Sebastian Stan One Shots

By Mochibiris

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Pequeñas historias del perrito rumano, historias de cualquier tipo. Muchas veces los OS están basados en canc... More

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Actualización de "Vecino"

Give me love

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By Mochibiris

Advertencia:

Contenido sexual: No.

Consumo de drogas/alcohol: Si [Alcohol]

Violencia: No.

2/2

Canción: La carretera [Prince Royce]
____________________________________

Dos semanas después.

Me encontraba en el bar, el mismo donde antes lo había visto a él con todas las mujeres posibles, donde poco a poco mi corazón se calló pedazo a pedazo junto con sus acciones.

Tenía un vestido azul simple, mi cabello suelto y un tequila pasaba por mi garganta junto a la sal y al jugo de limón. Mis ojos estaban ya acostumbrados a la oscuridad del lugar y una tormenta caía afuera del establecimiento.

Chace, un viejo amigo, estaba sentado a un lado mío, él había escuchado todo mi llanto y mis quejas siendo el culpable un idiota. Un idiota que por más que quisiera seguía en mi mente, atormentandome con los recuerdos, las memorias dolorosas que le restregaban sal a las heridas.

Dos semanas se habían pasado, dos semanas sin escuchar su voz, sin ver sus ojos, sin contemplar su sonrisa, dos semanas donde todo se había convertido en llanto, helado, llanto y cosas rotas, entre ellas mi corazón.

Estaba apunto de ir por el segundo tequila, no tenía nada que perder, no tenía nada que ganar, sólo buscaba un consuelo en algo que nunca le había visto mucha lógica.

Pero cuando dirigí mi mirada hacia la entrada, ahí estaba él, con el cabello rebelde debido a la lluvia, su chaqueta de cuero, la camisa blanca y simplemente él.

Parpadié varias veces pensando que lo había imaginado, que él no podía estar ahí, justo entrando por la puerta que había presenciado tanto. Pero si, era él, Sebastian estaba parado en la puerta, viendo todo a su alrededor. Estaba mal, se veía a kilómetros, sus ojos no tenían ese brillo que te hacía enamorar, la barba la tenía descuidada y se veía cansado.

Narrador omnisciente.

La carretera ya lo estaba hartando, día trás día intentando olvidar a alguien que tenía más que claro que nunca podría borrar de su mente.

La música lo acompañaba mientras las gotas caían por todos lados, pero no solo el exterior estaba presenciado el dolor del cielo. Desesperado la buscaba, rogando a todos los cielos que viera su pelo hermoso o su mirada perdida.

Sin darse cuenta la canción de ella empezó a sonar, esa que tantas veces habían bailado jugando, esa que había presenciado la cantidad de veces que la miró deseando poder probar sus labios, la cantidad de veces que la había hecho reír.

Apretó el agarre del volante, cansado y con dolor, el peor dolor que cualquier humano podría sentir.

Sus ojos ardían, los sollozos estuvieron presente después de un tiempo.

Se lamentaba, cómo lo hacía, las disculpas ya estaban desgastadas, tantas veces los asientos habían escuchado esas palabras que sabían lo cobarde que se sentía.

En su bolso traía su última oportunidad, aquella que había estado haciendo sin descanso, aquella que le había quitado tantas lágrimas, suspiros y noches. La había hecho con un sólo propósito, que ella supiera lo que él sentía, no importaba si lo rechazaba o no, él solo quería que ella supiera lo que él sentía, aquello que no pudo decir con palabras.

Chace miró al lugar que su amiga veía, divisó al miserable culpable de todo y que había hecho que viera a su mejor compañía en su peor estado.

- Vamos.- Moviendo la cabeza señaló la pista y ella no entendía.- Si, se bailar, aparte hay que vengarse un poco ¿No?- Ella ya estaba entendiendo y antes de que se arrepintiera estaban en medio de todos.

Una melodía lenta comenzó a sonar y ellos se comenzaron a mover, muy pegados, muy cariñosos, muy juntos para lo que podía soportar el corazón de Sebastian.

Él había ido al último lugar donde su esperanza reposaba, rogaba que estuviera ahí, rogaba que el cielo le diera una última y única oportunidad.

Estacionó cerca del lugar donde la música se escuchaba, con el DVD entre sus manos, sin importarle mucho las gotas de lluvia que lo empapaban mientras caminaba hacia dentro del lugar.

Empezó a buscarla con la mirada, sus ojos no ayudaban debido al llanto y la oscuridad del lugar solo empeoraba todo, pero sin embargo la vió, tomada de la mano de alguien diferente, ella reía y el negaba divertido, su cercanía, su tacto, sus miradas, la forma en que bailaban estaba matando al castaño.

Quería ir a golpear a ese idiota que la tenía entre sus brazos, decirle que nunca más tocara a su chica, que era un imbécil, idiota y otros cien insultos que sabía que el único que se los merecía era él mismo.

