Amor en notas musicales (#1 S...

By GenesisK20

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Ella Antes de ti sostuve otras manos, antes de ti besé otros labios, antes de ti, dije te quiero. Antes de ti... More

Nota
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Epílogo
Nota

Capítulo 39

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By GenesisK20

Él permanecía cabizbajo, acariciando la oreja de la taza y lamiendo sus secos labios al mismo tiempo que movía su bigote, sus párpados cansados no apartaban la vista del movimiento del café. Tosí un poco incómoda para captar su atención.

—Señor... ¿se encuentra mejor?

—¿Eh? —dirigió lentamente su mirada hacia mí, sentí un ligero cosquilleo de nerviosismo pues sus ojos y los de Alexander eran exactamente iguales, no lo digo por el color, sino que de verdad compartían una manera de mirar tan... ¿cómo expresarlo? Tan... ¿noble? Tan... ¿Único? Tan... no lo sé, era extraño

—S-Sí... ¿Cómo se siente?

—Yo—suspiró pesadamente y dejó caer la taza con cuidado al costado de su mano—Es muy vergonzoso ver a un viejo llorar ¿a que sí?

—Yo...—desvié un poco la mirada, pero de nuevo la alcé puesto que eso se vería grosero—No creo que sea vergonzoso ver a alguien llorar, creo que es nobleza del corazón...

—Qué amable, ¿cuál es tu nombre?

—Evangeline Price, ¿y el suyo?

—Leandro Melenkov, un gusto conocer a la novia de mi hijo

—Pues, más bien a su exnovia

—¿De verdad? Oh... vaya

—No se preocupe, últimamente hemos tenido bastantes líos que era inevitable que él no me apartara

—Apartar...—dice él en medio de un suspiro—¿le ha contado de mí?

—Sí...

—Entiendo... ¿y han sido cosas... buenas o malas?

—No creo que quiera escucharlas señor Melenkov, lo mejor sería qu-

De nuevo sus lágrimas cayeron en silencio, puso ambas manos sobre sus ojos y sollozó en voz baja, me avergoncé pensando que había dicho algo que no debía, analizo la pequeña conversación que hemos tenido hasta entonces y nada cuadra, no he dicho algo ofensivo ¿o sí?

—De verdad me detesta—dice él amargamente, sus lágrimas lo consumen en dolor y no sé cómo animarle ni qué decirle

—Señor Melenkov—estiré un poco mi mano con la intención de tocar su hombro, pero me detuve en seco y regresé mis manos por debajo de la mesa, solo contemplando como lloraba en voz baja

—Si tan solo él me escuchara...

Estaba un poco dudosa si debía hacerle o no preguntas, de hecho, una idea atravesó mi mente, quizá muy loca, pero si esa es una manera de hacer que Alexander escuche las palabras de su padre entonces creo que tomaré el riesgo. Saqué mi celular, con la intención de grabar la conversación y lo puse con cautela sobre la mesa.

—Señor Melenkov... ¿puedo preguntar el porqué de su visita... hacia Alexander? Perdone sí parece muy abrumador de mí parte, pero si él no desea escucharlo entonces yo sí que deseo hacerlo, no puedo ayudarle de la misma manera en la que lo haría él, pero sí en que pueda desahogarse conmigo... si no le parece correcto entonces permaneceré en su compañía hasta que usted decida irse...

—¿De verdad escucharías las palabras de este viejo abatido?

—Mi relación con mi padre tampoco fue tan estrecha hasta el día que pudimos escucharnos el uno al otro sin gritarnos... por mí puede hablar hasta el anochecer, yo lo escucharé hasta entonces...

—Siempre vengo a visitar a mi hijo cada fin de mes con la intención de resolver nuestros problemas, pero jamás accede en verme y hace que me bloqueen el paso—aprieta los puños con fuerza, conteniendo las otras lágrimas que desea liberar—sé que no fui el mejor padre, sé que cometí errores... jamás quise hacerle daño, jamás quise que él terminara odiándome. Sé que Martha fue cruel con él cuando recién había fallecido mi amada Isabella... estaba tan adolorido que me refugié en los primeros brazos que encontré...

—¿Puedo preguntar quién es Martha? —digo nerviosa

—Ella era la madrastra de Alexander, jamás nos casamos ni nada por el estilo, pero sí que nos llegamos a juntar... él tenía consigo a su pequeño, es dos años mayor que Alexander. La verdad es que pensé que si tenía a un hermanastro consigo entonces las cosas no irían tan mal para él, de hecho, creí que con ello él podría olvidar de manera más rápida el trágico suceso de mi mujer, pero me equivoqué por completo, de verdad que no toleraba a su hermanastro y me decía innumerables veces que no lo quería cerca, que siempre le decía malas cosas

—¿Y usted le creyó a Alexander?

—Yo...—traga saliva con dificultad—No, no lo hice... El pequeño tenía un rostro tan angelical y Martha decía que era un chico tan noble que creí que solo eran inventos de Alexander por el hecho de que no lo quería, fui tan estúpido...

—¿Qué fue lo que pasó exactamente? Quiero decir... ¿cómo es que él cambió tanto para...?

—¿Odiarme? Bueno, todo comenzó cuando su madre falleció, el día que ella dejó este mundo, no sé si Alexander te mencionó que ella tenía leucemia

—Bueno... él mencionó algo así...—más bien dijo que su padre la había asesinado, pero si le digo algo como eso soy capaz de matarlo de un infarto

—¿Algo así? —apretó la mandíbula y meneó la cabeza en sentido de negación, era claro que de nuevo quería llorar—¿Él te dijo que yo la maté?

Tragué saliva con dificultad, asentí sin mirarle a los ojos, un poco cabizbaja.

—Lo siento—dije en voz baja—no es mi intención d-

—No te preocupes, si yo hubiera tenido su edad y hubiera escuchado a mi madre decir innumerables veces que saldría de esa maldita cama y de pronto mi padre la desconectara también pensaría que es un asesino...

—¿Qué pasó entonces?

—Ella estaba en fase terminal, jamás permití que mi hijo la mirara convulsionándose, agonizando ni llorando porque no deseaba que él dejara de verla como la mujer más hermosa del mundo... jamás permití que viera como su madre se ahogaba en llanto por el dolor. Dios... solo Dios sabe cuánto amaba a mi mujer, tanto que si yo hubiese podido dar mi lugar para salvarla lo habría hecho, había veces en las que tenía que fingir una sonrisa frente a él y frente a mi mujer solo para llegar a casa y encerrarme en mi habitación a llorar desesperadamente al punto de convertir mi sangre en alcohol

Mordí mis labios, la forma tan fragmentada en la que hablaba solo me daban ganas de llorar, lo decía con tanta melancolía.

—Recuerdo el día que me dijeron que ella ya no podría salvarse y que si dejaba que siguiera conectada entonces tendría peores dolores... lo dijeron enfrente de ella y puedo jurarte que nada me partió más el alma que pensar, que el amor de mi vida se me iría tarde o temprano ante mis ojos... —se quebró en llanto—De verdad, no hay un maldito día en el que no extrañe su olor, su cabello, sus ojos, su hermosa figura... no hay un maldito día en el que no desee que vuelvan esos días de juventud y pueda amarla sin quebrarme en llanto al ver que ya no está conmigo. Te juro, que no había mujer más hermosa que ella, más llena de vida y color como ella, era mi flor, no había día que no mencionara que ella era la flor perfecta en mi jardín...

—Oh señor Melenkov...

—El día que ella me pidió que la desconectara no pude evitar desgarrarme en llanto y gritar como loco, deseando que fuera una maldita pesadilla y pronto pudiera despertar, pero era la realidad, ella ya no quería sufrir y yo no deseaba que ella se marchara, pero si ese era su deseo yo ya no podía hacer nada... por mucho que gritara no iba a detener el ciclo de la vida. Peor fue para mi pequeño que ella se marchara en su cumpleaños, recuerdo cuando mi hijo quedó en shock al recibir la noticia, tanto que en el momento no lloró, pero en el entierro intentó aventarse hacia la caja, gritando y pataleando porque deseaba ver a su madre... ¿cómo debe reaccionar un padre ante esa tragedia? Tú adolorido por perder al amor de tu vida que conociste desde niño y tu hijo por perder a su heroína más hermosa del mundo

—Debió... uf—respiré profundo, parpadeé rápidamente y contuve las lágrimas

—Sí, vivirlo es peor... sin embargo, quedé tan afligido que cuando Martha me tendió los brazos no dudé en refugiarme, pensé que Alexander no debía crecer sin una madre o algo parecido, pensé que quizá una familia podría ayudarle... pero Isabella siempre fue tan asertiva con mi hijo que al día de hoy sigue sorprendiéndome...

—¿Por qué lo dice?

—Días antes de que muriera ella le obsequió su primer violín... pensé que Alexander se refugiaría en su nueva familia y me equivoqué, fue más bien en el violín y en la música que ambos le inculcamos cuando era más pequeño, el amor a las notas musicales, se encerraba todo el día en su cuarto, tocando canciones que Isabella le enseñó, no podía soportarlo y tuve que quitarle varias veces el violín. No era mi intención siquiera levantarle la mano cuando discutíamos porque yo no le permitía tocar esas canciones en casa, pero tampoco tenía el valor de herirlo con palabras respecto a los últimos días de su madre, de por sí cuando él se enteró de que yo había dado la orden de que la desconectara pues... me llamó asesino y corrió llorando, alejándose de mí

—¿Cómo fue entonces que él... llegó a Bolshoi?

—Martha y él discutían todo el tiempo, al grado que... yo tenía que defenderla y eso le molestaba mucho más, sé que me equivoqué cuando hice caso a las palabras de Martha y yo...

Permanece callado y completamente tenso.

—¿Y usted...?

—Lo corrí de casa cuando tenía doce...

Abrí los ojos como platos ¿qué? ¿es enserio? Era apenas un niño cuando él lo sacó del que había sido su hogar durante años.

—¿Cómo...?

—Me había vuelto un alcohólico sin razonamiento, por mi dolor lo lastimé y seguí cada maldita palabra de esa mujer... le di sustento a mí hijastro y dejé a mi verdadero hijo a su suerte, tiempo después recapacité que no podía seguir así, dejé a Martha porque no la amaba, se aferraba a mí porque yo era su capricho, pero... no estuvo cuando en verdad la necesité y menos cuando me detectaron cáncer en el hígado

—No me diga que usted...

—Lo estoy tratando, pero en dado caso que yo no pueda recuperarme... no deseo dejar este mundo sin decirle a Alexander el porqué de mis acciones... sin decirle cuánto lo siento y que no hay día en el que no desee que tanto él como su madre estén a mi lado... al lado de este miserable anciano. De verdad, aunque parezca incluso irónico estoy feliz por haberlo alejado de mí en aquel tiempo, quiero decir, encontró mejores personas, creció por cuenta propia como lo deseaba su madre e incluso Eveshka y Gregori se encargaron de darle un mejor sustento del que yo pude darle.

—Se lo digo de todo corazón... yo desearía que ustedes pudieran hablar y reconciliarse como familia, usted necesita de su hijo y él necesita de usted, aunque se rehúse a aceptarlo... por mucho que otras personas lo rodeen incluso sus tíos, nada será igual al amor de un padre o una madre... Si usted lo tuviera de frente... y él solo pudiera escuchar unas pocas palabras ¿qué le diría entonces?

—Yo...—intenta recuperarse de los continuos quiebres de voz y con lágrimas en los ojos esboza una sonrisa que me transmite tristeza—Lo vería a los ojos, porque como alguna vez le dije... sabrás si una persona es sincera o no si lo miras a los ojos, porque ellos nunca mienten.

Quedé callada y asombrada, así que esa dichosa frase la aprendiste de tu padre ¿eh? A mí no me engañas, extrañas y quieres a tú padre como él te quiere a ti.

—Y le diría... Te amo hijo, eres mi mayor orgullo, tanto el mío como el de tu madre, dos de los días más felices de mi vida que jamás olvidaré fue el día en que me uní en matrimonio con mi amada Isabella y el otro fue cuando llegaste a este mundo, te sostuve en brazos y sonreíste... y lloré porque eras mi mitad y la mitad de la persona que amo. Y espero de todo corazón que encuentres a tu mitad, al amor de tu vida y jamás la dejes ir... porque un día vas a arrepentirte si despiertas y no la ves a tu lado. Te amo hijo, y de eso no hay duda.

Tragué saliva con dificultad y respiré profundamente para luego tomar de sus cansadas y rasposas manos. Lo miré con ternura y tristeza.

—Créame señor Melenkov... él escuchará sus palabras tarde o temprano

—Eres tan amable, verte me recuerda mucho a mi amor Isabella, ella solía ser tan cálida con simples palabras, pero aún me pregunto ¿qué ocurrió contigo y él? Quiero decir...

—Una larga historia mi estimado... una que prefiero no contar

—Había escuchado rumores de su supuesta novia, al menos puedo saber de él por los medios, pero... ¿Qué ocurrió cuando te vi discutir con él?

Suspiré pesadamente.

—Fue un malentendido, ocurrieron cosas entre él y yo...

—Se les veía muy afectados ¿El problema fue grande?

—Pues... fue motivo de nuestra ruptura así que digamos que sí

Él sonrío liberando pequeñas risillas.

—Ah... el amor es un delirio hermoso. Hay altos y bajos, espero que esto solo sea temporal

—Ojalá señor, pero y-

—Aquí entre nos me gustaría que fueras mi nuera y me dieras un nieto o nieta, podría morir feliz

Me sonrojé poniéndome más nerviosa y relajando el apretón de sus manos con las mías.

—Ay... pero qué dice, hay muchas chicas guapas aquí en Rusia y-

—Si mi hijo te escogió como novia debió ser porque vio algo en ti ¿no? Quiero creer que igual lo quieres

—No, no lo quiero...

—¿Eh? —quedó pasmado cuando dije eso— Entonc-

—Lo amo... —mordí mi labio inferior—de verdad que su hijo es un chico fantástico y el cariño que le tengo no se compara con nada... solo que... usted lo ha dicho, el amor es un delirio hermoso, además de silencioso

—Si te contara las peleas que viví con mi esposa entonces no terminaría, lo gracioso es que siempre terminábamos buscándonos, era mi más adorable adicción volver a sus labios

—Habla con tanta ternura de ella que, de verdad, deseo encontrar a alguien que hable de mí como usted lo hace

Liberé sus manos y esbocé una sonrisa a lo cual él correspondió ese gesto de la misma manera.

—Lo hallará... puedo asegurárselo señorita Evangeline, solo es cuestión del tiempo

—Si...—suspiré melancólica—Solo es cuestión del tiempo...

—O de observar bien, quien sabe... el amor de su vida puede estar más cerca de lo que usted imagina y no lo sabría, me gusta la idea de almas gemelas ¿sabe? Pensar que alguien por ahí está hecho para encajar con nuestras locuras, pensar que hay alguien para nosotros, eso me gusta

Esbocé una sonrisa y acaricié la taza con sumo cuidado.

—Sí... también me gusta esa idea

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