Me encontraba caminando tranquilamente con mi mejor amiga por los pasillos, hablando de cualquier tontería. Al parecer me estaba contando sobre un chico que había conocido, pero mi mente estaba preocupada pues desde hace unos días había visto a Suga algo raro. Siempre estaba practicando por lo que hace días no hablo con él.
-¿Estás escuchándome?- preguntó riendo mi amiga.
-¿Qué? Oh, si, si, si. Te escucho.
-Onee-chan, ¿puedo pedirte un favor?- giré al escuchar la voz de Asahi, y lo vi acompañado por Daichi.
-Claro, ¿qué cosa?
-Suga aun está en el gimnasio y se niega a salir. Nos está preocupando. -sus expresiones eran de miedo y los entendía.
-Veré lo que puedo hacer.- me voltee hacia la chica para decirle.
-Anda, se ve que es importante.
Asentí y me dispuse a caminar hacia el gimnasio. Cuando llegué ahí me encontré con Suga junto a la malla, tenía los ojos y puños fuertemente cerrados y todos los balones estaban esparcidos por el suelo.
-Suga...- murmure y me acerqué a él. -Deberías terminar por hoy.
-¡No! Kageyama puede hacerlo, yo también debería poder.
-No puedes compararte con él, amor. Tú eres Suga, no Kageyama. -susurré mientras acariciaba su cabello. -No debes presionarte tanto.
-Él me reemplazó. - vi su expresión dolida y sentí mi corazón romperse- Es mi último año aquí y sólo juego a veces.
-Matándote de cansancio en las prácticas no harás nada. Debes descansar y así mañana tendrás energía suficiente como para ser mejor que Kageyama, Oikawa, Akaashi y todos ellos.- él me miró algo confundido.- ¿Creías que no te presto atención cuando hablas de los otros equipos?
-Creo que tienes razón. Yo mismo peleo con Hinata y Kageyama cuando no quieren detenerse.
-Exacto. Ahora ven, vamos a recoger los balones.
Ambos nos dispusimos a recoger todos los balones y ponerlos en el carrito. Él lo llevó hasta el pequeño cuarto donde guardaban las cosas y desde allí me llamó.
-Voy.- caminé hasta ahí pero la luz seguía apagada.- Suga, ¿donde es... Wow.
En un segundo el peli gris había cerrado la puerta y me había acorralado contra la pared.
-Asahi y Daichi te dijeron que yo estaba aquí, ¿cierto?
-Si, ¿porqué? -estaba tartamudeando por la cercanía y no tenía idea de por qué lo hacía.
-Están afuera del gimnasio. No son muy buenos escogiéndose. -dejó salir una pequeña risa.
-Aún no entiendo que tiene que ver eso con que nos hayas encerrado aquí.
-Pues dudo que a tu hermano le hubiera gustado ver a alguien besar así a su hermana.
-¿Qué...
Él no me dejó terminar pues empezó a besarme en un segundo. Eran besos largos y dulces, como siempre que estábamos solos. Mis manos instintivamente se fueron a su nuca y empecé a jugar con su cabello. Mientras, Suga tenía sus manos en mi espalda.
*Fuera del gimnasio*
-Nuestro pequeño está creciendo.- dijo Daichi secándose una falsa lágrima. -¿No lo crees, Asahi?
Cuando se giró vio a la estrella del equipo con un aura negra a su alrededor. Sinceramente daba más miedo que él mismo cuando se molestaba por las estupideces de los chicos.
-¿Asahi?
-Es mi onee-chan. -hizo un énfasis de enfado en cada palabra.