— Aghhh...
Las lágrimas mojaban las manos arañadas de Venessa.
Observaba atentamente como el rostro de su hermana mayor se contraía por la desesperación.
Su maquillaje se había estropeado después de que el plan para matar a los duques Green se completó, tras recibir las noticias de que tanto el muchacho como otros treinta soldados habían sobrevivido.
— ¡¿Por qué estaba ese niño ahí?!
Solen había perdido el control cuando supo que el chico casi había muerto.
—¡No se supone que él muera aún!
Venessa la escuchaba sentada rectamente en una silla.
La mujer se paseaba de un lado a otro arrojando piezas decorativas por todas partes hasta que se detuvo en un rincón.
— ¡Se supone que sufra! ¡Así hubiera sido más fácil engañarlo!
Mordió una de sus uñas y giró su cuerpo hacia el muchacho que permanecía arrodillado en el suelo.
Solen se había ensañado castigando al chico cuando le llevó las noticias con cinco días de retraso.
Durante los últimos años, habían comenzado a reunir a algunas personas para que hicieran el trabajo sucio por ellas. No fue difícil por los contactos que aún tenían en el bajo mundo.
La tarea de reclutar, por su puesto, se la llevo Venessa, quien llamó la atención de algunos sucios mercenarios, con grandes sumas de dinero.
El oro prometido jamás existió. Su hermana mayor prácticamente había vaciado las arcas del Conde Lynch, pero eso no lo sabían los hombres reclutados.
Para lograr tenerlos de su parte, Solen realizó una pequeña celebración y envenenó con Luminius a los asistentes. Les obligó a mostrar sus poderes y escogió a los que más podrían ayudar en su plan.
De las diez personas que llegaron a la mansión del Conde esperando obtener riqueza. Solo tres fueron seleccionados y los demás fueron sacrificados, no podían permitir que la información se filtrara.
Una jovencita que podía manipular la tierra, un muchacho que creaba barreras antimagia usando su propia sangre y un pequeño niño mudo que usaba la telepatía para comunicarse.
El plan no era complicado. Encerrarían a las personas dentro de la barrera antimagica y los aplastarían hasta la muerte. Transportar las rocas no fue difícil. La mayoría de los magos podían generar portales y mover objetos a través de ellos. Era un movimiento básico, casi tan fácil como respirar, aunque su utilización solía emplear mucho mana, por ello, necesitaban estar en el mismo lugar en que ocurrirían los eventos y por esta razón, era necesario el chico mudo.
Originalmente, esperaban que el pequeño Duque se derrumbara tras la muerte de sus padres. De esa manera, abrirían una brecha para que Venessa tomara el puesto de Duquesa y obtener un título noble más elevado.
— ¡Tenemos al dios! ¡Tenemos a la chica! ¡Solo había que lastimarlo lo suficiente para que la enfermedad lo volviera débil y terminara de consumirlo!
La mujer vociferaba mientras pateaba al muchacho agonizante en el suelo.
Como su poder dependía de la sangre, su cuerpo llegó fácilmente al limite al crear la bóveda que impedía que las víctimas llamaran a sus espíritus.
Las cosas comenzaron a salir mal cuando el chico de la barrera perdió el conocimiento. Cuando la bóveda desapareció de repente, la muchacha se sorprendió tanto que perdió el control de las rocas que estaban transportando por el portal y termino bajo ellas. Entonces el contacto con ambos desaparecio.
— ¡Estúpidos magos!
La mujer gritó con furia.
— ¡Se hacen llamar magos, pero no son más que simples Chamanes!
Tomó una gran jarra de cerámica y la arrojo contra el cuerpo del muchacho.
— ¿¡Que hay de grandioso en compartir tu cuerpo con un espíritu!? ¡Nosotros somos los que merecemos toda la gloria!
Comenzó a lanzar palabras sin sentido, golpeando sin cesar a aquel chico moribundo.
— ¡Ustedes... casi matan al niño cuervo!
Ella lo reprendió de nuevo. Un hilo rojo de sangre bajo por su boca y el cuerpo del joven sucumbió.
Solen notó su muerte y se detuvo. Limpió su sudor con la manga de su lujoso vestido verde mientras jadeaba y gritaba enfurecida.
— ¡Malditos inútiles!
Su rostro, que estaba deformado por la ira, miraba fijamente el cadáver a sus pies.
— Tú...
Ella volteó a mirarla.
— ¡Todo es tu culpa!
Se acercó a Venessa dando grandes zancadas.
— ¡Tendrás que encontrar la forma de engañar al chico!
Sintió la saliva de su hermana pegarse en su rostro.
— ¡No necesitaríamos hacerlo si no fueras una incompetente!
'Paff'
Su mejilla ardió cuando la mujer que berreaba frente a ella golpeo su rostro.
Solen estaba totalmente fuera de sí. Tanto, que no notó que la respiración de la chica había comenzado a agitarse cuando comenzó a descargar su ira en contra de ella.
Tampoco se había percatado de que su hermana menor, ya no tenía la apariencia de una chiquilla, ni de como apretaba sus manos con tanta fuerza que se había hecho daño con sus propias uñas, en un intento por contenerse.
La menor de los "Devora Dioses" no pudo seguir reteniendo su furia por más tiempo y con un movimiento rápido de su mano logró sacar un grueso cinturón de cuero de uno de los bolsillos de su delantal.
Tomó el objeto entre sus dedos con fuerza y lo enrolló en la mano de su hermana mayor que permanecía apuntándola con sus feos dedos mientras seguía escupiéndole palabras venenosas.
Dio una vuelta velozmente y giró el brazo de la chica hacia su espalda en un ángulo anormal.
'Crack'
— ¡AHH!
Sintió el tirón que indicaba que se había dislocado el hombro derecho y sonrió.
Hace bastante tiempo que llevaba imaginando ese momento.
En sus fantasías, conseguía retener a la mujer y hacerla suplicar mientras la torturaba una y otra vez hasta la muerte. Entonces, había decidido guardar distintos utensilios que podrían ayudarla cuando perdiera la paciencia ante los insultos de Solen.
Cuando la chica gritó adolorida, usó su mano libre para sacar un par de tijeras de metal y las clavó con fuerza en el hombro sano que le quedaba.
El dolor hizo que Solen se cayera de rodillas en el suelo.
Dio la vuelta para mirarla de frente y observó como intentaba alzar una de sus temblorosas manos para alcanzar las tijeras.
— Hmm.
Una risita extraña salió de los labios de Venessa, quien dio un paso adelante y agarró el cuello de la chica con sus dos manos.
— Te equivocas hermana...
Susurró en el oído de la mujer. Sus ojos abiertos como platos.
Retrocedió un poco para mirarla a la cara mientras comenzaba a apretar los dedos alrededor de su cuello.
Los dedos temblorosos de Solen intentaron soltar el agarre de las manos de su hermana, arañándola desesperadamente.
Venessa observó como la piel de la chica comenzaba a cambiar de color y un rio de lágrimas empezaba a caer por sus mejillas.
— Argghhh.
Su hermana movía la boca como intentando decirle algo, pero a ella no le importó y apretó aún más su agarre.
—... La chica está libre... Pronto el niño sabrá quien es el dios y tu plan estará arruinado...
El rostro de Solen parecía aterrado.
— Pero... No es el último de los Green. Haré que el chico se case conmigo de una u otra forma y con el tiempo, tomaré el puesto de Emperatriz, tal y como mi hermano había planeado.
Una sonrisa siniestra se dibujó en sus labios.
— Lamentablemente... No estarás aquí para ver como el imperio cae.
Esperó a que el cuerpo de la mujer dejara de convulsionar antes de arrojarla al suelo.
— Y... Aún está el príncipe heredero, ¿sabes?
'Clank'
El ruido metalico resonó en sus oídos mientras salía de la habitación.
— Solo quedo yo.