Preferí sentarme en la esquina de la cama y seguir recordando lo que sucedió hace casi dos años atrás, eso de pensar demasiado solo te deprime, no lo digo yo, bueno, olvídenlo, si lo digo yo pero también mucha gente que conozco. Admito que también sentir el cuerpo de Alexander y sus estúpidas bromas, me hacen sonreír sin siquiera planearlo.
¡Ah! Andrew, ahora mismo me vendría bien una salida a un café y una buena charla hasta el amanecer. Alexander sale de la ducha secándose el cabello, vestido con el pijama que le ofrecí, volteo para mirarle y no puedo contener la risa.
—JA, JA, JA mírate, ese pijama se te ve ADORABLE —suelto carcajadas, es un pijama rosa con estampado de gatos y huellas
—Cualquier cosa que me ponga hace que me vea bien—sonríe elegantemente mientras sigue frotándose el cabello—y mira, con esto me demuestras que de verdad eres una Kotik
—Oh vamos "Kotik" ¿en serio seguirás llamándome "gatita"?
—Ja... creí que ya lo sabías...
—¿Qué cosa?
—Kotik no solo significa "gatita"
—¿Ah no? Entonces ¿Qué otro significado tiene?
—Te lo dejo de tarea, me duele el cuerpo así que si no te molesta me iré a dormir, ya me siento mucho mejor
—Oye, pero no te vayas a dormir sin antes decirme qué significa Kotik
—Con tu permiso... "Kotik" —se tira a la cama y comienza a cubrirse con la cobija
—¡Oye! Tampoco te tomes muchas libertades
Bosteza acomodando las almohadas y frotando sus mejillas en ellas.
—¿Sabes que si me duermo entro en coma? No interrumpas mi siesta
—¡Alexander!
—Y bueno... ¿tú a qué hora vas a dormir?
—¿Dormir? Aún tengo que terminar el trabajo
—Lo terminas mañana, ven a dormir
—¿Contigo? O sea, no creas que por casi morir de hipotermia voy a consentirte cuando fuiste tú quién se puso como tonto bajo la lluvia
—Fue por ti, así que técnicamente es tu culpa... además no me respondiste ¿dónde estabas?
—Yo... —me rasco la cabeza intentando hacerme la tonta—Bueno yo ¡estaba en la librería! No necesitas más explicaciones
—¿Leíste al menos mi mensaje?
—Sí... y ahora que lo mencionas... dijiste que tenías algo que decirme o preguntarme
—Ah, sí... pero antes ven a acostarte, necesito un peluche
—Ahí hay una almohada
—¿Eso qué? —frunce el ceño—Ya ven, hazte responsable de casi causarme la muerte, además, ya es muy tarde como para que termines el trabajo y mañana es salir de aquí temprano si no queremos que nos sorprendan
Hago una mueca y suspiro.
—Bien como digas, me pondré mi pijama y ya vuelvo
—Sí, acá te espero
Entro al baño, vuelvo a respirar profundamente mientras me echo agua en la cara.
—Bien Evangeline, mientras no está Andrew tendrás que ver si es correcto o no empezar a imaginar cosas sentimentales... Pero ¿qué estoy diciendo? —me doy unas palmaditas en la cara— reacciona, reacciona... lo peor que podría pasar es que fuese mutuo... Digo, si yo le gusto y él me gusta entonces... ¡Ah, basta!
Me pongo mi pijama, termino de lavarme los dientes y de pensar, salgo decidida, pero pensativa. Alexander está de pie cerca de la cama.
—¿Por qué te levantaste?
—Primero las damas —me deja acostarme primero, mi cama es igual a la suya, pegada a la pared y es tan cómoda, en esta ocasión me tocó dormir junto a la pared y pensar que él dormirá en la misma cama que yo me pone un tanto nerviosa. Peor aún es cuando siento sus manos sujetando mi cadera con fuerza mientras él se acerca a mis espaldas. A lo cual, como reacción, me doy la vuelta y hago contacto visual con él.
—Oye, la idea es dormir tranquilamente y no ponerte a hacer cosas raras, pervertido
—Pero esto es algo que tiene que ver con lo que te iba a preguntar
—¿Y por qué así?
—¿Quieres que me acerque más entonces?
—N-No
—¿Qué tal así? —acerca su cuerpo con una sonrisa cretina
—Que no, atrás, atrás bestia
—Miau, ¿piensas que quiero hacerte algo? Si quieres, solo pídelo
Desvío la mirada, sonrojada. Detesto su manera de hacerme temblar con simples palabras, de esa maldita boca que dan ganas de besarle.
—Eres un pervertido, seguro que...
—Evangeline, soy un chico virgen
He quedado en shock.
—¿¡Qué!?
—Ninguna me ha atraído a tal punto de querer acostarme con ella, primeramente no tengo tiempo y segundo, me gustaría sentir más que solo placer en el acto
—Lo haces oír cómo un crimen
—El maestro Baudelaire dice que, el amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice, ¿No crees que el acto debe tener más que solo placer y orgasmos?
—Melenkov, no hables de eso tan... Ah, tan abiertamente, menos estando así los dos, en la cama
—Oh, las mujeres prefieren términos como "hacer el amor"
No hables de eso, no mientras estemos en esta circunstancia.
—Marco dice que es embarrar mermelada en la tamalera
—Ug, por Dios... ¡Hombres tenían que ser!
—¿Tú qué dices? ¿Prefieres ser de esas sumisas o de esas que azotan? Personalmente pienso que usar objetos de tortura es para animales, pero me refiero a locos, no a los animales, ellos son lindos, piensa que terrible sería usar pinzas cuando estás atado o...
—¡Alexander! Basta, si vas a hablarme de tus relaciones y comentarios sexuales con tus amigos pues, prefiero no escucharlos, yo no sé nada de eso, si de eso querías hablar entonces buenas noches
Intento darme la vuelta pero es en vano, sus manos realmente sujetan mis caderas con fuerza.
—¿Cómo que no sabes nada de eso? Ja, ja, ja... Hablas como si tú... Como si tú...
—¿Fuera virgen? ¿Qué no te lo había dicho ya? Pues, evidentemente lo soy, me tocaba escuchar las experiencias sexuales de mis amigas e incluso de amigos y créeme, hasta miedo daba
—¿¡Lo eres!? Wow, quiero decir, no conoces a universitarias vírgenes hoy en día, de momento no lo creo y menos cuando mencionaste que tuviste un novio, supuse que tú...
—No, no, no, ese tema quedó enterrado treinta metros bajo tierra
—¿Por qué?
—Porque si, ese tema ya es de ley que está en el olvido, no estoy de ganas para hablar de él
—Pero eso es lo que quería preguntar, ¡bingo!
—¿Querías escuchar mi triste historia de amor? ¿Y eso como por qué?
—No, quería saber ¿Cómo sabes que alguien te gusta? Pero ahora que te echaste de cabeza sola, me gustaría escuchar eso...
—Definitivamente no, él ya no está... —ni quiero recordarlo y menos si sigo debatiendo en mi cabeza cosas sentimentales, además, menos enfrente de él—Y no entiendo el porqué de tu pregunta
—Está bien, tú me cuentas y yo también te contaré algo que desees saber de mí ¿trato hecho?
Frunzo el ceño, inmediatamente él pone una carita de perrito y comienza a menearme con tal de que escupa esa triste historia. No deseo ponerme melancólica a estas alturas de mi vida otra vez, tampoco agobiar todo el tiempo a mi corazón repitiendo una y otra vez esa terrible y fallida historia de amor. Estoy segura de que no dejará de insistirme con el tema, lo veo en su rostro, así que, echo un enorme suspiro lleno de molestia.
—Alexander, no c-
—Por favor, prometo no opinar nada al respecto, pero quiero escucharte
Se me dificulta siquiera sostener firmemente la mirada, pero lo hago y después de dudar innumerables veces respiro profundamente, armándome de valor.
—Collin Jennsen, ese es su nombre... —¿Está bien si hablo de él con Alexander? —Lo conocí hace aproximadamente dos años cuando iba en tercero de preparatoria y bueno... Es noruego —esto es un tanto incómodo, me observa con tanta atención que es inevitable no girar la vista
—Me gusta que las personas sean sinceras conmigo cuando me miran a los ojos... ¿Podrías evitar hacer eso cuando hablas de él?
—Alexander, es... Es un tema complicado de hablar
—Lo entiendo, pero no hagas eso, quiero ver tus ojos
Hago una mueca con un ligero rubor en mis mejillas y regreso mi vista hacia él.
—Bien... Él era uno de esos chicos malos...
—¿El chico malo y la chica tímida? Eso es un cliché
—Ay bueno, ¿Quieres oírlo o no?
Asiente sin nada más que decir.
—No, no era de esos típicos chicos ¿sabes? Eran de esos que, con solo mirarlos sentías... Sentías... Como si nunca hubieras mirado a alguien más—sonrío recordándolo con nostalgia —era un caos... Vaya, no puedo contar con los dedos las muchas cosas que hizo con tal de conquistarme, ni siquiera tenía que estar ahí para alegrarme el día, el escuchar su nombre ya era una hermosa melodía para mis oídos... ¿Cómo fue que empezó a gustarme? No lo sé, digo... En un principio no podía siquiera verle la cara por lo mal que me caía, por lo insoportable que creí que era y... De pronto admitir que sentía mariposas en el estómago cuando caminaba a mi lado ya era bastante loco... Tenía a tres mejores amigos en aquel tiempo, Sebastián, es un chico tan noble que con un mínimo detalle te hace sonreír, Andrew, es un chico tan frío pero a la vez tan cálido cuando eres importante para él y luego estaba... Luego estaba...
—¿Estaba...?
—Clark... Clark Shutter, un chico que estaba ahí para alegrarme cuando me veía triste o llorando, brincando conmigo cuando veíamos películas de terror, riendo a carcajadas cuando hacíamos bromas o tonterías como cualquier par de mejores amigos lo harían. Pero eso, simplemente se fue a la mierda. —suspiro en mis adentros, recordando esos días con tristeza y melancolía—Todo se volvió tan gris, todo lo que alguna vez quise se esfumó como el sol cuando llega la lluvia. Ciertamente la historia que compartí con Collin se resguardó en mis más preciosas memorias, pero Clark jamás lo aceptó, jamás aceptó que él no fuera el único chico ante mis ojos, digamos que... Pese a que Andrew era el más cercano a mí, no se preocupaba tanto por él pues, los cuatro compartíamos el mismo tiempo de conocidos.
—Entonces... ¿Qué...
—Quizá, si Collin no se hubiese declarado frente a Clark, las cosas jamás se hubieran salido de control... Quizá así él jamás se hubiera enterado de mi noviazgo con Collin, probablemente tampoco debí querer a Collin si hubiera sabido lo que me esperaba después. Andrew, supo desde un principio que mi relación con Collin sería más que odio, solía decirme que los opuestos se atraen, quizá en aquel tiempo debí decirle que era pura estupidez. Pero aunque lo hiciera, eso no cambiaría los hechos. Y bueno, Sebastián me apoyó y me alentó para ser por fin "una chica dulce y detallista".
—¿Qué fue... lo que hizo Clark entonces?
—¿Él? Ja, ja, ja... Empezaron rumores donde me acusaban de ramera, de ninfómana, de... Zorra fácil en la esquina. Los chicos intentaron meterme mano, me seguían, me acosaban y atormentaban. Después las chicas se llenaban la boca de más y más apodos hacia mí ¿Y sabes qué hice? Nada. Mi único consuelo era tener a un novio que me amaba, que me cuidaba y protegía de esas personas hasta que, por obra del destino comenzó a creer esos rumores. Comenzó a recibir fotos desagradables—miro a esos recuerdos, recuerdo tantas cosas que me dijeron y me hicieron pasar, los miro y solo siento desprecio, pena y sobre todo rabia. — Y cuando creí que ya nada podía ser peor... Me dio la espalda, se alejó de mí, todo lo que me juraba, todo lo que me prometió se desvaneció como el humo del cigarro, y después, decidió marcharse en un avión sin siquiera decirme adiós. ¿Y sabes qué fue lo maravilloso en todo eso?
Él permanece callado.
—Clark estuvo ahí, Clark siempre dijo que me apoyaría de esos malos comentarios y me alentaría pero, ¿Cómo puedes fiarte del mismo que empezó a esparcir esos rumores? ¿Cómo puedes confiar en alguien como él después de que en los mensajes, era él quien decía que había arrebatado mi primera vez como todo un hombre? Si, ese maravilloso mejor amigo me arruinó la vida, me humilló y casi abu...
—¿Casi... Qué?
—Él —bajo la mirada, con los ojos empañados de lágrimas, llenos de tristeza al mirar hacia atrás, al recordar la discusión en su departamento el día que Collin se marchó—Nada, no es nada
Quise darme la vuelta, pero él me retuvo.
—Evangeline... ¿Qué fue lo que te hizo?
—Ya te dije que no fue nada
Permaneció en silencio. Lo siento, pero recordar la manera en la que se atrevió a tocar mi cuerpo, más que sentirme enfadada, me siento asqueada. Alexander acaricia con cautela mi espalda, no puedo siquiera mantener las palabras correctas para romper este incómodo ambiente. Fue un martirio lidiar con los traumas que Clark trajo a mi vida, no solo fue una cosa que pasé a la larga, sino que recuerdo con perfección cada detalle de lo que sus actos causaron en mí. Aún podía escuchar mis propios sollozos bajo la ducha, la manera en la que tallaba mi cuerpo hasta desangrarlo porque... gracias al asco de su tacto, solo quería limpiarme. Quería quitarme la culpa que no me correspondía. Insistí en que no había sido por mí, pero la manipulación de Clark de algún modo... me hizo sentir como si así fuera. Mis padres jamás lo supieron, pero tuve que ir a terapias y hablar de ello, necesitaba de algún modo quitar esa espina. Fue un proceso muy duro, demasiado horrible a decir verdad... no puedo decir que soy como antes, pero creo que está bien, porque no ser como era significa que he crecido. Antes no podía siquiera estar rodeada de chicos más que Andrew y Sebastián, pero ahora... puedo permanecer en la misma cama con alguien más del sexo opuesto. Sé que debo cuidarme porque no siempre estaré protegida, pero también sé que no puedo juzgar a todos por la acción de una sola persona. Todavía dudo, me cuestiono y retrocedo... pero a comparación de aquellos días, creo que he progresado lo suficiente. Aún así, es doloroso recordarlo.
—Evangeline, mira yo c-
—Intentó abusar de mí... —lo digo afligida, de alguna manera mi mente se nubló a tal grado que me hizo escupir esas palabras de manera dolorosa—Clark intentó abusar de mí
—Clark... Fue lo que dijiste la primera vez que te abracé en mi habitación...
Asentí sin mirarlo, lo lamento si no puedo verle a los ojos, pero recordarlo siempre me pesa.
—Mi preciosa Evangeline—me estruja en sus brazos, haciendo que mis diminutas lágrimas se penetren en su ropa—¿Qué más te hizo ese cabrón? Lo siento, de verdad yo, no tenía idea...
—¿Cómo ibas a saberlo? Todos ocultan cosas... ¿Verdad? —me refugio en él, supongo que, los malos recuerdos siempre quedan de igual manera marcados como los buenos, después de un breve silencio decido volver hablar—Debido a lo mal que me tenían en la escuela preferí alejar por completo a Andrew y a Sebastián, pero no lo hicieron, ellos se quedaron y verdaderamente me apoyaron y más Andrew, él literalmente fue a salvarme y me protegió a capa y espada después de ello... Si lo pienso ahora, fue muy estúpido haberlo dado todo por él, por Collin
Él suspira pesadamente.
—No te sientas mal... Jamás te arrepientas de haberlo dado todo por alguien que no te valoró una y otra vez. Tú lo olvidarás pero ese alguien te recordará cada vez que le fallen. Aunque admito que, es un idiota
—Créeme, el hecho de que me gritara me dolió menos que el haber desconfiado de mí
—¿Y... nunca más lo buscaste?
—No... Tuve que romper el celular para no hacerlo y Andrew bloqueó toda manera de hablar con él. Al principio pensé que me moriría sin él... lloré por mucho tiempo, pero... lloré sin saber que la vida me estaba haciendo un favor, la escuela me había hecho una propuesta de transferencia hasta aquí... ¿coincidencia? no lo sé con certeza... por mucho tiempo recorrí los sitios a los que solía salir con Collin y eso me deprimía bastante, así que... todos mis amigos se enteraron de lo sucedido y comenzaron a persuadirme para cambiar de escuela y empezar de nuevo
—Entonces... esa era tu situación antes de llegar aquí...
—Sí, mis padres insistían y no estaba de ánimos, hasta que Andrew terminó por convencerme y bueno... mírame, aquí estoy... sanando las heridas más rápido de lo que pensé...
—Andrew... quisiera conocerlo
Reí en voz baja y lo miré a los ojos.
—¿Para qué? ja, ja, ja...
—Yo también quiero darle las gracias...
—¿Y tú por qué?
—Porque sin él, yo no te hubiera conocido
—Ja, ja, ja, sí, sin él yo no hubiera huido de una oleada de tipas locas tras un famoso, eres muy noble Alexander, eres la primera persona de aquí a la que le he contado esto, incluso es vergonzoso y digo, ¿cómo puedes creerle a una chica de tan mala reputación?
No dijo nada, pero después articuló una hermosa sonrisa sin apartar sus ojos de los míos.
—Miras a los ojos de las personas y descifras la verdad y la mentira... Miré a tus ojos, hablaste con dolor y bajaste la mirada al no soportarlo...
—Supongo que... Tendré que practicar eso más seguido... —esbozo una sonrisa —Tu pregunta del principio, de saber cómo te gustaba alguien pues, supongo que...
—Déjalo así, creo que ya sé cómo saberlo...
—¿Eh?
—Solo tengo una pregunta más
—¿Cuál?
—A tus ojos... ¿Cómo me veo?
—¿Física o mentalmente?
—Qué graciosa...—dice con sarcasmo—a tus ojos o en palabras, ¿qué significo para ti?
—¿A mis ojos? —me ruborizo, maldita sea... él y su manera tan directa de hacer esas preguntas—Supongo... supongo que... no sé... para mí eres... eres... como las olas del mar
—¿Y eso como por qué?
—Algún día te lo diré...
Tengo una buena razón para decir que él se asimila a las olas del mar, pero no se lo diré, no hasta que en determinado momento yo sienta que al menos mis sentimientos no son "erróneos".
—Ah, tengo que esperar entonces... Si yo hubiese estado en Londres y no Collin... Entonces...
—No tengo idea Alexander, mi escuela estaba dividida en dos campus y seguramente te hubieras sentido atraído por la chica más guapa del otro campus
—¿Estás segura?
—Scarlett Evans es una chica carismática... estoy segura de que te hubiera robado el aliento
—Nah, no me gustan las carismáticas —comienza a reír—estoy creyendo que mis gustos se están inclinando por las chicas torpes como tú
—¿Cómo?
—Creo que me gustas, pero no estoy seguro
Me quedo helada, con los labios temblorosos y mejillas similares a un par de tomates, él solo esboza una sonrisa, marcando el par perfecto de hoyuelos a costados de sus mejillas.
—Que descanses kotik... Hay muchas cosas de las que quiero hablar, pero ya he dicho suficiente
Me estruja con fuerza y me planta un beso en la frente, mi respiración se acorta, dejando mis manos temblorosas después de tan tierno acto. Alexander Melenkov... estás convirtiéndote en mi próximo huracán, no sé si es bueno o si es malo admitirlo... pero, creo que me gustas... Y de eso, estoy segura.