Capítulo 2

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Lyceth se encontraba sobre el tejado de su casa. Sentada observando las montañas, se preguntaba si el chico misterioso estaba bien. Bajó la cabeza y ésta quedó sostenida por sus rodillas. Apenas era lunes, faltaba demasiado para el encuentro "inesperado". Un par de lágrimas escaparon, pensaba que tal vez nunca lo vería. Tenía expectativas negativas y no quería imaginarse continuar viviendo aislada de la sociedad. Secó sus lágrimas y con cuidado, bajó del techo.

Casi caía, pero unas manos sujetaron su cadera. Ella se asustó un poco y al estar fuera del agarre se volteó. Miró a un chico guapo de cabello castaño y ojos azules. Él le sonrió y ella no reaccionó. Lyceth miraba sus ojos atentamente.

-Hola.-le dice y ella reconoce la voz.

-Tú, eras quien hablaba conmigo anoche.

-No lo negaré.-mira sus labios.

-Debo irme.-señala la puerta de la casa a sus espaldas.

-Sé que pensabas en mí.

-No.-negó molesta.-Pensaba en otra persona, la cual veré en unos días.-cruza sus brazos.

-Tus ojos no me mienten, Lyceth.

Ella lo observó confundida. Sus manos ahora estaban en los bolsillos de su pantalón. Su pie lo movía de adelante hacia atrás. Miró sus ojos y él los de ella. Por unos segundos y el chico se percató de un pequeño detalle.

-¿Qué sucede?-regunta Lyceth.

-Nada, solo que no me he presentado.

-Está bien.-le responde con una ceja arqueada.

-Mi nombre es Zack.-siente un movimiento entre los arbustos y se mueve un poco.

-¿Zack?-toca su hombro.

-Debo irme, Lyceth, mañana volveré a hablar contigo.-se va hacia el bosque.

Lyceth suspira y corre para perseguirlo. Le quería preguntar acerca de los ojos. ¿En qué rayos tenían que ver sus ojos con lo que pensó? Resbaló por un musgo y cayó de espaldas. Observó su mano, la misma estaba rasgada y comenzaba a sangrar.

Observó su rodilla y el pantalón estaba rasgado, con un poco de sangre. Lyceth sintió un movimiento y comenzó a preocuparse. Una chica, de cabello negro, ojos rojos y piel pálida se le acercó. Ella viste un vestido rojo con una capa blanca. La chica tocó su rodilla y su mano se quemó. Lyceth se sorprendió e intentó moverse. La chica se quejaba del dolor y Ly se fue a correr.

Llegó a la pequeña pradera de flores púrpuras. Caminó entre las flores y todas se marchitaron al caerle sangre de Lyceth. Ella no se dio cuenta y se sentó en la piedra del medio. Estaba sudando por la fatiga, comenzaba a tomar aire una y otra vez. El sudor caía y resbalaba por su pierna, hasta llegar a la rodilla. La misma se curó y Lyceth se sorprendió. Con su mano rasgada, toca la frente llena de sudor y la mano se curó.

Arqueó una ceja y pensaba un millón de veces como el sudor cura una herida. Ella nunca recibió educación por una escuela, pero cuando pequeña, le dejaron libros para que aumentara la sabiduría. Sabía perfectamente que el sudor es salado y no contiene lo necesario para sanar una herida. Pensó en la chica pelinegra, ella se quemó al tocar su sangre. Observó hacia atrás y las flores marchitas rompieron su corazón. Se levantó de la roca y una de las flores muertas volvió a crecer. Caminó hacia adelante y el resto floreció. Ly sonrió y a la vez pensó que era otro sueño.

La chica de la capa blanca estaba detrás de ella. Se trepó al tope de un árbol y saltó sobre Lyceth. La indefensa humana comenzó a golpear su rostro. Lyceth se enojó y con sus uñas, le rasgó la cara a la chica pálida. Le había enterrado sus uñas hasta sacarle piel y la sangre de la pelinegra, le caía en el rostro. La vampiro sanó rápido y golpeó a Ly. Un lobo color azabache y ojos grises salta sobre la vampiro. Ambos luchaban entre sí, mientras Lyceth estaba inconsciente.

-Maldito perro.-dijo la vampiro huyendo.

El lobo se acerca a Ly y le lame su rostro. La chica no despierta, y el animal estaba preocupado. Se quedó con ella toda la tarde, incluso mientras el sol se escondía. Un chico poco pálido de cabello castaño y ojos verdes se presenta. Toma a Lyceth en sus brazos y la lleva a su casa. El lobo continuó su camino.

-Lyceth, despierta.-rogaba el vampiro.

La chica abre los ojos y el vampiro se marcha al instante. Ella observó si había alguien en su habitación, pero estaba sola. Pensó que era una alucinación, por el golpe. Lo único, es que sabe que ella no es normal. Su sangre es como el mismo fuego y el sudor como una cura. A pesar de su condición para respirar, tenía a cambio un don. Bueno, eso es lo que ella pensaba.

No comió en toda la noche, el ataque de la pelinegra le quitó el apetito. No sonreía, su extraño "don" la tenía preocupada. Ni tan solo pensaba en el encuentro "inesperado". Quería una respuesta para todo, en el mismo instante. La vida no puede regalarte respuestas, era lo que bloqueaba sus pensamientos. Para despejar su mente, se acostó sobre su cama y cerró los ojos.

"...Desperté, sentía dolor en mis huesos. Me senté, ya que estaba acostada en las hojas secas. En frente de mí, la misma mujer que vi anteriormente estaba sonriendo. Estaba un poco asustada por su mirada. Podría querer matarme.

-Hola, Lyceth.-la mujer castaña habla.

-¿Qué quieres de mí? En todos mis sueños apareces tú, al fin puedo verte y hablar contigo. Gracias a ti, mis sueños son pesadillas.

-Eres de mi sangre y por eso podemos comunicarnos. Yo soy Denaile, tu abuela.

-Eres muy joven para ser mi abuela.

-Morí joven y así quedaré para siempre. Mi alma está inquieta y debes saber muchas cosas. Te han "protegido" con mentiras. Este mundo, no es el que crees. Si deseas saber más, duerme y te estaré esperando..."

"Si deseas saber más, te estaré esperando". Ly despertó al día siguiente en la madrugada, con esas palabras en su mente. Tiene muchas dudas al respecto. Se pregunta: "¿En que mundo estoy viviendo?". Camina hacia la puerta y se encontró a...

-¿Qué haces aquí?-preguntó.

Mi ProtectorTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang