ᴄᴀᴘ 30: ᴇʟ ᴘʀɪᴍᴇʀ ʏ ᴜ́ʟᴛɪᴍᴏ ʙᴀɪʟᴇ

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Este capítulo puede ser un poco confuso por los tiempos de narración, ya que brinca del presente al pasado, y del pasado al presente. Solo dejo claro que todo ocurre en el presente, pero Aisa divaga en sus recuerdos. Por lo tanto, todo lo que se narra en pasado, es porque Aisa está contando cosas que ya pasaron y solo está recordando. 

—Mamá, papá, querido Dan

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—Mamá, papá, querido Dan... hoy me gradué.

Trago el nudo que se forma en mi garganta y sonrío como puedo al retrato familiar que sostengo en mis manos. Los labios me tiemblan demasiado porque me cuesta resistir el llanto, pero no quiero llorar, o después tendré que hacer frente a las preguntas de todos.

Hoy se llevó a cabo la ceremonia de graduación. Fue muy emotiva: los graduados estaban orgullosos de sí mismos, los padres que los acompañaban se mostraban profundamente conmovidos, al punto que muchos rompieron en llanto mientras abrazaban a sus hijos.

—Yo también habría llorado de tenerlos conmigo —digo, pasando la yema de los dedos sobre los rostros sonrientes de mis padres.

En varias ocasiones hablamos sobre a qué universidad iría y qué carrera escogería. Con honestidad confesé que aún no estaba segura de lo que quería hacer por el resto de mi vida; fueron comprensivos, no me presionaron, dijeron que era algo que tenía que pensar con calma, pues era una de las decisiones más importantes, y tenía que elegir algo que me hiciera feliz.

Feliz...

«Al menos te graduaste y sigues resistiendo; ya es ventaja».

Cierro los ojos, aprieto el portarretrato contra mí y alzo la cabeza en dirección al techo. Hay una fuerte opresión en mi pecho que hace que el nudo se vuelva más difícil de tragar y que el solo intentarlo duela. Quejidos lastimeros salen de mi garganta porque tratar de detener ese dolor es peor que dejarme envolver por este.

Una lágrima logra escapar y resbala a toda velocidad por mi mejilla. Aprieto los dientes con fuerza, haciendo un gran esfuerzo por no soltar el llanto por completo. Siento como si estuviera a punto de derrumbarme, y de forma desesperada busco maneras de mantenerme en pie.

Durante toda la ceremonia de graduación, e incluso después de que esta terminara, noté la atención de todos los padres presentes sobre mí. Pretendía no darme cuenta, pero estaba demasiado consciente de que mi presencia les desagradaba. Ya me había acostumbrado a que mis compañeros me mirasen y hablaran cosas sobre mí, pero ver a los adultos hacerlo fue el doble de incómodo. Me miraban como si fuera una amenaza para sus hijos y me hicieron sentir que no debía estar ahí... por eso no iré al baile. Para ellos soy como un presagio de muerte, y sé que piensan que yo también debí de haber muerto.

Desearía haber muerto.

—Mamá, papá... ¿cómo debo manejar esto?

Mi mente retrocede unas horas atrás en el tiempo, recordando la pequeña reunión que tuvimos después de la ceremonia de graduación. Nos fuimos a casa de América, donde sus padres, junto con los de Amanda y Zac, organizaron una comida para felicitarnos, e incluso Marc asistió. Todo estaba bien, hasta que comenzaron a hablar de lo que debíamos hacer de ahora en adelante. No supe responder a nada, porque no sé qué quiero hacer.

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora