Despierto gracias al horrible sonido de mi alarma, que resuena por toda la habitación. Debo recordar cambiar el tono de la alarma. Qué horror, soñé cosas horribles toda la noche después de aquel sueño extraño con notas de alguna suave canción, y en todas mis pesadillas aparecían motocicletas, accidentes y Niall. Fue demasiado feo, no quisiera volver a soñar algo parecido.
Apago la ruidosa alarma y salgo de la cama. Luego de unos minutos estoy duchada, vestida perfectamente con mi uniforme y peinada con una simple coleta de lado, dejando que mi cabello se formara en un gran rizo. Ni siquiera supe si anoche Niall regresó, pero no lo creo, si se fue con alguna chica es obvio que no durmió aquí. Meto mi teléfono en mi bolso de la escuela, me cuelgo el bolso sobre el hombro y salgo de la habitación. Hay mucho silencio, quizá esté sola en esta enorme casa. Bajo las escaleras, entro a la sala de estar y cuando dejo mi bolso sobre el sillón, Patrick también entra.
– Buenos días, señorita Abby.
– Hola, Patrick, buenos días. –lo saludo regresándole una sonrisa, recordando su confortable compañía anoche. Digamos que me habló bastante de él mientras cenábamos. – ¿Me podrías llevar hoy a la universidad, por favor? –veo como frunce su ceño confundido. Solo espero que pueda llevarme.
– ¿No irá con el joven Niall?
– ¿Horan? ¿Está aquí? –eso no lo esperaba.
– Si, regresó muy tarde, pero regresó.
– ¿Y dónde está él?
– Está ayudando a Lorane con el desayuno.
– Oh, genial, muero de hambre. Gracias Patrick, nos vemos luego.
– Por supuesto, señorita Abby.
Sigo mi camino hasta llegar a la puerta de la cocina, donde se puede percibir el delicioso aroma a hot cakes y tocino. Mi desayuno favorito. Huele maravilloso. Veo a la señora Morrison que prepara la mezcla para los hot cakes frente a la isla de la cocina y veo a Niall de espaldas cocinando algo en la estufa, creo que prepara el tocino, casi puedo saborearlo.
– Señorita White, buenos días. –me saluda Lorane con una amable sonrisa. Niall, al escuchar mi nombre se gira a verme, dejando de lado la sartén con el tocino.
– Hola, buen día. –saludo para ambos.
– Hola, nena. –me saluda Niall con una sonrisa. Veo que un trae puesta la pijama. ¿Acaso no ha visto la hora que es?
– Hola, Horan. –sonrío un poco sonrojada por haberme llamado así frente a la señora Morrison. Este chico no tiene decencia. – ¿No irás a la universidad?
– Sí. Ven, vamos a desayunar, esta vez no se me quemó el tocino, te puedo asegurar que me quedó delicioso. –dice en un tono orgulloso por sí mismo.
– Fantástico, pero debo irme en diez minutos, no creo que alcance a desayunar.
– Quizás no recuerdes que tenemos el primer período libre.
– Quizás no recuerdes que estoy en dos facultades y el primer período que tengo es de dibujo artístico.
– ¿Qué? No es justo, debes de tener algún período libre. –su ceño está fruncido es desacuerdo y creo notar que hace un puchero.
– No, Horan, no tengo ningún periodo libre. En fin, tomare una fruta y me voy. –murmuró tomando una manzana del frutero sobre la isla.
– No, no, no. Yo te llevo. –dice apagando la sartén y limpiándose en el limpiador de tela que tiene a su lado.
– Horan, entras hasta tarde y si no te has dado cuenta, aun estas en pijama. Le pediré a Patrick que me...
– No, ya dije. Yo te llevo. Mientras me ducho y me visto puedes desayunar hot cakes y tocino, está delicioso. La receta de Lorane es única.
– Pero...
– Pero nada. Ya vuelvo. –se acerca a mí y me da un beso en la frente y luego sale de la cocina.
Muy bien... No me había dado un beso en la frente antes, lo que quiere decir que es de cariño como a una hermana o algo así, ¿no? Demonios, esto del amor no es para mí. Tomo un hot cake y comienzo a comer.
– Esto esta delicioso. –digo con el bocado aun en la boca. Lorane ríe un poco.
– ¿Te gusta querida? Es una pequeña receta secreta que yo misma inventé.
– Pues espero que pueda preparar más de estos seguidos, porque son mágicos. –ella solo ríe un poco más y comienza a recoger la mesa de la isla. Tomo un trozo de tocino. Por dios, esto está aún más delicioso.
– ¿Está vez si te quedarás un poco más? –pregunta mientras continúa recogiendo, y creo notar un poco de esperanza en su voz.
– Si, bueno, al menos eso espero. A menos de que a Niall se le ocurra alguna cosa estúpida como para hacer que me vaya.
– Así es él. –suspira. –Tiene un carácter muy especial. Cuando sus padres tuvieron problemas y se separaron, el decidió poner una barrera de hierro frente a sus sentimientos y suele ser muy exigente y autoritario. –wow, todo por la separación de sus padres. De cierto modo lo comprendo.
– Sé lo que es eso de la separación de los padres. Me pasó lo mismo, pero yo decidí salir adelante para no depender de nadie, y sobre mis sentimientos encerrados en una cajita de hierro... bueno, eso fue causado por otra cosa, que espero no me vuelva a suceder.
– Tranquila, cariño. Desde que llegaste, veo en Niall una pequeña luz de esperanza. Tal vez puedas ayudarlo y devolver la confianza que perdió.
– ¿No tiene confianza? –pero confianza en sí mismo es lo que le sobra.
– No en otras personas. Es muy difícil que él trate de convivir mucho con otras personas que no sean cercanos a él. Con las únicas personas que lo he visto convivir mucho, son Louis y Harry, pero es porque son amigos desde que estaban en la primaria.
– Si, ya tuve el honor de conocer a Louis. Es un buen chico, aunque no lo he tratado mucho, al igual que a Harry.
– Son chicos muy buenos, siempre han ayudado Niall a no ir por un mal camino. Niall desde los dieciséis años ya se estaba yendo por el camino del alcohol y el tabaco, no quiero saber si de algo más. Trató de dejarlo con la ayuda de ellos, pero creo que el cigarrillo no lo dejó por completo porque a veces olvida los paquetillos de cigarrillo en los bolsillos de sus pantalones. –me dice con una sonrisita cómplice. Imagino a Niall escondiendo por todos lados cigarrillos para en caso de una emergencia. –Pero no le digas nada de lo que te he contado, estoy segura de que él te lo contará todo un día.
– No se preocupe por eso, Lorane, soy una caja fuerte. –le digo simulando cerrar un cierre en mi boca y arrojando la llave del candado lejos.
– ¡Estoy listo! Vámonos, nena. –dice Niall entrando a la cocina con el cabello aun húmedo, la camisa del uniforme a medio abrochar y su corbata desajustada mientras que en una de sus manos lleva su saco y su computadora.
– Bien, vamos, aunque no creo llegar a tiempo. –digo levantándome de uno de los bancos junto a la barra de desayuno.
– Nos vemos en la tarde, Lorene. –se despide Niall.
– Adiós chicos, vayan con cuidado.
– Adiós, Lorane.
– Yo me llevaré un par de estos. –dice Niall tomando el plato con hot cakes y algunas tiras de tocino. –Vamos.
Salimos de la cocina, paso por mi bolso a la sala de estar y salimos juntos de la casa. Entramos a la cochera y Niall toma las llaves de su Porsche. Entramos de prisa en el auto y me abrocho el cinturón. Ahora estoy lista, pero el auto no está encendido, luego veo a Niall que tiene un poco de problemas con el cinturón de seguridad.
– ¿Necesitas ayuda? –le pregunto casi riendo.
– Ahora que lo mencionas, si por favor. –me entrega el plato con el desayuno y arroja sus cosas al asiento trasero. ¿Por qué demonios se trajo el plato con el desayuno? Aunque lo agradezco porque aún tengo hambre. –Ahora sí. Vámonos, nena. –me guiña un ojo y salimos de la cochera tomando camino hacia la ciudad.
