ᴄᴀᴘ 45: ᴇxǫᴜɪsɪᴛᴏ ʏ ʜᴇʀᴍᴏsᴏ

Start from the beginning
                                    

—¡Tío!

—Sé que sufrirás y llorarás por poner tu confianza en ese asesino, y aunque no me lo creas, temo por ese dolor que no podré evitar.

—No tienes de qué preocuparte. —Rendido, mi tío suspira y niega por enésima vez.

—¿Nuestros planes siguen en pie?

—Sí. Entiende que este viaje no solo será una despedida entre Gretel y su hermano, también lo será para mí. Tengo que desprenderme de él.

—Espero que realmente lo hagas.

—Yo también lo espero. —Tomo las maletas y salgo de la habitación—. ¿Gretel, estás lista?

—¡Sí! —Sale del baño, me quita su maleta y corre hacia afuera.

—Cuídate —escucho decir a Marc, en un pequeño susurro. Me giro hacia él y asiento levemente—. Espero que pienses bien lo que te dije —dice después de que cruzo la puerta.

—Lo haré —digo antes de marcharme por el pasillo.

Marc no sabe sobre lo que As planea hacerse así mismo. No quise decirle, porque ya está obsesionado en hacerme acabar con él. No le daré ningún tipo de oportunidad.

Y fuera de todo este drama, admito que me encuentro emocionada por este viaje y por pasar toda una semana solo con As y Gretel. Suena como algo divertido.

«Mientras no les dé por destriparte».

—¿A dónde vamos? —pregunta Gretel.

—No lo sé, tu hermano no me quiso decir.

—¡Seguro será genial!

Tomamos un taxi y un rato después bajamos a unas cuadras de la casa de As. Cargamos las maletas con algo de dificultad y por fin llegamos. Gretel sonríe cuando ve a su hermano sentado encima del cofre de un auto rojo. Deja su maleta y corre hacia él. Resoplo con molestia, tomo su maleta y la arrastro.

—Tardaron mucho —dice As, reincorporándose.

—¿De quién es el auto? —pregunto.

—Mío —dice con obviedad.

—¿Lo compraste?

—No —contesta Gretel—, papá se lo regaló.

—Oh... ¿y dónde lo tenías? No lo había visto.

—Tengo un garaje donde están algunos de mis autos. No los uso porque prefiero la moto al auto, pero no podemos irnos en moto. Ahora suban, que se hace tarde.

Su explicación da pie a muchas preguntas, pero por ahora decido callarme. Metemos las maletas en la cajuela. Gretel se sube en la parte de atrás y me echa una miradita insinuante. Ella sigue empeñada en convertirme en su cuñada. Sonrío y me siento del lado del copiloto. En silencio, As pone el auto en marcha y de igual manera comenzamos el camino.

Miro por el espejo retrovisor a Gretel, que comienza a quedarse dormida, pues despertamos muy temprano. Suspiro. As está concentrado en la carretera, así que miro por la ventana, me recargo en mi brazo y admiro el paisaje.

—As...

—Qué.

—Dime a dónde vamos.

—Ten paciencia, ya verás —dice con una sonrisa; una sonrisa cálida y divertida que me hace sonreír de inmediato.

Poco a poco voy sintiendo sueño, así que me acomodo en el asiento, me relajo y me quedo dormida. Para cuando abro los ojos ya es por la tarde. Me doy cuenta de que el auto está estacionado afuera de un pequeño restaurante. Ni Gretel ni As están en el auto. Me estiro, bostezo y salgo, sintiéndome algo entumida. Camino hacia el restaurante, y en cuanto cruzo la puerta, mi nombre resuena en el local, llamando mi atención y la de todos los demás; Gretel sonríe y mueve su mano para indicarme que me acerque a ellos. Les sonrío y eso hago. Me siento a la mesa con los hermanos, que comen y ríen muy felices. Una mesera jovencita y bonita toma mi pedido de manera muy amable. Un rato después mis tripas están ya saciadas.

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Where stories live. Discover now