Ya no tenía corazón, ya no tenía nada, se sentía sin alma. No estaba celoso, no tenía derecho ninguno de estarlo. Se odiaba.

Caminó como pudo a la barra, le dijo al chico del lugar que podía botar lo que él le estaba dando y sin más, con el corazón destruido y el dolor inundando su ser, se retiró en silencio.

Narradora.

Al ver que dejó algo con el chico del bar fuí a ver qué rayos había hecho y me encontré con lo menos que esperaba. Después de pedirle al chico las cosa que el último hombre que entró le dió, este sin importarle mucho me lo dió y siguió con su trabajo.

Era un DVD que por la parte de atrás decía: "Espero y no sea muy tarde.
De: Sebastian
Para: La única que me ha hecho realmente felíz."

Al darle la vuelta el CD que estaba adentro tenía también letras escritas: "Realmente te amo pero no soy bueno con las palabras, así que aquí vamos."

Sin perder tiempo me despedí de Chace, después de varios avisos y regaños lo convenci de que yo necesitaba saber que era eso.

Chace me llevó a mi casa y luego de un breve abrazo entré. Dejé las cosas tiradas y fuí directo al reproductor de DVD, sentandome en el sofá, ansiosa.

"Hey hola.- Sebastian estaba acomodando la cámara y después se sentó en una silla.- Em...si estás viendo esto es porque tuve el coraje de acercarme a ti y arriesgarme a decirte todo aquello que no te llegué a decir. Así que aquí vamos y realmente no te pido que me perdones, fuí un idiota, egoísta, y muchas cosas más. Lo lamento.- Un Sebastian con ojeras, barba, ojos apagados, resto de lágrimas y voz ronca adornaba la pantalla del televisor. - Te amo, te amo y es lo único que puedo decir.- Después de eso todo se colocó en negro, números en cuenta regresiva como la de las películas antiguas empezaron a salir.

- Hoy es- Mira al reloj.- 23 de Diciembre, estoy manejando hacia la cabaña que alquilamos para pasarla juntos, la loca a mi lado es (TN), se quedó dormida hace como 2 horas.- Sebastian susurraba y una risilla escapó de sus labios, besó a la chica en el asiento del copiloto en la mejilla y sonrió después.

- Eso pasó las navidades pasadas, me acuerdo que lo grabé para cuando tuviera el valor de decirte lo que siento y este es el momento.

Mis ojos ya eran fuentes, la manera en que hablaba, su cariño, su dolor, todo estaba ahí. Otro video comenzó, está vez yo estaba corriendo por una montaña como loca y él solo reía. Habíamos ido a la cabaña que mis padres y los de Sebastian habían alquilado para las navidades, otros amigos y compañeros de nuestros padres y de nosotros habían ido, sin embargo yo sabía que era mejor su compañía que la de doscientas personas.

- No...no...no te atrevas ¡(T/N)! ¡No!- Estaba comenzando a tirarle bolas de nieve, él reía y yo igual. Dejó la camara en un lugar y comenzamos una guerra, después de unos minutos yo estaba arriba de él peleando. Nuestras carcajadas se escuchaban por todo el lugar y después de de un rato los dos estábamos viendo las estrellas tirados en el suelo.

- Ese día fue víspera de Navidad, me acuerdo que había mucho ruido así que decidimos ir a un lugar más a solas, fue una de las mejores decisiones que he tomado.

Los videos siguieron, pasaron varios de nuestro viajes, experiencia, aventuras y muchas de las cosas que hacíamos juntos. Ahora me daba cuenta el porqué Sebastian siempre tenía una camara. Ahora me daba cuenta de lo tanto que lo amaba y como dolía, dolía cada uno de su lindo comentarios, cada una de sus sonrisas rotas. Y antes de que acabara la grabación el celular sonó.

- ¿Hola?- Estaba intentando dejar de llorar, me limpiaba las lagrimas y la nariz.

- Soy yo.- Al escuchar su voz casi me desmorono. Estaba llorando, los sollozos y el hipo se colaban por la línea.- No sé si es tarde, no sé si es...estas con él, pero ya no puedo más.- Se rompió a llorar, casi no pudiendo hablar.

Me dolió en todo el cuerpo escucharlo así, solo una vez lo escuche llorar de esa manera y fue cuando murió su padre.- Lo lamento, lo lamento, fui un idiota, nunca te quise hacer daño. Lo lamento.- Suspiró.- Estoy afuera de tu casa, no sé si estas aquí, no se donde estarás, pero te compré una rosa, de tus favoritas, y necesito saber ¿La verás crecer o la dejarás morir?

___________________________________

Gracias por leer y esperarme, gracias por apoyar esta historia y votar.

TDG.

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