Señorita Inocencia [Andy Bier...

By AdhrianneT

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- Hunter... Hayden Hunter... - ¿Eh? ¿Si? - ¿Podría explicarme por qué se sonrojó cuando dije su nombre? - E-e... More

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Normal
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Petición
Encuentro
Unidos
Mal
Fascinante
Preparativos
Sempiterno
Epílogo
Segunda Temporada
Señorita Inocencia: La Ironía de Nombrar

Mío

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By AdhrianneT

Su rostro, pacífico y sin expresión alguna, cambio, y se llenó de alegría, tanto que una preciosa sonrisa se formó en su rostro.

Entró y la puerta se cerró tras él, caminó hacia mi, y yo me abalancé sobre él, dejando de sentir el suelo bajo mis pies, ya que él me estaba levantando.

- Está aquí. - Toqué su rostro, su cabello, necesitaba saber que él realmente estaba allí, y que no era un sueño.

- Le dije... - Besó mi frente. - Que volvería por usted. - Se agachó, y juntó sus labios con los míos, y los saboreé, como si nunca antes lo hubiera hecho.

- Andy. - Le rodeé el cuello con los brazos, para que no me soltara, y él hizo lo mismo con mi cintura. - Está aquí. - Le di un beso corto. - Al fin está aquí.

Sonrió al instante volvió a devorar mis labios, su aroma, su delicioso aroma, volvía a tenerlo ahí, conmigo, entre mis brazos, y no hay nada que pueda hacerme más feliz.

- Está... - Susurró entre besos. - Está preciosa. - Mordió mi labio inferior, y me estremecí, temblé en sus labios y un jadeo por parte de ambos se escuchó.

Una de sus manos ascendió por mi espalda y me tomó por la nuca, como si fuera algo tan delicado, como antes el me había llamado, una muñeca de porcelana.

- Andy... - Mi respiración estaba agitada, con tan solo un beso de ese hombre, que parecía, me había robado el aliento.

Lo atraje hacia mi, sosteniéndolo por su rostro, y volvimos a besarnos, ladeé mi cabeza y cuando apretó mi cintura, hacia él, gemí, dejando mi boca abierta, dándole a él la bienvenida, puesto que introdujo su lengua, en esta pequeña oportunidad.

Acarició mi lengua con la suya, estoy desesperada, desesperada porque lo quiero y lo necesito, aún más cerca. Quiero más de él.

Le chupé la lengua y él gimió, volvió a apretarme contra si, estaba duro, ahora, estaba duro.

- Hayden... - Susurró.

- Andrew... - Sonreí. - Usted es mío, ¿Lo entiende? - Me miró, atónito, tal vez porque dije algo que él nunca pensó oír de mis labios.

- Me tatuaré "Propiedad de Hayden Hunter" en el pecho. - Me levantó del suelo, por mis piernas, colocando cada una, al rededor de su cintura. - No quiero ser de nadie más. - Dijo mirándome a los ojos, miró mis labios y se lamió los suyos. - Usted va a a enloquecerme.

Mordió mi labio, y gemí, sentí como si cayera y de pronto, una superficie plana y fría se posicionó tras mi espalda, jadeé al contacto, pero, eso, pareció estimular a Andy, quien comenzaba a besarme, a otro nivel. Me había recostado sobre su escritorio, y él, se encontraba entre mis piernas.

Mi corazón bombeaba con fuerza dentro de mi pecho, tanto que creí que él se daría cuenta.

Se separó un momento de mi y se quitó su chaqueta, dejándome ver sus tatuajes, tatuajes que todavía para mi eran un misterio, pero, que consideraba hermosos. La arrojó a la silla del escritorio y volvió a posicionarse entre mis piernas, mordió mi cuello y lo lamió, como nunca lo había hecho antes, le dio un apretón a mis caderas y temblé, de repente sentía que el espacio entre mis piernas se humedecía, cosa que nunca me había pasado, Andy lo estaba causando.

Gruñó. 

Se acercó a mi cuello y aspiró suavemente.

- Su aroma... - Apartó el cabello de mi cuello. - Me enloquece. - Sentí su aliento en mi cuello , ascender, y entonces mordió el lóbulo de mi oreja, una parte al parecer sensible en mi, ya que intenté cerras las piernas, pero, su cuerpo entre ellas no me lo permitió.

Rodeó mi cuerpo con un brazo, al tiempo que arremetía contra mi, haciéndome gemir, agarrándome de él, lo más rápido que me fue posible.

Me lamió y mordió el hombro desnudo, su otra mano recorrió el camino desde mi cuello hasta mis costillas, donde se detuvo, tocó mi vientre y ascendió, marcando el camino desde allí hasta mis pechos, volvió a arremeter contra mi, esta vez con más fuerza.

Cerró los ojos con fuerza y besó mi quijada, mi mejilla y luego mis labios.

- Por favor... - Jadeó y tal como yo, tiene la respiración agitada. - Pídame que pare... - Lamió mis clavículas, y me sostuvo por la nuca, cuando me dio una nueva embestida y gemí.

No puedo, no quiero evitar, que esta vez, pase.

Moví ambas manos, una para acariciar su mejilla, y la otra descendió, llegando hasta nuestra unión. Toqué su miembro por encima de la tela del pantalón negro y el jadeó sorprendido.

- Yo no quiero parar.

- No quiero hacerle esto.

- Claro que quiere. - Sonrió, se relamió los labios y entonces me embistió de nuevo, y otra vez marcando un ritmo rápido y placentero, gemí, y él sonrió. No podía ser yo la única que esté haciendo algo ahora. Quité mi mano de su miembro, me mordí el labio cuando me miró enarcando una ceja, pero, traté de evitar su peligrosa mirada y me concentré en mover las caderas contra su erección, estaba realmente duro, bueno... Grande y duro.

Jadeó, tomó mis manos, sin dejar ninguno de los dos de movernos, y las aprisionó contra el escritorio.

Una de sus manos descendió lentamente, apreciando cada detalle de mi silueta, empujé las caricias hacia delante y él se mordió el labio con un gruñido, sin dejar de mirarme, se movió de manera rápida, pasó sus manos por debajo de la falda del vestido, llegando a mi ropa interior, y tirando de ella hasta quitármela. La llevó su rostro y aspiró, lo miré con los ojos abiertos a tope, ¿Cómo es que se le ocurría hacer cosas como esas?

La soltó en la silla a nuestro lado y sonrió en mi cuello, mordiéndolo.

- Su esencia es exquisita. - Su mano completamente fría estaba ahora sobre mi entrepierna y él sonrió. - Está tan húmeda. - Mordió mi labio con un poco más de fuerza que antes, haciendo que arqueara la espalda. - Perfecta para mi.

 Lo abracé, no quiero que mire mi rostro, no puedo, frotó su mano por fuera, y comencé a respirar con dificultad,  temblé, y jadeé.

- Tranquila, ¿Se siente bien? 

- No... - Me reprimí el golpearlo en ese momento. - No pregunte eso. - Pellizcó una parte de mi, que no sabía que era tan sensible, tanto que me hizo apretar las piernas al rededor de su cintura, rió suavemente.

- Lo pregunto por su bienestar. - Sonrió y mordió mi labio, lo lamió y me besó.

Yo no estoy haciendo nada por él, es el momento, en algún momento dije que lo ayudaría y eso haré.

Bajé mis manos, tocando desde su pecho, su abdomen y su pelvis, todo, perfecto, sin nada fuera de su lugar, llegué hasta sus pantalones y me topé con el broche de un cinturón.

- Quítese esto. - Susurré sobre sus labios. Y el asintió rápidamente, con la mirada llena de lujuria, su mano dejó de tocarme, y escuché como el cinturón se desabrochaba, junto con los pantalones, me tomé el atrevimiento de acariciar su abdomen antes, a él le gustaba torturarme, pues bien, no era el único que lo haría. 

Me miró desesperado, como si rogara que lo tocara en ese momento.

- ¿Se va atrever? - Sonrió, usando esa voz ronca, que hizo que de nuevo, me humedeciera, un poco más.

Lo tomé con una sola mano, se sentía igual a la primera vez, solo que esta vez, parecía estar mucho más grande y ahora, mucho más duro, gimió, mordió mi cuello y me besó.

- Le devolveré el favor. - Dijo e introdujo su lengua en mi boca.

- Andrew... - Gemí su nombre y entonces se separó de mi, miró a todos lados y buscó algo en sus bolsillos. 

- Mierda... - Susurró y miró su chaqueta, en ese momento me incorporé, apoyándome sobre mis codos en el escritorio, no pude evitar bajar la mirada y verlo, desvié la mirada al instante, lo había tocado y lo había sentido, y hasta ahora no me había percatado de que no lo había visto. 

Escuché como sacaba algo de un bolsillo y volteé, lo miré y traía un condón en la mano, me miró, sonrió y subió y bajo una de sus cejas, rasgó el envoltorio con los dientes y luego, sin dificultad alguna, se lo puso.

Se acercó lentamente y entonces entre mis piernas me penetró lenta y tortuosamente, poco a poco, comenzó a dolerme y Andrew se detuvo, me miró.

- ¿Quiere que pare? - Estoy llorando.

- No, por favor. - Me abracé a él por su cuello y lo besé, lentamente en los labios.

- Pero...

- Es que estoy feliz. - Sorbí por la nariz y sonreí. - Usted me está haciendo feliz. - Dije sobre sus labios, y entonces prosiguió, me quejé pero no lo solté y él no se detuvo.

- Vaya... - Abrió su boca sin emitir sonido y lamió la zona desde mi hombro hasta mi cuello. Llevó una se sus manos hacia uno de mis pechos y acomodó allí su mano, como si fuera el tamaño, y la forma perfecta para él.

- Andy. - Temblé, y tomé fuertemente su camisa entre mis manos. Rayos, duele demasiado.

Sollocé y Andy me miró. 

- Siga, por favor siga. - Se movió, su miembro resbaló completo dentro de mi y abrí mi boca sin emitir ningún sonido, había llegado a una zona que invadió mi cuerpo de dolor y de placer, la cantidad perfecta de ambas a la vez, la sensación perfecta.

Se quedó quieto, dejando que mi feminidad se acomode y se acostumbre al intruso, intruso que era completamente bienvenido.

Andy miró hacia abajo y sonrió mientras me besaba la frente.

- Ahora somos uno, Hayden, ahora somos una sola esencia. - Tomó cada una de mis piernas y las colocó, sobre sus hombros, de manera, que con cada embestida que me daba, estas, se columpiaban.

Me atrajo hacia él y mordió mi pantorrilla.

- ¿Lista? - Asentí con la cabeza, el dolor había disminuido, incluso ahora, comenzaba a sentirse bien.

- Más que nunca.

Gruñí y eché la cabeza hacia atrás, me penetró, tan fuerte, introduciendo en mi cada centímetro de su ser. 

Bajó su mirada y supuse que debía estar mirando mi feminidad, más bien, nuestra unión. me penetraba con tanta profundidad, precisión y el placer en mi interior crecía con fuerza, bajé mis piernas y me incorporé, rodeándolo con las piernas y los brazos, aferrándome cuenta pude a él, mientras sus embestidas contra mi, no paraban, más bien, cada vez, venían con más fuerza y mucha más rapidez.

Se dio la vuelta, conmigo encima, apoyándose ahora, él en el escritorio, me tomó por la cintura, y por ella, hacía que me mueva junto con él, adentrándose en mi. Me provoca tantas cosas que grité y me aferré a él, mordí su cuello y él jadeó, haciendo muchas más profundas sus embestidas, y ahora más lentas, torturándome.

- Me encanta como se mueve. - Su mano se estrelló contra mi trasero y gemí al contacto, escondiendo mi cara entre su hombro y su cuello. Gruñó, apretó mi trasero, y sonrió.

Me lamió el labio inferior, y cuando lo mordió grité,  y me agarré de él, las paredes de mi sexo se aferraron a su miembro, y él gimió, sin levantar la mirada de mi. Respiró con fuerza en mi oído, y me miró.

- ¿Se encuentra bien?

- S-si... - Tartamudeé, se dio la vuelta, colocándome sobre el escritorio, nuevamente

Salió de mi y jadeé, no sabía cuanto se había acostumbrado mi cuerpo hacia él hasta ese momento. 

Se quitó el condón, que evité mirar, y lo tiró al basurero, se arregló los pantalones y se abrochó el cinturón, buscó en los cajones del escritorio y sacó un paquete de paños húmedos, sacó uno y volvió a guardar el paquete, me miró.

- Yo, eh, bueno... - Metió su mano con el paño, bajo mi falda, y sentí la fría tela húmeda en mi feminidad y recorriendo mis muslos, me sentí tan avergonzada que cubrí mi rostro con mis manos, él estaba limpiándome, después de... Lo que hicimos, cuando terminó, también lo tiró a la basura.

- ¿Su cuerpo está bien? ¿Se siente... ?

- Si. - Le corté. - No se preocupe...

- ¿Segura? - Se acercó a la silla y tomaba mi ropa interior, volvía a ponérmela.

- Completamente. - Bajé del escritorio y me tambaleé notoriamente. Él me sostuvo, evitando que cayera al suelo.

- No me lo parece.

- Me duelen las rodillas. - Confesé instantáneamente.

- Es por la posición en la que estuvimos. - Colocó sus manos en mis mejillas, acariciándolas. - En la que hicimos el amor... - Sonreí y me besó en la frente, seguido me abrazó y yo a él, y quise por todos los medios del mundo quedarme allí con él, pero, es imposible, no podemos, tomó su chaqueta y me la dio, más bien, me vistió con ella, sin cerrarla.

- Gracias, pero, no hace frío... - Me excusé, realmente si hace frío, pero, preferiría que él tenga su chaqueta.

- Lo sentirá dentro de un rato, ahora mismo su cuerpo está caliente. - Tomó mi cintura y besó mi frente nuevamente, mis manos fueron a su pecho.

- Ya sé.

- Me encanta verla sonrojada. - Apoyó su frente en la mía. - Usted me encanta, me enloquece, la amo y la deseo tanto... - Llevó su cabello hacia atrás frustrado. - No se qué voy a hacer.

- Andrew... - Sonrió con amargura, e ira en sus ojos. - ¿Lo aceptaron verdad? Tendrá que irse... - Adiviné.

Asintió con la cabeza, acerté, una lágrima rodó por su mejilla.

- Tengo el empleo. - Rodó los ojos. - Se supone que debería estar feliz...

- Felicidades. - Fue lo único que pude decir, me miró con la boca abierta, y una expresión de frustración en su rostro.

- No lo entiende...

- Andrew es su sueño.

- Usted es mi sueño.

- Estuvo trabajando por esto.

- Ya no tiene importancia, si no es con usted nada tiene valor.

- Andrew...

- No quiero irme. - Gritó. Golpeó el escritorio con el puño cerrado, que hizo que me sobresaltara, llevó su mano a su cabello, tirando de él. - No aceptaré el empleo...

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