Capítulo 30

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Varios meses pasaron desde que Lyceth decidió irse. Las pequeñas crecieron y tienen un aspecto de doce años. Su desarrollo fue tal y como Natasha explicó. Zack le enseñaba como transformarse, aún le costaba a Lyceth. Estaban afuera practicando.

-Ly, necesitas concentrarte.-decía Zack.

-Mamá aún no puede transformarse.-Bethany le comentó a su hermana y rieron.

-¿Cómo lo logran? Se ve sencillo pero no lo es.-se sienta en una roca.

-Primero.-Zack se sienta a su lado.-Necesitas concentración. Olvídate de que estamos a tu alrededor y escucha la naturaleza. Segundo, piensa en algo que te guste. Tercero, te dejas llevar. Es fácil.-sonríe de lado.

-Lo intento y no pasa. Tal vez no me puedo transformar.

-O no estás a tu tiempo. No todos lo logran hasta cierto tiempo e incluso edad.

-Tal vez no sirves para esto.-comenta Bethany.

-Beth.-la regaña su hermana.

-Déjala Brit, sé porque me trata de esta manera.-Ly se va caminando al bosque.

Bethany no tenía el mejor comportamiento con su madre por lo sucedido antes. Al no estar con Christian se sentía un poco vacía. Por eso Lyceth no hace nada al respecto. Lo ha intentado pero, nada cambia. La mujer caminaba en el bosque. De esta manera se relajaba e intentaba no arrepentirse de haber volvido a Alaska. De pronto, escuchó una rama romperse y se presentó Denaile.

-Hola Denaile.-saluda.

-Veo porque no llevas una sonrisa.

-No quiero cambiar el tiempo. Si estás pensando en eso.

-Es una solución de otras opciones.

-Debe vivir con eso.-se sienta bajo de un árbol.

-No Lyceth. En algún momento ella va a querer escaparse. Debes llevarla con Christian o invitarlo.

-No me gusta la idea de que él esté enamorado de ella.

-¿Por qué?

-Es una menor de edad y él tiene un par de siglos.

-Eso no importa. Si hay amor, debe fluir.-desaparece.

Lyceth vuelve a la casa. Entra y encuentra a las niñas jugando con Zack. Ella sonríe de lado, le gustaba verlos unidos. Llama a Bethany para hablar con ella. Ambas entraron a la habitación y la menor decide tomar asiento.

-¿Ahora qué?-pregunta en un tono amargo.

-¿Quieres ver a Christian?

El silencio se apoderó por un minuto y ella asintió.

-Hagamos un trato.-se arrodilla enfrente de ella.-Tú mejorarás tu comportamiento conmigo y yo te premio. Iremos de visita a ver nuestros amigos.

-Yo no quiero lastimarte.-la abraza con los ojos cristalizados.-Solo, que me afecta al no verlo por mucho tiempo.-suelta sollozos.-Mamá me duele el pecho en las noches.-Ly llora.-Mi intención es no demostrar lo mucho que me afecta. Por eso te hablo así, lo siento.

-Tus disculpas son aceptadas.-limpia sus lágrimas.-En parte, lo merezco. Tengo culpa por separarlos.-la niña sostiene el rostro de su madre.

-No es tu culpa, solo tuviste la reacción de cualquier madre.

-Gracias por comprender.-se abrazan.

Ambas salieron de la habitación de las gemelas. Fueron donde estaba Zack y Brithany. Lyceth le sonrió a su chico, diciéndole a través de esta que todo estaba bien. Dejó a los tres jugando en la sala para preparar la cena. Al terminar, dejó todo listo y fueron a la mesa a comer.

Culminaron, las niñas fueron a ducharse para luego dormir. La pareja les dio las buenas noches y fueron a su habitación. Ambos estaban acostados en la cama mirando una película.

-¿Puedes decirme que ocurrió con Bethany?-pregunta el lobo con una ceja arqueada.

-Una plática de chicas.

-Vamos, dime al menos de que trataba.

-Mejorar nuestra relación. Visitar a nuestros amigos...-sonríe.

-Interesante.

-Yo misma le estaba haciendo daño Zack. Me dijo que era tanto el dolor que le dolía su pecho. Eso destrozó mi alma por completo.

-Las cosas son así. El dolor deja de ser emocional y se convierte en físico.

-Luego me dijo que no tenía culpa.-lo miró a los ojos.

-No, no la tienes. Yo hubiera hecho lo mismo. Somos padres y nuestra reacción es esa.

-Zack.

-Lyceth.

-Extraño a Damian. Extraño a Jessie, a todos.

-Yo también. Pero no podemos viajar, la manada me necesita.

-Cierto ¿que tal si vamos el día después de mi cumpleaños?

-No es mala idea.-la besa.

Comenzaron a tener su guerra de lenguas. Zack besaba el cuello de Ly y esta lo empujó para quedar sobre él. Comenzó a pasar su dedo por el pecho de Zack. Continuó bajando hasta quitarle la camisa. Lyceth mordió su labio y él la empujó para quedar sobre ella.

Lo rodeó con sus pies en su cadera. Él rompió la camisa de su chica y le daba besos por su estómago. Ella le araña
la espalda y él continuaba en sus besos. Lyceth desabrochó aquel pantalón y se lo quita. Él hace lo mismo. Continuaron toda la noche hasta quedar por completo desnudos.

Era la mañana siguiente y Zack despertó para ir a darse un baño. Lyceth sintió el movimiento de la habitación, abrió los ojos. Se levanta y camina al baño donde estaba Zack. Ella lo espera afuera. Cuando el castaño salió Lyceth va y toma su baño. La chica sale vestida, se sienta junto a Zack.

-Eres increíble.-le comenta Zack.

-Tú también.-dice agotada.

-Mi espalda es una obra de arte.-le dice sonriendo.

-O no.-ella se levanta y le quita la camiseta.-O por Dios.-cubre su boca con su mano.-Zack, lo siento.

-No es nada.

-¿Acaso la viste? Es...

-Una obra de arte.-se levanta, le guiña el ojo y sale a ver si las niñas despertaron.

Lyceth estaba aún sorprendida. Luego salió y encontró a las niñas sentadas con Zack. Preparó un ligero desayuno, del cual todos disfrutaron. Zack se despidió para ir a hacer su trabajo en la manada.

-Niñas ¿quieren dar un paseo?

-¿Al lago?-pregunta Brithany y Lyceth asiente.

Las chicas fueron al lago a divertirse un poco. Al llegar, encontraron a alguien caminando por la orilla. Lyceth le dijo a las niñas que se quedaran donde estaban y salió a donde estaba el chico.

-¿Quién eres?-no respondió.-¿Eres mudo o algo así?-él voltea y se va caminado.-Te estoy hablando.-toca su hombro y él la empuja.

Lyceth se levanta y golpea al chico. Él le devolvió el golpe. El chico estaba muy lejos de Lyceth; así que lo dejó ir.

-Niñas no le digan a su padre de esto.-dice Lyceth volviendo con sus hijas.

-¿Hoy no podemos quedarnos?-preguntan ambas.

-No. Podría pasarles algo y eso es lo que no quiero. Volvamos a casa.-las niñas asienten.

Al estar en la casa, Lyceth limpio la sangre que tenía gracias al golpe. Las niñas jugaban en su habitación y ella pensaba quién era aquel misterioso chico.

Mi ProtectorWhere stories live. Discover now