto en la cómoda cama.

Me quedo dormida antes de que llegue él.

***

Cuando despierto, me doy la vuelta para observar a Adrien. Sigue dormido, con una suave expresión dibujada en la cara.

Noto mis músculos algo entumecidos por estar durante horas en la misma posición, así que miro la hora, y como son las diez, decido salir a correr un rato.

Me levanto con cuidado de no despertarlo y me dirijo hacia la puerta de entrada. Compruebo que no hay nadie en el rellano y lo cruzo rápidamente hasta llegar a mi casa. Entro y me dirijo hacia mi habitación. Abro el armario y saco unos leggins negros, una camiseta básica negra y unas zapatillas de correr. No llevo sudadera porque hace bastante calor.

Voy al baño y me miro al espejo mientras me hago una coleta alta. Me lavo los dientes, me echo desodorante y me echo también un poco de colonia de bebé, mi favorita.

Antes de salir, me tomo un zumo de naranja, cojo mi móvil y mis cascos, me los pongo y bajo las escaleras hasta salir fuera.

Pongo música, trumpets, y comienzo a correr hacia alguna parte.

Controlo mis respiraciones, que cada vez se hacen más fuertes. El cuerpo me pide que coja aire por la boca, pero lo ignoro y sigo corriendo.

Empiezo a pensar en mis padres. ¿Que estarán haciendo? ¿Buscarme? Claro que no. Seguro que seguirán discutiendo y ni se habrán enterado de que me he ido.

De repente me detengo cuando veo un sitio donde hacen tatuajes. Sonrío y me decido a entrar.

***

Un rato después, salgo de allí. Antes de irme a casa, vuelvo a mirar mi muñeca izquierda, donde hay tatuada un ancla de un barco. Me lo tatué porque mi abuelo (el único de mi familia que me quiso y me hizo caso) fue marinero y lo tenía tatuado en el brazo. Además de que significa seguridad y esperanza.

Alrededor de la tinta hay un suave tono rojizo. El hombre tatuador me ha mandado aplicarme un poco de crema para calmar la irritación.

Vuelvo a casa caminando, mientras observo todo lo que hay a mi alrededor: mucho césped, muchos árboles, una ría a lo lejos... respecto a la gente, poca. Apenas pasan coches por aquí. Los comercios: Hay un supermercado, una peluquería, un salón de tatuajes, un par de restaurantes y cafeterías, algunas tiendas de ropa y una librería preciosa con montones de libros esperando a ser leídos.

Mi pequeña fugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora