Llantos De Arabia

By christinariosv

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Anthea Saadi es prometida a un hombre tres veces mayor que ella. Anthea no tiene voz para decir lo que pien... More

Prólogo
1. Clandestino
2. Pecado
3. Prohibido
4. Preparación
5. Boda
6. Consumación
7. Lujos
8. Destino
9.Presión
10. Castigo
11. Mientras tanto
12. Penitencia
13. Indiferencia
14. Despedida
15. Noche estrellada
16. Nueva vida
17. Perdón
18. Pureza
19. Tentación
20. La cena
21. Claridad
22. El pasado de Terry
23. Feliz cumpleaños
24. Resignación
25. Funeral
26. Prueba
27. Resultados
28. Luz
29. La elección
30. El obsequio
31. La fiesta
32. El regreso
33. El colegio
34. Acoso
35. Verano
36. Cartas
37. Contracorriente
38. Perdida
39. Doce años después
40. Corazón
41. Reloj
42. Conciencia
43. Enfermedad
44. Rezago
45. Miradas
46. Pesadilla
47. Primera esposa
48. Decaída
49. Conquista
51. Ventaja
52. Noticias
53. Por ella
54. Predestinados
55. Postergación
56. Huérfana
57. El último regalo
58. Latido
59. Terror
60. Vida
61. Final
Epílogo
Aviso
Capítulo Extra

50. Padres e hijas

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By christinariosv

-¿Alguien puede decirme qué le sucedió a mi esposo?, por favor- suplicaba Hada, apenas llegó al hospital tras la llamada de Anthea. Ésta la recibió en la sala de espera, para llevarla fuera del cuarto donde Mohammed estaba siendo atendido.

-¿Qué le sucedió?- preguntó Anthea a la doctora Angélica al pasar ésta junto a ellas.

-La buena noticia es que sólo fue un desmayo, debido al extremo cansancio. Parece que no ha dormido bien.

Anthea se sintió culpable, su esposo había puesto en riesgo su salud por la sorpresa que le dió esa noche. Hada miró con desprecio a Anthea, sabiendo que por ella Mohammed se había pasado una noche entera despierto, preparándole algo especial.

-¿Hay una mala noticia?- preguntó Hada.

Angélica asintió.
-Mohammed está muy debilitado. No debe realizar ningún esfuerzo, y ahora mismo no debe caminar. No puede salir del hospital hasta mejorar.
Su estado de salud es muy estable, pero en cualquier momento puede decaer, por lo que es mejor que se quede aquí para ser monitoreado día y noche.

Anthea se frotó los ojos, y preguntó:

-¿Y... Qué sucederá si empeora?

-Esperemos que eso no suceda, y que la quimioterapia dé resultado. Con toda la experiencia del mundo, puedo decirles que a su esposo... Le quedan unos dos o tres meses.

Hada bajó la cabeza.

-El cáncer ha avanzado de forma anormal, debido a la edad de Mohammed, y si continúa así pronto no quedará más que esperar... Lo lamento mucho.

Hada se apoyó en el hombro de Anthea y comenzó a llorar. Ésta permanecía seria, sin poder creer lo que le estaban diciendo. ¿Cómo podría vivir sin su marido?
Se había acostumbrado tanto a estar casada con él, que una vida sin su compañía sería extraña, muy irreal. Podía hacer todo lo que quisiera, sin embargo no quería, por alguna razón. Lo quería a él.

A la mañana siguiente, el resto de la familia llegó al hospital, tras recibir noticias de Mohammed.

Salma, Nasir y Janiha estaban abajo, junto con Fadila.
Salma evitó cruzar la mirada con su madre, y ésta comprendió que la joven aún estaba enojada por la discusión del día anterior.

-¿Cómo está mi padre?- preguntó Janiha, asustada. Dul la abrazó para confortarla

-Deberías subir- sugirió Hada- tiene ganas de verte.

Janiha dejó a todos en la sala de espera, y buscó la habitación donde Mohammed se encontraba, postrado en una cama blanca.

-Papá...

-Princesa, mi enorme princesa.

Janiha se inclinó para darle un beso en la frente, y le tomó la mano.

-Papá... Sé que no soy tu hija favorita, se qué no me quieres como a Salma o a Nasir, pero quiero que sepas que yo sí te quiero demasiado, y siempre lo haré, papi.

-¿Por qué dices eso, Janiha?, eres una mujer hermosa y buena, estoy plenamente orgulloso de ti. Nunca dudes eso.

-No te me mueras, viejito. No sé si podré vivir si te vas...

-Janiha, tienes que hacerlo. Cuando yo me vaya, quiero que ayudes mucho a tu madre, te va a necesitar. Y si está en tus posibilidades, ayuda también a Hada y Anthea. Quiero que aunque yo no esté, se amen y se cuiden como la familia que son.

-Papá. No iba a decírtelo tan pronto, pero dadas las circunstancias...

-¿Qué pasa?- preguntó Mohammed expectante.

-Estoy esperando un bebé, papá. Lo hemos intentado tanto tiempo, ¡y al fin tendré un hijo!

Mohammed se llenó de regocijo, y abrazó a su hija.

-Dul estaba como loco cuando lo supo. Me ama mucho papá. Tendré... Un hijo- dijo Janiha, y comenzó a llorar amargamente. Mohammed la abrazó nuevamente y le besó las lágrimas.

-Deberías estar feliz. Tendrás un bebé. Eso es razón de alegría siempre.

-Lloro porque... Porque no vas a conocer a tu nieto, papá. ¡Y yo quiero que lo conozcas!, ¿por qué Allah me bendice con un hijo cuando estás por morir?, ¿por qué Allah es tan injusto?

Mohammed sonrió tiernamente a Janiha.

-Allah... Bueno, él obra de formas misteriosas que nadie es capaz de entender, pero todo, absolutamente todo lo que Él crea y manda, tiene una razón. Así que no dudes de la mano de Allah. Sólo tómala, y deja que te lleve con él.

Janiha sonrió.

-Mi bebé va a llamarse como tú. Va a llamarse Mohammed.

-¿Cómo sabes que será varón?

-Solo lo sé. Voy a llamarlo igual que su abuelo.

Mohammed abrazó a Janiha por última vez, y ésta hizo el intento de no llorar de nuevo. Sabía que esa no era una despedida, sin embargo se sentía como una.

-Pidele a Salma que suba- dijo Mohammed.

Janiha asintió, e hizo lo que su padre pidió.

Salma fue hasta el cuarto de Mohammed, y apenas lo vio se abalanzó contra él para darle un abrazo.

-Creí que te había sucedido algo muy malo, papá.

-Salma... Olvida a tu prometido.

-¡¿Qué?!

-Cometí un error hace mucho tiempo, el mismo error que contigo. Y me costó el amor de tu madre. No puedo retenerte a algo que te hace infeliz, tienes que buscar tu propio camino.

-Papá...- dijo Salma asombrada- ¿es en serio?

-Es en serio. No me queda mucho tiempo, y quiero resolver mi vida.

-Pero papá, ¡no te vas a morir!, ¿por qué hablas de ese modo?

-Mi niña, recuerdo el día que naciste. Eras tan pequeña y frágil. Mira lo preciosa que eres.

-¿Papá?

-Tu mamá se ve tan feliz contigo, creí que no te quería, pero cualquier mujer se enternece ante su bebé.- decía Mohammed con el rostro perdido en el techo.

-¡Enfermera!- llamó Salma por la puerta.

Angélica y una enfermera llegaron a la habitación, y sedaron a Mohammed para que pudiera dormir.

-Está diciendo incoherencias, cosas que no tienen nada que ver con lo que estábamos conversando.

-Es el cansancio, y la medicina. Necesita dormir.- dijo Angélica.

-¿Lo cuidarán bien?

-No dudes que lo haremos- señaló la doctora.

La familia de Mohammed regresó a la comunidad, exhaustos y desanimado por el estado en que se encontraba el hombre de la casa.

Janiha anunció por la noche la noticia de su embarazo, y aunque nadie tenía muchas ganas para celebrar, se realizó una pequeña cena familiar, a la que fueron invitados Tom, Miranda y su hijo. Así como Terry y Ashley.

Salma evadió toda la noche a Wilhem, hasta que éste se acercó discretamente detrás de ella.

-¿Te pasa algo?, me has estado evitando.- susurró Wilhem

-No me pasa nada.- susurró Salma de vuelta.

-No te creo. Cuando una mujer dice que no tiene nada, es porque ¡sí tiene algo!

-Pues no. No me pasa nada.

Wilhem hizo una mueca.

-Mujeres.

-Debes saber mucho de ellas. Especialmente cuando tienes una novia americana que te entiende y tú a ella.

-¡¿Qué?!, ¿qué novia americana?

-Tu novia, esa. La americana.

-¿Quién?

-Oh, rayos. En serio no sabes de qué estoy hablando, ¿cierto?- dijo Salma mirándolo apenada a los ojos.

-No hay ninguna novia... Y espera. ¿Es posible que estuvieras celosa?

-¡¿Celosa?!, ¡¿yo?!, ¡¿de ti?!, ¡JAMÁS!

Wilhem se bufó.

-Solo me indignó que coquetearas conmigo cuando tienes una novia. Occidentales.

-Pero te estoy diciendo que no hay otra...

-Como sea, olvidé decirte que ya no estoy prometida. Papá accedió a dejarme elegir a mi marido.

-Eso es asombroso.

-Y no serás tú.

-Ah.

-Primero tendré una carrera, un empleo y éxito en la vida. Seré una... Musulmana moderna. Creo que así las llaman- explicó Salma soñadora.

-¡Salma, ven aquí!- llamó Anthea su hija, al fijarse de que había estado conversando mucho tiempo con Wilhem.

Entonces Salma comprendió que Anthea había creído que Wilhem tenía otra novia por un chisme que Miranda le contó, y que en realidad hablaba únicamente de una sola chica: Salma.

Salma le reveló a Anthea la decisión de Mohammed, y ésta se enfadó mucho. Según ella, el rompimiento del compromiso causaría problemas en la economía de los Rajid.

Y no estaba del todo equivocada.

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