Mi pequeña fuga

By ClaudiaPiper

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Dris está harta de oir a sus padres pelear y de que nunca le hagan caso, por eso, a sus dieciseis años, decid... More

Mi pequeña fuga
1: Haciendo las maletas
2: Bienvenida a casa.
3: Conociendo al vecindario.
4: Solo vamos a tomar café.
6: Esto no es una fiesta.
7:Mensajes
8:Correr.
9: San Juan.
10: Tarde movida.
11: Nate.
NOTA DE AUTORA
Cap 12: La historia de Nate.
13: Cero a la izquierda.
14:El Diario De Noa.
15:Escapada.
16:Malavita.
NOTA DE AUTORA
17: Venganzas.
18: Hospital.
Nota de autora
19: Playa.
20: Claire y Sophie.
21:Secuestro.
NOTA DE AUTORA
22: ¿Confusión?
23:Un tornillo puede ser tu mejor arma.
Hola!
24: ¿Testigos?
25: Hotel, dulce hotel.
Nota rápida!
26: Nuevo destino.
27: Pequeña Nina.
28: Soy de las pocas probabilidades.
29: Erika.
30: De nuevo no.
31: Final.
Epílogo.
Agradecimientos.
¡Sorpresa!

5: La cena.

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By ClaudiaPiper

Adrien me suelta y se va, dejándome sola y con una sonrisa maliciosa en los labios.

Cuando me aseguro de que entra en su casa, corro a mi habitación y cojo el teléfono. Marco el número de Liam.

-¡Pequeña!-Grita.-Espera, que pongo el altavoz.-Oigo de fondo la voz de los padres de Liam.

-¡Hola Tania, hola Phil!-Les saludo.

Oigo como Liam se ríe y quita el altavoz.

-Dime.

-Pues... mmm...-Le cuento todo, sin ningún tipo de detalle. Liam no me interrumpe, salvo cuando le cuento lo de que Adrien me tiró en la cama, que soltó alguna que otra amenaza hacia él.-¿Entonces... la chica con la que estarás esta noche... le podrías pedir su vestido?

Era obvio que esta noche Liam se lleve una chica a casa. Es regla. Cada viernes, chica. Salvo cuando me quedo a dormir a su casa, claro.

-De acuerdo, pero si es muy provocativo, no dejo que te lo lleves.-Suelto una risa.-Hablo en serio.

-Liam, cuanto más provocativo mejor. Mañana por la tarde te quiero aquí. Chaooo.-Y le cuelgo sin dejarle contestar.

***

Esa misma noche, sobre las once, oigo el ascensor abriéndose y la voz de Adrien. Me levanto del sofá y voy hacia la puerta. Coloco el ojo en la mirilla.

Adrien está abriendo su puerta, pero no está solo. Tiene a una rubia teñida con un vestido demasiado corto colgada de su cuello. Ella no para de reirse y le da suaves besos en el cuello.

Entran en su casa y cierran. Frunzo el ceño. Como hagan ruido les mato.

Una hora más tarde, por fin, me voy a la cama. Cuando me meto, cierro los ojos y me duermo.

***

A la mañana siguiente, me levanto sobre las once. Genial, sigo sin cafetera.

Sonrío para mis adentros. Iré a hacerles una pequeña visita a Adrien y a su teñida.

Me peino un poco y salgo fuera. Llamo a la puerta de Adrien, y a los diez segundos abre la teñida de ayer, con tan solo una camiseta negra (La que llevaba ayer Adrien), y el pelo algo revuelto.

-¿Puedo ayudarte?-Pregunta con una voz algo chillona.

-¿Está Adri?-Pregunto con su mismo tono.

-Ummm... claro.-Se hace a un lado y me señala la habitación.

-Sé donde está.-Le digo, como si yo hubiera estado un millón de veces en ella.

¿Por qué actúo de esta manera?

Entro en la habitación y me encuentro con Adrien, tumbado en la cama, con tan solo unos boxers.

Trago saliva cuando veo su cuerpo escultural.

-Adrien.-Digo seria. Él abre un ojo lentamente y frunce el ceño cuando me ve.

-¿Dris?-Pregunta algo confundido.

-¿Quién si no?-Pongo los ojos en blanco.-Dame tu cafetera.

-Cógela.-Dice volviendo a cerrar los ojos.

-Bien.-Sonrío y me doy la vuelta para salir de la habitación.-Te veré en la cena.-Y acto seguido, cierro la puerta.

Voy a la cocina y cojo la cafetera. Salgo fuera del piso, y la teñida sale conmigo.

-¿Eres muy amiga de Adrien?-Me pregunta frunciendo el ceño.

-Algo así.-Respondo irónicamente con una mueca en los labios.

-Ah.

-Bueno...-Digo tras un incómodo silencio.-Espero que hayais pasado buena noche.-Le guiño un ojo y entro en mi casa, cerrando la puerta tras de mí.

***

Tras desayunar, me meto en la ducha y me lavo el pelo. Salgo y me lo seco, dejándolo liso.

Envuelvo mi cuerpo en una toalla y me miro al espejo.

¿Sabeis cuando la gente tiene días en los que tiene muy buena cara? Pues hoy es un día de esos para mí. No me malinterpreteis, no soy egocéntrica para nada, pero hoy estoy muy bien.

Sonrío y voy hacia la puerta cuando suena el timbre. Es Liam.

Le abro y le doy un abrazo. Le obligo a pasar y cierro la puerta.

-¿Has traido la mercancía?-Le pregunto frotándome las manos con maldad.

-Sí, pero que conste que no estoy de acuerdo con este vestido.-Me entrega una bolsa negra. La cojo y miro lo que hay dentro.

-Perfecto.-Digo sonriéndole.

***

Después de comer, nos sentamos en el sofá. Vemos durante una hora la tele, pero nos interrumpe el timbre. Me levanto y salgo hacia la puerta.

-Que guapa. ¿Irás así a la cena, no?-Pregunta con ironía. Todavía no me he puesto el vestido, llevo el pijama.

-Lo he escogido precisamente para ti.-Digo sonriendo falsamente.

-La cena es a las nueve, en el restaurante de aquí al lado. Vete elegante, o al menos lo máximo que puedas.-Y sin decir nada más, se da la vuelta y entra en su piso.

Miro la hora: las siete y media.

Me dirijo a mi habitación y saco el vestido de la bolsa. Me lo pongo y me maquillo un poco. Odio el maquillaje, pero ahora es muy necesario.

Me hago la raya y me aplico rimel. También me paso un pintalabios rojo por los labios.

Me miro al espejo.

Llevo un vestido negro que me llega por la mitad del muslo. La parte de arriba es ajustada. Tiene dos finos tirantes que se unen tras mi cuello y dejan parte de mi espalda al aire. También tiene un delgado cinturón dorado en la cadera. A partir de ahí, la falda cae suave, con una tela fina y plisada de tull negro sobre la seda.

Es perfecto. Solo me faltan los tacones.

Me pongo los que estaban en la bolsa. Unos de quince centímetros, también negros, con una tira rodeando mi tobillo.

Voy hasta el salón. Cuando Liam me ve, su mandíbula cae hasta el suelo.

-No.-Se levanta.-No te vas a poner eso. Provocas demasiado.

-Es la idea.-Digo sonriendo.-¿Te gusta?-Me separo y doy una vueltecita.

-Ese es el problema. Me gusta demasiado.-Aprieta los puños y frunce el ceño. Suelto una carcajada y le beso la mejilla.

-En quince minutos tenemos que salir de casa.-Lo miro de arriba abajo. Lleva un vaquero y una camisa negra que se le ajusta al torso.-Vas perfecto.-Sonrío.-¡Ah!-Doy un saltito cuando me acuerdo.-Casi se me olvida. Tú eres mi novio.

Él se ríe y me da un beso en la frente.

Entrelaza nuestros brazos y me dirije a la puerta.

-Prepárate, Adrien.-Digo entre dientes.

***

Este barrio me encanta; apenas hay coches, está algo alejado del ruido y hay mucho césped, pero hay lo básico que se necesita: un supermercado, un restaurante, una peluquería...

Entramos en el restaurante. Parece bastante elegante. La camarera nos indica donde está nuestra mesa y nos conduce hasta ella.

A los pocos metros de llegar, me fijo: Hay dieciseis sillas. Seis a cada lado y dos en cada extremo de la mesa. 

En el lado pegado a la pared se encuentra la pareja de ayer por la mañana. A su lado está otra pareja joven, y al lado de esta, Adrien y la teñida. Esta última lleva un minivestido (no, no es ni un minivestido, eso es una camiseta larga) azul con lentejuelas. Enfrente están un par de parejas más (¿qué pasa? ¿En este edificio solo hay gente joven?) y dos sillas libres, justo enfrente de Adrien y la teñida. En cada lado de la mesa hay dos chicos muy guapos, uno de ojos verdes y pelo rubio corto, y otro de pelo negro y ojos marrones.

Toso ligeramente para que nos presten atención. Todos se giran hacia nosotros. Veo la reacción de cada uno de ellos: los chicos dejan caer sus mandíbulas (incluído Adrien, que se atragantó con su bebida) y las chicas me miran impresionadas.

-Hola. Este es Liam.-Sonrío y me dirijo a mi sitio. Me siento enfrente de la teñida, y Liam enfrente de Adrien.

-¿Qué hay, Adrien?-Le pregunto mordiéndome el labio inferior.

-B...bi...bien.-Tartamudea sin poder dejar de mirarme.

-Encantado. Soy Liam.-Extiene una mano y le da un fuerte apretón.

-Hola, Dris.-Dice la teñida.

-¿Tú como sabes mi nombre?-Digo a la defensiva.

-Me lo dijo Adri.-Me sonríe.-Yo soy Keira.

-Encantada, Keira. ¿Qué tal la noche con Adrien?-Le sonrío falsamente.

-Bueno...eh...bien.-Dice algo sorprendida.

-¿En serio?-Enarco las cejas.-Bueno, si tú lo dices...

-¿Qué quieres decir con eso?-Pregunta.

Me acerco a ella, sin que Adrien escuche.

-Bueno, alguna chica ha tenido algún que otro problemilla... ya me entiendes.-Frunzo los labios y ella asiente lentamente. Me separo y me vuelvo a sentar.

Viene el camarero y anota nuestros pedidos. Tras eso, el chico rubio empieza a hablar conmigo, ya que lo tengo al lado.

-Hola, soy Peter.-Me da dos besos y me sonríe.

-Yo Dris. Encantada.

-Igualmente.

Traen nuestra comida y comienzo a comer mi solomillo.

De vez en cuando veo a Keira acercarse a Adrien para susurrarle algo al oído, y eso ya me molesta. ¿Por qué me molesta?

Veo como Adrien me mira disimuladamente, así que aprovecho y me acerco a Liam. Empiezo a darle besos en el cuello y él cierra los ojos.

Esto es algo así como una lucha entre Adrien y yo.

Pero cuando Keira le muerde ligeramente el lóbulo de la oreja, no aguanto más y le tiro una cucharada de puré de patatas, que impacta en su pelo.

-¡Oye!-Me grita.

-¡Fue sin querer!-Levanto los brazos y reprimo las ganas de reirme.

-Sí, ya, y yo me chupo el dedo.¿A ti que leches te pasa?-Se incorpora de la silla.

-¿A mí? ¿Qué demonios te pasa a tí, que te comportas como si no hubiera nadie más en el restaurante?-Me incorporo yo también.-Para eso te vas a su piso.

-Yo hago lo que me da la gana.-Reprocha.-Lo que pasa es que tienes envidia de que esté con Adrien.-Se cruza de brazos y sonríe.

-¿Yo? Claro, también tengo envidia de tu exquisito gusto por las camisetas largas.-Digo sarcásticamente.

-Es un vestido, idiota.

-Ya, claro, pues me da que te has dejado la mitad en casa.

-Cállate y vete a tu esquina.

No aguanto más, y me lanzo contra ella. Estoy a punto de cruzarle la cara cuando alguien me agarra de la cintura y coloca en su espalda, como los bomberos. Me saca a la fuerza del restaurante, y justo antes de salir grito:

-¡Por cierto, deberías ir pensando en darte el color, se te ven las raíces!

Cuando salgo del restaurante, el hombre misterioso me deja en el suelo. Adrien.

-¿Por qué has hecho eso?-Le pregunto.

-¿Y dejar que os matarais? No, gracias. Vamos, te acompaño a casa.-Me agarra del brazo y me tira de mí.

-Puedo sola.-Me zafo de su agarre.-Vete con tu teñida.-Le fulmino con la mirada y me giro para continuar con mi camino.





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