ᴄᴀᴘ 8: ᴘᴀᴄᴛᴏ

183K 15.9K 25.7K
                                    

As

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

As

Pasaron dos semanas desde mi último encuentro con esa chica extraña. Por un momento llegué a pensar que al fin había logrado deshacerme de ella, pero al cruzar la puerta del lugar donde ocurrió el quinto asesinato, la encuentro sentada sobre el suelo, recargada en la pared y jugando con su katana. Me sorprendo al mirarle ahí, esperándome con tanta tranquilidad, como si de antemano hubiéramos acordado una cita. Esperaba no volver a verla; pero tras la sorpresa inicial sonrío. Tal parece que mi diversión con ella aún no termina.

Tras una estúpida conversación, me pide que pelee con ella. Me sorprende lo mucho que pide a gritos que la mate, pero fuera de eso pienso que puede ser divertido, así que acepto. No me cuesta nada ganarle y me propongo divertirme un poco más cobrando mi recompensa, pero unas extrañas voces llaman nuestra atención. Se escuchan sumamente cerca; están a punto de cruzar la puerta. Me preparo para atacar pensando que finalmente tendré mi oportunidad para un baño de sangre, pero de pronto me empujan con brusquedad hacia la puerta de un ropero.

—¿Qué crees que haces? —pregunto molesto a la culpable.

—Cállate y entra ahí... —dice la chica sin dejar de empujarme.

—¿Por qué?

—¡Entra!

Me empuja por completo al interior del ropero y entra junto conmigo, apretándose con fuerza contra mí. En cuanto cierra la puerta, se escucha que los hombres han entrado. Ella retiene el aliento y se sujeta con fuerza de mi brazo izquierdo, enterrando los dedos en mi piel. Nuestros cuerpos están demasiado juntos. No me puedo ni mover y eso me molesta e incómoda.

—¿Por qué has hecho eso? —pregunto en un susurro, pues sus acciones me son desconcertantes.

—Son policías —murmura también, pero su voz suena agitada.

—¿Cómo lo sabes?

—He reconocido la voz de uno.

—¿Y qué importa que sean policías? No les tengo miedo.

—Son varios y están armados. En cuanto te vean te llenarán de plomo. No puedes hacer nada contra ellos —dice y suspiro con fastidio al creer que tiene razón, pero...

—¿Por qué me has hecho esconder? ¿No es mejor para ti que me encuentre la policía? 

—No puedo dejar que te maten. —Su respiración suena cada vez más entrecortada, parece que algo no anda bien.

—¿Por qué? —pregunto intrigado—, ¿no querías vengarte de mí por la muerte de tu familia?

—Precisamente por eso no puedo dejar que ellos te maten. Quiero ser la única con ese derecho. —Sonrío ante sus palabras. Esta chica es extraña y estúpida, pero comienza a agradarme.

—¿Así que tú eres quien va a matarme? —pregunto divertido.

—Así es... no puedes dejarte matar por nadie que no sea yo, ¿entendiste?

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora