Viaje Inesperado [N.H.]© Part...

Da Vale_H13

127K 8.1K 955

¿Qué sería de tu vida si cambiara de pronto? ¿Si tuvieras que alejarte de tus amigos? ¿Si tuvieras que dejar... Altro

Prólogo
1. Nervios y futuro trabajo.
2. Disculpas y lágrimas.
3. ¿Lista?
4. La despedida.
5. Bienvenida a Londres.
6. ¿Casa sola?
7. ¿Pizza, charla y explicaciones?
8. Idiota, voluble y arrogante.
9. Hasta luego, Horan.
10. Universidad, maletas y llamadas.
11. Cena y prisas.
12. No vuelvas a hacer eso.
13. Compras de último momento.
14. Primer día de clases.
15. Nuevos amigos
16. Queso.
17. ¡¿Mi novio?!
18. Galleta de la fortuna.
19. ¿Me darías una oportunidad?
20. Helado nocturno y notas musicales.
21. Hot cakes y tocino.
22. Melodías e instrumentos.
23. Experimento.
24. ¿Celos?
25. Pésima mañana.
26. ¿Quieres jugar?
27.1 Fiesta en casa de Adam: ¿Por qué me besaste?
27.2 Fiesta en casa de Adam: Noche de tragos y lluvia.
28. Descansa, princesa.
29. Una pequeña travesura.
30. ¡Tarde de compras!
31. Niall + Niños + Helado
32. Partituras y más.
33. ¿Un helado?
34. Recuerdos.
35. ¿Nos conocemos realmente?
36. Mas contenta y distraída que de costumbre.
37. ¡Vamos al Karaoke Music!
38.1 Karaoke Music: ¡¿Por qué?!
38.2 Karaoke Music: ¿Biscocho irlandés?
38.3 Karaoke Music: El fin de una gran noche.
39. Muy linda sorpresa.
40. Veinte preguntas.
41. Ahora si son buenas noches.
42. Un gran, gran problema.
43. Una noche llena de sorpresas.
44. Huyendo.
45. Largo día en la universidad.
46. Y el día continúa.
47. Solo un par de días.
48. ¿Es una broma?
49. Un pequeño recuerdo.
50. El regalo perfecto.
51. Encuentro.
52. Regreso.
53. Te necesito, mamá.
54. También me encantas.
55. Apolo.
56. Suspendida.
57. Niall + Mamá = ¿Cariño?
58. Tienda de mascotas.
59. Zayn Malik.
60. Mis amigos, mi familia.
61. Casa llena.
62. Noche de fiesta.
63. Fatídica mañana.
64. Una explicación.
65. Engaño.
Extra.
66. Declaración.
67. Propuesta.
68. ¡¿Dos en una noche?!
SEGUNDA TEMPORADA
NUEVA PARTE

69. A tu lado. (Final)

2.3K 95 33
Da Vale_H13


– No lo sé, no me convence.

– ¿Pero por qué no? Te queda estupendo el corte. ¿O es que no te agrada el color? –pregunta Pam, mientras sigue acomodando mi cabello hacia atrás.

– No lo sé. Quizás si dejamos un poco de cabello al frente...

– Nada de eso. –me interrumpe, alejando mis manos de mi cabello. –Luce mucho mejor con el frente descubierto.

Gruño y suspiro, dejándola seguir con su trabajo de hacerme lucir increíble para la fiesta de las empresas que comenzará en una hora.

Nos encontramos en el taller de Pam, el cual hemos convertido en un salón de belleza. La rubia se encargó de maquillarme, peinarme y ayudarme a ponerme el precioso y sexy vestido rojo que hizo para mí. El vestido tiene un enorme escote al frente, además del largo tajo que deja mostrar casi toda mi pierna derecha, y es la causa por la cual no me siento muy cómoda tener mi pecho descubierto casi por completo. Siento que mis pocos atributos podrían salirse de su lugar y saltar al frente por el escote. Pero, por supuesto, no puedo hacer nada contra mi asesora de imagen personal.

– ¡Listo! Te ves fabulosa. –suspiro resignada y sonrío.

– Muchas gracias por todo, Pam.

– No agradezcas. Todos estamos juntos en esto, somos un equipo. –responde con una radiante sonrisa, y sus palabras son tan ciertas. Ésta mujer sí que ama su trabajo.

– Chicas, ¿ya están listas? –dice mamá entrando en el taller. –Dios santo, ¡lucen bellísimas!

– No te quedas atrás, mamá, te ves alucinante. –respondo asombrada. No es que nunca antes no la haya visto formal, pero sin duda Pam tiene el toque de hacernos lucir tan geniales como si fuera la primera vez.

– Pam, siento que debo aumentarte el sueldo cada vez que usas tu don para nosotras.

– Ya lo has aumentado suficiente, Ellen. –responde Pam con una risita. –Si lo sigues haciendo, voy a sentir que estoy desfalcando a la empresa.

– Para nada. –habla mamá, restándole importancia con un gesto de su mano. –Ya veré la forma de pagarte.

– Bueno, ¿qué más falta? Quiero pensar que los chicos ya están listos. –comento refiriéndome a Niall y al señor Horan.

Papá está en la oficina de mamá terminando de arreglarse un poco. Sé que Nat y Ted deben de estar preparándose aún, gracias al mensaje que Nat me envió hace unos minutos.

Los chicos llegaron hoy por la mañana, y Niall y yo convencimos a nuestros padres de que nos dejaran faltar al desayuno en casa de Bobby para ir a recibir a los chicos. Así que desayunamos con ellos en el hotel donde se están hospedando. Fue entretenido, aunque noté a Ted un poco cansado, supongo que por el viaje y el cambio de horario.

– Ya vienen en camino, no te preocupes, cariño. –responde mamá en tono tranquilo. –Bobby me llamó hace un minuto, dice que Niall, Andy y él vienen para acá.

– Bien, eso es genial.

– Pam, ¿podrías ayudarme con la gargantilla? Creo que la abroché mal. –dice mamá con una mueca. Pam asiente y se acerca a ella.

– Yo iré un momento a mi oficina. Ya vuelvo.

Y salgo del taller lo más rápido que puedo, sin tratar de disimular mis ganas de salir corriendo.

Tengo ganas de tocar mi nuevo bebé.

Tomo el ascensor, maldiciendo por dentro lo desesperantemente lento que avanza el aparato metálico. ¿Alguien aun no puede inventar las máquinas de teletransportación?

Las puertas se abren en el último piso y corro hasta mi oficina. Todo el piso está en silencio, ya que la mayoría de los empleados asistirán a la fiesta de la nueva línea de ropa entre White Things y Zero's Men.

Entro en mi oficina sin siquiera molestarme en cerrar la puerta. El silencio es bien recibido en estos momentos que me están comiendo los nervios desde dentro. Sé que todo saldrá bien, dado a que la presentación de ayer fue espectacular, pero los nervios y la tensión siguen ahí cuando recuerdo la excesiva atención que me dedicaron ayer. Estoy de acuerdo en que mamá y Bobby son quienes deberían de recibir más atención debido a que son los presidentes de las empresas, pero Niall y yo fuimos el centro de atención para el público ya que somos los vicepresidentes más jóvenes, atractivos e innovadores que aspiran al éxito, palabras dichas por la gran ola de prensa que hubo hoy al medio día.

Suspiro dejando salir la repentina tensión que se carga en mis hombros. Ya quiero que termine esto, extraño mis días libres, aunque no haga nada de provecho, pero es un descanso.

Camino hacia mi nueva posesión con una suave sonrisa en mis labios. El Steinway en su reluciente y glorioso blanco me espera al lado del ventanal que da vista a una parte de la cuidad, incluido el lago Serpentine. No sé cómo rayos es que mamá lo consiguió, y no quiero imaginar la fortuna que debió costarle, pero me siento maravillosa de tenerlo para mí.

Me siento sobre el banquillo de piel en color blanco, sin despegar mi mirada de la gran cantidad de teclas que se extiende frente a mí.

Un suspiro sale de mis labios, dejando salir mis preocupaciones y dejándome solo con mis pasiones. Deslizo mis dedos de manera suave y cuidadosa, haciendo que notas claras y fuertes creen una melodía suave, una melodía que no conozco pero siento que ya la he escuchado. Una parte de mí se siente familiarizada con la melodía que reproducen mis dedos al contacto con las teclas, y trato de recordar. Cada una de las notas se va formando en mi mente y las visualizo fácilmente. Es como si las tuviera escritas en mi cabeza, ¿por que lo las habré pasado a papel?

Estoy segura de que la he escuchado antes, pero no sé dónde. No conozco muchas personas que sepan tocar el piano. Quizás fue en un sueño. En uno de esos sueños locos que de vez en cuando tengo. Como aquel en el que corro entre pasillos sin final, en busca de aquella melodía suave y cálida, o aquel en el que Niall aparece en cada una de las imágenes. Aquel sueño en donde caminamos por un parque, luego vamos de camino en una carretera, después estamos en una casita acogedora, y luego el final. Aquel final que no parece terminar bien, aunque nunca he sabido que sigue luego de que todo se vuelva negro y oscuro.

Hago una pequeña pausa sobre las teclas cundo siento mis hombros temblar.

Solo fue un sueño. Un mal sueño.

Suspiro y sigo tocando.

Trato de concentrarme en un chico hermoso de brillantes ojos azules y cabello dorado. Aquel chico que sacó lo peor de mí, pero también lo mejor. Aquel chico aparentemente superficial, pero con un gran corazón y mucho amor por dar. Aquel chico que me recibió de la manera más incómoda, pero hizo todo para me quedara. Aquel chico tan arrogante y odioso del que terminé enamorándome tan profundamente. Aquel chico que me entrega todo del él con solo un beso y que al mismo tiempo se lleva todo de mí.

Un sollozo escapa de mis labios, y me detengo.

Me he dado cuenta de que mi amor por Niall es tan grande que últimamente siento miedo de lo fuerte que es, de lo abrumador que es no querer alejarme de él y no soportar que esté lejos. Y ese miedo a veces no hace más que crecer al pensar en el que pasará cuando él deje de amarme con la intensidad que yo lo hago. No soy la mejor persona, no tengo el mejor carácter, y mi orgullo es más grande que el Monte Everest. Sé que hay muchas personas mejores que yo, y el mundo es tan grande que en cualquier momento Niall puede conocer a una de esas personas y puede enamorarse de ella.

No quiero que pase eso. Moriría de tristeza si eso llega a pasar.

– ¿Abby?

Su suave voz con un ligero tono de preocupación, me hace abrir los ojos. Mantengo mi vista entre las teclas blancas y negras frente a mí.

Respira, Abby, todo está bien. Él está aquí porque te ama como lo amas tú.

Bien, ya no quiero preocuparme más por esto, es agobiante, pero hay veces en las que es imposible no pensarlo.

Tomo todo el aire que me es posible y suspiro lentamente.

– ¿Estás bien, amor? –siento las manos de Niall apoyarse con cuidado sobre mis hombros. Yo solo vuelvo a respirar para alejar las lágrimas.

– Estoy bien. –respondo en un susurro.

– Nena, ¿qué sucede? ¿Te pasó algo? –insiste, esta vez sentándose a mi lado, de espalda al piano. No puedo fingir ante él, pareciera que me conoce tan bien.

Un par de dedos me hace levantar la mirada y ver sus bellos ojos inundados en preocupación. No quiero que se sienta así por mí. No quiero que sufra.

– Lo lamento. Es solo que... creo que el estrés... o quizás...

– ¿Qué tienes, Abby? Me preocupas, no quiero que sufras por nada. Dime que sucedió y lo resolveremos.

– No, no es nada. Solo que... yo... creo que mi mente me quiere hacer una mala jugada. –respondo con una sonrisa sin ganas.

– ¿Qué sucede, amor?

– ¿Me amas, Niall? –el frunce su ceño, con alarma en su mirada.

– ¿Qué...? Abby, claro que te amo. Demasiado. Haría lo que fuera por ti, daría mi vida por ti si tuviera que hacerlo. ¿Qué sucede, amor? Me preocupa verte así, no lo soporto. Abby, por favor...

– He estado pensando en si tu... bueno... yo no soy perfecta, y sé que hay mejores chicas que yo a las que quizás tu...

– Basta, no sigas con eso. –me interrumpe negando una y otra vez con su cabeza. –Abby, no te dejaría por nadie más. No podría. Tú eres parte de mí, tú tienes mi corazón. Tú eres la única que puede terminar con lo nuestro, porque yo nunca lo haría, nunca te dejaría ir. –murmura. Puedo ver fácilmente todo el amor en su mirada, tanto que hace que las lágrimas vuelvan a asomarse por mis ojos. Toma mis mejillas con ternura, haciendo que nuestras miradas se aferren la una con la otra, haciéndome sentir una extraña y bonita conexión que altera todo mi sistema. –Abby, te amo. Hasta que conocí a la hermosa y sensible chica debajo de todas aquellas capas de terquedad, agresividad y sarcasmo, me di cuenta de lo que realmente es el amor, no aquel capricho adolescente por el cual me convertí en el chico idiota que solo jugaba un rato con las chicas. Conocí lo que sería capaz de hacer por la persona que más quiero, de sacrificar lo que sea si tuviera que hacerlo. Y aun si no tuviera que hacerlo, igual lo entregaría. Lo daría todo por ti, Abby. Siempre. Y si... y si tú ya no quisieras continuar conmigo, yo seguiría a tu lado, no me importaría que el imbécil que quisiera ocupar mi lugar a tu lado quisiera partirme la cara cada vez que te defienda o porque quisiera pasar todo el tiempo contigo.

– No digas eso, Niall. –murmuro en un sollozo. –Nadie podría ocupar tu lugar. Nunca podría cambiarte por alguien más. Si no eres tú, no es nadie. Te... te amo demasiado que me aterra, tanto que me hace sentir insegura de si tú me amas como yo te amo...

– No creo que haya alguien que ame más como yo te amo, Abby. Nunca dudes de ello, ¿de acuerdo? Te amo. Mucho. Demasiado. Más de lo que pueda existir. Y si sabes de alguien que diga que lo hace, dime para irle a explicar con peras y manzanas el amor que siento por mi hermosa e increíble novia. –una risita escapa de mis labios, haciendo que las lágrimas retrocedan un poco.

– Lo haré. –sonrío, aun con mi mirada sobre la de él. –Te amo, Niall.

– Y yo te amo a ti, princesa.

Libera mis mejillas para luego atraerme de los hombros y estrujarme entre sus brazos en un abrazo firme y cariñoso, lleno de amor. Un suspiro de alivio sale de mis labios y por fin me siento tranquila. Ahora sé con más firmeza lo que Niall siente por mí, y es maravilloso.

– No había escuchado antes la canción que tocabas. ¿Es tuya?

– Eso creo. Es algo que compuse en mi mente, no he tenido oportunidad de pasarla al papel. –respondo contra su cuerpo. Estar entre sus brazos es de lo más maravilloso y confortable del mundo.

– Pues suena estupendo.

Pasamos un par de minutos abrazados en silencio, solamente sintiendo nuestro amor y nuestra compañía. Como quisiera estar así pero en su cama, tal vez en casa de su padre, con una deliciosa comida preparada por Lorane.

– Bien. –habla de repente con emoción, separándose de mí. –¿Estás lista para irnos? La limusina espera por nosotros.

– ¿La, qué? –pregunto con incredulidad. ¿Él dijo lo que escuché?

– La limusina, amor. –responde con una sonrisa divertida. –Merecemos llegar con estilo.

– Claro, estilo. Te gusta llamar la atención, ¿cierto? –digo con burla.

– ¿Acaso no lo sabias, amor? Soy el idiota arrogante más sexy que has conocido, es un hobbie para mi llamar la atención. –rio ante eso. Siempre lo ha sido. Y me encanta.

– Ya lo sospechaba.

– Bien, iré a saludar a tus padres. ¿Vamos?

– Vamos. –Niall se pone de pie y yo lo sigo.

– Jodidos infiernos... –murmura de pronto.

– ¿Qué sucede? ¿Olvidaste algo? –pregunto con inquietud. Seguro olvidó algo, no lo dudo.

Me giro hacia él para saber que sucede. Él se queda estático en su lugar, sin dejar de mirarme de arriba abajo. Detiene su mirada un momento en mi gran escote y vuelve a soltar un par de maldiciones.

¿Así que es eso? ¿Mi vestido? ¿Es en serio? Por dios, estoy a punto de carcajearme por su linda cara de chico perdido solo por ver la piel que sobre sale de mi bonito vestido.

– Niall, cierra la boca, ensuciarás el esmoquin. –le digo con burla.

A todo esto, él no se ve para nada mal. Creo que el esmoquin blanco le queda mejor que el que traía ayer, si es que eso es posible. No había notado que trae la pajarita roja aun sin hacer alrededor de su cuello. Luce increíblemente sexy. Aunque está demasiado peinado para mi gusto.

– Te ves tan caliente... –murmura aun embobado. De pronto frunce el ceño y parece molesto. –No puedo dejar que salgas así. Tienes que cubrirte. ¿No tienes algún suéter cuello de tortuga que te cubra? Quizá alguna gabardina...

– ¿Qué? Claro que no.

– No voy a dejar que ningún jodido imbécil vea lo que es mío. –dice con su ceño fruncido en señal de molestia.

– Niall, ¿estás hablando en serio? –pregunto con una risa contenida. –Solo es un vestido, Niall.

– Pero tu... tus hermosos pechos van a...

– ¡Niall! No digas ni una palabra más. –digo riendo. –No pasa nada.

– Si pasa. Todos los malditos depravados te van a comer con la mirada.

– ¿Cómo tú? –pregunto divertida. Esto es tan entretenido.

– Es diferente. Yo soy tu novio, no ellos. Tú eres mía.

– Entonces siéntete mejor por ser el único que puede tener provecho de ello.

– Pero eso no hará que dejen de mirarte. –responde con un hermoso puchero digno de él. No puede ser que esté haciendo esto por mi vestido.

– Tranquilo, Niall. –suspiro y pienso un poco. Tengo que hacerlo sentir mejor. –¿Si no me alejo de ti te sentirás mejor?

– Sí. –responde enérgico agitando su cabeza repetidas veces arriba y abajo. Bien, eso es algo. A veces parece un niño.

– Bien. ahora ven aquí, hay que hacer esa pajarita.

Rodeo el banquillo del piano y camino hacia Niall, mientras él camina un par de pasos para alcanzarme hasta estar uno frente al otro.

Tomo las puntas de su pajarita y comienzo a hacer el nudo. Aunque comienzo a sentirme un poco incomoda luego de unos segundos.

¡Dios! Siento su mirada clavada en mis pechos casi descubiertos sin siquiera disimularlo un poco. Me empieza a poner nerviosa. ¿Qué tienen de raros además de no ser enormes?

– Niall Horan, más vale que apartes tu mirada de mis poco proporcionados atributos si no quieres morir asfixiado por la pajarita en tu cuello. –le advierto sin mirarlo ni dejar de lado mi tarea.

– ¿Qué? No son pequeños. Son perfectos para mis manos... o para mi boca. –todo dentro de mí se agita, mientras siento la sangre correr desde mis pies hasta mi cara y cuello.

– ¡Niall!

– Es cierto. ¿O vas a negar lo increíble que lo pasamos esta mañana comprobándolo? –pregunta con cierta burla. Sabe que aún me incomoda un poco hablar sobre eso. Idiota.

– Niall, por dios, cierra la boca. Mis padres pueden entrar y...

– Y probablemente sentirse bien de que su hija esté disfrutando al máximo a su novio... ¡Auch! ¡Está bien, está bien! ¡Me callaré! –pide cuando aprieto demás la pajarita. Si es necesario estrangularlo para callarlo, lo tendré en cuenta.

– Aun no me puedo creer lo desvergonzado que eres, Niall.

– Lo siento, nena. Me emociono cuando recuerdo como te mueves en la cama cuando estás por correrte debajo de mí...

– ¡Niall! ¡Por dios, cállate! –medio grito, proporcionándole un golpe en el pecho que el parece no sentir. –En serio, no puedo creer que...

– Está bien, lo siento. –me toma de las manos cuando estoy por alejarme de él sin siquiera haber terminado de hacer su pajarita. Es increíble que sea así, ¿no puede guardárselo? –Lo lamento, amor. Por favor, no te vayas. Te contaré otra cosa. –lo observo con recelo, pero dejo que me acerque de nuevo a él. –Ven, tengo algo importante que decirte. –murmura dejando mis manos sobre su cuello, instándome a continuar con su pajarita eterna. Suspiro y sigo con mi tarea en su cuello.

– Te escucho. Y más vale que no sea otra de tus peladeces, Horan.

– No lo es. –distingo la sonrisa en su voz. –Esta tarde hablé con mis abuelos.

La repentina noticia hace que mis manos se detengan y mi mirada busca la suya con curiosidad. ¿Sus abuelos? ¿Los padres de su madre? ¿Esos abuelos?

– ¿Recuerdas que te había contado que se vinieron a vivir a uno de los campos a las afueras de Londres? –asiento enérgicamente sin poder pronunciar palabra. Solo quiero que continúe. –Bien, mi padre me dejó el número de teléfono donde ellos viven. –guarda silencio por un momento para medir mi reacción, pero yo solo le insto a seguir con una mirada emocionada. –Bien. Los llamé y hablé un rato con ellos. Me pidieron que fuera a comer con ellos mañana.

– Niall, ¡eso es grandioso! Supongo que irás, ¿cierto? –él asiente.

– Claro, pero solo si tú me acompañas. –la mirada que me dedica es sincera y cariñosa. No... siempre que pone esa carita no puedo negarme a nada...

– Niall, pero es un momento en el que tú debes de...

– Te necesito, Abby. –la urgencia en sus palabras es sutil, pero logro ver un destello de inseguridad en su mirada. –No creo poder hacerlo solo. Yo... yo quiero que vayas conmigo. Si resulta ser bueno, quiero que sea un buen recuerdo contigo, y si no resulta así...

– Será bueno, Niall. Y en dado caso de que no lo fuera, yo estaré contigo, no dejaré que caigas, mucho menos solo.

– ¿Eso es un sí? –pregunta con ilusión.

– ¿A qué hora iremos? –respondo con diversión. Sonríe como si le hubiera dado la mejor de las noticias. A veces es tan fácil hacerlo feliz, no se necesitan de grandes regalos o cosas por el estilo, con él solo bastan los detalles. Es una increíble persona.

– Eres maravillosa, Abby Brooks. –murmura tomando mis mejillas, rozando nuestras narices.

– Te amo, Niall.

– Te amo, Abby. –susurra antes de fundir sus labios con los míos en un tierno y lento beso.




– ¡Pero si eres la cosita más hermosa y tierna sobre la Tierra! –grito al ver al pequeño Apolo con su corbatín de seda gris alrededor de su cuellito. Se ve tan adorable, recuerdo que ese corbatín lo escogí para él.

– Oye, no puedes cambiarme así como así por Apolo. –habla Niall. – ¿Recuerdas que él te cambió por su jirafa?

– Eso es cierto. –murmuro frunciendo el ceño. –¿Por qué hiciste eso, Apolo? –le pregunto al cachorro alzándolo en brazos, pero solo recibo un lametazo cariñoso de su parte. –Oh, eres un gran chantajista, pequeña bola de pelos.

– ¿Es en serio? ¿Lo vas a perdonar así nada más? –vuelve a intervenir Niall.

– Por dios, Niall. Mira su carita de ángel.

– Yo tengo carita de ángel, él solo finge serlo.

– No juegues, Niall. –respondo riendo. –Tú eres hermoso.

– Y tu tan sexy...

– Deja de decir eso. –murmuro riendo, sintiendo como me sonrojo de nuevo por milésima ves en lo que va de la noche.

Venimos mamá, papá, Bobby, Andy, Pam, Niall, Apolo y yo en la espaciosa y lujosa limusina en la que llegaron los Horan y Andy.

Es bastante entretenido, tenía bastante tiempo sin subirme a una. Creo que me he comido al menos tres bombones con chocolate, mientras Niall y yo compartimos una copa de champán y nuestros padres y las chicas hablan por su lado acerca de no sé que de Nueva York, supongo que algo referente a las empresas.

– Solo digo la verdad, princesa. –responde Niall junto a mi oído.

– Siempre eres tan directo...

– Así te encanto, nena.

– Y no sé por qué.

– Porque me amas, simple.

– Exacto. –respondo en una risita, para luego besar castamente sus labios.

– Ya estamos aquí. –murmura mamá cuando el auto se detiene frente a la gran terraza.

Todos bajamos, yo con la ayuda de Niall. Siento como aferra mi brazo alrededor del suyo mientras entramos en el gran jardín. Todo es al aire libre. Esta vez mas farolillos de papel cubren el cielo, hay mesas grandes decoradas con fina mantelería colocadas a los lados, dejando al centro una improvisada pista donde al frente de ésta se encuentra un quinteto tocando algunas animadas sinfonías. El lugar está a su media capacidad y, para ser sincera, me parece ya bastante gente.

Me tenso al recordar la cantidad de personas que me rodeaban ayer con cámaras y flashes. Por un momento se sintió tan asfixiante, casi podía jurar que se me lanzarían encima.

– Hey, tranquila. Estoy contigo, amor. –me susurra Niall a mi lado, conduciéndome a la que parece ser nuestra mesa.

– Lo sé. Es solo que toda esa gente... hace que sienta que me voy a ahogar.

– Así que mi chica es claustrofóbica. Es bueno saber eso.

– ¿Claustro... qué? Pero puedo ir en ascensores sin problema, al igual que en autos no tan espaciosos. –murmuro sin entender muy bien. No recuerdo haber tenido algo similar en algún otro caso.

– Hay diferentes formas de tenerla. Yo también lo soy, pero logro controlarla.

– ¿Tú lo eres? ¿Desde cuándo? –pregunto con genuina curiosidad. No imaginé eso de Niall, no es como si dijera "Oh, él luce claustrofóbico", pues no.

– No sabría decirte, algún tiempo creo yo. Solo sé que no soporto estar en un ascensor solo ni con demasiadas personas por mucho tiempo.

– Somos tan raros. –murmuro con una risita, sintiéndome más cómoda.

– Tal vez un poco. –responde Niall con diversión.

Nos detenemos varias veces de camino a nuestra mesa para saludar a algunos de los invitados. Supongo que no son todos aun, ya que faltan algunas más de las personalidades famosas y demás que hubo ayer durante la presentación. Identifico de inmediato algunos editores de revistas de moda que se presentaron ayer con nosotros, al igual que algunas personas de prensa.

Para cuando por fin logramos sentarnos en nuestra mesa, mamá pasa al escenario a decir algunas palabras junto con Bobby. Agradecen a todos por asistir y nos hablan acerca de cómo fue que este proyecto comenzó. No sé por qué, pero siento que Niall y yo hicimos más el trabajo duro.

Una ola de aplausos llena el lugar cuando mamá y Bobby bajan del escenario y la música vuelve a sonar. Pasa alrededor de media hora para cuando veo que hay más personas. Esto definitivamente se va a llenar, y creo que es genial, pero me pone nerviosa.

– El señor Giraldi está aquí, ¿quieres ir a saludarlo? –me pregunta Niall a mi lado.

– Sería buena idea. Hay que pasar a saludar al resto de los invitados también.

Y así es como la mayoría de mi noche transcurre. Nos tomamos el tiempo de saludar y charlar con todos los invitados posibles. La verdad no sé cómo lo hago, pero logro controlar el nerviosismo mientras las cámaras nos persiguen por todo el lugar.

Cuando llegamos con el señor Giraldi, debo admitir que es la conversación más sencilla y cómoda que tengo. Viene acompañado de su sobrino Mikel, lo que también lo hace entretenido.

No me encuentro con Nat y Ted hasta que volvemos a nuestra mesa. Y sin duda lucen increíbles. Ambos traen puestos los modelos que diseñé exclusivamente para ellos y que Andy me ayudó a confeccionar.

– ¡Abbs! –grita Nat al verme, tan enérgica como siempre, pero creo que esta vez se debe más un poco a la copa de champán que hay en su mano.

Y por un momento somos una maraña de brazos y saludos. Nat y yo nos quedamos a un lado hablando acerca de lo bello que está el lugar y algunos de los invitados, mientras Niall y Ted charlan a nuestro lado de cosas a las que no les pongo atención.

– ¿Y? ¿Cómo vas con Chad? –le pregunto a Nat, mientras caminamos a la mesa de bocadillos. Ella suspira y una risita boba sale de sus labios. Un momento... ¿Nat riendo así?

– Creo que vamos muy bien. hace tres días me pidió ser su novia. –acepta agrandando aún más esa sonrisa suya. Mis ojos se abren con sorpresa.

– ¡¿Qué?! ¡¿Me estás hablando en serio?! –grito sin poder evitarlo. ¡¿Está pasando en serio?! ¡El idiota de Chad por fin se animó!

– ¡Abby, baja la voz! –me dice en voz baja, jalando de mi brazo hacia donde hay menos personas. –Si vuelves a gritar estoy segura de que pensaran que la vicepresidenta del proyecto está loca.

– No juegues, no me importa eso. ¿Qué te dijo Chad? ¿Cómo fue? –digo emocionada, tratando de contener mi emoción.

De inmediato me identifico con ella cuando Niall y yo les dijimos a los chicos que ya somos novios. Ella se puso eufórica, pero luego se molestó porque no le dijimos y porque ella no estuvo presente en la cena cuando Niall me lo pidió. Ésta chica es todo un caso.

Nat se encarga de contarme todo con pelos y señales, mientras yo trato de imaginarlo tal cual como me lo cuenta.

Chad había invitado a Nat a un concierto que estaba ofreciendo uno de los cantantes favoritos de ella. Luego de que ella aceptara su invitación, Chad comenzó a desparecer varias veces, a lo que ella se molestó, lloró y gritó, y creo que hasta Ted terminó siendo golpeado por ella. La noche del concierto, Chad fue a la casa de Nat, porque ella se negó a responder las llamadas de él. Al parecer Chad convenció a Nat, porque finalmente asistieron al concierto. Luego de llegar un poco tarde y un par de canciones después, la música se detuvo. El cantante comenzó a decir algunas palabras, hasta que mencionó aquello.

– "Tengo un nuevo amigo que solo hizo cansar a mis managers porque quería que hiciera algo por él. Me di la oportunidad de conocerlo, y aquí estoy, haciendo algo que me pareció muy tierno de su parte." –cuenta Nat, recordando las palabras de dicho artista. –Luego de eso las pantallas se iluminaron con enormes letras que decían: "Natalie Miller, ¿serias la novia de este pobre idiota?" Te juro que sentí la sangre caer a mis pies, no podía reaccionar, Abby. Luego me giré a Chad, y ahí estaba él con una rosa en sus manos. Fue tan lindo...

– Nat... ¡No puedo creerlo! ¡Es súper lindo! –grito y me lanzo a sus brazos. –Felicidades, Natty.

– Gracias, Abby. Sé que Chad no era el mejor chico, pero te juro que ha hecho por cambiar todo aquello que lo hacía lucir mal. Ha cambiado tanto, y es increíble. –su mirada brilla mientras la sonrisa en su rostro se hace más grande, si eso es posible.

– Te entiendo. Y de verdad es asombroso y lindo. Espero que estén juntos por mucho tiempo.

– Chicas, aquí están. –escuchamos la voz de Ted detrás de nosotras y nos separamos. –No puede ser, ¿es un momento emotivo de chicas? Porque no las quiero ver llorando. –dice con diversión. Niall viene a su lado, y sonríe al verme.

– Cállate, Ted. Tenía ganas de ver a Abby, ya no soporto estar sin ella por tanto tiempo.

– Ustedes las mujeres son unas sensibles. –murmura Ted de nuevo. Niall se acerca a mí y me rodea la cintura con su brazo mientras deposita un beso en mi cabeza.

– Te extrañé, nena. –murmura a mi oído.

– Solo pasaron unos diez minutos, Niall. –respondo riendo.

– ¿Ahora ustedes? –refunfuña Ted.

– Pues ya deberías de conseguirte una chica, Ted. No siempre vamos a querer al chico amargado que nos eche abajo la fiesta. –le responde Nat. –Es más, vámonos por allá. Te hace falta ver traseros para que te calles un rato.

Y por fin se aleja mi dúo dinámico. No sé cómo es que aún no se han matado entre ellos.

– ¿Vamos a la pista? La banda está por irse y quiero bailar algunas piezas con mi novia.

– ¿De verdad quieres bailar?

– Quiero hacer todo contigo, amor. –una risita tímida escapa de mis labios. ¿Cómo puede sonar eso tan lindo?

– Vamos entonces.

Niall toma mi mano y juntos caminamos de vuelta a donde se concentra más la multitud. Veo a mamá y a papá hablar muy entretenidos, incluso riendo. Es tan lindo que estén juntos de nuevo, me siento como cuando tenía seis años y ambos estaban conmigo al final de mis clases de piano y salíamos a cenar. Me siento como en casa con tan solo verlos reír juntos y compartir miradas coquetas.

Entramos en la iluminada pista y las notas de Blue Moon inundan el ambiente, haciéndome sentir un escalofrío con la profunda voz del cantante que interpreta a Sinatra junto al quinteto. Niall toma mi cintura con una mano y con la otra sostiene la mía, entrelazando nuestros dedos.

– Así que Sinatra. –murmuro cuando comenzamos a movernos al suave compás de la melodía.

– Les pedí que dejaran lo mejor para el final. Sé que amas las canciones de Sinatra, y a mí me encanta bailarlas contigo.

– Eres el mejor. –sonrío con dulzura y lo admiro con todo el cariño que puedo.

– Para ti, en todo, nena. –rio un poco y seguimos moviéndonos por la pista como si no hubiera nadie más a nuestro alrededor. Como si solo estuviéramos nosotros dos en el mundo, enfrentando lo que esté por venir.

La canción termina, dando inicio a Night and Day, también de Sinatra. Me encanta la voz de ese hombre. Si por mí fuera, bailaría toda la noche con todas sus canciones

Pero todo lo bueno llega a su fin, cuando el quinteto anuncia la última canción. Al menos espero que mamá haya contratado un buen dj para el resto de la noche.

– ¿Lista para bailar nuestra última pieza decente?

– ¿Decente? ¿Acaso tienes pensado algo, Horan? –pregunto con una sonrisa recelosa.

– Solo sé que planeo no separarme de ti, ni esta noche, ni por el resto de la vida.

Y solo termina de pronunciar esas palabras, cuando las notas tan conocidas de Can't Take My Eyes Off You cubren el ligero bullicio como si se tratara de una capa. Y de nuevo solo somos él y yo.

– ¿Nuestra canción? –pregunto cuando de nuevo me atrae a su cuerpo y nos movemos de nuevo sobre la pista.

– Así es. –responde con orgullo en su voz.

– Todo planeado, ¿eh? –comento con suspicacia.

– Así es. –responde de nuevo, esta vez con una sonrisa.

Niego ligeramente con la cabeza, mientras una sonrisa enorme invade mis labios. Sin duda tengo el mejor novio. Podría apostar a que le pagó al pequeño quinteto para que tocara esas canciones justo al final. Todo un romántico, ¿quién lo diría?

Cuando la canción finaliza, Niall se encarga de acercarnos tanto, que une sus labios con los míos, dejando un lento y dulce beso. Solo siento como todo se detiene y da vueltas a la vez. Mi estómago siente de nuevo ese cosquilleo que parece cobrar vida todo mi sistema.

Una ola de aplausos llega a mis oídos cuando el quinteto se despide dando las gracias a mamá y a Bobby por la invitación.

La noche transcurre un poco más tranquila, aunque aún seguimos saludando a algunos de los invitados que recién llegan. El lugar del quinteto es ocupado por un atractivo dj que se lleva la atención de las chicas. Admito que el chico es bastante atractivo, me llama la atención el tatuaje que tiene en el dorso de su mano izquierda, aunque no logro distinguir lo que es, solo se ve que es muy colorido.

– ¿Podrías al menos fingir un poco que no estás viendo al idiota de la música? –habla de pronto Niall en tono enfadado. Rayos, creo que fui demasiado obvia. Pero es que el tipo está... guau.

– ¿Qué? Yo solo... yo estaba viendo la decoración del lugar donde... donde está el chico.

– Si, seguro. –responde con sarcasmo. –Y yo nací ayer, Abbigail. – "Abbigail" Vaya, ¿está molesto?

– Niall, ¿estás bien?

– ¿Supones que estoy bien cuando mi novia, en vez de tener su atención en mí, la tiene en otro tipo? ¡Vaya, eso sí que es raro! –sin poder evitarlo, una risita se me escapa, logrando que él me mire de mala manera.

– Niall, no hagas esto. –me coloco frente a él, para que solo preste su atención en mí, pero evita mi mirada. –Espero que recuerdes lo que tanto te he dicho últimamente. –su mirada vuelve a la mía con rapidez. Tomo su rostro en mis manos y lo acerco más a mí. –Te amo, Niall. No tendría por qué tener mi atención en cualquier otro chico que no conozca. Yo solo veía su tatuaje. Me llamó mucho la atención ver que es lo que tiene.

– ¿Solo por el tatuaje? –murmura haciendo un puchero. Yo asiento con una sonrisa. – ¿Quieres que me haga un tatuaje?

– ¿Qué? ¡No! –digo elevando mi voz, mientras siento como mis ojos parecen salirse de su órbita. ¡Está loco! No le pediría algo así.

– ¿Por qué no? Podría tatuarme tu nombre...

– No, ni se te ocurra hacer una estupidez como esa, Niall Horan. –por más que me parezca lindo, no podría permitirle eso, aunque no quisiera pensarlo, nada nos asegura que estaremos juntos toda la vida.

– ¿No te gustaría ir en mi piel?

– Me gusta que me lleves en la piel de otra manera. –susurro solo para él, y me dedica una mirada bastante significativa. Sí, sin duda captó lo que traté de decirle. –No me gustaría marcarte así de esa manera. Me gusta más así como estamos. Si quieres hacer algo realmente significativo para mi, tendrá que ser con un castillo de chocolate y helado.

– Puedo hacer eso, ¿lo sabías?

– Preferible a que marques tu cuerpo de una manera dolorosa que va a ser para toda la vida. –Niall sonríe y finalmente suspira.

– Está bien, no me haré ningún tatuaje.

– Ese es mi chico. –le digo feliz, antes de plantar un beso sobre sus labios.

Tratamos de pasar el resto de la noche con nuestros invitados, así que el tiempo se nos va como agua al llevarnos tan bien con todos ellos. Los chicos desaparecieron apenas llegaron, al igual que Andy. No creí que de alguna manera les iba a parecer tan entretenido a Nat y a Ted la fiesta, pero luego de estar un rato en la barra, no los volví a ver, además de que Niall y yo nos ocupamos más en saludar y charlar con todos.

Y cuando la fiesta termina alrededor de la una o dos de la mañana, es cuando todos comienzan a aparecer. Noto a Ted más animado que esta mañana, además de que es evidente que Nat está feliz, ya que no puede parar de reír por no sé qué. Los chicos deciden volver al hotel donde se están quedando, así que decidimos salir a cenar juntos mañana.

Andy también aparece cuando ya casi se han ido todos, y su rostro no es más que un espectacular enorme y brillante. ¿Qué rayos le pasó? Desapareció desde hace un buen rato y ahora lo veo así.

– Hey, Andy, ¿qué te sucedió? Te nos perdiste pos completo. –le pregunto cuando tengo un momento a solas con él, mientras Niall charla con nuestros padres.

– Oh, darling, ¡¿qué no hice?! –responde con una sonrisa enorme.

– ¿Por qué? ¿Qué sucedió? –pregunto preocupada. Nada más me falta que por aquí hayan estado dando bebidas con droga o algo parecido. Andy se acerca aún más a mí, como si fuera a contarme un secreto.

– ¿Recuerdas al primer chico que estuvo de dj? –asiento enérgicamente para que siga. Claro, es el del tatuaje colorido. –Bueno, se llama Alex. Hablé un momento con él cuando terminó con su tiempo. ¿Adivina quién tiene una cita con él mañana por la noche? –sus cejas se levantan una y otra vez, mientras mis ojos casi escapan de mi cara.

– ¡¿Qué?! –grito, ganándome algunas miradas de mi familia. Niego con la cabeza. Creo que no entendí bien. –¿El chico es gay? –pregunto en un susurro. Andy asiente con energía

– Es súper lindo, sweetness. En un rato me habló muchas cosas de él.

– ¿En un rato? Andy, no te vi durante las últimas dos horas. Más le vale que te haya tratado bien, porque...

– Es muy respetuoso, sweetie, y eso lo hace aún más tierno. –la mirada soñadora de Andy me hace preguntarme si acaso yo me veo así con Niall.

– Está bien. –suspiro y sonrío. –Espero que vaya todo genial. Quiero que me cuentes los detalles al día siguiente, Andy.

– Nos veremos el domingo para desayunar, no te preocupes.

– Perfecto. –sonrío de nuevo y lo abrazo. Espero que de verdad este chico sea el indicado para Andy, sin duda mi amigo ya merece a alguien que lo quiera por como es y que sea su pareja lo hará flipar.

– ¿Estás lista, nena? –habla Niall a mi lado. Me separo de Andy y nos despedimos de él. – ¿Tienes frio? ¿Dónde está tu abrigo?

– Estoy bien así, amor. Creo que lo dejé en el auto. –no termino siquiera de hablar, para cuando él ya se está quitando su saco para cubrirme con el.

– No quiero que cojas un resfriado.

– Gracias, amor. –agradezco, depositando un suave beso en sus labios. –Vamos a casa.

Nos despedimos de nuestros padres y pronto tomamos camino a lo que parece ser el apartamento de Niall. Durante el trayecto hablamos de lo que fue la fiesta de esta noche y su gran éxito.

La verdad no creí que fuera a ser tan impactante, pero al parecer todos los medios estaban con su atención sobre nosotros y nuestro proyecto, ¿y por qué no ser así, si somos las primeras empresas en Londres en hacerlo? La verdad no le había tomado mucha importancia a eso, pero al parecer es bastante relevante en el mundo de la moda y espectáculos.

– Llegamos a casa. –anuncia Niall cuando estaciona su auto en su plaza correspondiente.

– Genial, los enormes zapatos me están matando. –murmuro con pesar y con Apolo dormido en mis brazos. No quisiera moverlo, se ve tan tierno.

– De acuerdo, vamos. –Niall baja del auto y lo rodea para abrir mi puerta. – ¿Vamos, princesa? –me sorprende cuando se inclina y me toma en sus brazos con Apolo en los míos, sacándome con mucho cuidado del auto.

– ¡Niall! ¿Qué haces? –por dios, de verdad está loco.

– Cargo en brazos a mi novia porque está muy cansada como para caminar. –responde como si nada, mientras sigue caminando hacia el ascensor.

– Tengo un novio muy ocurrente.

– Y muy inteligente, además de súper sexy y atractivo, por supuesto.

– Y arrogante, bastante.

– Y con mucha suerte.

– ¿Suerte?

– Por tenerte conmigo. –sus suaves palabras hacen que mi corazón se ablande más que el pan.

– Eres tan tierno.

– Solo contigo, amor. –deposito un suave beso sobre sus labios cuando entramos en el ascensor. Hago amago de bajarme, pero él se niega. Por supuesto, mi chico es un chico fuerte.

Hasta que por fin llegamos al apartamento de mi chico, que es cuando me baja de sus brazos solo porque no sabe dónde rayos trae las llaves.

Y por fin me deshago de mis hermosos y altos zapatos. Dios, siento que se me van a caer los pies. ¿Cómo es posible que las supermodelos los usen durante todo un día? Luego me quito la americana de Niall, para también deshacerme de mi vestido. Al final no me quedó más que acostumbrarme al enorme escote, digamos que llamé mucho la atención, y claro que no fue solo por el llamativo color del vestido.

– ¡Espera! –me sobresalto al escuchar a Niall alterado desde la entrada de la habitación.

– ¡¿Qué demonios, Niall?! ¡Me asustaste! –grito con una mano sobre mi pecho, en un inútil intento de hacer que mi corazón se tranquilice. ¿Qué rayos le pasa? ¡Me asustó en serio!

– Lo siento, nena. –se disculpa, pero una sonrisa divertida llena su rostro. –Solo quería hacer algo por ti.

– ¿Algo como qué?

– Como ayudarte a quitar ese hermoso vestido de tu precioso cuerpo. –siento como la sangre corre a mi rostro por sus palabras tan provocativas en tono despreocupado.

– Oh. –¿lo dice en serio? –Está bien.

Niall camina hacia mí con pasos tranquilos pero a la misma vez amenazadores, mientras su mirada no se aleja de mí. Se ha quitado la pajarita y ha desatado los primeros botones de su camisa, lo que lo hace ver como un ángel malditamente sexy.

Se coloca detrás de mí. Su cercanía hace que mi cuerpo tiemble ansiando la sensación de Niall tocando mi piel. Dios, éste chico despierta cosas en mí que no puedo controlar.

Comienza a bajar el cierre del vestido tortuosamente lento. ¡Me desespera! ¿Lo está haciendo a propósito?

– El rojo te sienta bastante bien, nena. –murmura Niall desde atrás justo junto a mi oído. La piel se me eriza por el contacto de su aliento.

– ¿Eso crees? –respondo en un débil susurro.

– No lo creo. Te lo estoy asegurando. Pero, me gusta más como luce tu piel desnuda. –y sin más, deja caer el vestido a mis pies, dejándome solo en mis pequeñas bragas de encaje y sin ninguna palabra. –¿Estás demasiado cansada como para hacerte el amor antes de ir a dormir? –siento sus manos subir sin dejar de tocar mi piel, hasta que llega a mi cabeza y comienza a quitar las horquillas una a una. No creo poder responder.

¡Por todos los dioses de los cielos más santos! Siento corrientes eléctricas cada vez que Niall deja caer un mechón de mi cabello y "accidentalmente" toca la piel desnuda de mi espalda.

Cuando termina con su tarea, recorre con las yemas de sus dedos mi cintura, para después pasearse por mi vientre y rozar con suavidad mis pechos, provocando que un ligero gemido escape de mi garganta.

– Tomaré eso como un no. –murmura con burla, pero noto su voz enronquecida.

Cuando comienzo a sentir pequeños y húmedos besos sobre mi cuello, sé que estoy totalmente perdida.




– Buenos días, mi bella durmiente.

Un dulce susurro me hace reaccionar y me trae de vuelta a la realidad. Me quejo un poco sin aun abrir mis ojos. Siento como si hubiera dormido una semana entera.

– Es hora de levantarse, hay cosas que hacer hoy. –escucho de nuevo su voz muy cerca de mí.

– Niall, es demasiado temprano. –me quejo.

– De hecho ya es un poco tarde, cariño. –comienzo a abrir mis ojos ante sus palabras.

Las cortinas de su habitación aún están cerradas, pero la luz del sol se filtra un poco a través de ellas. Veo rápidamente lo que me rodea y finalmente enfoco mi atención en él. Sin duda no hace mucho está despierto, ya que su cabello esta revuelto en exceso y aún no se ha vestido.

– ¿Qué hora es? –pregunto en un murmuro soñoliento.

– Casi la una de la tarde.

– ¡¿Qué?! –mis ojos se abren a tope al escuchar aquello. ¡Es demasiado tarde! Jamás he dormido hasta tan tarde.

– Tranquila, amor. Recuerda que hoy iremos a ver a mis abuelos. Nos esperan para comer dentro de tres horas. –habla rápido y animadamente. Alguien despertó de muy buen humor. –Preparé algunos sándwiches para desayunar algo e irnos en cuanto estemos listos. Apolo tendrá que acompañarnos porque Louis saldrá a cenar con los padres de Maddy, y Harry...

– Espera, espera. Detente un poco, es demasiada información para menos de un minuto. –interrumpo para que deje de hablar por un segundo.

Bien, hoy iremos con los abuelos de Niall, si eso lo recordaba. Sándwiches... bien, me parece perfecto para soportar hasta las cuatro de la tarde. Y Apolo nos acompañará porque tal parece que los chicos no pueden despegarse ni un segundo de las chicas, aunque me agrada la idea de que Apolo nos acompañe a todos lados, es como nuestro pequeño bebé.

– ¿Hiciste los sándwiches desnudo? –observo cuando mi mente se detiene. Él sonríe divertido.

– No lo sé. ¿Los comerás si te digo que sí?

– Con el hambre que tengo, me comería un pedazo de pizza del suelo.

– Que bien, porque hice los sándwiches desnudo.

– No sé por qué eso no me sorprende mucho. –su sonrisa se amplía más, mostrándome sus radiantes dientes.

– Ya veré como sorprenderte hoy. –se acerca más a mí, dejando un beso sobre mis labios.

– Sabes a jamón, Horan.

– ¿Y está rico?

– No lo sé, creo que me faltó saborearlo un poco más.

– ¿Eso crees?

– Sí, eso creo.

Y antes de que Niall vuelva a besarme, una bolita de pelos dorada se aparece a mi lado, lamiendo mi rostro con urgencia.

– ¡Apolo! –lo alejo de mi rostro mientras río y acaricio sus orejitas. –Por dios, Apolo, tú sabes a comida para perros, y no puedo creerlo, pero eso no sabe tan mal.

Niall ríe a mi lado y juntos pasamos un rato jugando con el cachorro.

Luego de salir de la cama, desayunar los deliciosos sándwiches que hizo mi novio, ducharnos con un poco de acción en el baño, y arreglarnos un poco, por fin salimos del apartamento.

Niall conduce atravesando toda la ciudad, no sin antes detenernos un segundo junto a un parque para comprar un helado.

A pesar de que el invierno está cerca, extrañamente parece ser un buen día. El sol brilla bastante mientras una corriente de aire fresco lo acompaña. Las hojas de los arboles suenan cuando chocan gracias al viento, haciendo que se sienta una especie de tranquilidad en el lugar. El parque está lleno de actividad, hay personas corriendo un poco con sus mascotas, otras simplemente corren con sus auriculares, mientras mamás y papás cuidan a sus hijos desde la distancia. Todo luce tan pacífico y tranquilo, quisiera quedarme aquí toda la tarde. Es como si fuera el día perfecto.

Apolo a mis pies pide salir corriendo, pero no soltaría la correa, este pequeño está un poco loco. Camino por la acera con Apolo de su correa, mientras Niall espera a que le den nuestros helados. Un par de niños se acercan a acariciar a Apolo y la pequeña bola de pelos sin duda se siente feliz al estar rodeado de personas.

– Aquí tienes tu helado de chocolate, primor. –murmura Niall cuando llega a mi lado. Sonrío y planto un beso en su mejilla.

– Gracias, amor.

– ¿Lista?

– Vamos.

Y así es como seguimos con nuestro recorrido a través de Londres hasta llegar a una autopista que nos lleva directo a varios pueblos a las afueras de la ciudad.

Las vistas son preciosas, no son más que campos libres y verdes en todo su esplendor, y es asombroso.

Tardamos aproximadamente veinte minutos más hasta llegar a un pequeño lugar que no consta más que de un descanso para camioneros y un pequeño restaurante. Fuera del lugar hay un enorme letrero que dice los nombres de los pequeños campos y granjas que lo rodean. Solo sé que no sé a cuál vamos.

– Es por allá. La abuela me dijo que es en Camberley. –habla Niall, observando las rutas que hay.

– Bien, estoy ansiosa por llegar. –la verdad es que desde hace como diez minutos me urge ir al baño. Aunque también me siento emocionada por ver a Niall con su familia.

– No creo que más que yo. –suspira con nerviosismo. Sí, creo que él siente otro tipo de ansiedad.

Niall arranca el auto, haciendo que nos dirijamos por un sendero de terracería. Todo es amplio e impresionante. Las plantas que deberían ser verdes y abundantes, han tomado un color amarillento y rojizo anunciando que el otoño sin duda ha llegado. Todo se ve magnifico, incluso hay varias ovejas rondando por todo el terreno amplio y limpio.

Hasta que Niall detiene el auto frente a una casa pequeña y acogedora de dos plantas, con todo el diseño campirano europeo. Una camioneta de algunos años atrás está estacionada frente a la casa, justo debajo de un gran árbol al que le faltan hojas.

– Bien, aquí estamos.

– Es preciosa. Parece una linda cabañita de cuento. –murmuro, embobada totalmente por la vista. Sin duda parece un lugar sacado de algún cuento de hadas. –¿Cómo te encuentras?

– Nervioso, sin duda. Quizás es mejor que regresemos, mis abuelos deben de estar muy ocupados...

– Si, muy ocupados poniendo la mesa para tu llegada. –interrumpo. No vamos a regresar sin que él haya hablado con sus abuelos. –Niall, no te preocupes, estoy segura de que están ansiosos por verte.

– Pero... ellos quizás han hablado con mi madre, y no quiero...

– Niall, tranquilo. Es un tema que tienes que aclarar para que estés más tranquilo. Tú sabes que necesitas saber muchas cosas, hoy es el día y creo que el momento se acerca. –me mira con nerviosismo. Jamás lo había visto así, creo que está sudando. –Yo estaré contigo, Niall, no lo olvides.

– Y si algo no sale bien...

– Seguiré a tu lado, pase lo que pase. –tomo su mano y aprieto nuestro agarre para darle más confianza. –Te amo, Niall.

– Te amo, Abby. –suspira ahora ya más tranquilo. Confío en que todo saldrá genial. –Gracias.

– No hay nada que agradecer. –sonrío, porque de verdad me hace feliz estar aquí con él en este momento. –¿Estás listo? Muero de hambre. –él ríe.

– Sí, creo que yo igual. Vamos.

Niall baja del auto para abrir mi puerta y me ayuda a salir también. Apolo baja a nuestro lado, atado a su correa por si se le ocurre hacer alguna travesura.

Nos acercamos a la puerta y nos quedamos de pie frente a ella. Escucho como Niall respira con nerviosismo y suspira dejando salir todos sus nervios. Luego da tres golpes suaves a la puerta.

Pasan dos segundos, y nada. Luego pasan cinco. Niall se mueve ansioso a mi lado. Creo que no escucharon la puerta...

El sonido del seguro de la puerta siendo quitado nos sorprende y nos sobresalta un poco. Oh por dios, no sé por qué me siento tan nerviosa de repente. Siento el agarre de Niall aún más fuerte alrededor de mi mano.

Y la puerta se abre.

Parece que todo va en cámara lenta cuando una señora bajita y de cabello totalmente blanco por la edad aparece frente a nosotros. Ella luce totalmente sorprendida, hasta que sus ojos se inundan en lágrimas y se lanza a los brazos de Niall. Y es cuando me suelto del agarre de Niall.

Niall la envuelve en sus brazos con cariño, como si fuera la persona con la que más hubiera soñado estar. Y es la escena más enternecedora que he visto. Me alejo un par de pasos y los observo. Todo el cariño que los envuelve hace, incluso, que extrañe a toda mi familia y desee abrazarlos justo de esa manera.

La abuela de Niall solloza mientras trata de hablar. Niall la tranquiliza y se aleja un poco de ella.

– Marie, ¿dónde dejaste los cubiertos que...? –un señor que parece ser de la edad de la abuela de Niall aparece atrás. El poco cabello que tiene es blanco y su postura es ligeramente encorvada, aunque parece ser que Niall es de su altura. –¿Marie?

Marie se aleja de Niall con sus pequeños ojos inundados en lágrimas y se gira a ver al señor.

– John, mi pequeño Niall está aquí. –logra decir Marie entre sollozos.

– ¿Niall? –murmura John, ajustando las gafas sobre su nariz. Niall se acerca a él y también se abrazan.

Debo admitir que a pesar de todo el cariño y amor que se respira en la entrada de la pequeña casa, me siento un poco incómoda, creo que esto es demasiado íntimo y familiar como para que yo esté aquí.

– Abuelos, quiero presentarles a alguien. –Niall se separa de sus abuelos y se gira hacia mí. –Ella es Abby, es una persona muy especial para mí, me ayudó a venir hasta aquí. –la manera en la que me sonríe me parece que va más allá de la ternura y aprecio. –Es mi novia.

– Oh, vaya. –Marie me mira sorprendida, lo que me dice que sin duda no me vio llegar. –Pero si eres una niña preciosa. –habla enternecida acercándose a mí. Esperen, ¿me dijo niña?

– Mucho gusto, señora Gallagher...

– No seas boba, cariño. Si eres novia de mi pequeño, creo que puedes llamarme abuela también. –y apenas dice eso, me envuelve en sus brazos. Es uno de los abrazos más cálidos y cariñosos que me han dado.

– John, nuestro pequeño tiene novia.

– Ya lo veo, y una muy hermosa. Nuestro pequeño ahora es todo un hombre. –responde él. –Sabía que Bobby lo iba a llevar por un buen camino.

– Eso veo, cielo.

– Mucho gusto, querida. –saluda el abuelo de Niall, acercándose a mi cuando por fin Marie me ha soltado. Y, para mi sorpresa, también recibo un abrazo de su parte.

Y de ahí en más no son más que conversaciones animadas y divertidas las que tenemos. Apenas entramos a la casa, el aroma de especias y carne llega a mi nariz, haciendo que mi estómago ruja más fuerte, así que de inmediato nos sentamos a comer.

Durante la comida Niall habla sin parar, respondiendo todas las preguntas que sus abuelos le hacen. Yo solo disfruto en silencio de la comida, respondiendo con algunos comentarios cuando Niall me menciona.

Cuando terminamos de comer la deliciosa pasta y el riquísimo pastel de carne, pasamos a la salita a disfrutar de galletas con chispas recién hechas. Ya veo de donde y por que son las favoritas de Niall, ¡están deliciosas! Y no es hasta que la conversación comienza a tocar temas más serios cuando decido salir con Apolo a tomar aire fresco. Creo que necesitan un tiempo a solas.

Tomo a Apolo y salgo de la casita. El aire se está haciendo más fresco y corre con toda libertad sin muros de por medio. De inmediato imagino el paisaje con el pasto alto y verde, mientras Niall y Apolo corren y juegan. Sería algo hermoso.

La pequeña bola de pelos se remueve en mis brazos y lo bajo al suelo. El pequeño corre y hace sus necesidades en cuanto puede. Yo me distraigo un poco con la vista, hasta que veo un viejo columpio colgando del gran árbol junto a la casa.

Corro a sentarme en él y contemplo el lugar frente a mí. Me gustaría vivir en un lugar así, sin la presión de la ciudad ni el ruido de las fábricas ni los autos. Simplemente tranquilidad y silencio. Incluso me puedo visualizar en un tranquilo hogar frente al calor cálido de la chimenea.

Apolo se divierte durante un largo rato con los corderos de las ovejas y creo ver que por ahí hay un par de gallinas. Sin duda me gustaría un futuro con un lugar así. No sé de qué rayos viviría, pero sería un buen lugar.

– ¿Estás bien, amor? –la voz de Niall me distrae de mis pensamientos y me regresa al presente. Giro mi rostro para verlo. Luce tranquilo, bastante tranquilo.

– Todo bien. Solo admiro todo esto. Es precioso.

– Tú eres preciosa.

– Oh, calla, Horan. –murmuro con una sonrisa. –¿Qué te dijeron los abuelos? –Niall camina hacia mí y se sienta en el suelo, sobre el pasto seco que hay a mi lado. Suspira.

– Me hablaron de mi madre. Ella está muy bien, pero sin duda me echa de menos. Dicen que ella ha intentado varias veces reunir fuerzas para venir a Londres y saludarme, hablar. Pero luego recuerda lo que hizo y no le parece muy buena idea. –suspira de nuevo, yo lo miro atenta. –Tengo un hermanastro llamado Greg, una hermanita llamada Lucy, el esposo de mamá se llama Alfred y tal parece que es un buen tipo.

– Vaya, eso es bueno. –posa su vista en mí, veo la intriga en su mirada. –Tienes dos hermanos, tu madre se preocupa por ti, lo cual quiere decir que te ama demasiado, además de que se encuentra bien y la persona que ahora está a su lado la cuida.

– Supongo que sí es bueno. –murmura luego de un corto silencio.

– Es muy bueno, sin duda. Podría ser malo o peor, pero no, nada va mal.

– La abuela dice que mi madre quiere venir... a verme.

– ¿Y qué piensas sobre eso?

– No lo sé. Todo es tan... Nunca creí que me encontraría aquí con mis abuelos, con mi familia de nuevo. Y luego lo de mi madre...

– Es bastante loco. –murmuro con una risita. Parece bastante abrumador.

– Bastante. –ríe conmigo y después regresa su vista al frente. –Le agradas mucho a mis abuelos, en especial a la abuela. –sin poder evitarlo, un extraño calor inunda mi pecho.

– ¿De verdad?

– Dice que siempre quiso tener una nieta, y a ti te ve como una.

– ¿Lo crees?

– Puedo verlo. –dice riendo. –Me dijo que te preguntara si te gustaron las galletas, para así pasarte recetas y poder hablar de cocina y decoración, y no sé qué tantas cosas de mujeres.

– Vaya, eso suena genial. Pero recuerda que apenas estoy llevándome bien con la cocina.

– Cocinas delicioso, amor.

– Solo lo dices por ser mi novio.

– Eso quiere decir que tienes el mejor novio del mundo.

– Es probable que sí. –un momento después siento que toma mi mano con la suya. Me giro a verlo.

– Te amo, Abby. No sé qué sería de mi vida ahora si no hubieras caído en mi camino.

– Creo que más bien te metiste en el mío cuando llegaste con la hueca pelirroja aquella noche. –recuerdo con acidez.

– Sí, ese no fue el mejor momento. –murmura con una mueca. –Pero de ahí en adelante, cuando tú estabas ahí, mi vida iba mejor, sin duda cambiaba, pero siempre para mejor.

– Sí que ha sido inesperado todo esto. Un viaje inesperado que me llevó a un cambio inesperado, a cambiar mi vida por completo.

– ¿Y ha sido bonito ese cambio?

– Ha sido entretenido, y hermoso. –sonrío. –Has sido un verdadero dolor de cabeza, Horan.

– Cariño, tú no has sido un lecho de rosas. –su respuesta me hace reír.

– Eres un maldito grosero.

– Pensé que también podía decir verdades, amor. –dice también riendo.

– Eres un idiota, amor.

– Y tú eres hermosa, cariño.

– Te amo, Niall.

– Te amo, princesa mía. –y apenas pasa un segundo para cuando Niall jala de mi mano, haciéndome ir directo al suelo, pero caigo sobre su pecho.

– ¡Niall! ¡Eres un tonto! –quiero sonar molesta, pero termino riendo sobre él.

– Soy el tonto que te ama más afortunado en el mundo.

– Tengo que estar muy loca para amar a este tonto.

– Somos un tonto enamorado y una loca que ama aun tonto enamorado.

– Somos un gran par, Horan.

– Espero y sea así por mucho tiempo, nena. –dice, para después besar mis labios de la manera en la que solo él sabe hacerlo.

– ¡Chicos, el agua para el té está lista! –nos llama el abuelo John desde la puerta de la casa. Niall se gira un poco, aun conmigo sobre él.

– ¡Ya vamos, abuelo! –el abuelo asiente con una sonrisa y entra de nuevo a la casa. –¿Quieres té, nena?

– ¿Tú quieres té?

– No soy fan del té. –admite con una sonrisa de lado.

– Ni yo. –me sincero. La verdad prefiero una taza de café a una de té. –Llevas viviendo mucho tiempo en Londres, ¿y no tomas té?

– Es un hábito que no he podido tomar porque casi no me agrada el té. Prefiero una cerveza.

– No creo que tu abuela vaya a salir a ofrecerte una cerveza, Niall.

– Sería genial, ¿no? –dice sonriendo.

– Sería gracioso y loco. –lo beso castamente y me pongo de pie. –Vamos, Horan. Una taza de té caliente nos espera.

Nos ponemos de pie, dejando que el pequeño Apolo siga divirtiéndose molestando a los animalitos. Solo espero que no se vaya a ir muy lejos.

Cuando la abuela Marie nos sirve las tazas de té, comienza a hablarme acerca de la cena, abriendo paso a una larga charla acerca de recetas de comida, mientras los chicos hablan de autos. La abuela Marie me da algunos tips de cocina cuando le cuento mis tragedias cuando hago algo nuevo de comida. Y sin duda creo que si aplico lo que me dice, habrá menos incendios en la cocina.

Para cuando ya me ha dado al menos cuatro recetas de cocina, Niall ve que ya es hora de regresar.

– No quisiera irme aun, abuela, pero pronto anochecerá y no quiero conducir tan tarde. Hemos tenido una semana pesada. –se disculpa Niall mientras caminamos hacia la entrada de la casita.

– Te entiendo, cielo. Eso de la presentación de moda debe de ser cansado. –le responde la abuela Marie. –Igual espero verlos pronto por aquí.

– Claro que sí. Seria grandioso volver de nuevo, si me invitan, por supuesto. –digo emocionada. Volvería aquí todos los días si pudiera.

– Por apuesto que sí, querida. Eres bienvenida las veces que quieras. –me dice el abuelo John.

– ¿Por qué no se quedan con nosotros el próximo fin de semana? –pregunta la abuela con entusiasmo. –Sería grandioso. Arriba hay dos habitaciones que no se ocupan.

– ¿Qué te parece, nena? –me pregunta Niall. Yo sonrío encantada.

– Me fascinaría. Sin duda vendría sin pensarlo dos veces.

– Perfecto, entonces nos vemos en una semana, mis niños.

– Nos vemos abuela, cuídate. –se despide Niall. –Adiós, abuelo. Gracias por los consejos.

– De nada, hijo, nos vemos luego.

– Adiós abuelos. –me despido con un abrazo y una sonrisa. Acompañé a Niall a que se encontrara con sus abuelos, y terminé yo con un par más. ¡Es fantástico!

– Vayan con cuidado, tomen las curvas con precaución.

– Por supuesto abuelo. ¡Adiós!

Niall, Apolo y yo subimos al auto, despidiéndonos de los abuelos una vez más, emprendiendo nuestro camino de regreso a la ciudad.

En el trayecto a casa, Niall me habla un poco más acerca de lo que habló con sus abuelos, y me alegra saber que mi hermoso rubio se encuentra más tranquilo y feliz. Luce radiante, como si su vida hubiera dado el mejor de los giros.

– ¡Dios, me encanta esa canción! –grito emocionada al escuchar Crazy In Love en la radio. Tenía demasiado tiempo sin escucharla.

– ¿Beyoncé? ¿En serio, Abby? –pregunta Niall en tono divertido.

– ¿Así que la conoces? ¡Perfecto! Cántala conmigo. –pido, subiéndome por completo en mi asiento para poder verlo mejor.

– Nena, siéntate bien.

– Niall, cántala conmigo, ¿sí? –pido juntando mis manos y haciendo un puchero. Sé que no podrá negarse. Luego de un par de segundos suspira.

– Está bien, la cantaré contigo. –acepta sonriendo.

Y es así como cantamos juntos la rítmica canción, Niall más afinado que yo, mientras yo canto los versos él canta los coros.

Es divertido hacer esto. No creo que cualquier otro chico hubiera cantado una canción así conmigo, además de que todo es más divertido y único con Niall.

Cuando la canción termina, ambos reímos y tarareamos juntos la canción que sigue.

– Me gusta como cantas. Tienes una voz muy bella. –me sincero sin despegar mi vista del chico al que amo. –¿Sabes? Tienes muchas guitarras en tu habitación y nunca he escuchado que las toques.

– ¿Ah no? –responde con naturalidad, como si fuera un dato que hubiera olvidado darme.

– Estoy segura de que no. Solo en el Guitar Hero, pero eso no cuenta.

– ¿Quieres una revancha? –pregunta divertido.

– No, gracias. Eso fue una total estafa. –respondo con un bufido.

– Estoy seguro de que no fue una estafa, nena. Pero para compensarlo, tocaré algo para ti.

– ¿Algo como qué? –esto me intriga. Tocaría solo para mí, que romántico.

– Algo que tengo por ahí guardado. Tendrás que esperar a que lleguemos a casa. –distingo la emoción contenida en su voz. ¿En serio? ¿Hasta llegar a casa?

– Niall...

– Solo espera un poco, nena. –responde divertido. Luego de un momento de silencio vuelve a hablar. –Ese auto trae las luces demasiado altas. –dice refiriéndose al auto que viene de frente a nosotros.

– Haz cambio de luces. –murmuro, Niall lo hace de inmediato.

– Nada. Creo que no sabe conducir en autopista.

– No importa, ve despacio.

Siento como reduce la velocidad y lo veo poner toda su atención en el camino. Comienzo a preocuparme y ponerme nerviosa. No falta mucho para que el sol se meta. ¿Qué hace ese auto con las luces altas si ni siquiera es de noche aun?

Entonces, todo sucede en un minuto.

El rugir de un auto llena el silencio de la autopista e invade el vacío del barranco a nuestro lado, y en un abrir y cerrar de ojos aquellas luces están demasiado cerca. Tan cerca que nos ciega y nos golpea.

Con una fuerte sacudida nos saca del camino, y siento dolor. No sé dónde, pero duele. Demasiado. Cierro mis ojos y siento que caemos. Siento un golpe, y seguimos cayendo. Otro golpe. Seguimos cayendo. Y hay más dolor. Hasta que siento un último golpe y todo deja de dar vueltas, todo deja de caer.

Todo se vuelve oscuro.

Continuará...

Continua a leggere

Ti piacerà anche

234K 11.3K 89
- Aléjate de mí. - Su voz era firme, como si lo que acababa de pasar no hubiera pasado. Como si él no me hubiese empujado en contra de los casilleros...
607K 81.2K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
594K 93.8K 37
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
402K 26.4K 97
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.