Amor en notas musicales (#1 S...

By GenesisK20

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Ella Antes de ti sostuve otras manos, antes de ti besé otros labios, antes de ti, dije te quiero. Antes de ti... More

Nota
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Epílogo
Nota

Capítulo 50

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By GenesisK20

—¡Delicia! —exclama Chris, chupándose la salsa barbecue de los dedos—Es irónico que vengamos de gala a comer aquí ¿no?

—Da igual, yo ya me moría de hambre—dice Dasha sonriendo, estirando la canasta con alitas de pollo—¿Alguien quiere más?

***

Alexander y yo compartimos un agradable momento bajo el piano hasta que Mike tuvo que venir a interrumpir el ambiente porque... tenía hambre. Me despedí de mi chico pelinegro, me dijo que pronto vendría a alcanzarme pero que antes tenía otras cosas que hacer.

Cuando salimos me di cuenta de que Mike no precisamente tenía hambre... sino que le habían quitado el apetito y esos fueron nada más y nada menos que Dasha con su elegante novio francés... antes de que llegáramos a ellos le hice burla, formé un corazón con ambas manos para luego destrozarlo. Frunció el ceño y estuvo a punto de hacerme un gesto grosero con el dedo, pero en lugar de eso se dio la vuelta y estallé en carcajadas.

¿Ya he dicho que me agrada este sujeto? ¡Ja, ja, ja!

***

—No, gracias—Mike da un sorbo a su bebida, desde que llegamos no dejo de molestarlo con gestos de burla al haber perdido a la hermosa morena de mi amiga

—¿Creen que el evento se prolongue más? Quiero decir, por eso de los ancianos y el montón de gente—interfiere Max, evitando que el bocado se escape de sus labios—Alexander me había dicho que el evento sería grande pero no pensé que demasiado

—Pero los periodistas se fueron—dice Chris indiferente

—Lo sé, pero no los ancianos ni el público que tanto lo esperaba...

—Siempre es así, el año pasado cuando estuve en Bielorrusia hubo cientos y cientos de personas—Chris lame sus labios—es peor para él si hablamos de gente rica que quiere ofrecerle contratos de negocios para promocionar sus empresas

—¿De verdad? —digo sorprendida, dando un sorbo a mi bebida—¿Y por qué tu n-

—Oh no, no, no, no, hace mucho que dejé en claro que yo no promocionaría ninguna empresa, especialmente las que no tienen muy buena reputación. A menos de que en verdad me llame mucho la atención lo haré, pero yo toco por pasión y no por darle fama a industrias extranjeras. Además, aquí no me acosan tanto como en Bielorrusia, ya sabes, Moscú es de Alexander como Bielorrusia de Chris—libera una risa traviesa—es lo que la gente dice

De pronto el celular de Chris empieza a timbrar, apenas ve la pantalla de su celular se queda impactado.

—¿Qué sucede? —pregunto

—Es... ¿Eveshka? ¿Por qué me llamaría? —deja a un lado su comida y desliza el dedo sobre la pantalla—¿Bueno?

Me siento un poco inquieta, algo dentro de mí me dice que hay algo extraño.

—Oh... sí, aquí estamos ¿vienen en camino? Ah, okay... aquí los vemos, adiós

—¿Qué pasa? —dice Dasha

—Nada, Gregori y Eveshka vienen para acá

—¿Y Alexander?

—Supongo que viene con ellos, es lógico ja, ja, ja, ¿Quieres algo más Michael?

Dirige su vista hacia su hermano quien suspira pesadamente.

—Tengo sueño, pero pide lo que quieras

—¿Por qué no vas a dormir al coche?

—Sí, buena idea. Solo pídeme un café y me iré

—Pobre, quizá tu trabajo te agobie demasiado—interrumpe Dasha con ternura—ya verás que una buena siesta te compondrá

—Eh... —la mira nervioso y después desvía la mirada

—Eres muy callado, nada igual a Chris—dice Max masticando su última alita de pollo

—Todo se derrumbó... dentro de mí, dentro de mí—canté en voz baja con evidente sonrisa burlona—¡Dentro de MI!

—Te perdoné que me quitaras el auto y ¿así me pagas? Voy a arrestarte, grosera

Empecé a reír, dejando el vaso en la mesa y dejándome caer en el asiento.

—¿Sabes qué niña? ¡Me largo! Serás de sangre inglesa como yo, pero no eres fina ¡Naca!

—¡Ups! Qué dolor, qué dolor

—Con permiso—se levanta de la mesa con el ceño fruncido, los demás nos miran confundidos. Justo cuando él se pone de pie el ligero sonido de una campana suena en la puerta, capturando la atención de todos y me percato de que es nada más y nada menos que Gregori y Eveshka

Espero que Alexander venga detrás de ellos, pero no es así. De hecho, me parece extraño. Ellos nos buscan con la mirada y pronto se acercan hacia nosotros con paso sereno y no como de costumbre.

—Eh...—Chris me mira de reojo y vuelve la mirada hacia ellos—¿Ho...la?

—¡Hey Chris! —contesta Gregori sonriente. Mira a Mike y le tiende la mano—Buenas tardes ¿con quién tengo el honor?

—Michael Anderson... ¿señor... Volkov Gregori si no me equivoco?

—¡Exacto! Espera, espera, ¿Anderson? ¿Cómo Chris? —mira hacia mi pelirrojo acompañante—¿Es tu hermano del que me hablaste?

—Sí señor, él mismo y en persona

—Ow...—Mike lo molesta haciendo un puchero— mi hermanito habla de mí como un héroe, que cosita más linda

—Podría hablar basura de ti—frunce el ceño—no te emociones

—Sabes que no lo harías—le saca la lengua y Chris responde de la misma manera

Los hermanos Anderson son únicos en su especie.

—Buenas noches—Eveshka interrumpe seria, pero cordial

—Buenas noches—decimos todos

Lo más incómodo es que sitúa su mirada en mí con una expresión que no podría definir con palabras. Sencillamente, me atraviesa con sus castaños y profundos ojos.

—¿Podemos sentarnos a comer con ustedes? —dice Gregori

—Claro, claro—contesta Chris—hay espacio para todos

Los demás se recorren y antes de que Gregori le ceda el paso a Eveshka, esta se detiene en seco con una fría expresión.

—Pero antes... me gustaría hablar con usted señorita Price

—Cariño... ahora no—murmura Gregori, formando una escuálida e incómoda sonrisa

Se produce un tenso silencio. Max y Dasha se refugian en la comida mientras me observan nerviosos al igual que Chris. Aunque él roza por debajo de la mesa mi brazo como si intentara tranquilizarme o algo por el estilo, pero a diferencia de los presentes... no me siento intimidada así que enarco una sonrisa y me pongo de pie.

—Por supuesto—dejé mi abrigo y me situé frente a ella, haciendo un gesto con la mano hacia la puerta para que habláramos afuera. Antes que nada, giré mi vista hacia todos—provecho, en un momento regresamos

Aunque el lenguaje corporal de todos era bastante tenso como si dijeran ¡Corre perra, corre! y, sobre todo, sus ojos me decían ¡Cuidado! Yo preferí no sentirme intimidada ante ello, entiendo que le tengan miedo por la manera en la que enseña y porque su manera de confrontar a las personas es bastante pesada, pero después de aquel día cuando la vi llorar, ella ya no me parece una mala ni mucho menos soberbia persona. De hecho, le tengo respeto.

Una vez que salimos y caminamos en silencio hasta la entrada del restaurante lejos de la vista de todos, a un costado del estacionamiento. Ella se detuvo en seco y yo hice lo mismo conservando mi distancia, pronto se giró con lentitud para encararme poniendo la cara más fría que jamás haya visto. No lo niego, llegué a escuchar el latir de mi corazón por los nervios e incluso tragué saliva con dificultad varias veces.

—Señorita Price

¡Dios! Apenas dice mi nombre en esa ronca y profunda voz y ya puedo sentir que es lo que dirá, lo juro, suena peor que cuando mi madre me llama para regañarme. Me quedo helada, rogando en mis adentros que esto sea rápido.

—Gracias

Literalmente un signo de interrogación aparece en mi frente. ¿Qué? ¿QUÉ?

—¿G-Gracias? —alcé las cejas, nerviosa—¿Por... qué?

—Estoy celosa de que usted haya podido entender mejor a mí sobrino que yo y, sobre todo, haya logrado hacer más cosas con él de las que yo hubiese querido. A Isabella Lorak, mi hermana menor, en su lecho de muerte le juré de rodillas que yo me encargaría de educar al su hijo como si fuese mío puesto que evidentemente yo no puedo concebir un niño. Con el paso del tiempo se volvió mi pequeño Alexander, aunque biológicamente solo soy su tía. Sin embargo, jamás... jamás en todo este tiempo desde que llegó a mis brazos lo he visto tan determinado y principalmente feliz que como cuando está con usted

Mis manos temblorosas se contraen a mis espaldas, respiro en mis adentros al no saber que decir ante tal comentario.

—Por eso quiero darle las gracias, señorita Price... por darle a mi hijo algo de lo que intenté protegerlo, amor. Y suena ilógico ¿no es así? Pero, siendo su vida tan complicada con terribles tragedias desde niño lo que menos quería es que sufriera por una persona que rompiera su corazón, amo mucho a mi sobrino y por nada del mundo permitiría que alguien le hiciera daño

—Entonces—digo temblorosa, apenas en un hilo de voz—quizá no debería darme las gracias, yo debería disculparme por no haber estado en un momento en el que él me necesitó

—Pero regresó... cuando se es joven y se está en esa etapa de enamoramiento nada te asegura que todo seguirá un rumbo feliz, quiero decir, evidencia mía es mi historia con la de mi esposo. Sin ese hombre yo no sé qué haría. Además, ustedes son jóvenes y eso está bien, le agradezco que haya vuelto porque de lo contrario tenga por seguro que no hubiera dudado ni un instante en despreciarla

Wow... eso fue muy directo.

—El amor es gratitud ¿verdad? —digo con una sonrisa colgando de mis labios, tan pequeña, recordando las palabras de Andrew, creo que entiendo el porqué de esa frase—creo que compartimos ese sentimiento en común, usted haría lo que fuera por él y por su esposo, es por eso que la respeto mucho

No dice nada, pero puedo percatarme de una diminuta sonrisa formada en sus finos y rojizos labios.

—Sí, efectivamente... así que, gracias por no dejarlo cuando la necesitó, gracias por darle coraje de enfrentarse a su pasado y al mundo, gracias por ayudarlo a vincular los viejos lazos que tenía con su padre y, por último, quiero darle gracias por aquel pañuelo

Me sorprendo cuando de su bolsa saca el pañuelo que le di aquella vez, está perfectamente limpio, ella me lo da con delicadeza y haciendo más clara su sonrisa.

—De nada...—intento aclarar mi voz, sostengo el pañuelo con cuidado y me siento feliz, muy feliz porque esta plática no se haya salido de control. De pronto la imagen de Alexander llega a mí mente—¿Y él? ¿Dónde está?

—Oh, Alexander se quedó un rato con su padre... dijo que vendrían a las—mira el reloj dorado en su muñeca—más bien se supone que ya deberían estar aquí... me dijo que solo tardarían quince minutos y ya van cuarenta de retraso

—¿De verdad?

—Nunca es tan impuntual... —ella frunce el ceño

Me parece un tanto extraño. Un grito proveniente de una calle desolada nos pone los pelos de puntas a ambas, es...

—¡Charlie! —exclamo al ver que viene caminando un tanto cojo—¿¡Charlie!?

—¡AUXILIO! ¡Alguien! ¡Alguien ayuda!

Ambas corremos hacia él, cuanto más me acerco más me asusto pues tiene una herida de bala en la pierna derecha y un enorme sangrado que no deja de fluir. Además de que se ha puesto más pálido y casi desmayándose por el dolor.

—¡Charlie! ¡¿Qué pasa!? ¿¡Qué pasó!?

Alza la mirada con dificultad, apretando parte de la herida hasta que llega un punto en el que no lo soporta y cae de rodillas.

—Señorita Price... Eveshka...—dice entre quejidos—el señor Melenkov... tienen que llamar a la policía, ¡Emergencias!

—¿¡Qué!? ¿Por qué? —de pronto mi vista se pone nublada, hay un terror inmenso que carcome mi ser—Alexander... ¿¡Dónde está él!?

—Se lo llevaron... ¡Fue una calumnia! ¡Un secuestro! ¡Tienen que ayudar!

—¿Qué? —la voz de Eveshka se quiebra y pronto entra en un estado de desesperación— Estás jugando ¿cierto? ¿¡Quién fue!? ¿¡QUÉ OCURRIÓ!? ¡CHARLIE!

—No sé, no pude verles el rostro. Llegué para recoger al señor Melenkov y a su hijo, me dijeron que aquí estarían todos y entonces cuando llegué hubo una emboscada de seis hombres, ni siquiera fui advertido cuando me dispararon en la pierna y al señor Melenkov en el costado

—¿¡Qué!?

—¡Lo juro! Me bajaron y golpearon, rompieron nuestros celulares, Alexander intentó detener al líder de los chicos, pero este apuntó a la cabeza de su padre, me dejaron inconsciente y cuando desperté el señor Melenkov estaba mal herido más no muerto y el joven Alexander ya no estaba ¡Necesito que lo ayuden! ¡por favor!

—No...—Eveshka comienza a tener un ataque de nervios—¡NO! ¡NO! ¡NO!

Ante eso trato de sujetar sus manos pese a que me da rasguños que cortan mi piel y me hacen soltar quejidos. Está furiosa y a la vez en pánico, ¿qué hago? Estoy preocupada por Alexander y no puedo permitir que Eveshka pierda la cabeza, además de que Charlie está mal herido y también angustiado por Leandro.

—¡Basta! —le grito a Eveshka quien no deja de lanzar puños y patadas al aire—¡BASTA EVESHKA!

—¿Amor? —esa voz hace que me sienta aliviada, es Gregori que pronto se aproxima corriendo hacia nosotras—¿¡Qué pasa!?

—¡Gregori! ¡Tienes que ayudarme—le digo asustada—¡Tienes que llamar a emergencias! ¡Rápido!

—¿Qué? Pero ¿Por-

—¡Hazlo! ¡Ya!

Confuso y preocupado hace lo que le digo.

—¡Charlie! Tienes que decirle donde fue el secuestro

—¿Secuestro? —Gregori abre los ojos como platos—¿Qué demonios ocurrió?

—A unas cuadras del teatro Bolshoi ¡Gregori! Tienes que llamar a la ambulancia, yo pude ponerme en pie, pero no pude ayudar al señor Melenkov ¡él aún sigue allá mal herido!

—¿Y mi sobrino? ¿¡Dónde está mi sobrino!? —camina en círculos acariciando sus sienes porque al fin ha contactado a emergencias—¿Sí? Bueno, necesito ayuda ¡urgente! Hay heridos, hubo un atentado ¡ayuda! ¡por favor! ¡vengan rápido! Me encuentro en el restaurante Drová, ¡es urgente! Hay un herido cerca del teatro Bolshoi. ¿Cómo? ¡Sí! ¡Por favor! ¡Gracias!

Cuelga la llamada, rápidamente se aproxima con Eveshka y me aparto de inmediato en lo que él la sostiene de las mejillas.

—¡Amor! ¡Amor tienes que calmarte! ¡tienes que respirar! ¿me oyes? ¡Si te alteras no conseguiremos nada!

Los ojos de ella se han empañado de lágrimas por el miedo, menea la cabeza constantemente. Me acerqué para ver la herida de Charlie quien sigue sollozando de dolor, necesito sí o sí la ayuda de Michael.

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