Viaje Inesperado [N.H.]© Part...

By Vale_H13

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¿Qué sería de tu vida si cambiara de pronto? ¿Si tuvieras que alejarte de tus amigos? ¿Si tuvieras que dejar... More

Prólogo
1. Nervios y futuro trabajo.
2. Disculpas y lágrimas.
3. ¿Lista?
4. La despedida.
5. Bienvenida a Londres.
6. ¿Casa sola?
7. ¿Pizza, charla y explicaciones?
8. Idiota, voluble y arrogante.
9. Hasta luego, Horan.
10. Universidad, maletas y llamadas.
11. Cena y prisas.
12. No vuelvas a hacer eso.
13. Compras de último momento.
14. Primer día de clases.
15. Nuevos amigos
16. Queso.
17. ¡¿Mi novio?!
18. Galleta de la fortuna.
19. ¿Me darías una oportunidad?
20. Helado nocturno y notas musicales.
21. Hot cakes y tocino.
22. Melodías e instrumentos.
23. Experimento.
24. ¿Celos?
25. Pésima mañana.
26. ¿Quieres jugar?
27.1 Fiesta en casa de Adam: ¿Por qué me besaste?
27.2 Fiesta en casa de Adam: Noche de tragos y lluvia.
28. Descansa, princesa.
29. Una pequeña travesura.
30. ¡Tarde de compras!
31. Niall + Niños + Helado
32. Partituras y más.
33. ¿Un helado?
34. Recuerdos.
35. ¿Nos conocemos realmente?
36. Mas contenta y distraída que de costumbre.
37. ¡Vamos al Karaoke Music!
38.1 Karaoke Music: ¡¿Por qué?!
38.2 Karaoke Music: ¿Biscocho irlandés?
38.3 Karaoke Music: El fin de una gran noche.
39. Muy linda sorpresa.
40. Veinte preguntas.
41. Ahora si son buenas noches.
42. Un gran, gran problema.
43. Una noche llena de sorpresas.
44. Huyendo.
45. Largo día en la universidad.
46. Y el día continúa.
47. Solo un par de días.
48. ¿Es una broma?
49. Un pequeño recuerdo.
50. El regalo perfecto.
51. Encuentro.
52. Regreso.
53. Te necesito, mamá.
54. También me encantas.
55. Apolo.
56. Suspendida.
57. Niall + Mamá = ¿Cariño?
58. Tienda de mascotas.
60. Mis amigos, mi familia.
61. Casa llena.
62. Noche de fiesta.
63. Fatídica mañana.
64. Una explicación.
65. Engaño.
Extra.
66. Declaración.
67. Propuesta.
68. ¡¿Dos en una noche?!
69. A tu lado. (Final)
SEGUNDA TEMPORADA
NUEVA PARTE

59. Zayn Malik.

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By Vale_H13

Cuando ya he dejado a Niall y a Apolo sanos y salvos dentro del departamento, regreso a mi auto y conduzco rumbo al estudio de ballet.

– Buenas tardes, profesora Ivanov. –saludo al entrar en el salón rodeado de espejos.

– Hola, querida. Por un momento creí que no llegarías. –murmura, mientras me pasa mis zapatillas.

– Estaba un poco ocupada, pero no podría faltar.

Mientras me pongo mis zapatillas y ato los listones, la profesora Ivanov se encarga de organizar a todos los bailarines de hoy. Sé que la rutina de hoy será un poco más pesada, dado a que estaremos ensayando con los todos los extra, los cuales son bastantes.

– Señor Malik, que sorpresa. –me paralizo de momento al escuchar aquel nombre salir de la boca de la profesora. –Creí que nos veríamos hasta mañana.

Me alzo en mi lugar, solo para ver a un par de metros de mí al atractivo moreno de ojos claros. Esta vez no trae puesta su usual chaqueta negra de cuero, sino que trae la chaqueta universitaria con los colores del logotipo de nuestra universidad.

Luce diferente. Parece menos imponente y peligroso, pero sigue mostrando esa mirada enigmática con esa sonrisa arrogante.

– He escuchado que necesita ayuda con los bailarines, y vengo de voluntario a ayudar. –su sonrisa se ensancha al verme. –Usted sabe que soy de sus mejores bailarines. –la profesora suspira.

– Tienes razón. Es bueno que quieras venir a ayudar un poco. Puedes ir a vestirte, estamos por comenzar.

El chico de cabello oscuro da media vuelta, no sin antes dedicarme una mirada más, y camina rumbo a los vestidores.

Me pregunto qué hace aquí.

Últimamente hemos coincidido varias veces. Y es extraño, porque antes ni siquiera lo había visto en el campus, y ahora me lo he encontrado en la biblioteca, en la cafetería y nos hemos cruzado en algunos pasillos del campus. Es como si de pronto se estuviera haciendo notar más.

– ¡Bien, chicos! –dice fuerte la profesora, llamando la atención de todos. –Tomen sus lugares, comenzaremos desde el primer acto.

Me pongo de pie y enciendo el sistema de sonido con las canciones del recital ya grabadas. Todos toman sus lugares y comienzan a danzar su pieza.

El moreno se acerca a mi lado cuando sale de los vestidores. Trae puestas sus zapatillas y mallas negras, pero ahora su playera es blanca, no es la negra que suele utilizar siempre. Puedo notar que con el color blanco, la tinta en sus brazos resalta de una manera diferente, haciendo llamar más mi atención hacia las figuras dibujadas en ellos.

– ¿Estás cambiando tu estilo? –pregunto en voz baja, sin dejar de observar a los bailarines.

– ¿Te parece? –responde con otra pregunta, y distingo el deje burlón en su voz.

– Bueno, usas menos negro que antes. Comienzo a pensar que por fin mandaste a lavar tu odiosa chaqueta. –él ríe, pero su risa no es burlona, sino divertida. No es un sonido desagradable, sino, de cierta manera, atractivo.

– Bueno, me has descubierto. Esa cosa comenzaba a apestar un poco. –es mi turno de reír.

La danza frente a nosotros termina y la profesora Ivanov comienza a hacer pequeñas correcciones y observaciones.

– Abbigail, Zayn, vengan aquí. –nos llama la profesora. El moreno y yo nos acercamos a ella, yo con un poco de suspicacia al escuchar también el nombre del chico peligro.– ¿Podrían mostrarles a Jennifer y a Rony como es la entrada?

Me congelo en mi lugar, mientras trato de procesar sus palabras.

¿Qué? No pienso bailar con este tipo engreído y arrogante y atractivo.

– Por supuesto. –responde el moreno, y me tiende su mano. Me parece una eternidad para cuando por fin acepto su mano a regañadientes.

El moreno me sujeta con seguridad y firmeza. La profesora pone a reproducir la melodía, y Zayn me lleva con él, al compás exacto, con fluidez impecable. Me sorprende cuan buen bailarín es. Es preciso y delicado. Es increíble.

– ¡Perfecto! ¡Maravilloso! Sin duda lo hicieron estupendo. –aplaude con emoción la profesora, cuando la melodía termina.

Me separo con rapidez de Zayn, como si fuera necesario alejarme de él. Sigue sin agradarme del todo. Hay algo en él que no termina de caerme bien. Me siento extraña al estar a su lado.

– Bien, sigamos. Abby, querida, ¿podrías poner la siguiente pieza?

Me acerco al reproductor y pongo la siguiente pieza, como me lo ordena la profesora. Todos comienzan con su danza y yo los observo de lejos, tomando notas mentales de los pasos que salen perfectos y los que necesitan más práctica.

– Eres buena bailarina. –murmura más cerca de lo que hubiera preferido. Me alejo un paso de él.

– Puedo decir lo mismo. –me limito a decir sin girarme a mirarlo.

– ¿De nuevo estás evasiva conmigo? No recuerdo haberte hecho nada como para que actúes así conmigo.

– Lo lamento, es solo que no me siento cómoda. No te conozco, y tu reputación no es de las mejores que he escuchado.

– ¿Es eso? Empecemos de nuevo entonces. Quizás te des cuenta de que no soy tan mal tipo. –me giro a verlo y creo que tal vez pueda decir la verdad.

Y por primera vez me permito observar su rostro con detenimiento.

Se ha rebajado un poco la barba, y sus ojos color miel, mezclados con sus largas y espesas pestañas, lo hacen lucir inocente y más atractivo.

Sin duda es un chico muy guapo.

– Zayn Malik. –me tiende su mano, y yo la acepto, un poco dubitativa. Sonríe. –Soy estudiante de la extensión de Cambridge. Estudio derecho penal y este es mi último año. Estoy en el taller de teatro, pero también ayudo en danza. ¿Patético o ridículo?