El camino se me hace demasiado largo, aunque Niall va conduciendo como si acabara de robar tres bancos, la corona de la reina y al Papa, todo a la vez.
– Horan, no importa que lleguemos un poco tarde. –digo aferrándome con una mano a la puerta y con la otra sosteniendo fuerte el plato con los hot cakes. Dios, por favor no quiero morir. Maneja como loco.
– No, no. Tratare de que lleguemos a tiempo. –dice con su mirada al frente. –Por todos los desayunos del mundo, muero de hambre. Pásame un hot cake, por favor, cariño.
– Horan, espera a que lleguemos a la universidad o estaciónate por aquí, no llegaremos a tiempo. – ¿Cómo demonios piensa conducir y comer al mismo tiempo? ¡¿Está loco?!
– No me detendré hasta llegar a la universidad. –me responde serio concentrado en el camino. -Pásame un hot cake. –definitivamente está loco.
– No seas testarudo. –de pronto se me ocurre algo. –Mira, tengo una idea. –no puedo creer que vaya a hacer esto. Tomo un hot cake y lo acerco a su boca. Él de inmediato da una gran mordida. Qué bárbaro, tiene una gran mandíbula.
– Gracias, cariño. Siempre soñé con que me dieras de comer en la boca. –me dice sonriendo.
– No te pases, Horan, o ya no seguirás comiendo. –lo amenazo. No puede tener una pequeña oportunidad porque rápido ya se quiere sobrepasar.
Luego de varios bocados de nuestro desayuno, quedar atrapados en el tráfico y casi atropellar a un ancianito mientras cantábamos Locked Out Of Heaven a todo pulmón, llegamos a la universidad, gracias a todos los santos, vivos, tarde como lo supuse, pero vivos.
– Vamos, estoy seguro de que aun te dejaran entrar. –me dice Niall mientras me lleva casi arrastrando de la mano por la entrada de la universidad.
– Horan, ya es demasiado tarde, te lo dije. Ya ni siquiera hay chicos afuera. –se detiene de golpe haciendo que choque levemente con él, y observa a su alrededor. Escucho como maldice por lo bajo mientras sigue viendo a todas partes como si fuera a aparecer algún hada madrina frente a nosotros. Me suelta la mano y suspira.
– Creí que llegaríamos a tiempo, soy un experto conduciendo. Estoy seguro de que si vamos a tu salón...
– No, Horan. Ya han pasado casi veinte minutos, no voy a entrar con un enorme retraso. –además de que no me gusta llamar la atención de todos, sería vergonzoso llegar a media clase. Me doy media vuelta y comienzo a caminar.
Fantástico, ¿ahora que hare casi una hora? No puedo creer que aún no pueda comprar un par de libros, ahorita podría irme a la cafetería y leer un rato.
– ¡Abby! ¡Espera! –escucho a Niall y un momento después lo siento a mi lado. – ¿A dónde vas, cariño? –me pregunta con su sonrisa seductora, patentada por él mismo.
– No lo sé. A la cafetería, supongo. –respondo sin parar de caminar. O tal vez vaya a la biblioteca, quizás pueda encontrar alguna novela inglesa interesante.
– ¿A la cafetería? ¿Y qué harás ahí?
– No lo sé, Horan. –respondo fastidiada por sus preguntas. ¿A él que le importa a donde vaya? – ¿Tu que harás?
– Como no tengo nada importante que hacer por el momento, creo que te daré el gran honor de tener mi increíble compañía.
– Genial, tú tampoco sabes que harás.
– Yo si lo sé, nena. Te acompañaré hasta que comience nuestra clase.
– Bien, vamos. –respondo a regañadientes, sé que si le digo que se vaya me ignorará y seguirá conmigo. Al menos ya no creo tanto que estar con él es de lo más horrible, aunque a veces es muy insoportable.
Comenzamos a caminar en silencio entre los edificios. Sin duda compraré un par de libros, y de hoy no tiene que pasar, al igual que la cámara. ¡La cámara! Tengo que decirle a Niall que necesito que me lleve a comprar una para mi clase de técnicas. Justo cuando abro la boca para decírselo, un gran ruido de choque de metales nos sobresalta.