POR FA, ¡NO TE VAYAS!

Par AnaMikeyla

69.2K 9.1K 2.1K

Los chismes no pueden faltar en una pijamada entre amigas. Cristina, Eleonora y Yuji lo saben muy bien. ¿A c... Plus

Presentación.
Capítulo 1: La Pijamada.
Capítulo 2: Highway to hell.
Capítulo 3: Defensoras de las causas perdidas.
Capítulo 5: La vida fuera de las redes sociales
Capítulo 6: Triángulo de zorras
Capítulo 7: Velada bajo las estrellas.
Capítulo 8: Cita.
Capítulo 9: La Corazonada.
Capítulo 10: Ese vestido rojo.
Capítulo 11: Yuji.
Capítulo 12: Una bandita.
Capítulo 13: Eleonora.
Capítulo 14: Aprendiendo.
Capítulo 15: Lightning
Capítulo 16: Un simple beso.
Capítulo 17: Acuerdo.
Capítulo 18: La decisión correcta.
Capítulo 19: Un buen día de playa.
Capítulo 20: Te quiero.
Capítulo 21: Primera cita.
Capítulo 22: Último día en el infierno.
Capítulo 23: Hoy no.
Capítulo 24: Miedos.
Capítulo 25: No quiero.
Capítulo 26: La promesa.
Capítulo 27: ... es mejor.
Capítulo 28: Momentos mágicos.
Capítulo 29: Libertad.
Capítulo 30: Porfa, no te vayas.

Capítulo 4: Privilegiada.

2.6K 353 49
Par AnaMikeyla

Tercer día en el infierno.

Ya no es tan malo. Las personas nos ignoran o nos avientan crueles miradas de odio, pero al menos ya no necesitamos cambiar nuestro outfit y yo lo veo como una gran ganancia. A este paso, la siguiente semana estará todo olvidado.

Ja, qué ingenua.

—Oh, me encanta que la última clase sea con ustedes —le digo a mis amigas, pues desafortunadamente, la mayor parte de ellas no estamos juntas.

Yuji parece pensar igual que yo, pero Eleonora se ve extraña, perdida entre sus pensamientos.

—¿Qué te pasó? ¿Qué te hicieron?—le pregunto.

Ella sale del trance y se muestra desorientada.

—Uh, ¿qué cosa?

—Es cierto, estás lejos de aquí. ¿Por qué? —me apoya Yuji.

—Nada —dice más rápido de lo normal.

Yuji y yo nos dedicamos una juzgadora mirada porque sabemos que detrás de ese "nada", existe algo muy importante, así que la clase de ciencias pasa a segundo plano y tiramos de su brazo hasta entrar a una de las aulas sin uso en ese momento.

—Eleonora —pronuncio frente a ella con una seriedad de los mil demonios—. En este preciso momento y sin interrupciones, nos dirás qué es lo que viste, escuchaste o viviste porque ya no eres nuestra Ely de esta mañana, así que estamos seguras de que hubo un suceso importante en el transcurso de la jornada, entre las nueve y las doce del día, que te ha cambiado por completo.

—Chicas...

Yuji la detiene.

—No hay pretexto, somos tus mejores amigas desde que tenías 12 años y no nos podrás mentir, te conocemos mejor de lo que tú misma lo haces.

Eleonora alterna la mirada entre nosotras y el tiempo transcurre haciéndome desesperar, pero aún así le doy su espacio, aunque el hecho de que demore tanto empieza a preocuparme.

¿Por qué le cuesta tanto trabajo decirnos si ella es un libro abierto con nosotras?

—Es raro —suelta por fin y ambas le prestamos atención—. Y no sé qué hacer...

—¿Por qué? ¿Qué cosa? —pregunta la desesperada de Yuji.

—El profe Víctor me mandó llamar hoy al final de la clase y creí que me reprendería por el video pero, en realidad... creo que me invitó a coger con él —terminó susurrando, incrédula.

Ahora entiendo todo.

Ni siquiera ella lo cree.

—Oh por Dios...

—¿Eso no es ilegal? —inquiere Yuji—. Puedes demandarlo.

—¡¿Cómo se te ocurre que demande a ese papasito?—reclama ella al instante.

—Ely, ¿neta estás pensando en aceptarlo? Ambos se pueden meter en un grave problema.

—Ya tengo 18, legalmente no habría problema con mi consentimiento.

—¡Pero es tu maestro! —reclama Yuji.

—Y está guapísimo.

Suspiro con pesadez, recostándome sobre una de las butacas del lugar.

—Es tu decisión —le digo—. Pero creo que no es la mejor opción, al menos no antes de que el ciclo acabe. Ahorita estamos en la mira de todos y un paso en falso puede terminar de arruinarnos.

—Aún no creo que eso haya pasado... —dice con la mirada perdida, esa misma con la que nos dimos cuenta de que algo sucedía.

Salimos del aula y entramos a ciencias con retardo. El profesor llama nuestra atención y no pasa de eso, así que nos dirigimos las tres juntas hacia nuestra mesa de trabajo, colocándonos nuestro equipo: bata, googles y guantes.

—Toma —murmura una chica que pasa a nuestro lado, dejando caer un papel en mi lugar.

Le miro de reojo y lo abro lentamente mientras el profesor intenta explicarnos cómo funcionan los enlaces y mi corazón pica mientras leo lo que dice.

¿Les gusta contar secretos? ¿Qué tal si alguien cuenta los suyos? Espérenlo.

Alzo la mirada y no sé que hacer, me congelo.

La campana suena y salgo corriendo del lugar, pidiéndole a las chicas que se apresuren para llegar pronto al auto de Eleonora. Tenemos un acuerdo en el que dicta que cada día cambiamos de auto y la dueña del mismo es la conductora designada que nos recoge y regresa a nuestro hogar.

Les comparto el interior del pedazo de papel cuando las tres puertas se han cerrado.

—¿Nos están amenazando? ¡Malditos sean todos! ¡Se irán al infierno por culeros! —exclama Ely.

—Tengo miedo —confieso nerviosa—. No siento que tenga secretos importantes, pero ¿qué tal si los inventan? Las personas nos detestan ahora y van a creer cualquier cosa que les digan.

—Si eso pasa, será el acabose para mis padres. ¡Me regresarán a china!

—Tranquilas. Podremos con esto, solo hay que ser prudentes.

—Eso incluye que te alejes del profe de mate —le advierto.

—Lo sé —menciona acongojada—. Son unos putos todos, los odio.

—Chicas... debemos prepararnos para morir.

—Mejor seamos positivas y pensemos que no tienen nada, que solo nos quieren asustar y hacer pasar un mal rato porque, ¿qué podrían decir de nosotras? —digo.

Decidimos pasar por una malteada a la fuente de sodas de Regina y recargarnos de buenas vibras antes de regresar a casa.

—¿Ya pensaron en el tema de su trabajo final de literatura?—inquiere Yuji.

—Aún tenemos tres semanas para entregarlo, en dos te digo —dice Ely, girando el volante con una sola mano y frenando en seco debido a que una vaca se atraviesa en nuestro camino—. ¡Ah! ¡Maldito animal increíble sin el que no podría vivir porque amo la carne!

Yuji y yo reímos.

Las vacas forman parte de la comunidad. Prácticamente son mascotas de todos los habitantes de Bahía Turquesa. Andan libremente por todas partes comiendo cartón y basura.

¿A quién engaño? Sí son muy molestas, pero ya solo me río.

—Yo ya estuve pensando, pero aún no me decido —respondo.

—Cris, ¿te dejo en tu casa o con tu papá? —pregunta Ely y me lo pienso.

—Con papá.

En cuanto mis palabras salen desde el asiento trasero del beetle, ambas giran la cabeza hacia mí como si fueran la chica de "El exorcista".

—¿Qué? —gruño.

—Como que ya te está gustando ir a ver a Lachlan...digo, a tu padre —suelta una Ely burlesca.

—¿Ya te la metió? ¿Por eso no puedes alejarte de él?

—No sean nefastas. Sólo quiero llamar la atención de mi padre porque no he podido platicar con él lo que sucede y necesito de su apoyo. Últimamente lo está consumiendo el trabajo.

—Es temporada alta para él, Cris. Dale chance, ya podrás hablarlo —suelta Yuji con empatía.

Llego a la empresa de papá y me bajo, pegando un gran suspiro en la entrada mientras pienso: ¿En verdad vengo en busca de mi padre? Es decir, la primera vez lo hice, pero ayer y hoy, ¿estoy viniendo por él cuando él ya me dejó claro que no puede atenderme aquí? No lo sé. Quizá es mi necesidad de atención o...

—¿Qué la trae hoy por aquí, su majestad?

—Buenas tardes, Lachlan. ¿Sabes dónde está mi padre?—le pregunto.

Él se muestra desconcertado, confundido ante mi saludo.

—No está, salió con unos clientes hace un par de minutos.

Hago una mueca y rasco mi cien pues, ¿ahora qué hago? Ely ya se fue y mi padre tarda horas en sus reuniones con clientes.

—¿Me llevas a casa? —le pregunto con una pizca de vergüenza.

Él alza su ceja derecha y se cruza de brazos frente a mí. Hoy lleva puesta una playera desmangada y no puedo evitar perder la mirada entre sus marcados brazos correctamente bronceados.

—Hay una ruta de bicicletas y, aunque usted no lo crea, ya tenemos Uber.

Achico la mirada.

—¿Tenemos Uber?

Él asiente.

Bahía Turquesa es muy pequeño, tan así, que no llegamos a esas comodidades... o al menos, no habíamos llegado desde mi última actualización.

—Bien —digo. La verdad es que, particularmente hoy, tengo la cabeza perdida—. Adiós, Lachlan.

Empiezo a caminar con dirección a mi casa, si me va bien y llevo un ritmo constante, estaré ahí en media hora.

—¡Hey! —escucho la voz del chico y me detengo unos metros más adelante—. La ruta es por allá. —Señala.

—Caminaré, pero gracias —respondo y continúo mi travesía.

Voy pensando, mi mente está revolucionadamente preocupada por la incertidumbre de la nota que esa chica dejó caer sobre mi mesa en la clase de ciencias. No puedo sacarme de la cabeza que lanzarán una bomba directo hacia nosotras, y lo que más temo, es todo lo que pueden inventar pues, que yo sepa... no tenemos secretos.

El ruido de un todoterreno se escucha acercándose rápidamente. En Bahía Turquesa hay muchos al ser una pequeña ciudad rodeada de playas, así que no le tomo importancia hasta que se detiene un poco más adelante, y cuando levanto la vista, el chico moreno de cabellos rebeldes me hace señas desde el interior. Llego a su lado y le miro confundida.

—¿Qué haces aquí?

—Me dio lástima, su majestad. Si camina hasta su casa, llegará arrastrándose y deshidratada.

—Deja de llamarme así —pido una vez más, apretando el botón de metal para abrir la puerta y subir—. Pero te agradezco el gesto, es muy amable de tu parte.

—¿Directo a tu casa?—pregunta y yo le miro ceñuda—. ¿Por qué me ves así? Tu padre no está y llegará como en tres horas, soy libre.

—Le diré a mi padre.

Él ríe.

—No le dirás nada.

Dirijo la mirada hacia el frente y pego un suspiro mientras él acelera.

—No, no le diré nada.

—¿Por que te siento tan decaída hoy? Azúcar, flores y muchos colores no revolotean a tu alrededor este día.

—Hay días buenos y hay días malos.

—Parece que tú llevas varios malos.

—Hay vidas buenas y hay vidas malas.

Él se burla de mis respuestas, como si pensara que estoy jugando, pero no es así.

—Cállate, señorita privilegiada.

—Mi madre murió y ahora toda la escuela me detesta, ¿crees que soy privilegiada?

—Por supuesto que lo eres. Tienes un padre que te cuida como a un tesoro, vives frente a la playa en una enorme casa de ricos, no te ha faltado comida, jamás te has subido al transporte público y la violencia a la que la mayoría de las personas se enfrenta día con día, no te ha tocado. Un drama adolescente no te hará tocar fondo y deja de usar la muerte de tu madre como un pretexto para victimizarte.

—No es un drama adolescente. Me están violentando en la escuela—comparto.

Él me mira.

—Algo debiste haber hecho.

—Sí, pero no es justificación.

Él se encoge de hombros.

—Vivir las consecuencias de algo no significa que no seas privilegiada, Cristina.

Lo escucho y no digo nada, pues quizá tiene razón. No me pondré a discutir lo contrario porque la verdad es que sí llevo una buena vida que no puede ser juzgada por un capítulo amargo de la misma... sólo estoy siendo dramática.

—Gracias por traerme —reitero cuando nos detenemos en la entrada de mi hogar.

—Por nada, habla bien de mí con tu padre, sé que está por dar aumentos.

—Gánatelo —le digo sonriente antes de cerrar la puerta de fierro.

Me tiendo sobre la cama y no hago más que observar al techo hasta que, horas después, escucho cómo la puerta se abre y bajo corriendo, encontrándome con la persona que quiero: papá. Me abalanzo hacia sus brazos y él me corresponde, acariciando mi cabello al instante.

—Perdón por no darte tiempo antes —dice sincero—. Pero soy todo oídos ahora, ¿vamos a servirnos helado y platicamos?

Levanto la mirada hacia él, acompañada de una sonrisa mientras asiento.

Nos sentamos sobre los bancos de la cocina y en la barra de mármol descansan nuestros bowls repletos de nieve de distintos sabores.

—Pasó algo en la escuela —le digo mientras él lleva su primer bocado a la boca.

—¿Es malo?

—Muy malo para mí.

—Te escucho.

Tomo gran cantidad de aire con la finalidad de calmar esa fea sensación que se crea en mi estómago antes de confesarme con papá.

—Hablamos mal de algunas personas y contamos secretos de otras más. Toda la escuela nos vio hacerlo porque tu hija es tan estúpida, que lo grabó todo en un en vivo, y ahora nos detestan porque, ¿adivina qué? También soy muy popular y todos en la escuela me tienen agregada a las redes, aunque yo no los conozca —ironizo.

Mi padre pica su nieve en silencio antes de alzar la vista y obsequiarme una dulce mirada que, de cierta manera, logra reconfortarme.

Esto era lo que necesitaba.

Esto es lo que fui a pedir a su trabajo desde el lunes, pues sé que él tiene este mágico poder para hacerme sentir que todo está y estará bien, aunque pueda no ser así.

—Vivimos en un tiempo en el que todo lo que existe en las redes controla la vida de las personas, especialmente de los jóvenes. Lamento que te haya tocado a ti esta vez, pero sé que aprenderás de este error y lo único que debes hacer es afrontarlo, aprender de él y dejarlo ir en su debido tiempo. No te quedes mucho dentro del martirio porque entonces se volverá un circulo vicioso del que no podrás salir.

—Nos ven horrible, nos dicen cosas peores y hoy... hoy me llegó una nota en la que prácticamente nos estaban amenazando a las tres.

—¿Qué clase de amenaza?—pregunta con seriedad.

Achico la mirada y recuerdo que tengo el papel en el bolsillo de mi falda, así que se lo muestro.

Su rostro se relaja al leerlo.

—Siguen siendo cosas de chicos, y no creo que tú escondas algo que pueda preocuparte, así que continúa tu vida tranquila e intenta ignorar todo esto. Pero eso sí, si alguien cruza la línea contigo, te toca o te lastima, comunícalo a tus maestros, al director o a cualquier autoridad, y por supuesto, a mí, porque me encargaré de que obtengan su merecido si se meten con mi niña.

Sonrío y no demoro en estrecharlo entre mis brazos una vez más, compartiendo uno de los tantos momentos padre e hija que atesoro.

—Gracias, pa.

—Te amo.

—Yo más.


Continuer la Lecture

Vous Aimerez Aussi

220K 12.6K 74
Tn y Jungkook son amigos de la infancia pero por circunstancias del trabajo de la mamá de tn ella tuvo que volver a su país.... luego de mucho tiempo...
50.9K 2.5K 48
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
30M 1.7M 70
Una chica con carácter fuerte y ganas de diversión, viviendo en una casa llena de jóvenes que les gusta parrandear, follar y andar desnudos las 24 ho...
783K 72.4K 93
📌 Min YoonGi un alfa millonario, frívolo y calculador en los negocios, quedo viudo luego de perder a su esposa en un trágico accidente quedando solo...