– Bueno, no sabía que el ballet y el derecho penal pudieran combinar. –una risita se escapa de mis labios, al ver lo opuestos que son sus gustos. ¿Qué rayos hace en el taller de ballet?

– No lo hacen, créeme. –dice, y es su turno de sonreír.

– Abbigail White. Mucho gusto.

– ¿White? Creí que tu apellido era Brooks. –murmura con confusión.

– Lo es. Abbigail Brooks White, pero en la universidad suelen utilizar solamente Brooks.

– Ya veo. ¿Y que tenemos aquí? ¿Una artista?, ¿bailarina?

– Estudio administración de empresas y artes plásticas.

– ¡Vaya! Dos facultades, ¿quién lo diría? Toda una cerebrito. Ya me daban una pista esas enormes gafas.

– Son temporales. –respondo en voz baja. De pronto siento como si hubiese hablado de más, aunque realmente no he dicho mucho.

Parece que Zayn nota mi repentina incomodidad y respeta mi silencio.

El resto de la tarde pasa normal y sin más preguntas de parte del moreno de ojos claros, lo que es un alivio para mí.

Por suerte tenemos un gran avance con los chicos, y debo admitir que fue gracias a la ayuda de Zayn.

Terminamos con la rutina del día de hoy y el estudio comienza a vaciarse de a poco.

– Fue una ayuda caída del cielo que viniera Zayn, ¿no crees, querida? –habla la profesora. –No creo que hubiéramos avanzado tanto sin él.

– Tampoco yo. –respondo, mientras me calzo en mis zapatillas altas. –Bueno, nos vemos mañana, profesora Ivanov.

– Ve con cuidado, querida.

Tomo mi bolso y salgo del lugar con pasos rápidos y decididos. Ya quiero llegar a casa con Niall y Apolo, además de que también muero de hambre.

Cuando cruzo la acera, escucho que me llaman a mis espaldas. Sé quién es, porque ahora sé a quién pertenece esa voz. Me detengo sin querer hacerlo y me giro sobre mis talones.

– ¿Qué pasa, Zayn?

– Me preguntaba si tienes algo que hacer esta noche. Ya sabes, podríamos salir a cenar...

– Lo siento, ya tengo planes. No bromeaba la última vez, Zayn.

– ¿Es por tu novio?

– ¿Qué? –sin duda me ha tomado por sorpresa eso.

– ¿Tienes novio?

– No, pero quedé con un amigo y no pienso cancelarle. Espero que no lo tomes a mal.

– Por supuesto. No, no te preocupes. Entiendo perfectamente. –responde con una brillante y perfecta sonrisa.

– Lo lamento. Tal vez otro día. –le digo encogiéndome de hombros. No creo que sea muy buena idea salir con él.

– Claro. –veo la decepción en su rostro, y es lo último que necesito ver en este momento.

No sé quién se cree como para querer salir si no nos conocemos mucho. Apenas me doy por enterada que estudiamos en el mismo lugar. ¿Qué pasa con él?

Murmuro una despedida en su dirección y camino hacia mi auto. Bien, es hora de ir un rato con Niall. Pero antes, pasaré por algo para cenar.


Llamo a la puerta con un par de golpes suaves, y un momento después escucho el repiqueteo de las patitas de Apolo correr hacia la puerta.

– ¿Quién es? –escucho la voz de Niall, con un tono ligeramente divertido. Así que tiene ganas de jugar...

– La novia de Apolo.

– ¡¿La que?! Apolo no tiene permiso para tener novia.

– Entonces será mejor que me vaya a cenar con alguien más. De todas formas ya me habían invitado a...

La puerta se abre con un movimiento furioso, dejándome ver a Niall con el rostro ligeramente enrojecido y su ceño profundamente fruncido.

– ¿Qué vas a dónde?

– ¡Apolo! –entro en su departamento sin responder su pregunta y tomo al cachorro en mis brazos. –Traje la cena. –anuncio en voz alta.

Escucho como la puerta se cierra con un fuerte golpe, y me encamino a la cocina. Muero de hambre. No podía más con el rugir de mi estómago, así que me comí una barra de chocolate en el camino, el auto estaba inundado por el aroma del delicioso sazón japonés. Aun así, sigo teniendo hambre.

– ¿Te invitaron a cenar? –me pregunta Niall, con seriedad en su voz, cuando entra en la cocina.

– Traje sushi y un poco de sopa. Sé que la última vez te encantó el rollo con anguila, así que...

– ¡Deja de estar evitando mis preguntas, Abbigail! –suelta de pronto, haciéndome cerrar la boca. ¿Y para que quiere saberlo? ¿No puede conformarse con creer que fue una simple broma? Me muero de hambre, no tengo cabeza para más.

– Si, Niall. Un amigo del ballet me invitó a cenar. ¿Contento?

– ¿Quién fue? Seguro fue el nerd de Payne. Claro, sigue detrás de ti como perrito faldero. –escupe, molesto. Está enojado y, aunque no entiendo muy bien el motivo, no pienso dejar que me trate así.

– ¡¿Podrías escucharte?! ¡Pareces un maldito lunático! ¡Liam es amigo mío y no voy a dejar que hables así de él! Estoy segura de que gracias a él, no te han dado la patada en la universidad.

– ¿Qué? ¿Y tú como demonios sabes eso?

– ¡Es el presidente estudiantil, idiota! ¡Obvio que él me lo contó!

– Ahora también va de chismosa, el muy...

– ¡Basta, Niall! –grito con fuerza, haciendo que el silencio reine en todo el piso. –No puedo creer que nos arruines la noche solo por tus estúpidos celos sin sentido. Esto, lo que sea que haya entre nosotros, no está funcionando bien. Trato de estar bien contigo, de hacerte sentir bien cuando estás mal y de estar a tu lado cuando lo necesites. Pero no soy ninguna posesión tuya como para que creas que me puedes hablar de ésta manera. Tengo amigos, y no voy a dejarlos solo porque quieres averiguar si podemos tener algo entre nosotros.

Y lo dejo salir, sin previo aviso, sin más. Y es verdad, no pienso seguir con esto si va a seguir igual o peor. Tengo suficientes cosas por las cuales estar al pendiente, como para que Niall se ponga en su papel de celoso.

Un suspiro cargado de emociones sale de mis labios, y reúno fuerzas para levantar la mirada y ver a Niall.

Él está estático en su lugar, como si le hubiesen dado una gran y merecida bofetada que lo hubiera puesto en su lugar. Y no estaría para menos.

Nuestras miradas se encuentran y veo el arrepentimiento y la súplica en su mirada. Pero nadie dice nada.

Un chillido de alguno de los juguetes de Apolo, resuena desde la sala, y algo dentro de mí reacciona.

– Mañana iré desde temprano a ayudar a mi madre con lo que hay pendiente en la empresa, así que es mejor que me vaya.

Aferro mi bolso sobre mi hombro y cruzo la cocina, pasando del lado de Niall al salir.

Cuando llego a la sala, siento su mano envolverse en mi brazo, haciendo que me detenga. Su suave tacto me hace suspirar.

– No te vayas. No por mis estupideces. –murmura detrás de mí.

– Niall, yo no...

– Lo siento. No pensé en ti al decir aquello, no creí que de verdad te fuera a afectar tanto. Es solo que, a veces, siento que solo yo soy tu amigo, y solo yo puedo estar contigo. Me haces sentir tan bien, que siento que eres mía...

– Yo no soy un objeto, Niall.

– Lo sé, pero algo dentro de mí me dice que debo reclamarte, porque tienes una parte de mí que te hace mía.

– No entiendo a dónde quieres llegar con esto. –digo en un suspiro débil, luchando contra las ganas de querer girarme a él y besarlo.

– Te quiero, y eso hace que sienta cosas inusuales en mí. Hace que me sienta vivo, pero también aterrado de que alguien mejor que yo pueda aparecer y llevarte de mi lado.

Sus palabras hacen que un escalofrío me recorra el cuerpo y que mi corazón se salte un latido. Me giro lentamente y enfrento su brillante mirada azul.

– No creo que haya alguien mejor que tú. –hablo con voz suave, dispuesta a ponerle fin a esta discusión.

– Oh, sí que los hay. Liam Payne, por ejemplo. Es un buen chico que no se mete en problemas y que se tiene ganado el carisma de todo mundo. –sonrío al ver que Niall, por una vez en su vida, ha dejado de lado su arrogancia y narcisismo solo para que me quede a su lado. Pero Niall es mi chico, y nadie más.

– Sí, es un buen chico. –acepto, viendo como el ánimo de Niall desciende aún más. –Pero a mí me van más los chicos malos, ¿sabes? Esos que parece que solo hacen estupideces.

Por un momento pienso que la enorme sonrisa de Niall, podría partirle el rostro en dos.

Aun con su mano alrededor de mi muñeca, me atrae a él, rodeándome con su brazo sano. Y, sin pensarlo un segundo, lo envuelvo entre mis brazos, estrujándolo no tan fuerte para no lastimarlo.

Para cuando libera de nuestro abrazo, nos separamos solo un poco, lo justo para que apoye su frente sobre la mía. Siento su suave respirar mezclarse con el mío, y siento que no puede haber mejor momento que éste. Estar así de cerca con él es confortante.

– Creo que necesito urgentemente reclamar ese beso que me debes. –murmura con su voz ligeramente enronquecida.

– Y yo creo que te estás tardando. –respondo sonriendo.

Y por fin sucede.

Sus labios rozan con suavidad los míos, para luego besarlos con ternura, como si se tratase de un par de finos cristales. Y es el toque que más he ansiado, lo que me calma en este día de locura. Y me siento como si estuviera en casa, en el lugar donde encajo, justo al lado de Niall.

Disfruto de su cálido contacto, tratando de absorber toda la dulzura que hay en nuestro beso. Mueve sus labios a un compás lento y delicioso. No es un beso rápido ni urgido, sino uno tranquilo, en el que Niall se toma el tiempo de tomar todo de mí, y yo tomo todo de él.

Lo quiero, y no quisiera nunca separarme de él. No podría estar en una vida donde no estuviera la calidez de sus brazos o su confortante compañía. Simplemente ya no sería una vida si no está él.

– Vaya. –susurra al terminar nuestro exquisito beso. Su tibio aliento cae sobre mis labios húmedos, haciendo que me estremezca. Me pregunto si fue igual de increíble para él.

– Muero de hambre. –susurro y él gruñe en respuesta.

– Eres buena matando buenos momentos. –reprocha.

– ¿Era un buen momento? –pregunto, aun con mis ojos cerrados, con la frente de Niall sobre la mía. Sonrío con burla.

– Sí que era un buen momento. Y solo por haberlo echado a perder, eso te cuenta como el cincuenta por ciento del beso que me debías.

– ¿Disculpa? –abro los ojos y me separo de él, lo suficiente como para mirarlo a sus brillantes ojos. –Fue un beso completo, no trates de estafarme, Horan.

– El final del beso cuenta mucho, cariño. Así que mejor te lo voy a tomar como el treinta por ciento de tu deuda.

– Eres una gran estafa.

– Soy justo, cariño. Así que me puedes terminar de pagar dentro de un rato.

– Ya no habrá más besos, Horan. –digo en tono de advertencia. –Solo era uno.

– Ya veremos. –me mira con suspicacia y se separa de mí. –Cenemos ese delicioso sushi.

Me toma de la mano y me lleva de regreso a la cocina. Saco un par de platos, tazones, un vasos y tomo del refrigerador la jarra de té frio.

Niall toma la bolsa donde viene nuestra cena y juntos nos vamos a la sala. Dejamos todo sobre la mesita de centro y Niall se encarga de sacar todo de la bolsa.

Antes de sentarme a su lado, aprovecho para sacarme las zapatillas altas. He ido con ellas casi todo el día, siento que mis pies desaparecerán. Luego de liberar mis pies, subo al sofá, al lado de Niall.

– Trajiste palillos. Aún recuerdo lo bien que los usas. –comenta, sirviéndose algunas piezas de sushi.

– ¿Lo recuerdas? –le pregunto sin poder creerlo del todo. Aquel día fue cundo dejé el hotel donde me hospedé luego de mi primera discusión con Niall.

– Recuerdo todo lo que hemos hecho juntos, cariño. Cada una de las cosas. Incluso recuerdo cada detalle de aquella noche en la que la pasamos tan bien en mi habitación...

– ¡Por dios, Niall! No deberías de...

– Incluso cuando te estremecías y susurrabas mi nombre...

– ¡Niall! No puedo creer que esté escuchando esto. –murmuro alterada, sintiendo como mi corazón se acelera cada vez más al recordar aquella noche. Nuestra noche.

– Aun no me puedo creer del todo que hayas querido hacerlo una segunda vez.

– ¿Podrías callarte? No quiero escuchar eso. Apolo está presente, no deberías decir esas cosas. –señalo al cachorro a nuestros pies, observándonos atentamente, cuidando de cualquier bocado que pueda caer al suelo.

– Él está pequeño, aun no lo entiende. Aunque debería de saberlo algún día, no quiero que sea un chico sin diversión.

– No puedo creer que estés hablando de la vida sexual futura de Apolo.

– Cierto, estábamos hablando de nuestra...

– ¡Cállate! –le grito, arrojándole un trozo de sushi en la cara. –Ya no hables sobre eso, estamos comiendo, por dios. –Niall ríe y se lleva una pieza de sushi a la boca. – ¿Dónde tienes las cosas nuevas de Apolo?

Niall se gira y toma el par de bolsas que están en el sofá de al lado. Me las pasa y comienzo a sacar todo su contenido. Dejo una de las camitas sobre el suelo y Apolo se acerca a olisquearla. Sé que le gustará, se ve bastante cómoda. Luego saco sus recipientes para agua y comida, y así voy sacando el resto de todo.

– ¿Ropa? ¿Piensas ponerle ropa a Apolo? –pregunta Niall, mientras observa el suéter tejido en sus manos.

– No. Bueno, no siempre. Tienes que admitir que está divino. –respondo mientras sigo sacando la ropita. Todo está precioso.

– ¿Un moño? ¿Para que iba a querer un moño? ¡Es un cachorro!

– No es un moño, es un corbatín. –lo corrijo, tomando el pequeño corbatín gris en mis manos. Sinceramente, creo que Apolo lucirá precioso. –Puede usarlo en la presentación de la línea de ropa.

– ¿Crees que tu madre nos deje tenerlo ahí? –sonríe.

– No pienso pedirle permiso a nadie. –respondo sin dudarlo. Dejo todo de lado y sigo comiendo. –Se supone que tú y yo también estamos a cargo del proyecto, así que podemos llevar a quien queramos.

– Te estas volviendo muy rebelde, cariño. –se burla Niall, pero no me importa.

– ¿Ya le diste de comer a Apolo? Me ve como si estuviera deseando que se me caiga el sushi de la boca.

– No, aun no le doy la cena. Se supone que desempacaríamos juntos las compras. Te estaba esperando.

– Genial. Yo le sirvo la cena y un poco de agua.

Tomo los nuevos recipientes de Apolo y me pongo de pie. Me gusta mucho el juego de cazuelas, son de un bonito color verde. Las escogí así porque sé que ese es el color favorito de Niall, aunque es cierto que Niall no comerá en este recipiente, pero no dejan de ser lindos.

– ¿Dónde tienes su comida? –pregunto desde la cocina.

– En el gabinete debajo de la encimera.

Rodeo la encimera y me inclino. Me encuentro con bastantes latas de comida para cachorro. Es bueno ver que al menos Apolo no pasa hambre. Tomo una de las latas y busco un abrelatas.

Para cuando sirvo la cena de Apolo en su nuevo recipiente, el pequeño llega corriendo a mi lado.

– Parece que a alguien le llegó el olor a estofado. –Apolo deja salir un ladrido, sin dejar de mover con emoción su colita.

Dejo el recipiente en el suelo y, mientras Apolo devora su cena, lleno con agua su segundo recipiente.

– ¿Puedo saber en dónde le dabas de comer? –pregunto, refiriéndome a Apolo, cuando regreso a la sala y tomo mi lugar junto a Niall.

– En un plato normal. Louis tiene todas las cosas de Apolo en su departamento. Quizás se las pida mañana.

– ¿Y por qué todo está en el departamento de Louis?

– Estuve quedándome un tiempo con él. Hace apenas unos días volví aquí.

– Cuando recién nos conocimos, me comentaste que había habido un problema de tuberías y algo se inundó. –recuerdo aquello. Comíamos pizza en la estancia de la casa de su padre, luego de su llegada con la pelirroja de Janet. Niall encoje su rostro en una mueca

– Es cierto, tuve un problema con las tuberías de la cocina y el lugar se inundó. Tuve que desalojar de inmediato antes de que afectara al piso de abajo.

– Oh, qué mal. ¿Y cuánto tiempo tardó en repararse? –pregunto, porque sé que no pudieron haber sido los tres meses que tengo en la ciudad.

– Fue algo así como un mes. El piso estaba lleno de trabajadores y herramientas. Era un desastre. Así que tomé algunas cosas y me instalé en lo de Louis. Pero como es un maldito desastroso, decidí que sería mejor quedarme en casa de mi padre, después de todo, el lugar estaba solo. O eso se suponía. –no puedo evitar sonreír al recordar nuestra estancia en aquella casa. –Cuando les conté a los chicos que eras insufrible, Harry me ofreció su departamento, pero suele llevar ahí a sus conquistas luego de una noche de tragos, así que no lo tomé en cuenta.

– No me puedo creer que digas eso de Harry. –luce tan inocente y no tan mujeriego.

– Es verdad. Aunque ya tiene tiempo que no lo veo salir con otra chica que no sea Emily. –comenta más para él que para mí.

– Bueno, pues si piensa seguir saliendo con Emily, más le vale seguir lejos de las otras chicas.

– Deberíamos intentarlo. –suelta, de pronto.

– ¿A qué te refieres? –pregunto confundida.

– Eso, de salir más a menudo, a solas. –habla despacio, tratando de sopesar mi reacción. Frunzo el ceño tratando de comprender lo que dice.

– ¿Te refieres a tener citas?

– Sí. –su rostro se inunda con emoción mal disimulada, acompañada de una sonrisa preciosa y radiante.

– ¿Sabes? No suena mal.

– Entonces, ¿qué te parece si salimos a cenar mañana? –pregunta, y se lleva un trozo de sushi a la boca. Rio al verlo con la boca llena, pero atento a mi respuesta.

– Creo que no.

– ¿No? –Luce confundido, y parece que no le ha gustado nada mi respuesta. Yo solo sonrío aún más. –Pero si dijiste que es buena idea.

– Y lo es. Pero tendrás que esforzarte, Horan. Esa no fue para nada una petición romántica.

– ¿Te va el romance? –eso, viniendo de un chico, siempre ha sido lo que me hace flaquear. No por nada he aprendido tres lenguas romances.

– No lo sé, pero te daré la oportunidad de averiguarlo.

Él sonríe y sé, por la cara que pone, que ya está planeando algo.

Para cuando terminamos de cenar, Apolo se reúne de nuevo con nosotros. Parece que quedó totalmente satisfecho, ya que se echa a dormir a los pies de Niall.

– Ya es tarde, y mañana tengo que estar en la oficina desde temprano. –tomo mi bolso y reviso la hora en mi teléfono. Son casi las diez.

– ¿Desde temprano?

– Sí, es una forma de castigo que puso mamá para mí por la suspensión en la universidad. –explico, elevando mi mirada al cielo. Esa mujer va a conseguir que me mude a la oficina.

– ¿Por qué no te quedas a dormir? –pregunta en tono desenfadado. ¿Qué?

– Niall, no puedo. Además, mañana debes ir a la universidad, y...

– Puedo faltar. –me interrumpe, encogiéndose de hombros.

– ¿Qué? Claro que no. ¿Quién me va a pasar las tareas entonces? –hago un puchero y aleteo mis pestañas. Niall me mira con suspicacia. No se traga mi cuento, y no sé por qué. Se sintió convincente, si me lo preguntan.

– Que chantajista me saliste, cariño.

– Tú me lo enseñaste esta tarde. –me encojo de hombros con desgana. Estoy comenzando a decantarme por la idea de quedarme aquí.

– Bien. pero con la condición de que duermas aquí.

– Trato. Pero quiero los apuntes y las tareas completos. De todas las clases.

– Perfecto. Trato. –tiende su mano frente a mí y la tomo, estrechándola con la mía. –Vamos a dormir entonces.

Aun con su mano tomando la mía, se pone de pie y yo voy detrás de él. Me lleva hacia un angosto pasillo y, al girar a la derecha, veo una estrecha escalerilla, escondida a la vista de quien sea.

Subimos los pocos escalones y llegamos a un corto pasillo donde solo hay una puerta casi al fondo. Niall abre dicha puerta y enciende las luces al entrar.

– Bienvenida a mi habitación, cariño.

Entro con pasos sigilosos, esperando encontrar en las paredes posters de chicas desnudas y letreros de brillantes luces led.

Pero lo que veo es orden, orden, y más orden.

El suelo está cubierto por una alfombra oscura, las paredes son de un gris claro, y el único amueblado que hay es la cama, las mesitas de noche y dos grandes burós de madera oscura.

En la pared frente a la cama cuelga un enorme televisor y en otra de las paredes, cuelga una gran colección de guitarras. Seis guitarras en total, cinco de ellas colgadas en la pared en orden, mientras que una descansa al lado de la cama.

– Muy bonitas. –murmuro, asombrada, señalando el muro de guitarras.

– Mi posesión favorita. –sonríe con arrogancia.

– Parece que te gusta tocar la guitarra. –merodeo un poco, hasta estar frente a su preciado muro.

– De mis pasatiempos favoritos.

– ¿Has compuesto algo? –pregunto al ver algunas hojas con garabatos sobre la mesita de noche.

– No, no mucho. –Niall se apresura a tomar las hojas y la guitarra de al lado. –Solo son cosas sin mucho sentido. Mira, la puerta de ahí es el baño. En el botiquín tengo algunos cepillos de dientes extra, por si quieres tomar uno.

– Uhm, genial. Gracias.

Me encamino hacia al baño, porque creo que fue una forma sutil de decirme que no me meta en sus asuntos.

Solo eran un par de hojas, ¿qué le pasa?

Entro en el espacioso y bonito baño, y busco el botiquín en una de las repisas donde hay sales y gel de baño.

Cuando termino con mi tarea de lavarme los dientes, salgo del baño y veo a Niall con su pantalón de pijama puesto y una camiseta ligera cubriendo su pecho.

– Saqué esto para ti. Me hubiera encantado verte de nuevo en aquel sexy camisón de seda, pero nos tendremos que conformar con una de mis camisetas. Espero no te moleste.

– Para nada. Gracias.

Tomo la camiseta blanca de algodón que me tiende. No será la primera vez que use una de sus camisetas, pero me emociona que se vuelva a repetir.

– Bien, iré a...

– Espera. –lo detengo. – ¿Me podrías ayudar con el vestido? Tiene un botón arriba del cierre y no lo alcanzo.

– Claro.

Se acerca a mí hasta estar frente a mi espalda. Un momento después, siento sus dedos moverse con un poco de dificultad, hasta que el botón es liberado. Después, con una lentitud que me hace contener el aliento, siento como baja el cierre de mi vestido.

Sostengo el vestido a mis costados para evitar que caiga y descubra mi cuerpo más de lo debido.

– Creo... creo que ya está. –lo escucho tenso, y casi podría jurar que escucho como traga un enorme nudo de saliva.

– Gracias, Niall. –murmuro, justo antes de ver como desaparece en el baño. Raro.

Aprovecho el momento para sacarme el vestido y me coloco la camiseta que Niall me ha dado. Me queda grande, pero no tanto. Apenas y cubre una parte de mis muslos. Tomo mi vestido y lo dejo en la silla que se encuentra detrás de la puerta. Será mejor que no se arrugue, porque es con lo que saldré mañana.

La puerta del baño se abre y Niall sale con su mirada puesta en el suelo. ¿Le habrá sucedido algo?

Veo como se quita el cabestrillo, mientras deshago la cama.

– ¿Sucede algo? –pregunto de forma tranquila, esperando que no se trate de algo malo.

– No, nada. –se recuesta en la cama, sin decir nada más.

– Bien. –murmuro y me giro para apagar la luz. Pero me interrumpe una bolita de pelos que se mete a toda velocidad en la habitación. –Apolo, ¿qué haces aquí?

– Apolo, tu cama está en la sala. –dice Niall, desde la cama.

– Éste pequeño no quiere dormir solo en la sala, Niall. Será mejor que nos acompañe esta noche.

– Está bien, como quieras. –se limita a contestar. ¿Qué rayos le pasa?

Tomo al cachorro en mis brazos, apago la luz y corro hacia la cama. Me recuesto y Apolo busca su lugar a mi lado, hasta que por fin se queda quieto y suspira cansado. Apuesto a que tuvo un buen día.

Un momento después, siento como Niall me busca por la cama con su brazo sano y me hace girarme.

– ¿Qué quieres? –siseo, como si no quisiera despertar a nadie, aunque no hay nadie más durmiendo.

– Solo quiero que duermas a mi lado. –pide. Logro notar que ya no habla con su tono enfadado de hace rato.

– ¿Y Apolo?

– Que duerma en medio.

– De acuerdo.

Tomo a Apolo, me recuesto sobre el costado derecho de Niall y acurruco al pequeño Apolo entre nuestros cuerpos. Y, aunque pudiera parecer incomodo dormir con un cachorro en medio y sobre nosotros, es de lo más cómodo y adorable que pueda haber.

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