Viaje Inesperado [N.H.]© Part...

By Vale_H13

128K 8.1K 955

¿Qué sería de tu vida si cambiara de pronto? ¿Si tuvieras que alejarte de tus amigos? ¿Si tuvieras que dejar... More

Prólogo
1. Nervios y futuro trabajo.
2. Disculpas y lágrimas.
3. ¿Lista?
4. La despedida.
5. Bienvenida a Londres.
6. ¿Casa sola?
7. ¿Pizza, charla y explicaciones?
8. Idiota, voluble y arrogante.
9. Hasta luego, Horan.
10. Universidad, maletas y llamadas.
11. Cena y prisas.
12. No vuelvas a hacer eso.
13. Compras de último momento.
14. Primer día de clases.
15. Nuevos amigos
16. Queso.
17. ¡¿Mi novio?!
18. Galleta de la fortuna.
19. ¿Me darías una oportunidad?
20. Helado nocturno y notas musicales.
21. Hot cakes y tocino.
22. Melodías e instrumentos.
23. Experimento.
24. ¿Celos?
25. Pésima mañana.
26. ¿Quieres jugar?
27.1 Fiesta en casa de Adam: ¿Por qué me besaste?
27.2 Fiesta en casa de Adam: Noche de tragos y lluvia.
28. Descansa, princesa.
29. Una pequeña travesura.
30. ¡Tarde de compras!
31. Niall + Niños + Helado
32. Partituras y más.
33. ¿Un helado?
34. Recuerdos.
35. ¿Nos conocemos realmente?
36. Mas contenta y distraída que de costumbre.
37. ¡Vamos al Karaoke Music!
38.1 Karaoke Music: ¡¿Por qué?!
38.2 Karaoke Music: ¿Biscocho irlandés?
38.3 Karaoke Music: El fin de una gran noche.
39. Muy linda sorpresa.
40. Veinte preguntas.
41. Ahora si son buenas noches.
42. Un gran, gran problema.
43. Una noche llena de sorpresas.
44. Huyendo.
45. Largo día en la universidad.
46. Y el día continúa.
47. Solo un par de días.
48. ¿Es una broma?
49. Un pequeño recuerdo.
50. El regalo perfecto.
51. Encuentro.
52. Regreso.
53. Te necesito, mamá.
54. También me encantas.
55. Apolo.
56. Suspendida.
57. Niall + Mamá = ¿Cariño?
58. Tienda de mascotas.
59. Zayn Malik.
60. Mis amigos, mi familia.
61. Casa llena.
62. Noche de fiesta.
63. Fatídica mañana.
64. Una explicación.
65. Engaño.
Extra.
67. Propuesta.
68. ¡¿Dos en una noche?!
69. A tu lado. (Final)
SEGUNDA TEMPORADA
NUEVA PARTE

66. Declaración.

1.7K 121 26
By Vale_H13

Por fin parece que la semana se apiada de mí y parece querer avanzar un poco.

Martes. Hoy es martes, y justo estoy de regreso de mí para nada merecida suspensión en la universidad.

Gracias a los apuntes de Andy y Emily, además de mi justificante por suspensión, los profesores me aceptaron los trabajos y tareas realizados desde el jueves.

El tiempo ha pasado malditamente lento desde el sábado por la tarde.

Luego de la sesión fotográfica y gran decepción hacia cierto estúpido rubio irlandés, me refugié en mi apartamento. Minutos más tarde, todos mis amigos, y la siempre parlanchina Becca, llegaron a hacerme compañía con pizza, chocolates, y helado. Así que podría decir que esa noche aumenté al menos dos tallas.

El domingo fue tranquilo, hasta que tuve que ir a despedir a Nat, Ted y Becca al aeropuerto. Becca ya tenía que regresar a Barcelona, gracias a que el tío Evan le pidió que volviera a casa lo más pronto posible, mientras que los chicos regresaron ya que debían asistir a clases el lunes. Fue triste dejarlos ir de nuevo, así que esa tarde también disfruté de la deliciosa y grasienta pizza.

El lunes me levanté al mediodía, aunque por la tarde asistí a la tan esperada junta oficial de socios de mamá. Admito que ver de nuevo al señor Horan fue agradable, es un tipo muy lindo y amable. Aunque si me fue un tanto difícil ignorar todo lo necesariamente posible a Niall. El rubio intentó hablar conmigo cuando la junta finalizó, pero lo dejé atrás, excusándome con que debía ir al estudio de fotografía para ver cómo iba la publicidad y todo lo relacionado.

No he vuelto a verlo desde entonces. Creí que lo vería ayer en clase, pero no se presentó en ninguna de ellas, al igual que hoy.

Luego de la junta de socios, y de haber pasado por el estudio de fotografía, pasé a mi oficina, donde encontré de nuevo una rosa blanca con las puntas ligeramente rosadas. Y de nuevo había una nota en un sobre pequeño blanco.

"Oh, la rosa roja es un halcón, y la rosa blanca una paloma..."

Sinceramente aun no sé lo que significa, y tampoco sé quién rayos esté jugando conmigo, pero, aun así, no pude desechar la hermosa flor. Así que esta junto a la primera, en un delgado florero en el escritorio de mi oficina.

Luego por la tarde, fui al ensayo del recital. Pensé que todo seguiría igual, pero resultó que hubo cambios. El recital fue recorrido un par de días, así que será este jueves por la noche. Y sin duda la profesora Ivanov se encuentra atareada.

Ensayamos demasiado. Cuando terminamos, Zayn se acercó a mí. El moreno se comportó bastante bien. Se disculpó por lo sucedido el viernes por la noche e incluso me invitó a tomar un café. Acepté su oferta porque no tenía tarea y también porque ya estaba cansada de cenar pizza frente al televisor.

Así que fuimos a la cafetería donde Liam me llevó una vez, y charlamos. Disfrutamos hablando de todo un poco, mientras terminábamos con las deliciosas galletas de pasta que pedimos.

Y resulta que Zayn no es tan egocéntrico e idiota que siempre es. Es un chico divertido, con una manera de pensar bastante interesante. Me habló un poco de su vida. Me contó que es un chico adoptado por una pareja que no puede tener hijos, que tiene una hermana la cual también es adoptada, y que vive solo porque en cuanto pudo independizarse, compró un apartamento para él.

También me habló acerca de su papel en las carreras de autos. Dijo que inició en eso cuando tenía diecisiete años, y que es uno de sus pasatiempos favoritos, aunque dice que no es tan divertido estar arrestado en la comisaria como parece. También me contó sobre su pasión por la música y su rara introducción al ballet. Digamos que conocí mucho del chico Malik esa noche.

Y por último llegamos al día de hoy, donde no hubo ni rastro de Niall por todo el campus. No sé qué es lo que pretende hacer con su vida, pero tampoco es que me importe mucho.

He hecho todo lo posible por no derrumbarme de nuevo ahora que tuve que plantar cara ante todos. Por suerte a Janet tampoco la vi, y la parte masoquista de mi mente me dice que es porque está con Niall.

Ha sido inevitable que Niall pase por mi mente en cualquier momento del día, pero planto mi mejor sonrisa ante todos y finjo que todo va bien. A nadie tiene por que importarle un pepino de lo que pasa en mi trágica vida.

Así que ahora estoy aquí, saliendo del agotador ensayo de ballet a las ocho de la noche. Por suerte ya es el último, ya que los chicos deben descansar un día entero antes de la presentación.

– ¿Gustas ir a tomar un café? –escucho la voz de Zayn detrás de mí. Me giro a verlo.

– Lo siento, Zayn. Hoy tengo tarea de economía y administración. Pasaré por algo preparado para cenar. –me disculpo con una media sonrisa.

– Eso suena aburrido. –responde devolviéndome una sonrisa comprensiva y divertida. –Entonces, ¿nos vemos por ahí mañana?

– Nos veremos por ahí entonces. –murmuro aun sonriendo. Me gusta conocer un poco más del verdadero chico Malik.

– Genial. Hasta luego, Abbs. Conduce con cuidado.

Y sale del estudio, no sin antes guiñarme uno de sus bonitos ojos y mostrarme su brillante dentadura. Ese chico es malditamente atractivo por naturaleza.

Tomo mi bolso y salgo también del estudio. Ya en mi auto, el camino a mi apartamento es bastante tranquilo. Ha sido un día frio, supongo que por eso casi no hay tráfico ni personas merodeando por las calles.

Antes de llegar a mi edificio, paso por el servicio al auto de McDonald's. No tengo mucho humor para preparar algo de cenar. No he tenido mucho humor para nada. Siento que he funcionado en modo automático estos días, y, aunque no lo parezca, eso me tiene agotada.

Solo he tratado de evitar pensar en todo mi desastre emocional y enfocar mi mente y mi tiempo en cosas productivas. Me he podido poner al corriente en la universidad, la presentación de ballet está más que lista para el recital y todo va de maravilla en la empresa. No hay nada más que merezca mi especial atención.

Luego de tener conmigo una Big Mac y una porción grande de papas, reanudo mi camino.



Ya pasan de las once de la noche, pero por fin logro terminar con mi tarea. Juro que creí que jamás encontraría la información que quería el profesor de economía, pero lo logré. Tuve que devolverme a algunos temas de semestres anteriores y hacer memoria a mi práctica en la empresa, pero por fin lo conseguí.

Ahora sí, necesito mi cama con urgencia, mi cuerpo y mi mente lo aclaman. Ya hasta siento incomoda la maldita ropa. Me desvisto, me coloco mi camisón y, luego de lavar mis dientes, me quito las lentillas.

¡Así es! ¡Ya tengo lentillas! ¡Yei! Ayer fui por ellas, así que ya no son tan necesarias mis enormes gafas. Aunque es raro ya no tener algo sobre mi nariz.

Finalmente me meto en la cama soltando un largo y satisfactorio suspiro, disfrutando de por fin poder descansar un poco de estos días de locura.




Sonidos fuertes y sordos hacen que sienta que algo no va bien. La impotencia de no poder hacer nada para saber lo que pasa me inunda por completo.

Algo sucede. Quiero saber que es, pero ya no veo nada a mí alrededor. La oscuridad pesa tanto, que siento que podría ahogarme. Hasta que el sentimiento es tan pesado y me abruma tanto, que me hace despertar.

