Lyceth caminaba de un lado a otro en la sala. Sus pasos eran rápidos y su rostro serio con una mezcla de confusión. Damian estaba en el sofá bebiendo una taza de chocolate caliente. Observaba a su hermana dar sus vueltas por el mismo lugar. Helder estaba en la entrada de la cocina con Zack, quien despertó por el alboroto.
-Escucha, sé que es imposible de creer... Pero te digo la verdad.-rompe el silencio Damian.
-¿Por qué querías matarme?
-Lo de la última vez fue un error. Deberías darme las gracias. Yo done de mi sangre para salvar tu vida.-le da un sorbo a su chocolate caliente.
-Lo siento.-se detiene.-Necesito pensar las cosas.-sale de la casa.
-Te buscaste una mujer difícil Zack.-comenta Helder.
-Las "difíciles" son mejores que una fácil.
-Tu madre era igual. Tienes su carácter Zack.-lo mira con una sonrisa.
-Katya decía lo mismo.-mira el suelo al recordar a su hermana.
-Ella está bien. Alen la cuida como un arma.
-Si eso es estar bien, no me imagino que sería una tortura.
-Me refiero...
-Sé a que te refieres, gracias.-lo interrumpe y se va a dormir.
Damian se quedó en la sala. Incluso, durmió en el sofá. Cayó en un sueño pesado. Helder quiso entrar a ver las gemelas. Le dio un vistazo al área y entró a la habitación. Encontró a las pequeñas durmiendo, o eso creyó. Una estaba despierta, Bethany.
-Hola pequeña.-dice mientras jugaba con su mano.-¿Qué haces despierta?-la bebé se le queda mirando a los ojos y comienza a reírse.-Chistosa.-se ríe un poco.
La pequeña observó sus ojos y él los de ella. Helder pudo ver su pasado, cuando era feliz. Luego la bebé le mostró su propia felicidad. El hombre no pudo evitar sonreír. Esa pequeña comunicación acabó al entrar Lyceth.
-¿Helder?-cuestiona confundida.
-Solo quería ver si estaban bien.-responde.
-Gracias, por preocuparte.
-Después de todo son mis nietas ¿no?-ella asiente con una sonrisa.-Ojalá Zack fuese como tú.
-¿En que sentido?-pregunta mientras cargaba a Bethany para dormirla.
-Me brinde una oportunidad y vea que soy diferente.
-No es fácil Helder. Zack me contó su infancia y en realidad no eras el mejor. Pero, yo perdono porque sé que las personas pueden ser algo más. Algo mejor. El pasado es pasado. Tienes otro amanecer, otra oportunidad.
-Tienes sabiduría niña ¿eres ángel?
-Demongel.
-Ahora entiendo todo.-ríe un poco.
-¿Te mostró algo?-preguntó mientras colocaba la niña que recién se durmió.
-Mi felicidad pasada y la de ella.
-¿Quién es tu felicidad pasada?
-Mi familia.-sonríe de lado.
-Esas niñas, tienen algo especial.
-No lo dudaré. Fue un gusto charlar, iré a descansar.-se va de la habitación.
Lyceth busca un libro para entretener su mente. Leía y a la misma vez vigilaba a las pequeñas. Terminó el libro y buscó otro. La noche era muy larga para ella. Pocos minutos después, se fue en un profundo sueño.
"Ella es mía.
Decía una voz en eco. Todo estaba oscuro y frío. Lo único que se escuchaba eran aquellas palabras. La luz apareció y pude ver que estaba en una cama. Tenía mis brazos y pies amarrados.
-¿Hola?-dije agotada.
-Ella es mía.-se repetía.
-¿Ly?-a mi lado pude presenciar a mi hermano gemelo en un estado igual al mío.
-¿Cómo?
-Gemelos, posible conexión...-respondió en un tono obvio.
-Estúpido.-susurre.-¿Haz soñado cosas similares?
-No.-admite.
-¿Sabes quién es el o la loca que repite lo mismo?
-Ni idea. Acabo de aparecer aquí.
-¡Cállate!-grita una voz joven y masculina.-Lyceth.-aparece el chico que me acosa.
-¿Qué diablos? ¿Éste es tu amante? -pregunta Damian.
-Nunca.-respondí al mismo tiempo que el chico.
-Ui, perdón.
-¿Es necesario estar así? -le pregunté.
-No lo sé.-se acerca a mí con un cuchillo.-Podría matarte.-juega con el arma afilada.
Él hizo un movimiento y le enterró el cuchillo a Damian."
-¡Ly!-gritaba Damian desde el sofá.
-O por Dios.-dijo asombrada al ver la herida en su brazo.
-¿Qué mierda?-señala su brazo.
-Primero que nada, necesitas mejorar tu vocabulario.-crucé los brazos.
-Ayúdame.-se molesta.
-Te lo buscas por querer matarme aquella vez.-se sienta a su lado riendo.
-Lyceth...-hace puchero.
-¿Qué ocurre aquí?-pregunta Christian.
-El bebé se cortó. Durmió mal, por eso no tiene novia.
-Estúpida.-dice Damian pero con el movimiento de sus labios.
-Damian, vamos a curar tu brazo.-dice Christian.
-Bien.-responde y acompaña al vampiro.
Lyceth fue a la cocina y preparó un desayuno para todos. Tomó lo que sería para Zack y lo llevó a la habitación. Comenzó a moverlo de un lado a otro. Él abrió los ojos lentamente como si tuvieran mucho peso. Le sonrió y besó en los labios.
-¿Estás bien?-le pregunta a su chica.
-Te traje desayuno.-responde con una sonrisa de oreja a oreja.
-No tenías que...-ella coloca su dedo índice en sus labios.
-Si tenía y quería.-le quita el dedo.
-Ve a ducharte, mientras desayuno.-ella asiente y busca ropa.
Lyceth se bañaba relajada. Se vistió de unos jens, un suéter gris y se recogió el cabello en una coleta. Se sentó en la cama junto a Zack, quien terminaba de comer. Él terminó y dejó a un lado las cosas. Observó a Ly, que nadie pasara porque la puerta estaba abierta y se lanzó sobre ella. La besaba apasionadamente. Ella le seguía el juego.
-¡LYCETH TIENE AMANTE!-gritó Damian a todo pulmón.
Pasó por la habitación y regresó hacia atrás. Se quedó mirando la escena como un idiota.
-¡SEXO!-gritó ahora.
-¡DAMIAN EVERDEEN EVIL!-le dice ella.
-¿Eso es bueno?-pregunta en un tono bajo y Zack niega.-Creo que mejor me voy corriendo.-hace un estúpido paso de baile y Ly lo mira furiosa.
-Ya se fue.-dice Zack.
-No tengo amante.-Zack ríe.
-Lo sé.
-Mejor junto la puerta.-se levanta para dejarla cerrada.
-Mejor.-arquea una ceja mientras veía a Ly.
Ella se lanza sobre él y es quien comienza la guerra de lenguas. Rodea su cadera con sus pies y Zack ahora estaba sobre ella. Iban a continuar pero escucharon que tocaban la puerta. Ambos se miraron y decidieron dejarlo para otro momento. Zack fue a ducharse. Lyceth abrió la puerta y no vio a nadie. Tomó el plato y bajó a la cocina.
Lavaba los platos y Damian aparece.
-¿Tuvieron sexo?-pregunta y evita la risa.
-Maldito. Fuiste tú.-lo agarró por su cuello.
-La luna de miel lejos de menores de edad.-responde y sale del agarre.
-Eres un... Olvídalo. Sigue con tu fantasía.
-¿Puedo ver a mis sobrinas?-pregunta con una sonrisa de oreja a oreja.
Lyceth lo miró bastante seria. Cruzó los brazos y pensaba. Él continuaba rogando. No sabía que hacer...