Return (en edición)

By KarinaGaztea

41.6K 2.5K 708

El pasado siempre es dueño de nuestro presente. Hay quienes como yo, intentaron eliminarlo. Pero hay un siste... More

Return (Secuela de Reset)
Prologo
Capitulo 1.
Capitulo 2.
Capitulo 3.
Capitulo 4.
Capitulo 5.
Capitulo 6.
Capitulo 7.
Capitulo 8.
Capitulo 9.
Capitulo 10.
Capitulo 12.
Capitulo 13.
Capitulo 14.
Capitulo 15.
Capitulo 16.
Capitulo 17.
¿¿¿TRILOGÍA???
Capitulo 18.
Capitulo 19.
Capitulo 20.
Capitulo 21.
Capitulo 22.
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27.
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30.
Capitulo 31.
Capitulo 32.
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
¿Libro en físico?
Capitulo 42
Capitulo 43 (Final)

Capitulo 11.

1K 70 19
By KarinaGaztea

Me quede ausente de la situación por unos minutos. Agnes con vida. Fuera de aquí. Lejos de este infierno. Era justo lo que había querido que sucediera desde el primer momento, pero escucharlo confirmándolo me resultaba increíble. 

Will comenzó a tener un ataque de tos agobiante y me despeje de mi dilema. Su garganta comenzaba a despedir sangre a chorros preocupantes, así que no tuve más opción que volver su cuerpo a un costado para evitar que se ahogara con su propia sangre. 

-No puedo dejarte. No después de todo lo que has hecho por mí. – le dije y me forcé a no escucharme afectado, pero esta situación estaba fuera de mí. No tenía idea de cómo afrontaría lo siguiente.

-No serviría de nada. Sabes que solo te retrasaría. Además, necesitarías suturarme las heridas, y para eso tendrías que evitar que me desangre ahora mismo, cosa que como vez… - dijo trabajosamente y luego comenzó a reír, terminando con una mueca de dolor. – Es demasiado tarde.

No quería irme sin Will. Había sido el único que además de ayudarme, se había convertido en más que un amigo. Sin olvidar que era una de las personas más cercana después de Agnes. Y ahora ¿Cómo demonios quería que solo lo dejara atrás sin sentirme como una mierda?

-No importa lo que creas, saldremos de aquí así tenga que arrastrarnos. – dije sin pensar y casi a punto de perder la razón. 

Will, que mantenía su cabeza apoyada firmemente en la plataforma, dejo la mirada perdida en un punto. Me quede esperando una protesta de su parte, creyendo que algo había tomado su atención, así que regrese la vista a donde se había quedado prendido, dándome cuenta de que no había nada en el sitio. Volví lentamente la cabeza a él, a sus ojos que ahora se habían vuelto sombríos.

-¿Will? – le llame. Pero él no respondió. – Háblame, Will. - Le pedí tranquilamente, pero nada. 

Me acerque con temor y estire mi brazo dudosamente. Pose mis dedos en su  cuello, deseando que solo se hubiera quedado desmayado, pero lamentablemente los latidos de su corazón habían parado, confirmándome así que ya no había más que hacer. Will acababa de morir.

Apreté el puño sintiendo la placa enterrarse en la palma de mi mano buena y haciéndome daño. Quería gritarle, zarandear su cuerpo y obligarlo a volver a  la vida, pero mis pensamientos eran tan absurdos que los deseche inmediatamente cuando me di cuenta de que no tenía la fuerza suficiente como para moverme. 

No sé cuánto tiempo, pero me quede entumecido. Inmóvil. Observando el cuerpo del que hasta hace unos minutos había pertenecido a William, y que ahora simplemente no tenía vida. 

-Te prometo que volveré aquí y cumpliré lo que acordamos. Lo destruiré… - le dije en un susurro, como si pudiera escucharme aun. 

Pase la mano para cerrar sus parpados que habían quedado abiertos, y antes de retirarme, baje la cabeza para llenarme de valor y largarme de una buena vez de ahí.

-Hasta pronto, Will. – finalice apenas, pues un nudo en la garganta me cerro las cuerdas vocales. 

Comencé a retroceder. Con cada paso las costillas me recordaban el daño que aún estaban sufriendo. Pero estaba tan concentrado en esa energía interior que estaba resurgiendo, que todo lo demás ya ni siquiera me afectaba en lo más mínimo. Expandiéndose y creando desconocidos hormigueos en mis entrañas. Estaba volviendo a mí otra vez. Lo sentía. No sé si era la situación lo que lo estaba ocasionando, o si era causado por la impotencia de no haber hecho nada por Will.  

Deseaba  con todo mi ser creerle a sus últimas palabras, las cuales insistían hacerme entender que no había sido mi culpa. Que nada de lo que le había sucedido me atormentara. Pero lamentablemente era así, y no iba a terminar pronto. No iba a poder olvidar tan fácil la forma en la cual lo había encontrado. La impotencia y la rabia eran lo único que cabía en mis pensamientos. 

Tarde unos minutos para llegar hasta la salida. Había algo que me impedía salir de ahí, que me tenía frenado a dar un paso fuera de la habitación: La culpa. Pero como si mi conciencia me recordara que no todo esto había sido obra mía, la energía interna retomaba cada vez más potencia.

Me lleve la cadena al cuello y la apreté en mi mano una vez más. Esta vez iba a ir justo detrás de Russell y terminaría con todo esto de una buena vez. Lo mataría. Lo haría pagar por todo lo que había causado, por la muerte de Will y Eron. 

Estaba tan absorto con lo sucedido que no pude percatarme del movimiento fuera de la habitación hasta cuando las órdenes resonaron en mis oídos.

La sangre inició a fluir en mis venas. La corriente atravesaba mi cuerpo y me picaba en las  palmas de las manos. La cabeza me corría a mil, a pesar de estar tan hecho polvo mental y físicamente.

Inmediatamente que puse un pie fuera, el sonido de las detonaciones, las ordenes a todo pulmón, los movimientos de los treinta y cinco hombres armados, sus respiraciones entrecortadas, sus pasos rápidos, sus pensamientos acelerados, todo formaba parte de mi cabeza ahora. Era como si pudiera ver, escuchar, sentir, percibir cualquier cosa. Como si algún nuevo sentido se hubiera encendido en mi cabeza. Me sentía más ágil, más fuerte, más capaz de tolerar el caos que se estaba creando en mi interior. 

Una de las tantas detonaciones logro rosarme el costado izquierdo de mi abdomen, y a pesar de ello, ni siquiera me dedique a revisar cuánto daño había causado. No iba a detenerme. Hoy estaba decidido a terminar con todo esto. 

Seguí andando hasta la tropa de nuevos Agentes de la Justicia que amenazaban con cortarme el paso. Mediante me acercaba, pude esquivar con facilidad cada uno de los proyectiles con vivacidad. Uno de los hombres más cercanos a mi sufrió mi cólera, ya que apenas y lo mire, y su cuerpo se entumeció por completo.

Me sentía arder. El incontenible y punzante dolor desprendía por todos los poros de mi cuerpo. 

Pose mi brazo hacia el frente, a la altura de mis hombros, y oprimí su interior  al cerrar mi puño. El hombre no tuvo oportunidad de hacer mucho, solo se contrajo por la sensación de sus entrañas retorcerse.

Lo vi luchar por durante minutos. Los demás intentaban ayudarle sosteniéndolo y llamándolo como si tuviera oportunidad de escabullirse de mi ataque. Ahora lo que desviaba su atención era sufrir algo parecido como lo que estaba haciéndole a ese Agente, así que se quedaron observando con cuidado mi siguiente movimiento. 

-Tú, llévame a donde se encuentra Russell Harris, son quieres que esto termine peor. - le señale a uno de los tantos que apoyaban moralmente al Agente desvanecido.

Lo escuche pensarlo. Tal parece que el bastardo los había amenazado con matarlos si desobedecían su mandato. Al final asintió, pero sabía claramente que pasaba por su cabeza.

-Pero tienes que soltarlo. – añadió el tipo. Me fue complicado hacerlo, pues no puedo negar que ver como se doblaba de dolor me parecía placentero. Abrí la palma de la mano y la mantuve firme a mi costado.

-Ahora, llévame con él. – ordene con decisión. No había bajado su arma para nada, seguía deliberadamente amenazándome a disparar, así que cuando señalo con ella a que le siguiera el paso, dude en hacerlo, pero era más mí apetito de venganza.

Apenas y comencé a andar cuando todos se tensaron a la vez y miraron como emprendía el camino. El Agente asintió a los demás y se despidió de ellos con un “yo me encargo”, luego me siguió cuidadosamente mientras me guiaba por uno de los pasillos del lugar.

-Sabes que si intentas algo, vas a lamentarlo, ¿verdad? – agregue solo para nosotros. Escuche claramente forzar sus dientes y apretar el mango del arma. 

-Yo solo soy uno de los tantos que trabajamos aquí para tu padre y... 

-Él no es mi padre. – interrumpí. Solo de recordarlo me avivaban las ganas de matarlo con mis propias manos.

-De igual forma, te llevare si eso es lo que necesitas. – finalizo. Algo de su actitud al acceder tan fácil me resultaba confuso. – No es mi asunto si quieres matarlo o no. 

-¿Y porque se supone que hagas eso? – comente con cinismo.

-Ninguno de nosotros eligió venir aquí y enfrentarnos a esto. 

Sus palabras me dejaron un poco pasmado. Era obvio que venir aquí a controlar personas con fuerzas antinaturales no era algo que resultara benéfico.  ¿Cuántos no habrán muerto ya a manos de alguno de nosotros? ¿Cuántos de ellos no habrán sido obligados a someterse a  los experimentos de la Fortaleza? O ¿A cuántos no ha obligado Russell a  controlarme?

A pesar de que se escuchara “franco”, lo que estaba haciendo aquel Agente no era más que una de las tantas hazañas para someterme. Lo predije debido a que leí su cabeza antes de que intentara sacar un aparato de descargas y ensartármelo en la nuca. 

A pesar de que tuviera fuerza sobrehumana, mi furia y mi agilidad era tanta que le clave el aparato en el cuello y este comenzó a convulsionar y luego cayó al suelo. 

Todos comenzaron su carrera hasta mí, a lo que yo no dude en mandarlos a volar. No paso mucho tiempo hasta que los refuerzos comenzaron a llegar y abrir fuego como era de costumbre.

Toda esta situación y la perdida, me habían puesto tan frenético que de pronto me sentía sofocado y a la vez tan invencible. Atraje dos armas del suelo y las dispare a la flotilla de Agentes.

Como si no pudiera controlarlo, todo a mí alrededor se sentía tan ajeno a mi mando, ya que todo comenzó a elevarse y dispararse por todas partes a mí alrededor. Luego de ello, la conocida mancha negra se apodero de mi visión y me deje llevar...

Me dolía el cuerpo entero. Se sentía como si hubiera pasado por encima de mí un tanque de batalla, pero ni siquiera podía compararlo debido a que nunca me había ocurrido. Abrí los ojos con gran esfuerzo, pues hasta eso me pesaba. 

El cielo estaba claro y atiborrado de nubes blancas que ocultaban el sol consecuentemente. Me quede ahí, observando. Intentando moverme, pero era como si estuviera adherido al suelo. 

Apenas y doblaba uno de mis dedos y era como si mi cuerpo estuviera en su totalidad roto.  Fue un martirio. No hubo más que para quedarme quieto y admirar donde quiera que estuviera.  Me pregunte millones de veces si había  muerto, si estaba en el paraíso, si esto era un sueño, o si realmente estaba agonizando. 

Mi garganta estaba tan seca que trague saliva constantemente para intentar calmar la sed.  Y por más que pretendiera hacer cualquier cosa, nada me respondía, así que cerré los ojos de nuevo.

Cuando volví a abrirlos, nada parecía distinto. Si acaso la sombras de los arboles habían cambiado de posición. 

Inspeccione una vez más lo que pude de mi alrededor; Bosque en su totalidad, el olor a naturaleza, el resonar de choque de agua.  Creí que se trataba de un sueño, que tal vez estaba recreándolo en mi cabeza porque me recordaba a ella. Pero el sueño era tan real que incluso el dolor no disminuía para nada. 

Me arrastre hasta uno de los tronco de árbol y apoye mi espalda contra él. Fui difícil debido a que cualquier mínimo pensamiento me lastimaba. 

Examine por completo mi cuerpo. El brazo roto parecía haber sanado, a pesar de que tuviera un montón de cortes y sangre cubriéndolo. Todas las heridas en su totalidad se trataban de cortes, roses de bala, raspones, alguna que otra abertura que aun sangraba, y un orificio a un costado de mi estómago y en mi muslo.

Los escalofríos y los temblores me erizaban la piel con el aire. El conjunto de la Fortaleza era tan delgado que estaba totalmente empapado de sangre y adherido a mi piel, que no me cubría del frio del atardecer. 

Un momento después, las náuseas involuntarias hicieron que me vomitara encima y las arcadas me debilitaran todavía más.

Si no contara con la habilidad de regeneración, seguramente hubiera muerto desangrado como William, pensé. El mero recuerdo de su cuerpo sin vida me calaba en el pecho. 

Estaba lo suficientemente exhausto como para volver a caer en la inconciencia, pero me mantuve despierto un buen rato tratando de entender lo que había sucedido.

¿Realmente había logrado salir? ¿No era un sueño? Me forcé a buscar dentro de mi cabeza lo ocurrido, pero solo podía recordar los últimos minutos después de la muerte de Will. 

Días transcurrieron. Las heridas sanaban muy lentamente debido a mi deshidratación. Pude arrastrarme hasta dar con un pequeño estanque. Bebí agua hasta hartarme, pero siendo humano, necesitaba alimento, ya que si no lo hacía pronto, las heridas podrían empeorar  y me desangraría hasta morir. 

No dude en moverme. Necesitaba seguir mi camino. Si había logrado escabullirme de la Fortaleza, seguro no tardarían mucho en dar conmigo si seguía desahuciado en el mismo lugar.

Me costó demasiado andar a pie. Y digo demasiado porque sentía los huesos de mi cuerpo crujir con cada paso que lograba dar. Como era de esperarse, no dure mucho, ya que mi muslo herido se abrió de nuevo, dejando un rastro descomunal de sangre por el camino.

Comí lo que pude. Algunas hojas, frutos de árboles, alguna que otra planta que parecía comestible, pero solo eso. Estaba tan malherido que no podía hacer mucho. Ni cazar, ni pescar. Me resultaba un esfuerzo sobrehumano apenas y mantenerme de pie.

Me dedique a descansar lo más que pude. Como no podía escalar, me quedaba escondido debajo de troncos o pequeños refugios de animales que abandonaban sus hogares. 

Había perdido totalmente la noción del tiempo. Me sentía tan desbarajustado que ni siquiera sabía cuánto tiempo había trascurrido desde que había despertado en el bosque. 

Camine en una sola dirección. Ni siquiera tenía cabeza como para concentrarme en otra cosa que no fuera encontrarla. No sabía si llegaría a dar con su paradero, pero mi brújula interna me aconsejaba a seguir a mi instinto.                        

Lo bueno de todo esto era que me había escabullido tan bien de la Fortaleza, que no habían logrado dar conmigo en todo este tiempo. 

Lo único que me daba fuerzas en estos momentos era volver a verla. Saber si se encontraba con bien. A pesar de que Will me había dicho que seguía con vida, tenía que verlo con mis propios ojos y comprobarlo por mí mismo.

La había visto en cada uno de mis sueños, mis pesadillas e incluso pensamientos. Creo que aquello me sirvió para no doblegar en ningún momento. 

Conforme pasaban los días, el dolor físico iba aumentando en vez de disminuir. Lo había vivido antes, cuando decidí aplicarle el suero y desaparecer de su vida. Pero ahora era distinto, menos soportable. Sabía que la desnutrición era lo que mayormente me afectaba.

Las náuseas, los escalofríos, la fiebre, todo me ataco a la vez. Estaba tan debilitado que dudaba que pudiera continuar. Sabía que si seguía así, pronto me desmoronaría en cualquier momento. 

Las arcadas me hicieron volver lo poco que había en mi estómago, acompañado de sangre. Me apoye en los troncos firmes de los robles que antes no había notado, ya que todo comenzaba a dar vueltas en mi entorno, y saque todo. 

Había oscurecido y el aire estaba tan frío que los pulmones me dolían al aspirar. Las motas negras en mi visión volvieron a presentarse y sabía que eran mis últimos minutos antes de abandonarlo todo.

El sonido del entorno ya ni siquiera lo percibían mis oídos. Todo estaba desmoronándose de a poco. Quería aguantar un poco más de tiempo, pero mi cuerpo se estaba resignando totalmente. 

El árbol que me sostenía ahora, sería lo único que había podido acercarme a su recuerdo. Luego, una voz se escuchó tan lejos que pensé que el roble estaba susurrándome al oído. 

-¡Agnes! - conteste de vuelta con lo poco que me quedaba de aliento. 

Y de nuevo, la voz se escuchó, pero ahora mi cerebro la hacía sonar tan similar a la suya, que di un paso para acercarme a donde quiera que estuviera. 

Levante la vista al frente, al árbol susurrante con voz de Agnes que me llamaba desde el mas allá, parecía tener movimiento. Las motas opacaban cada vez más mi visión, pero eso no me impido ver su rostro. 

Y en un segundo estaba ahí, congelada, sus ojos abiertos y aterrados. Era como si volviera al mismo día que la conocí. Agradecí que la fiebre causara ese tipo de alucinaciones tan reales.

Quería seguir admirándola por todo lo que me quedaba de vida, pero sentía los latidos de mi corazón debilitarse, que sabía que ya no había más remedio. Eran mis últimos segundos, hoy iba a morir.  

Luego la visión se opacó por completo, regreso la oscuridad, y lo último que desee en esos momentos era que su imagen no se desvaneciera nunca de mi memoria...

Continue Reading

You'll Also Like

35.1K 4.3K 58
lo que dice el título
277K 27.7K 46
[LIBRO 1] No respires cerca de él. No lo mires a los ojos. No le preguntes por su collar. No busques las razones. Es él, la imagen de la perfección m...
22.7K 1.6K 37
Esta historia pasa en el mundo de hh (hazbin hotel) pero Alastor no es aroace, solo asexual. La historia es después de la batalla contra Adam.
91.3M 8.5M 65
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y paut...