Siento mi corazón latir desesperado, y mi respiración descontrolada. Solo era un sueño. No puedo creer que de nuevo esté teniendo pesadillas. Quizás fue demasiado grande la enorme hamburguesa que cené. O quizás ya es tiempo de ir ver un psiquiatra.

Tomo mi teléfono y veo la hora. 2:43am. Demasiado temprano aún. Me incorporo sobre mi lugar y froto mi rostro con mis manos. Esto, todo lo que me pasa en la vida, me está volviendo loca. Con un vaso de agua quizás pueda volver a dormir.

Un par de golpes fuertes suenan de nuevo, justo antes de que salga de la cama. No era un sueño. Viene de la puerta de entrada. ¿Quién demonios puede estar tocando la puerta a las casi malditas tres de la mañana? Oh, maldición. Quizás sea un maldito ladrón o un secuestrador.

Los golpes se escuchan de nuevo, pero esta vez parece que alguien habla. Jodido infierno. Es un maldito ladrón.

Busco a mí alrededor algo que pueda servirme de arma, pero no encuentro nada más útil que una simple almohada y el control remoto.

Nota mental: comprar un bate de béisbol.

Tal vez aun tenga tiempo de correr a la cocina por una sartén o un cuchillo, medio dormida no confío del todo de mis clases de autodefensa.

En silencio, salgo de la cama y después de la habitación. Un murmuro se escucha desde afuera, parece ser la voz de un hombre. ¡Oh, demonios, me van a secuestrar! No, no, no. Tranquila, Abby. Corre por un arma y regresa a la puerta.

Tan pronto como mis pies responden a mis órdenes, corro de puntas hasta la cocina. Trato de buscar entre la oscuridad algo que me sirva. Recuerdo que dejé la sartén del desayuno de esta mañana sobre la estufa. Bendito el momento en que no recogí la cocina esta mañana.

Los golpes se escuchan de nuevo. Tomo la sartén y la aferro entre mis dedos. Bien, con un buen golpe debe de quedar inconsciente quien sea que esté llamando a la puerta.

Camino con pasos sigilosos y me acerco a la puerta. Cuando ya estoy a unos pasos de ésta, escucho de nuevo ese murmuro.

Let me love you...

Un segundo... ¿Está cantando? Me detengo en seco, tratando de escuchar con más atención.

I love you, baby... and if it's quite all right...

No puedo distinguir con exactitud lo que dice, porque definitivamente no se escucha muy bien. Pareciera que arrastra las palabras.

– ... Trust in me when I say... come on and find you stay... and let me love you, baby...

Un momento...

No, no, no. ¡No puede ser cierto!

– Por favor, Abby...

Su débil murmuro hace que todo mi cuerpo tiemble y se estremezca en reacción a su voz. Mis dedos se debilitan sobre el mango de la sartén, pero me las arreglo para no dejarla caer.

¿Qué rayos hace Niall aquí a esta hora?

Un debate aparece en mi mente. Dejarlo o no pasar. Si lo ignoro puede que se vaya en un rato. Pero tampoco quiero dejarlo ahí. No se escucha bien. Demonios.

– Abby... perdón...

Y... soy débil.

Camino hacia la puerta y la abro despacio.

Apenas y abro la puerta, el cuerpo de Niall cae de espaldas dentro de mi apartamento. Murmura un par de cosas sin sentido, y es cuando me doy cuenta de que viene totalmente ebrio.

Su cara es de un ligero color rosa, su cabello está más despeinado que de costumbre, y solamente una camiseta cubre su pecho. Está haciendo demasiado frio afuera como para que no traiga una chaqueta.

– Niall, ¿estás bien? –me coloco sobre mis rodillas para verlo mejor. El fuerte olor a alcohol y cigarrillos llega a mi nariz, solo de olerlo hace que mi estómago se revuelva. ¿Que rayos le ocurrió?

Él abre uno de sus ojos mientras una sonrisa aflora en sus bellos labios.

– Abbyyy... –arrastra mi nombre de forma extraña y graciosa.

– ¿Qué haces aquí? ¿Por qué rayos estás tan ebrio?

– Yo... yo no estoy ebrio. –pronuncia con poca dificultad. –Quería verte, Abby. Quiero... quiero estar contigo...

– ¿Cómo llegaste aquí? –no pudo haber conducido o haber tomado un taxi en su estado.

– Patriiiick. –canturrea con una sonrisa de alguien que luce muy borracho.

– Levántate, no te ves nada bien tirado en el suelo en medio de mi entrada.

– Estoy bien ahora que te veo...

– Niall, por favor. Arriba, vamos.

Me pongo de pie y ayudo a Niall a levantarse. ¿Cómo demonios se le ocurre hacer esto? ¿Por qué tenía que venir aquí?

Rayos, Niall es demasiado pesado, y no hace un maldito esfuerzo para ponerse de pie. No puedo pedirle ayuda a nadie a esta hora. Aunque quizás Patrick aun esté afuera, puedo pedirle que lleve a Niall a su departamento.

– Niall, no puedo hacer nada si no pones de tu parte. Iré por Patrick para que venga por ti y te lleve a...

– ¡No! No, no, no... él debe cuidar el auto. –responde rápidamente, abriendo más sus ojos y por fin levantándose del suelo por su cuenta.

– Vamos adentro.

Coloco su brazo sano sobre mis hombros y juntos nos dirigimos a mi habitación.

Enciendo las luces una vez que ya estamos dentro de mi habitación y nos metemos al baño.

– Quítate la ropa. –le indico mientras abro las llaves de agua de la ducha. –Te darás un buen baño, tomarás una enorme taza de café, y llamaremos a Patrick para que venga por ti. –me giro a verlo, y lo encuentro sentado sobre la taza del baño, dormido. – ¡Niall!

Él pega un brinquito al escucharme. ¿Se durmió de verdad? Pero si viene ahogado en alcohol, no puedo creerlo.

– Noooo... no lo llames.

– Desvístete, vas a darte una ducha.

Y, no lo puedo creer, pero le ayudo a sacarse su camiseta porque él no puede hacerlo solo. Siento que estoy tratando con un niño. Afortunadamente él puede solo con sus vaqueros, así que no tarda en meterse bajo el agua.

– Iré a preparar café. Trata de no ahogarte mientras no estoy. –le digo antes de salir del baño. No recibo una respuesta inmediata, así que simplemente salgo.

Esto es increíble. ¿Cómo es que...? ¿Por qué...? No... ¿Por qué tiene que estar aquí? ¿Por qué aquí y no con una de sus zorras o con su zorra mayor? ¿Por qué aquí, cuando estoy tratando de sacarlo de mi mente? No puedo con esto. No debe de estar aquí.

Entro en la cocina prendiendo las luces y enciendo la cafetera. Recuerdo que le gusta el café negro. Con uno muy cargado debe de tener para reaccionar un poco.

Trato de hacer tiempo, distrayéndome un poco acomodando la cocina y buscando algún bocadillo. Por suerte tengo una caja nueva de galletas con chispas de chocolate, así que abro un paquete.

Luego de comer un par de galletas, decido ir a ver a Niall. No he escuchado ningún ruido desde que lo dejé en la ducha. Bajo del banco en la barra de desayuno y camino hacia mi habitación. Espero que no se haya quedado dormido en la ducha, o que se haya muerto ahí.

– ¿Niall?, ¿estás bien?

La puerta del baño se abre luego de unos segundos sin respuesta de su parte, apareciendo frente a mí con solo sus vaqueros puestos.

Oh, por dios, no trae playera. Y, por más que quiera solo ver su pecho desnudo y abdomen ligeramente marcado, debe de cubrirse. Hace frio.

Me alejo de él y voy rumbo al vestidor. Aquí debo de tener algún cobertor o algo que lo mantenga caliente. Quizás deba de subir la temperatura de la calefacción, aunque mi cuerpo no siente ni una pizca de frio, sino todo lo contrario.

– Ten, deberías cubrirte. –le tiendo una frazada afelpada que uso cuando veo el televisor en la sala, siempre tratando de no mirarlo a la cara. No quiero ver esos ojos. Esos dos pozos azules son mi perdición. –Traeré el café.

Y salgo disparada de la habitación. Se siente extraño tenerlo aquí, así, medio ebrio. Nunca me había pasado esto con alguien, ni siquiera con Ted. Quizás deba mandarlo a su piso en cuanto se recomponga.

Sirvo café en dos tazas. Preparo la mía con leche y mucha azúcar, y la de Niall la dejo así. Según él, el café negro baja la borrachera. Tomo las dos tazas y regreso a la habitación.

Niall se encuentra sentado a la orilla de la cama, con la frazada sobre su espalda ligeramente encorvada. Tiene la mirada perdida en el suelo, así que no se da cuenta de mi presencia.

– Bebe un poco de café. Una vez me dijeron que el café negro baja la borrachera y reduce la posibilidad de la resaca. –levanta la mirada y me dedica una sonrisa triste. Le tiendo su taza con café.

– Esa debe de ser la cosa más absurda que te han dicho. –murmura, antes de llevarse la taza a sus labios.

– Bueno, es una de ellas. Una vez también me dijeron que me podría dar un coma diabético por beber café con mucha azúcar. –nunca olvidaré eso. Fue por la madrugada después de la fiesta de Adam. Él se había preocupado tanto por mí. Y ahora aquí tenemos los papeles invertidos. ¿Quién lo diría?

– Apuesto a que no has hecho caso a eso. –dice con una sonrisa más animada sobre sus labios.

– En realidad, no. Esa sería una de las cosas que jamás cambiaria de mí.

Sonríe de nuevo, pero no dice nada más. Necesito saber cómo está. Necesito saber que está pasando con él, porque me importa de verdad. Pero a veces puede ser tan cerrado conmigo...

– ¿Cómo está tu brazo? –pregunto señalando la escayola sin cabestrillo. Él hace una mueca.

– Incómodo. Creo que mañana iré a que me quiten esta cosa.

– Pero aún no pasan las dos semanas después del accidente. –han pasado al menos unos diez días, me parece.

– Estoy seguro de que ya sanó. Me haré un chequeo antes.

– Oh. Eso está bien.

Aferro mi taza entre mis dedos y me alejo un par de pasos, hasta recargarme en el pequeño escritorio de madera.

Definitivamente no quiere hablar. ¿Entonces qué rayos hace aquí? Será mejor que llame a Patrick ya, debo descansar y el que esté aquí no ayuda en nada.

– Mis abuelos están aquí. –murmura de pronto, en un tono muy bajo. ¿Sus...? ¿Cómo que aquí?

– ¿Tus abuelos? –pregunto sin entender muy bien a que va.

– Los papás de mi madre.

Todo lo que una vez me contó Niall acerca de su madre, viene a mi mente. Acerca de que ella tenía un amante dentro de su matrimonio con el señor Horan, y fue por eso que sus padres se separaron. Aun puedo recordar la tristeza en su rostro cuando me dijo que su madre los había dejado por irse con alguien más, con una persona viuda con un hijo, y el dolor al decir que su madre había dejado de quererlo.

Y, sin poder evitarlo, una ola de calor y coraje recorre mi cuerpo. Niall y Bobby no merecían que los dejaran. Bobby no merecía quedarse solo a cargo de su empresa y también de su pequeño y único hijo, así como Niall no merecía quedarse sin madre, solo porque ella había encontrado mejores brazos.

– Mi padre me lo dijo ayer, después de la junta que tuvimos. Dice que ellos se contactaron con él hace unas semanas, hablaron por un rato. Ellos vinieron desde Irlanda, al parecer están viviendo en uno de los campos a las afueras de la ciudad. Y pidieron verme.

Mi mente se detiene por un segundo, mientras trato de procesar toda la información que Niall acaba de decirme.

¡Sus abuelos están aquí! Debería estar feliz por eso, y no estar bebiéndose todo el alcohol que quepa en su cuerpo, ni fumarse todas las cajetillas de cigarros habidas en el mundo.

Camino hacia donde está él, y me siento a su lado sobre la cama. Siento que tal vez necesita una amiga. Puedo con eso.

– ¿Y tú quieres verlos? –pregunto con suavidad.

– No lo sé. –susurra. –Ellos me recuerdan tanto a... –cierra sus ojos con fuerza, tratando de reprimir sus recuerdos. Sé a quién le recuerda. –Me recuerdan tanto a ella.

Algo dentro de mí se estruja. No quiero verlo así, no me gusta que deje de sonreír. Quiero ayudarlo, pero no podré si él no quiere. No puedo si la confianza que teníamos ya no es la misma.

– Quizás sea buena idea que los visites. Digo, ellos solo quieren verte. –murmuro. Quiero tocarlo y darle consuelo. Quiero abrazarlo y estrujarlo hasta hacer que su tristeza desaparezca de su rostro.

– No los he visto desde hace casi catorce años. –responde con una sonrisa triste y su mirada sobre la taza en sus manos. –Tenía ocho años la última vez que los visitamos. – "visitamos". También iba con su madre.

– Deberías ir a visitarlos. Después de todo, no creo que ellos hayan tenido algo que ver con la decisión de tu madre. –hablo despacio y con suavidad. No quiero que se moleste por lo que he dicho.

Niall se queda en silencio, mientras las palabras dichas por ambos se asientan sobre nosotros. Espero que Niall sepa tomar una buena decisión.

– Quizás sea buena idea. –responde en tono tranquilo, girando su cabeza hacia mí, haciendo que nuestras miradas se encuentren. –Gracias por escucharme y ayudarme, Abby.

La sinceridad en su voz me da un vuelco al corazón. Solo soy capaz de perderme una vez más en el azul infinito de su mirada. De perderme en ese brillante color que le podría dar vida a lo que estuviera perdiendo color.

Hasta que siento su toque cálido sobre mi mejilla. Cierro los ojos ante el contacto, tratando de absorber la maravillosa sensación de su piel con la mía.

Pero todo parece venirse abajo cuando recuerdo que Niall ha estado con Janet. La sola idea de imaginarlos juntos, en la misma cama, hace que todo dentro de mí se revuelva, haciéndome sentir enferma.

Me alejo de su toque y me pongo de pie casi con un salto. Necesito alejarme un poco de él y recuperar mi cordura. Él ya debería irse.

– Eres un tonto por beber de la forma en la que lo hiciste. Pudo pasarte algo. –hablo rápidamente, tratando de controlar mis emociones.

– He sido más que un tonto. He sido un completo idiota por todo lo que he hecho. Por todo lo que te he hecho a ti. –mi corazón comienza a acelerarse. No sé si quiero seguir escuchándolo. –Abby, lo que pasó entre Janet y yo...

– No sigas. Por favor, no...

– No. Tienes que escucharme. –se pone de pie, dejando que el cobertor caiga por su espalda desnuda, y camina hacia mí. –Abby, no pasó nada entre ella y yo.

– ¿Cómo lo sabes si estabas demasiado ebrio como para recordar? –siento como un nudo se instala en mi garganta, y las lágrimas pican en mis ojos. No, no puedo llorar frente a él. No por esto. No quiero escucharlo, pero necesito saberlo.

– Solo lo sé. Louis sospecha de que echaron algo en una de las cervezas que me dieron, y que es por eso que me quedé dormido. Y te aseguro que dormido no puedo hacer nada de lo que Janet quiera insinuar. No sé cómo es que ella llegó a mi apartamento y ni cómo es que ella se metió en mi cama, pero no pasó nada más, mucho menos algo de lo que yo estuviera consiente. –su voz es desesperada. Quiero creerle, pero mi confianza flaquea. ¿Cómo puedo saber si lo que me dice es verdad?

– Niall, no es necesario que pongas excusas para hacer que...

– ¡No son excusas, Abiggail! ¡Es la verdad! –la desesperación baña su voz y su mirada cala en la mía.

– ¿Cómo puedo saberlo? ¿Cómo no puedo creer que en realidad no te acostaste con ella, cuando ambos despertaron desnudos en tu cama?

– ¡Porque de haber sido así, no estaría diciéndote lo que sucedió! Porque te tengo toda la confianza necesaria para decirte que fue lo que pasó en realidad. Porque te quiero tanto, que no quiero perderte. –se detiene de pronto, tratando de calmarse. Luego, un suspiro derrotado escapa de sus labios. –Abby, yo... yo te amo. Jamás te haría algo así.

Y sus palabras son mi límite.

Lagrimas tibias caen por mis ojos, marcando un húmedo camino por mis mejillas. Cierro mis ojos para evitar ver los suyos. No puedo verlos ahora.

Él ha dicho que me ama...

Él está aquí porque me ama, ha hecho tanto por mí porque me quiere demasiado, ha estado conmigo en buenos momentos. Y yo no creo que merezca del todo su amor.

Imágenes borrosas e inconexas de aquella noche en el antro, abruman mi cabeza. El beso con Zayn... Debo decírselo a Niall, él no merece que le oculte esto.

– Niall, no deberías hacerlo. –murmuro en un ligero sollozo culpable, abriendo mis ojos.

– ¿El qué? –lo escucho confundido y con cierto temor en su voz.

– No deberías quererme tanto como lo haces. Yo... yo te fallé, Niall. Lo hice y ni siquiera estuve consiente de eso.

– ¿Qué? ¿Por qué lo dices, nena? Nunca dejaría de quererte como lo hago. – trata de acercarse a mi, pero lo detengo con un gesto y cierro de nuevo mis ojos. Debo decírselo.

– Yo... el viernes por la noche, salí con las chicas, Andy y Ted. No estuve en mi apartamento haciendo una pijamada, Niall. Salimos y nos fuimos a un antro. –me armo de valor, y abro mis ojos para ver su reacción, pero su rostro está impasible, no hay alguna reacción en él. Así que prosigo. – ¿Recuerdas la fiesta en casa de Adam? Alguien, en algún momento, puso algo en mi bebida, es por eso que me encontraba mal. Y el viernes que salimos, bailamos y me distraje un momento en la barra. Y creo que fue ahí donde me echaron algo en el trago. Yo no sabía, así que seguí bebiendo y bailando. Luego de un rato, nos encontramos con Zayn. No recuerdo con exactitud mucho de lo que pasó después, por efecto de la droga, supongo. –tomo aire, tratando de deshacer la bola de nervios en mi garganta. Bien, aquí vamos. –Lo que sé es que... Zayn y yo nos... nos besamos. Sucedió mientras bailábamos. Podría jurar que nunca pasó, pero las chicas dicen que sí sucedió. No pasó nada más después de eso. Me parece que Zayn se había ido. Las chicas también me dijeron que te llamé algunas veces para invitarte con nosotros, pero tú tenías tu teléfono apagado...

Sacudo ligeramente mi cabeza esperando que eso pueda, o traer de vuelta mi memoria, o borrar un poco la gran culpa que siento. Quiero levantar la mirada, quiero acercarme a él y abrazarlo para que sepa que lo quiero a él. Quiero hacer algo para que sepa que yo también lo quiero...

Y de pronto lo siento.

El calor de sus brazos me rodea, mientras mis lágrimas siguen cayendo. Siento como me estrecha entre sus brazos, consolándome. Y no podría sentir más amor por él.

Me acepta aunque haya estado con otro chico. Está conmigo aun cuando le mentí acerca de que no saldría de mi apartamento y de mi beso con aquel chico al que no soporta ni siquiera escucharlo mencionar. Y me aferro a él, rodeándolo con mis brazos, tratando de igualar la fuerza con la que él lo hace.

– No te dejaría de querer por nada en el mundo, Abby, mucho menos por algo de lo que tú no tuviste la culpa.

Puedo sentir la vibración de su voz en su pecho. Puedo sentir el palpitar acelerado de su corazón a través de su tibia piel. Puedo sentir esa extraña y cálida conexión cuando estoy con él.

– ¿Eso quiere decir que me perdonas? –murmuro con voz entrecortada por haber llorado.

– Solo si tú me perdonas a mí. –puedo distinguir la ligera sonrisa en su voz. El alivio me invade y me hace sonreír.

– Solo si prometes no volver a acercarte a la zorra de Janet. –una leve carcajada brota de su pecho.

– Te lo prometo, cariño.

– Entonces no hay nada que perdonar.

– ¿Podrías prometerme una cosa? –pregunta de pronto, sin deshacer nuestro abrazo.

– Lo que sea.

– La próxima vez que quieras salir a beber, por favor avísame. No quiero que nadie vaya a hacerte daño ni que corras ningún peligro. –la angustia en su voz es notable, y hace que mi pecho se llene de calidez. Se preocupa por mí, como siempre lo ha hecho. Me encanta que siempre quiera protegerme.

– Te lo prometo. –escucho como suspira, como si con esas tres simples palabras lo llenaran de alivio. Bueno, es cierto que quizás deba de tener más cuidado con eso, ya son dos veces las que me han drogado con una bebida.

Permanecemos de pie por un rato más, sin sentir si el tiempo pasa o no, o si es que el sol ya ha salido. Solo disfruto el tenerlo cerca, de tenerlo aquí conmigo, de su calor y de su ternura.

– Es tarde. Deberías ir a dormir. –escucho su murmuro tranquilo.

– Tú también deberías descansar. –respondo, alejándome un poco de él, terminando con nuestro abrazo. Ya tiene que irse. Es mejor que llame a Patrick. –Quizás Patrick...

– ¿Puedo quedarme? –habla de pronto, interrumpiéndome. Detengan el mundo. ¿Acaso escuché bien?

– ¿Quieres quedarte? –después del rayo tan tenso que acabamos de pasar, ¿quiere quedarse?

– Bueno, solo si tú quieres que me quede. –dice ahora con un toque apenado en su voz. Vaya, de verdad se quiere quedar aquí. y tal vez sea lo mejor para ambos ahora que hemos aclarado las cosas. Lo quiero tan cerca de mi y no soltarlo. Necesito sentir su cariño.

– Por supuesto. –sonrío, y no puedo evitar sentir una extraña emoción en mi pecho. ¡Va a aquedarse!

– Genial. Llamaré a Patrick para decirle que puede irse a descansar. –distingo la felicidad en su voz. De verdad le alegra quedarse. Dios, lo necesitaba tanto.

Niall busca su teléfono en el bolsillo de sus vaqueros y yo me dedico a recoger las tazas de café y luego paso al baño a cepillar mis dientes.$

Cuando ya estoy de regreso en mi habitación, me encuentro con Niall recostado sobre la cama. Sus ojos están cerrados, pero una enorme sonrisa llena su rostro. Solo de verlo feliz, me llena de energía. Es como si él fuera una especie de motor en mi vida. No puedo verlo triste o mal, porque siento que me afecta, porque siento que debo hacer algo para hacerlo sentir mejor. No sé qué sería de mi vida si él ya no estuviera conmigo.

Me acerco a la cama en silencio y me coloco al lado de Niall.

– Hey, despierta. –susurro, moviendo su brazo sano. –Tengo frio y quiero meterme debajo de las cobijas. –él abre uno de sus ojos y sonríe aún más cuando me ve a su lado.

– Ven recuéstate conmigo. –dice con voz perezosa.

– Niall, son casi las cuatro de la mañana. Quiero dormir.

– No seas gruñona. Ven conmigo.

– Yo no soy ninguna gruñona. –refunfuño.

– Vamos, cariño. Solo será un momento.

Suspiro y termino por hacerle caso. No podría negarle nada cuando tiene una sonrisa tan grande en sus labios.

Me recuesto a su lado y él me atrae a su pecho, cerca de su corazón.

– Lo siento por haber llegado así a tu apartamento. –murmura con sinceridad. –Sé que no debía haber hecho las cosas así, pero me pareció tan difícil...

– Basta, Niall. No tienes que decir nada más. Eres una persona muy especial para mí. –suspiro y vuelvo a tomar aire para seguir hablando. –No sé cómo rayos pudiste convertirte en algo tan esencial en mi vida, si antes no soportaba tenerte cerca. –no puedo evitar sonreír al decir esto. ¿Cómo fue que pasó todo esto? –A pesar de todos tus defectos, tienes muchas virtudes, Niall. No podría negarme a quererte tanto como lo hago.

– ¿Tu... que? –pregunta con incredulidad y asombro en su voz. Sonrío aún más. Llegó el momento.

– Dije que te quiero, Niall. Demasiado.

Un momento de silencio le sigue a mis palabras. ¿Se quedaría dormido de nuevo o solo trata de ignorarlo?

Levanto mi rostro, solo para ver el suyo. Cuando sus ojos se encuentran con los míos, brillan de emoción y sorpresa, mientras en sus labios vuelve a crecer esa hermosa sonrisa que me encanta tanto.

– ¿De verdad lo dijiste, o solo lo estoy imaginando? – ¿de verdad no lo cree? Sonrío contagiada por él. De verdad esta feliz, más que encantado.

– Niall Horan, te quiero. Mucho, mucho.

– ¿Mucho, mucho?

– Demasiado.

Una carcajada llena de felicidad brota de su pecho. Siento como deja salir todo el aire y todas sus emociones. No creo haber visto alguna vez en él una expresión de tan inmensa felicidad. Luce como si hubiera escuchado el mejor secreto del mundo.

Y yo no puedo sentirme más feliz y liberada. ¡Lo dije! Por dios, es como si hubiera dejado salir de mí algo que me diera vida.

De pronto ya tengo su mano sana sobre mi nuca, y sus labios devorando los míos.

Sus besos son como la energía que hace vibrar y despertar a mi cuerpo. Todo él es necesario para mí, para seguir viviendo. Estoy segura de que mis días perderían color si él ya no estuviera ahí para hacerme reír o para hacerme enojar. Serían días grises sin que él esté alardeando con su arrogancia, o sin que esté cuidando como siempre de mí.

Disfruto de la danza eufórica y coordinada de nuestro beso, y trato de absorber y guardar en mi memoria para siempre éste momento. No quiero olvidar la madrugada en que Niall llegó ebrio a mi departamento y cuando le dije que lo quiero.

– Por favor, dilo de nuevo. Necesito saber si...

– Te quiero, Niall. ¿Cuántas veces tendré que decírtelo? –pregunto con desesperación divertida.

– Las veces que sean necesarias para jamás olvidarlo.

– Me encargaré de que jamás lo olvides.

Murmuro antes de regresar a sus labios y besarlo. Lo beso con lentitud, saboreando el momento. Cuando me alejo de él, muerdo ligeramente su labio inferior.

– Maldición... –sisea con respiración trabajosa, dejando caer su aliento sobre mis labios. –Se mi novia, por favor.

Todo mi mundo deja de girar. Todo a mí alrededor se detiene en la mención de esas palabras.

"Se mi novia..."

Creo que jamás me lo habían pedido. Yo nunca antes había tenido un novio. Mucho menos a alguien como Niall, a alguien que quiera tanto como lo quiero a él.

Mi corazón late desesperado y eufórico. Siento como el calor me corre por todo el cuerpo, mientras una boba sonrisa emocionada se forma en mis labios. ¿De verdad me dijo eso?

– ¿Es una pregunta o una orden?

– Si respondes mal la pregunta, tendrá que ser una orden.

– Entonces, si no me queda de otra, tendré que aceptar eso. –sus ojos vuelven a brillar con intensidad.

– ¿Aceptas? –vuelve a preguntar con incredulidad. ¿Qué le pasa a este chico?

– Niall, creo que de verdad te están fallando tus oídos...

– Dilo. ¿De verdad lo serías?

– ¿Sería, que? –debe de pedírmelo como se debe, ya que no ha sido de la manera más romántica a decir verdad.

– ¿De verdad serías mi novia? –pregunta con su mirada fija en la mía, atento a cualquier palabra que vaya a salir de mi boca.

– Claro que sí. Solo con la condición de que seas solo para mí.

– Solo si tú eres solo para mí.

– Entonces, no se diga más.

– ¿De verdad acabas de aceptar ser mi novia? –su sonrisa sin duda planea no irse de sus labios por un buen rato.

– Niall, si sigues sin creerme, te juro que...

– ¡No! No es que no te crea, solo es que... bueno, nunca creí que tu quisieras... bueno, ya sabes. Nunca creí que algún día podría tener una novia, y menos a alguien como tú.

– ¿Alguien como yo?

– Ya sabes. Hermosa, inteligente, enojona, testaruda... solo tan especial como tú. Tú tienes algo que no te hace igual al resto. Y no puedo creer la maldita suerte que tengo de que estés conmigo, siendo yo un idiota arrogante que no se toma nada ni a nadie en serio.

– Tú eres especial a tu manera, Niall. Con defectos, pero también con virtudes.

– Y una de esas virtudes es tenerte conmigo.

– ¿De verdad estás siendo cursi? –pregunto con burla.

– ¿Lo ves? Sacas el lado bobo y cursi de mí. –dice con un puchero que me hace reír. Ésta noche podría ser la mejor de mi vida.

– Y eso me encanta. –murmuro, dejando un dulce beso sobre sus labios.

– Vamos a dormir ya, antes de que me decida a hacerte el amor en este mismo momento sin importarme nada.

– Tu lado pervertido no podía seguir oculto por más tiempo, ¿cierto, Horan?

– Y es solo para ti, nena. –dice con un guiño, y yo rio de nuevo.

Luego de apagar las luces nos metemos debajo de las cobijas, abrazándonos el uno al otro, como si el momento fuera a desaparecer y pudiéramos despertar en otra realidad.

Al menos así lo siento yo. Jamás había pasado por algo así con alguien. Tantas emociones y tantos sentimientos... es una locura. Pero me gusta.

Suspiro, dejando salir todo lo que llevo dentro. Todas estas emociones que he vivido solo en ésta noche. ¡Y solo fueron menos de un par de horas!

– Te quiero, Abby. –murmura cerca de mi oído, haciéndome cosquillas con su aliento.

– Te quiero, Niall.

Y así nos quedamos dormidos por fin, disfrutando del calor del otro en ésta noche fría.

Continue Reading

You'll Also Like

135M 8.7M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...
1.3M 109K 61
Consciente de que mis padres estaban cansados de verme hacer nada por mi vida -más que disfrutar de ropas de marca, revistas de moda y la comida de m...
2.4M 172K 41
Julia Sullivan, una escritora amante de las estrellas y el espacio, debe enfrentarse a sus miedos e inseguridades para poder empezar a ser feliz. ***...
8M 371K 60
Engreído, prepotente y frío, pero sobre todo un empresario millonario sexy que arrasa con todo a su paso, eso define perfectamente a Alexander Harris...