Vimos una tienda bastante grande, supuse que era para turistas porque había muchas cosas de diferentes lugares. El centro comercial es enorme y entretenido, no había tanta novedad, pero disfrutaba pasar en cada tienda, aunque Alexander solo caminara con una cara de seriedad, me acompañó en todo momento. De vez en cuando tomaba los souvenirs que estaban en las estanterías, se descubrió el rostro de la bufanda y miraba con atención los objetos. A juzgar por sus expresiones pude suponer que le parecían curiosos.
—¿Nunca habías venido a esta tienda?
—Pues, no tengo la necesidad de entrar a una tienda de turistas, además...—miró las estanterías, parecía confundido—¿Qué se supone que es esto? — sujeta un peluche de un humanito deforme con bordados en su ropa, que a juzgar por sus ojos supuse algo, China ¿cierto? Comencé a reír al ver su rostro
—¿De qué te ríes? Hablo en serio, ¿Qué es esto?
—La idea errónea de representar un país, debes de admitir que está muy lindo
—Pero está deforme
—¿Y eso qué? Lo hace gracioso y lindo, me lo llevaré —se lo quité de las manos —Vamos, debe haber más cosas por aquí
Me observa un poco confundido, miró hacia dónde lo había tomado y agarró uno igual.
—¿Y eso? —pregunté con una sonrisa burlona
—Si tú te lo llevas entonces yo también
Le sonreí, me di la vuelta, quería ver qué otras cosas había por aquí. Estaba tan concentrada en lo mío, quería mostrarle más souvenirs a Alexander porque estoy segura de que le encantarán.
Oía a ciertas personas hablar a mis espaldas, pero supongo que es como en todo centro comercial.
—Mira, mira—me emociono mostrándole un muñeco gracioso representando al país de México
—¿Eh? Ah, sí, sí—no dejaba de mirar a todas partes como si algo lo intimidara
—¿Sucede algo?
—Yo...
—¡ES ALEXANDER MELENKOV! —gritan al unísono varias chicas sacando sus celulares y sonrojándose hasta ponerse rojas como jitomates
—Demasiado tarde—toma de mi muñeca y después me carga colocándome en su hombro
—¿¡Qué haces!?
—¡Cállate!
Él apresura el paso.
—¡Espera no he pagado! —aviento el peluche en la cara de la cajera, tenía miedo a ser acusada como ladrona tan pronto
—¡Bájame Alexander!
—¡Espera niña gritona! ¡Ah suelta mi cabello! ¡Suelta!
—¡Bájame! ¡Bájame!
—Te hago un favor gorda malagradecida
Abro la mandíbula haciendo de esos típicos suspiros dramáticos, llenando mis pulmones de aire y sintiéndome ofendida en todo aspecto.
—¡Pues esta gorda puede rodar desgraciado! ¡Bájame! ¡Bájame!
Omite mis gritos y pataleo intentando zafarme, pero debido a esto él pierde el equilibrio y caemos justamente en medio de la calle en la entrada de la tienda.
—¿¡Qué te pasa!? —exclamo sobando mis rodillas, el impacto con el suelo ha hecho que se raspen —¿Estás loco o qué? ¡Pudieron meternos a la cárcel!
—¡Kyaaaaaa! —salen gritando las chicas incluyendo la cajera al ver a Alexander, es como si fueran a balancearse sobre él, las personas alrededor lo miran e inmediatamente sacan sus celulares ¿¡quién demonios es Alexander como para causar estrepitosos escándalos!?
—¿¡Qué lo trae por aquí joven hermoso, precioso, amor de mi vida que nunca tendré!? —grita la cajera
Como buena inglesa diré..., ¿¡Qué mierda!?
Él se pone tenso mirando a todas partes como si buscara una escapatoria, pronto un tipo con un micrófono se acerca bajando de su furgoneta a toda velocidad, las personas rodean a Alexander y yo solo estoy como ¡Qué alguien me explique!
—¡Joven Melenkov! ¡Joven Melenkov! ¿Cuál es su motivo de visitar una tienda tan popular como esta? ¿Planea comprar algo ahora que su cumpleaños se acerca?
—Eso—dice con voz temblorosa—yo... No...
—¿¡Quién es esta chica!? —exclaman las chicas al verme, me cubro el rostro al percatarme que los demás ponen sus cámaras del celular sobre mí
Él me mira desesperado, no sabe qué decir y claro, ¡no entiendo nada! suspira pesadamente meneando la cabeza.
—Amor, parece que nos han descubierto —forza una sonrisa, cualquiera que lo ve piensa que es cierta y por ende las chicas gritan al verlo marcar sus perfectos hoyuelos
—¿¡Tú qué!? —abro los ojos como platos
Se levanta acercándose a mí, tendiéndome la mano con una sonrisa de un noble caballero.
—¿¡Es su novia!? —exclama el sujeto con el micrófono en mano—¡Esta será la mejor noticia del periódico! ¡Alexander Melenkov celebra su cumpleaños por primera vez en años con su novia!
—Claro, claro—sonríe tomándome de la cintura, acurrucándome en su pecho y acariciando mi cabello—¿Qué mejor que celebrarla con mi preciosa mujer?
—¿¡Su mujer!? Ay mamá ¡Ay mamá que alguien me sostenga! ¡Impacto! ¡Impacto maldita sea! —el tipo del micrófono me da miedo, pareciera que en cualquier momento se va a convulsionar —¡Esto es oro! ¡Esto es oro!
—Si...—alarga la vocal en un notorio tono de disgusto—Hay cosas que hacer, tenemos que ver... Ya saben... —dice él entrelazando nuestros dedos sin quitarme de su pecho—muchas cosas wuuu... Así que, si nos disculpan tenemos que irnos... Ahora mismo ¿verdad amor? —su mirada me da miedo es como si dijera ¡coopera! A lo cual yo respondo con mi más tierna sonrisa
—Claro, claro cariño... Vamos...
Apresura el paso cubriendo su rostro con parte de su bufanda, encaminándonos a un sitio desolado. Pero a pesar de eso la gente nos sigue como locos, inmediatamente él comienza a correr sujetando con firmeza mi mano.
—¡Corre! ¡Corre! —exclama
—¡Hago lo que puedo!
—Maldición—se gira y me carga
—¡Espera! ¡Yo puedo sola!
Omite mi comentario, la gente corre como estampida ¡Auxilio! ¡Auxilio!
—¡Si que pesas!
—¡Claro que no! Yo solo..., ¡El coche! ¡Cuidado con el coche!
Efectivamente, por distraído no se percata al cruzar la calle, se detiene en seco al igual que el auto. Me baja rápidamente, abre la puerta trasera y me obliga a entrar.
—¿¡Qué carajos haces!?—exclamo, pero él cierra la puerta antes de dejarme terminar mí frase, abre la puerta del copiloto y se amarra el cinturón
—Espérate, espérate ¿¡Quién mierdas eres tú!? —grita el conductor
—¡Corra! ¡Corra! —mira como la multitud se acerca
—¿¡Pero tú quien te crees!?
Alexander se quita la bufanda descubriendo su rostro por completo.
—Alexander Melenkov Novikov, gusto en conocerte ahora ¡Corra!
—¡Santo cielo! Mi hija es fanática de tu música ¿sabes? Fui a tu último concierto aquí en...
—¡Genial ahora arranque!
—¿Puedes cantar esa que recién hiciste? Esa que se llama-
—¡Ah! Escuche señor, yo no voy a...
—Nadie se va hasta que cantes—frunce el ceño e incluso agrava la voz con la misma cara del diablo
Alexander suspira pesadamente, duda en extremo antes de abrir la boca ¿Y cómo lo sé? Literalmente infla sus cachetes antes de pronunciar una palabra, eso hasta que comienza a cantar.
—¡Cuando estás lejos intento concentrarme en las cosas que necesito hacer pero las manos me tiemblan, porque simplemente estoy loco por ti!
Oh Jesús bendito ¿Pero qué demonios acabo de escuchar? ¿Palabras románticas de este desquiciado? Literalmente mi mandíbula ha quedado por los suelos.
—¡Cuando por mí mismo pienso de todo lo que puede o no ser verdad, que tengo miedo de caer, caer duro sin ti! —canta de igual manera el conductor mientras presiona el acelerador
—¡Pero entonces veo tu sonrisa y de pronto me siento orgulloso, es cuando me vuelvo hombre!
—Mi esposa ama esa canción—dice el conductor mirándome por el retrovisor con una sonrisa, cuando miro hacia Alexander él hunde la cabeza con las mejillas coloradas asimilándose a un jitomate
—Chica hay algo que quiero decir en voz alta. —canta él melodiosamente—Tienes mi corazón, cariño sé que esta vez es verdad, así que vine a amarte y eso es lo que voy a hacer. Y solo espero que en el fondo de tu corazón lo sientas también porque vine para amarte y eso es lo que voy a hacer
Sin pensarlo saqué mi celular pero él al percatarse me lo arrebató sacándome la lengua.
—Baile señorita—ríe el conductor con una sonrisa de oreja a oreja, alzando una de sus manos regocijándose en el canto de Alexander, yo con torpeza alzo levemente las manos—¡AlLCELAS! ¡Muestre las axilas! —exclama el conductor
Por miedo las alzo, solo puedo ver a Alexander hundiéndose en su asiento, cubriéndose el rostro por la vergüenza.
—Cuando estamos separados camino todo el día con tu nombre en mi corazón y no puedo dejar de soñar los sueños más dulces de ti. Permanezco despierto cuando no estás en mi cama, porque no puedo sacarte de mi cabeza y me siento tan estúpido, el estúpido más grande sin ti.
El conductor parece ser un gran fan pues ha cantado el resto de la canción perfectamente junto a Alexander. Después de un gran trayecto nos dejó en una zona desolada, pero no podía irse sin antes pedir tres autógrafos para cada uno de los integrantes de su familia. Pese al ridículo que pasó, se los dio y agradeció la ayuda. El conductor se retiró.
—Así que—digo seria—¿Viniste para amarme?
—Vete al cuerno
—¡JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA!
Me mira molesto, no que va, ¡furioso ante mi estrepitosa risa!
—Maldita sea—dice entre dientes
—Je, pero hablando en serio—la curva de mis labios se disipa, tornándose seria y llena de enojo—¿¡Qué demonios Alexander!? ¿Qué fue todo eso?
—Nada importante
—¿¡Cómo que nada importante!? ¡Nos acaban de perseguir, estaban sobre ti, el tipo loco del micrófono, huimos con un desconocido! ¿¡Y no fue nada!?
—Eso no importa
—Pero...
—Escucha Evangeline, no importa.... —dice irritado—Maldita sea ahora tendré demasiados problemas
—¿Con quién? ¿O con qué?
—¡Con todo! Si... Oh no, si las noticias llegan a sus ojos va a asesinarme
—¿Quién?
—¿Celebrar mi cumpleaños? —pasa de largo mi comentario—Demonios, no, no, siquiera pensarlo es traumante
—Alexander —¿Cómo que celebrar su cumpleaños es traumante?
—¿Qué voy a hacer? —pone su mano en su cabeza, sus dedos se interponen entre cada mechón alborotando su cabello por completo—¿Qué debo hacer? —respira agitadamente
—¡Alexander! —me interpongo frente a él y esta vez capturando su atención —Si me explicas probablemente pueda ayudarte en algo, lo digo en serio ¿Qué más vas a ocultarme? Ya me hiciste ir más allá de un simple centro comercial
—Es más complicado que eso
—Si no me lo dices no lo entenderé
Traga saliva con dificultad.
—De acuerdo, lo entiendo... —digo aún con la piel de gallina—Por lo visto no planeas decir nada
—Es que, yo...
Lo miré confundida. Esperé un buen rato para que dijera algo, sin embargo, aún permanece callado; como si quisiera, pero se tragara todo lo que deseara hablar.
—¿Es que tú?
—Eres la primera chica que me conoce por simplemente ser yo, no por ser el famoso Alexander Melenkov ¿me explico? No tengo la necesidad de hablar acerca de quién soy porque ya todos saben de mí, ver que no reaccionas como el resto y lo mejor, que no supieras que soy una "estrella" me hizo sentir cómodo, pero ahora...
—Está bien—lo interrumpo—lo entiendo
—No, no lo está, lo único bueno es que cubrí tu rostro de todos esos locos para que no te involucraran en esto, pero ¡Ah!
—Si te sientes incómodo podemos regresar a...
—¡No! Suficiente tiempo encerrado estuve como para volver solo por estas personas, no puedo dejarte o harán lo posible por atraparte
—¿Qué dices? Soy ágil, puedo escapar de ellos
—No sabes lo que dices, son peor de lo que piensas—camina en círculos pensativo, meneando la cabeza como si en su interior se hiciera preguntas y él mismo se respondiera—número uno, debo tener una buena excusa en mente por si las dudas, número dos, públicamente somos pareja... —se detiene en seco al mencionar esa última palabra y comienza a reír de una manera histérica que me da pánico el hecho de observarlo, es como si hubiera tenido una ruptura mental—No es posible, esto no es posible... Toda la vida renegando del afecto de pareja y ahora el destino me golpea con esto —alza las manos—¿¡Qué quieres de mí Dios!?
—Darte tu merecido —ruedo los ojos como canicas mientras cruzo los brazos, él baja sus manos y voltea a verme molesto, ¿Por qué tanto odio al afecto de pareja? Obvio no somos novios, pero ¿por qué tornarse tan histérico?
—¿Quieres guardar silencio? —se pone frente a mí inclinándose lentamente—tonta
—¿Cómo me llamaste?
—Lo que oíste Kotik, de haber sabido que esto ocurriría no hubiera aceptado tu propuesta al salir
—Yo no te invité, fue tú idea de venir por Charles Baudelaire
—¡No lo metas en esto! ¡Debiste decirme que no!
—¡Claro! Como sabía que saliendo contigo me perseguirían como locos ¿¡Cómo no se me ocurrió leer tu pensamiento ya que soy adivina!?
—Eso no tiene sentido ¡No tiene sentido!
Esbozo una sonrisa maliciosa.
—Esa es la idea
—Tú —frunce el ceño conteniendo su frustración—pequeña... ¡Niña malcriada!
—Te lo mereces por llamarme gorda, idiota, para tu información ¡Sí! ¡Sí lo soy! ¡Y soy una gordibuena! Tsss —dije al hundir los dedos en mi cadera
—No creo que estés gorda, pensé que así se te bajarían los humos sin reclamar nada, pero resultó peor
—Eres un grosero, ¿sabes qué? Yo me voy
—¡Silencio! Ahora mismo yo...
Una mujer se acerca hacia nosotros con audífonos en sus oídos, se percata de nuestra discusión y se acerca como si intentara reconocer el rostro de Alexander, él se percata de ella e inmediatamente relaja su semblante tenso. Me toma por sorpresa cuando extiende sus brazos acercándose como si fuera a besarme, rodeando mi cintura, tirándome casi al piso por la fuerza en la que me toma.
Pone sus labios en mi mejilla, mi latir se detiene por una milésima de segundo y la mujer nos ve extrañada.
—Estos jóvenes hoy en día no tienen discreción—se aleja continuando su caminata.
—¿¡Ahora qué demonios haces!? —intento apartarlo, pero si lo hago es capaz de tirarme al suelo
—Se supone que te estoy besando, cállate
—¿Así besas? ¡Estás loco! ¿Te das cuenta como me estás sosteniendo?
—¿Ya se fue?
—¡Qué si! ¡Ahora suéltame!
Enarca una sonrisa desafiante.
—Bueno
Me libera sin delicadeza, pero me aferro de su hombro haciendo que pierda el equilibrio y caiga sobre mí.
—¿¡Es que eres idiota!?
—¿Me veo pervertido estando así? ¿O me veo deseable si eres tú quien me atrajo hacia tu cuerpo?
—¡Ah! —lucho por apartarlo pero me retiene
—Tendré que pensar en algo—dice él—los medios son más rápidos que el aire así que —se coloca la bufanda—aprovechemos la poca dignidad que me queda y vayamos a esos museos
—No, ya no por favor—digo pesadamente, él se levanta y me tiende la mano
—No queda lejos de aquí —dice él—Vamos
Alguien, por favor... Auxilio.