El destino de una princesa

By NicoleSLHerrera

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Eleonor vivía una vida común hasta que un accidente de tránsito cambiaría todo. Cuando despierta ya nada es l... More

Antes de empezar...
Capítulo 0
Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Feliz navidad
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capitulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Notita de mí para ustedes❤
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Notita✨
Capítulo 79

Capítulo 41

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By NicoleSLHerrera

- Que entren.

El caballero asintió, y como la vez anterior, las personas empezaron a ingresar, aunque la deferencia se trataba en que variaba entre mujeres, hombres y niños; la última en aparecer por la puerta era la vizcondesa Lenner.

Sus pasos eran más lentos y temblorosos que los demás, la sangre seca se esparcía entre su ropa y las partes visibles de su piel. Los pies tenían ampollas y estaban llenos de suciedad. En tan poco tiempo la vivacidad y belleza de la que solía presumir le fue arrebatada, casi parecía que había estado encerrada por años, cuando solo habían sido unos días. El brillo en su cabello había desaparecido dejándolo opaco y reseco, además de que se veía grasoso; la falta de maquillaje le impidió cubrir una marca de nacimiento rojiza en la mejilla derecha, una imperfección que jamás había visto otra persona más que sus padres y la matrona que la vió nacer. Los ojos llenos de ojeras le daban un aspecto un tanto tétrico, al parecer no había dormido bien, tal vez por el arrepentimiento o la incomodidad al acostarse en un suelo lleno de alimañas, lo que fuera, la había agotado hasta lo más profundo.

Desde lejos sus padres la observaban, aún no podían creer que su pequeña estuviera en esa situación, ellos siempre la cuidaron y la criaron rodeada de amor, no entendían como la joven que siempre les sonreía con amabilidad se hubiese convertido en una maltratadora de niños. Así no era su hija, ella jamás había hecho cosas tan crueles, y aunque querían abogar por Anette, era imposible después de la orden del emperador, también tenían otros hijos que cuidar, no podían arriesgar su pellejo, los hermanos de la vizcondesa aún eran demasiado pequeños como para valerse por sí mismos.

No podían ayudar a su hija de ningún modo, estaban atados de manos, en el momento en que pidieran su bienestar, todo les sería arrancado, quien sabe si Kay se atrevería a matar al resto de su descendencia. Con lo enojado que estaba por estos asuntos, es posible que si se atrevería a hacerlo.

Los cómplices de aquellos que ya habían perecido, fueron juzgados de varias maneras dependiendo de la cantidad de cosas que sabían y lo mucho o poco que estuviesen involucrados. Algunos fueron enviados al exilio junto con lo que quedara de familia, otros tuvieron como sentencia varios años de cárcel, y los restantes, al igual que los líderes fallecidos, tenían que pasar por el mismo destino.

Y después de varias horas, llegó el turno de la mujer por la que empezó todo.

- Anette Lenner, levanta la cabeza para recibir tu sentencia - dijó Kay autoritario.

La mencionada hizo lo que se le pidió y observó al hombre que tenía la decisión de su vida sobre sus manos.

- ¿Tienes algo que decir antes de ser condenada?

La mujer casi sonrió de lado, no había forma de salir de esa, había acabado justo como imagino, solo que fue demasiado pronto.

- Me gustaría hacer una última petición.

- ¿Y es?

- Ver a la princesa Fiama.

El entrecejo del emperador se frunció al escuchar esto, no había manera de que cumpliera algo así, esa mujer no tenía nada que decirle a su hija.

- No es posible, la princesa esta ocupada, si eso es todo. Yo-...

- Según supe... - a la mujer le dió igual interrumpir al pelinegro, de todas maneras estaba muerta - Fue nuestra joven princesa la que impulsó este movimiento para acabar con nosotros los criminales. Lo correcto sería que ella estuviera aquí.

Anette había sido demasiado ingenua, pero no era tonta, los rumores se habían esparcido inclusive hasta la prisión, los guardias hablaban de como planteó la idea de acabar con los traidores del imperio. La mayoría de los nobles ya debería de haberse dado cuenta de lo que el emperador buscaba, incrementar el estatus de la princesa.

Algunos de los presentes asintieron de acuerdo con las palabras de la mujer, aunque nadie se atrevió a decir algo en voz alta.

- La princesa no tiene que asistir al juicio de asquerosa basura como ustedes.

- No hay nada que pueda hacerle a la princesa, majestad. ¿A qué le tiene miedo? - lo desafió sin temor alguno.

Los dedos de Kay apretaron el reposabrazos del trono, si aplicaba un poco más de fuerza terminaría por romperlo.

- Mujer, no tientes a tu suerte.

- No lo hago.

La ira del pelinegro empezó a hacerse presente, odiaba que ella se atreviera a desafiarlo de esa manera y frente a tantas personas. Estaba por levantarse, hasta que llegó un anuncio importante.

- ¡Fiama Adelyn de la Croix, princesa de Intravella, hija del emperador Kay Lot de la Croix, hace presencia!

El anuncio del vocero llegó y los presentes no tardaron en mirar a la niña de cabellos rojizos. Igual que la noche del festival, la pequeña entraba con un aporte impresionante. Una de las formas más correctas de definir a la niña era como: Digna de la realeza.

Los reporteros no tardaron en sacar fotos, el día del festival ninguno pudo ir. Y los plebeyos sólo sabían de ella por los rumores, nadie del pueblo la había visto todavía y esto sería una gran bomba.

La recién llegada caminó con tranquilidad para llegar con el emperador, quien no tardó en reprocharle con los ojos su intrusión, claro que ella desvió los ojos y mostró una mirada desinteresada, tal y como él solía hacer. Kay suspiró desde su lugar, no había manera de que supiera cómo iba a actuar la pelirroja, ella tomaba sus propias decisiones sin miedo alguno a las represalias.

Le reverenció con elegancia y los presentes jadearon ante la visión de tal acto, su postura era demasiado buena para alguien de su edad.

- Saludo a su majestad. Que el sol y la luna siempre iluminen el camino del maestro del imperio. Bendiciones al emperador de Intravella. - la pequeña declaró con claridad.

Kay hizo un gesto breve para que se pusiera en pie, no le gustaba que ella fuera demasiado formal con su persona.

- ¿Qué haces aquí? No te he mandado a llamar.

- Lo sé, y me disculpo por mi ruda entrada, su majestad - la niña cerró los ojos con algo de fuerza, como si de verdad creyera lo que estaba diciendo - Se me informó que el juicio de la vizcondesa se estaba llevando a cabo - esta vez dirigió los ojos hacia esa mujer que la analizaba con seriedad - Antes de entrar escuche que esta mujer pidió por mi presencia, y aunque sea una acusada, creí correcto venir.

El pelinegro apenas y dejó caer su mirada en otro lugar, odiaba que ella estuviera allí y viera a esas personas. ¿No se cansaba de ver lo peor del mundo?

- Estoy aquí, vizcondesa... puede hablar.

La mujer no demoró en reír, las carcajadas salían desde lo más profundo, como si le hubieran contado el mejor chiste del mundo, parecía realmente divertida, si no fuera por la situación, muchos se le habrían unido en risas.

- Me sorprende lo educada e inteligente que es la princesa. Se convertirá en una gran joya para el imperio - le alabó llena de sorna, no importaba lo bonitas que eran las palabras sino la ira que se disfrazaba tras ellas - Una chiquilla como usted... una niñita... - los niveles de su voz bajaron y la tonalidad cambió por una más grave - Una mocosa estupida logró destruirme...

Fiama no dió la razón, sin duda no habría podido hacer mucho si no hubiese sido por Kay, hablando de una manera política. La pelirroja conoce su magia, podía deshacerse de esa gente, pero protegerla por atacar a un noble de la nada habría sido muy difícil, además, no quería que se supiera de su magia, que aún era muy mal vista por la gente y eso solo haría que su lucha por sobrevivir fuera más difícil. En cambio, Kay quien tenía algunas restricciones, aún podía hacer lo que quisiera mientras fuera conveniente para el pueblo.

Por otro lado, la vizcondesa casi se le salían lo ojos de el enojo contenido.

- Estupida, perra asquerosa - está vez conectó sus ojos con los de la niña.

Kay se levantó de inmediato, dispuesto a cerrar la boca de esa mujer, podían decir lo que sea de él, pero no de Fiama, eso no lo iba a permitir, se detuvo al ver la mano levantada de la niña en señal de espera. A ella no le afectaban ni un poco los insultos tan comunes que usaba aquella mujer.

- Maldita... hija de puta - escupió con asco - Yo, te maldigo. Te maldigo - el odio era palpable.

Al oír esto, los ojos de Kay se volvieron de ese  rojo profundo y frío que causaba escalofríos. Se acercó a pasos tan rápidos que la gente no supo que sucedía hasta que lo vieron varios pasos al frente, sosteniendo a la mujer del cuello con una sola mano y asfixiadola sin mostrar esfuerzo alguno.

Fiama se apresuró en ir con el emperador, ella apenas lo tomaba de la ropa buscando que se detuviera.

- No lo haga, su majestad. Esta mujer debe pagar por lo que ha hecho de forma correcta, ¿no ve que quiere librarse del castigo con la muerte? Solo lo está provocando, por favor, no caiga ante esas palabras inútiles.

Al observarla mejor, se dió cuenta de que lo que decía Fiama tenía sentido, si la dejaba ir tan fácil no lograría nada.

La dejo caer en el suelo, y ella tomaba grandes bocanadas de aire entre tos y quejidos. En sus ojos se acumularon un par de lágrimas, y apenas observó a la pareja de padre e hija con rencor.

- Seras castigada con veinte latigazos a la semana, estarás encerrada en lo más profundo de la prisión y la única compañía que tendrás será la de las ratas - habló algo agitado y mirándola desde arriba - Podrás salir dentro de treinta años y solo si el hijo al que torturaste te lo permite - y esto solo era otro castigo, aunque Luah llegara a perdonarla por todo el daño causado, no había manera de que la dejara salir de un calabozo - Las personas que se comportan como bestias se deben tratar como bestias.

Luego de aquella escena, todos abandonaron el lugar, entre el público se pudieron escuchar algunos aplausos por tal resolución, y el lamento de los padres de la vizcondesa. Fiama no pudo evitar sentir lástima por ellos, sin duda se veían como personas amables, el problema no eran ellos, era su hija.

Kay no tardó en llevar a la princesa a su despacho, en su semblante se notaba la insatisfacción, es claro que no estaba contento por el actuar de la niña.

Una vez dentro se sentó en el sillón y esperó a que ella lo imitara, cosa que hizo casi de inmediato.

- ¿Como supiste que se estaba llevando a cabo el juicio? Ordene específicamente que no se te fuera informado - el hombre esperaba evitar una escena como la vivida minutos atrás, y aún así, todo salió al revés.

- Por Benjamín - respondió sincera, no tenía miedo de ocultar nada - Así como Mikhe le sirve a su majestad, Benjamín me sirve a mi. Como el asistió al "evento", le pedí que me diera un reporte de todo lo que estaba pasando con la habilidad que comparte con su hermana.

El pelinegro se dejó caer hacia atrás luego de ir aquella respuesta, ni siquiera se atrevía a mentirle, que es lo que haría un niño; su hija sin duda no era normal, aún así, no se atrevía a reprenderla, ni a ella ni a sus caballeros. Para eso los dejó bajo el cuidado de la niña, para que siguieran cualquier orden sin rechistar.

- Eres demasiado lista - murmuró mirando el techo.

- Así es - concordó Fiama con una leve sonrisa, no podía negar que de vez en cuando, escuchar halagos como esos le gustaban.

- Pero no te expongas tanto, aún eres muy joven... por favor.

Fue su turno para suspirar, eso era cierto, por más que debiera dejar clara su posición, no había duda que un pequeño error podía llevarla a la muerte.

- Esta bien, seré más cuidadosa de ahora en adelante.

***

- Viniste.

La sonrisa brillante, la expresión llena de felicidad y los ojos plateados fue lo primero que la recibió.

- Dije que lo haría - respondió ella con una suave sonrisa y con algo de gracia que aumento aún más su belleza.

Una vez más, al mirarla, el joven no pudo evitar compararla con la perfección, de hecho, ella era la personificación de esa palabra. Siempre dulce y amable, paciente y por lo general, calmada.

- ¿Como esta todo? - preguntó de inmediato, ya habían pasado varios meses en ese mundo desde su última visita, al notar que sus ojos cambiaron de dirección se preguntó si algo malo había sucedido - ¿Ethani?

- Aún hay unos pocos ataques hacia los dioses más jóvenes e inexpertos - murmuró algo decepcionado, no podía ni empezar a describir lo decepcionado que se sentía de su propia raza, algunos de los humanos parecían no darse cuenta del daño que estaban causando, aún así se calmó al pensar que ya habían podido parar a varios de los ignorantes - Crear la tribu fue una buena idea, desde que nos repartimos en las áreas de este continente, y de ShecsaDarr, hemos frenado y detenido a varios de los atacantes.

- Eso es bueno - respondió ella mirando hacia al frente, no le gustaba que los humanos pelearan entre sí, pero era bueno que tomasen la iniciativa de cuidar a aquellos seres que mantenían el equilibrio en el mundo.

Siguieron adentrándose en el bosque, ella delineó el rostro del joven, y sonrió. Casi en un parpadeo, aquel tierno niño que había conocido en ese terrible incidente, ahora era un hombre, aún le faltaba crecer, pero había sido demasiado rápido, al menos para ella. Con la cantidad de años que había vivido Ignis, los diecinueve años de Ethani eran tan poco tiempo, que había aprendido a apreciar más la vida de este humano.

- Escuche de Leigha que le diste un nombre a la tribu.

- Así es.

La mujer sonrió intrigada - ¿Escogiste una palabra al azar o decidiste usar algo más significativo?

Los ojos plateados de Ethani la observaron fijo, sus manos se rozaron debido a la cercanía que tenían al caminar tan cerca, y ese pequeño toque, causo cierto nerviosismo y un sentimiento extraño en el pecho.

Aveces le ocurría, cuando él empezó a tomar la forma de un humano mayor; cuando lo miraba, el corazón golpeaba con fuerza y podía sentir que la sangre corría a sus mejillas, se preguntaba el porque, la respiración se volvía rápida y un hormigueo la recorría de pies a cabeza, además de la creciente necesidad por tenerlo a su lado. Este tipo de sentimiento le gustaba.

- Siory, nos hacemos llamar los Siory.

- Suena bien - susurró al escucharlo - ¿Que significa?

- Destino.

Se había decidido por ese nombre por la simple razón de que lo único que pudo haber hecho que se conocieran, era el destino.

Y lo agradecía, de no ser por eso, no conocería a la mujer de quien ahora estaba enamorado.

- Ignis.

- ¿Si? - ella lo miró al escucharse nombrada.

- Nada... solo quería decir tu nombre.

Ella no tardo en reír por el comentario - Eres muy extraño.

Él le sonrió de vuelta con calma, su risa era demasiado bonita como para que toda su atención se centre solo en ella.

- Ethani.

No tardó en imitarlo, fue una acción rara, pero aún así le gustó, de hecho, tener el nombre de él en sus labios, esparció olas de felicidad por todo su cuerpo.

...

- Esta muerto.

Las palabras de ese dios a quien consideraba un buen amigo le rompieron el corazón.

La invasión de una intensa soledad la desestabilizó por varios segundo, el temblor se esparció por todo su cuerpo y apenas lograba mantenerse en pie, no estaba segura de porque un pitido molesto se hizo con sus oídos, y todo se volvía negro a su alrededor.

- ¿Muerto? - repitió ella, y aunque había escuchado bien, quería que él volviera a responder, tal vez esperando que su respuesta cambie.

- Ignis... él no sobrevivió. Esta muerto.

No es como si a Leigha no le doliera decir esto, de hecho, trataba de hablar duro para evitar que las lágrimas cayeran en cualquier instante. Cuando lo encontró en el bosque era solo un bebé, había sido abandonado por sus padres en una canasta al aire libre, si no hubiese llegado a tiempo, posiblemente nunca hubiera conocido a Ethani. Cuando fue a verificar por qué el grupo que había ido a proteger a ese dios del valle no había regresado, solo se encontró con cuerpos desmembrados y ya nadie estaba con vida, ni siquiera el niño al que crió como su hijo.

Por primera vez, a lo largo de su existencia, Ignis habia sentido tanto dolor. Era como si alguien estuviese aplastando su corazón buscando que explote y sus piernas no eran capaces de sostener su peso.

- No puede... no puede... - las palabras se cortaban - Porque él y yo... - no completo la oración, se tocó el vientre con suavidad, apenas y comenzaba a volverse abultado. Levantó los ojos y allí solo se encontraba una mirada decidida - Lo traeré de vuelta.

Y después de decir aquello alzó vuelo, se alejó tan rápido que en solo unos segundos estaba rodeada de aquel espacio negro y frío, las luces alrededor guiaron el camino que conocía de memoria, llevándola hacia los confines del universo.

Las almas rodeaban al imponente creador de todo, los sentidos parecían perderse estando tan cerca, era la primera vez que le pasaba algo así.

Al tener a aquella diosa, creada por sus propias manos, lo confundida y débil que se sentía, no se veía nada bien. El dolor en sus ojos fue como un pinchazo al corazón de Darrash.

- Hija mía. ¿Por qué estás aquí?

Ignis observó a su padre y las lágrimas no demoraron en aparecer, eran gruesas y amargas, los sollozos que salían de su boca, jamás habían visto la luz del día, hasta ese momento.

- Por favor, padre... traelo de vuelta... regresame a Ethani... te lo ruego - se postró ante la gran figura del supremo, arrodillada y con el corazón roto - Lo sabes... me lo quitaron, tú lo ves todo, lo sabes todo... por favor.

La expresión del supremo se volvió agria, no estaba de acuerdo en que ella hiciera su vida con los humanos, ellos también eran su creación, pero había una gran diferencia, Ignis era lo más importante para él, los humanos podían ser reemplazados en cualquier momento. Aún así, le permitió irse, ella sabía cuán frágiles son esos pequeños seres.

- No puedo, Ignis. Sabías a que te enfrentabas cuando decidiste ir con ellos - en ningún momento le apartó la mirada - Solo regresa, olvídate de ellos y vuelve conmigo y con tu hermano.

Los puños de ella se apretaron a un punto en que dejó de doler, la fuerza contenida comenzó a hacer estragos en los mundos cercanos, la destrucción llegó para varios seres, que sólo eran un daño colateral de la ira de una diosa.

- ¡Devuelvelo! ¡Regresalo a la vida!

Su voz aumentó varios niveles sorprendiendo al supremo, que jamás había recibido tal trato por parte de su hija.

La presión que empezó a hacer sobre su padre lo hizo levantarse de ese trono, el cual jamás fue abandonado desde el inicio de los tiempos, hasta ese momento. Los ojos del dios se volvieron fríos y de un tono negro que la congelaron por un instante.

- ¡Ya sabías lo que sucedería con los humanos, sus vidas se pierden con facilidad! - el estruendo llevó a una grieta en el espacio donde se encontraban, la furia se esparció por todos lados y muchos más mundos fueron arrasados casi en un instante - ¡No supliques por quien ya murió!

Al verla descender y caer una vez más, el también regreso a su sitio más calmado. El sufrimiento de su hija le afectaba muchísimo, pero si ella se enteraba de que había pasado en realidad, iniciaría una guerra.

- Entonces... al menos... quiero despedirme, trae su alma y deja que me despida.

El entrecejo de Darrash se frunció, eso sería más fácil de cumplir, pero era imposible en ese momento.

- Su alma no está aquí - le informo sin expresión alguna - Es posible que se haya convertido en un alma errante - aunque esto solo era una mentira, lo que pasó con ese hombre humano fue por la ira que ella provocó en su hermano. El alma de aquel humano, aún estaba atravesando el limbo.

Esto era demasiado para ella, no podía tener su vida junto a él, y ahora tampoco podía despedirse, simplemente era demasiado.

Una oleada de dolor la atravesó, su cuerpo se retorcío y por un segundo sus poderes la abandonaron.

- Esa criatura que llevas en tu vientre, te hace débil a mi energía. Es mejor que te vayas y la dejes con los humanos - esa era una oportunidad para redimir los errores de su hija - Luego puedes volver. Te sentirás mejor una vez que dejes a esa cosa mitad mortal.

Ignis no se atrevía a mirarlo, si llegaba a conectar sus ojos con los de aquel que se hacía llamar su padre, lo atacaría. Y es obvio quién perdería la vida.

- No volveré - al decir aquello, desapareció.

Descendió una vez más al mundo en que lo había encontrado todo, y ahora lo había perdido.

Leigha tuvo una pequeña idea de que había pasado, las vibraciones de poder llegaron hasta allí, estuvo muy preocupado por Ignis, el supremo podría haberle hecho mucho daño, pero al verla, ella solo parecía cansada.

- No dejaré a mi bebé - dijó antes de clavarle sus manos a la tierra y deshacerse de toda la magia y energía celestial que había en su cuerpo. Era terriblemente doloroso, pero ya lo había planeado desde antes, así que no se iba a rendir.

Luego, cuando la última gota de su poder la abandonó, sus ojos se cerraron. Leigha la atrapó de inmediato y cuando sus dedos tocaron el cuerpo de ella lo entendió.

Ignis se transformó en una humana.

***

Maratón 2/3

Ayayayaiii canta y no llores 🎶🎵🎵
Enserio que estos dos me duelen, hay tanto detrás de esto que se me rompe el kokoro 😢🤧
Por cierto, yo shippeo mucho a Ignis y Ethani xd, son mi pareja favorita aunque no tengas mucho tiempo en pantalla 🙃 ustedes saben como son los horarios de los actores, siempre están ocupados 😑

Dejando los chiste a un lado, enserio amo a Ignis, claro que yo la adoro porque se lo que hay detrás, y no he dado muchos detalles, pero así me gusta xd que haya misterio 😁

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