Capítulo 40

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Lyceth despertó. Sonrió y observó su mano donde lucía el anillo. Se levantó de la cama con una de las sábanas para cubrir su cuerpo. Encontró todos los regalos en la silla y alrededor. Había una nota la cual indicaba que podía abrir cada uno de ellos.

Comenzó con el de Jessie. Este contenía tarjetas de tiendas para novias y una postal de felicitaciones. El regalo de Catherine tenía las invitaciones de boda, su fecha de boda era la próxima semana. El regalo de Christian era prestar su casa para la celebración. Brad se encargó en cuanto al sonido y conseguir la mejor orquesta. James y Marie el resto. Cada uno se encargó de los preparativos para la boda.

Todo el asunto de la boda estaba completo. Falta el vestuario y entregar las invitaciones. Lyceth no podía creer lo que sus amigos fueron capaz. Luego, recordó que aún faltaban regalos. Observó cuatro más pero, decidió abrirlos después de ducharse.

Al terminar y salir vestida, agarró uno de los regalos. Tenía el de Bethany, al abrirlo contenía una corona de rosas blancas. Abrió el de Brithany y contenía el ramo de rosas. Lyceth no pudo evitar sonreír ante los detalles. Optó abrir el de Sabrina el cual contenía el velo.

Comenzó a guardar todo lo que tenía que ver con su vestuario y lo escondió. Las tarjetas que le regaló Jessie las guardó en su bolso; al igual que las invitaciones. Al final, quedaba el regalo de su hermano gemelo. No estaba segura de lo podía contener. Abrió el regalo con tranquilidad hasta que vio ropa interior atractiva. Ella salió de la habitación y encontró a Damian afuera. Él comenzó a caminar hacia atrás lentamente.

-¿Cómo se te ocurre regalarme esto?-le muestra la ropa.

-Todos querían darte algo para tu boda y yo pensé en su luna de miel. Así te hacen otro hijo, pero más tranquilo que las gemelas.

-¡Damian!

-Se agradecida. Al menos Zack la va a pasar increíble.-comienza a reírse.

-Quisiera extrangular tu cuello y matarte, pero tienes una vida por delante.

-Gracias, al menos eres conciderada.

-Muerete Damian.-dice entrando a la casa.

Regresó a la habitación y guardó el regalo de su hermano. Luego iba a salir pero unos brazos lo impidieron. La tomaron por la cintura y besaron.

-Buenos días.-dice Zack.

-Buenos días.-responde con una sonrisa.

-¿Lista para la próxima semana?

-Realmente no podías esperar.

-Tú tampoco puedes esperar.

-Eso es trampa.-se queja.

-Es tu regalo de cumpleaños de mi parte.

-El regalo de todos fue preparar la boda.

-Quisieron unirse a mi idea.

-Damian está loco.

-¿Qué te regaló?

-Algo inapropiado para mí.

-¿Dónde está el regalo?-preguntó mientras buscaba con la mirada el regalo.

-Debo buscarlo...-fue a buscarlo y sacó una de las ropa interior.-Esto.-le muestra.

-¿Inapropiado dices?-pregunta con un rostro pervertido.

-Zack.-le arrebata la ropa interior.-No me verás usando esto. Jamás.-guarda el regalo de nuevo.

-¿Por qué?

-Ya lo dije. Es inapropiado para mí y es mejor que te vallas a duchar.-lo empuja hasta el baño.

Lyceth salió de su habitación y encontró a Jessie con las gemelas. Ellas estaban en el pasillo dialogando.

-Ly, hoy iremos a comprar el vestido.-dice Jessie emocionada.

-¿No podemos ir mañana? La boda es la semana próxima.

-Exacto. Esa es la razón por la cual no podemos esperar al siguiente día. Además, tenemos que repartir invitaciones y debes practicar.-responde con los brazos cruzados.

-Está bien, vamos.

-Excelente ¿tienes todo en tu bolso?-pregunta ya en el auto.

-Sí.

-Como podrás observar, el jurado serán tus hijas. Te ayudarán a elegir el vestido perfecto.-comenta mientras conducía.

-Tienen gustos muy distintos Jessie. Estaremos toda la tarde en las tiendas

-Esa es la idea. Al final de todo, ellas tienen algún gusto en común.

Llegaron a la primera tienda y la búsqueda comenzó. Ninguno de los vestidos les parecía "perfecto". Optaron por ir a la próxima tienda y fue un dolor de cabeza. Las gemelas les gustaba distintos vestidos. Jessie decidió buscar otra tienda y Lyceth ya se estaba probando el último vestido.

-¿Cómo te sientes con ese vestido Ly?-preguntó Jessie afuera del vestidor.

-Creo que es el indicado.-dice luego de un suspiro.

-¿Por qué no sales? Queremos verte.

-Salgo enseguida.

Al salir para que Jessie y las gemelas la vieran, todas quedaron sorprendidas. El vestido era estilo princesa con escote de corazón. Toda la parte baja del vestido era con brillo. El escote simplemente era blanco. A todas les gustaba el vestido.

-¿Te llevarás este mamá?-preguntó Brithany.

-Sí.-responde feliz.

-Le diré a la empleada.-dice Jessie.

Lyceth regresó a los vestidores y se quitó el vestido. No podía esperar el día de su boda y volver a colocarse el vestido. Después, salió a llevar el vestido. Salieron de la tienda y regresaron a la casa. Al llegar se dieron cuenta que era tarde. Prácticamente tardaron toda la tarde.

Jessie se encargó de alimentar a las gemelas y Lyceth cenó en su habitación. Luego Zack entró sonriendo. Tomó el plato sucio y lo regresó a la cocina. Él volvió a la habitación y Lyceth no estaba. Zack arqueo una ceja, para su sorpresa la demongel lo asustó.

-No vuelvas a hacer eso.-dice riendo.

-Lástima.-hace como si no importara.

-¿Estás traviesa?

-No. Estoy nerviosa y la mejor manera para tranquilizarme es molestando a la personita que me ama.-toca la punta de la nariz de Zack y busca ropa para ducharse.

-No se vale.-se sienta en la cama.

-Sí, sí se vale.-va a ducharse.

En cuanto culminó, Zack era el próximo. Mientras ella lo esperaba se quedó profundamente dormida.

"Caminaba directo al altar. Veía a todos emocionados e incluso, sentía mi corazón querer salir de mi pecho. Al estar cerca de Zack, noté que su costado estaba sangrando. Solté el ramo de rosas y comencé a hacer el intento de detener el sangrado. Me arrodillé para tener su cuerpo recostado en el suelo.

Al observar detrás de mí, vi como el resto peleaba con miembros de SANGRIENTO y Alen les cortaba la cabeza a las gemelas. Regresé la mirada a Zack, quien ya había muerto entre mis brazos. Me levanté del suelo y al voltear hacia atrás, Tristan me golpeó. De inmediato tomé el ramo de rosas y se lo enterré en lo profundo de su corazón. Al final, mi vestido estaba pintado por la sangre. Todo el lugar estaba cubierto por sangre. Luego sentí que Zack susurró en mi oído "es tu culpa".

Me volteé y todos los que murieron me señalaban. Repetían que era mi culpa una y otra vez."




Mi ProtectorWhere stories live. Discover now