18: Hospital.

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Mientras Adrien me examina, aprovecho el silencio para pensar en todo lo que ha pasado en la última hora.

Un hombre que resulta ser el padre de Adrien ha intentado matarme, supuestamente para vengarse de éste. Y luego, Adrien me besa dos veces, de forma demasiado suave como para ser tan solo un beso. ¿Que quiere decir?

Cuando Adrien acaba de mirarme la vista, me dedica una sonrisa cálida.

-Quítate la ropa, por favor.-Me pide.

Hago lo que me dice y me saco la camisa y el pantalón, lo que me produce algún gemido de dolor debido a los moratones.  Dejo la ropa a mi lado y me vuelvo a poner recta, preparada para que Adrien me revise. Antes estar en ropa interior delante de él me producía vergüenza, pero ahora tan solo siento un cosquilleo en el estómago al ver como su mandíbula se tensa mientras me observa todo el cuerpo.

No quiero reconocerlo, pero adoro que se preocupe por mi. Sé que no es una situación para ponerme feliz, ni mucho menos, pero siempre quise que alguien se preocupase por mí, cosa que nunca tuve, salvo Liam, pero es un caso muy distinto.

Murmura una palabrota entre dientes y me asusto de lo enfadado de que está, pero cuando bajo la vista entiendo por qué se pone así: mi estómago está de un color entre el morado y el negro, al igual que una parte de mi pierna derecha y algunos pequeños moratones por el resto del cuerpo. La espalda debo de tenerla intacta, salvo quizás por el daño que me hice al caer contra la puerta.

-Estoy bien.-Le digo intentando restarle importancia, pero mi voz se quiebra al final.

Adrien levanta la vista de mi cuerpo y me mira a la cara.

-Voy a matar a ese hijo de puta por lo que te hizo.

-Adrien...

-Se va a arrepentir de haberte siquiera tocado.-Dice cortante.-Dios... no me puedo ni imaginar que te haya lastimado. Que hayas sufrido por mi culpa. Tendría que haberme quedado contigo. Soy un idiota. Tú eres tan... vulnerable.-Se muerde el labio inferior, que le estaba temblando.

Tantos sentimientos de golpe por su parte me abruman. Adrien siempre es muy cerrado, es bastante difícil sonsacarle algo, y ahora sin tan siquiera preguntarle me acaba de confesar que no puede soportar que me hagan daño. ¿Como es posible? Adrien, que nunca experimentó el mínimo afecto hacia mí, que nunca me hizo caso, que siempre se olvidaba de que existía cuando andaba alguna chica cerca... ¿como es posible?

-Adrien.-Digo en un tono que expresa mi desconcierto ante su momento sentimental.

Él levanta la cabeza y me mira. Noto como sus ojos luchan por contener las lágrimas.

Se levanta y se sienta a mi lado, y luego rodea mi hombro con un brazo y me atrae hacia su pecho.

Me hago una bolita y dejo que su gran cuerpo me proteja entre sus brazos. Sus dedos acarician mi espalda tranquilos, pero cuando noto que llega a la parte superior se tensa. Debo de tener ahí el moratón. Aun así hace como si nada y sigue acariciándome.

-Estamos a punto de llegar al hospital.-Me dice levantándose y volviendo a sentarse frente a mí.

Asiento, dando por hecho que me manda vestirme. Agarro el pantalón y me lo pongo, pero él tiene que ayudarme a ponerme la camiseta. Lo hace muy delicadamente; mientras me la baja, sus dedos rozan mi piel produciéndome escalofríos.

Justo cuando acabo de vestirme, la ambulancia se para y oigo como se abre la puerta del conductor. Al momento se abre la de atrás, permitiéndonos salir.

Primero se levanta Adrien, quien me lleva en brazos hasta llegar a recepción, donde al momento me mandan irme a una de las salitas para que me examine un médico profesional.

Mi pequeña fugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora