ᴄᴀᴘ 37: ᴛʀᴀɴǫᴜɪʟɪᴅᴀᴅ

169K 12.1K 21.7K
                                    

Aisa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aisa

«—¡Monstruo! ¡He venido a este sitio a ofrecerte mi sangre, a cambio de un poco de la tuya! Hagamos un trato justo, gota por gota, y verás que seremos felices los dos. No hubo respuesta, pero un aleteo se oyó por ahí entre la floresta. —¡No te haré daño! ¡Ni yo ni mi familia! La cosa es conmigo nada más.

—Vaya —dijo una voz grave detrás de ella. El sujeto, de larga capa y cabellera, acudió a su llamado, levitando, y se posó en la punta del risco sin que las fuertes ráfagas le afectasen—. ¿De dónde ha salido esta deliciosa criatura? —Su lengua se pasaba por sus labios una y otra vez, además de revelar un par de colmillos largos y curvos—. ¿Y cómo es que me ofrece tan apetitoso banquete?»

Paso a la siguiente página del libro, ansiosa por saber del nuevo personaje. Apenas aparece y ya lo estoy amando. La lectura ha sido tan adictiva que no me he movido de mi lugar en las últimas horas; me propuse no soltar el libro hasta terminarlo. A tientas llevo mi mano hasta la caja de madera situada junto a mí y que sirve de mesa, tomo mi botella de agua y bebo un poco. El líquido se derrama por mi barbilla y lo limpio con mi antebrazo. Continúo con mi lectura, pero el sonido y la vibración del móvil sobre la madera hacen que desvíe mi vista hacía allá.

Una llamada entrante.

Seguro que es Marc; ha estado llamando de manera insistente. Le dije que no se preocupara, pero sigue molestando. Cuando el aparato deja de moverse pienso regresar a mi lectura, pero vuelve a sonar a los cuantos segundos. Lo tomo con la intención de apagarlo, pero me intriga que el número de quien llama no se muestra. La palabra «privado» aparece en la pantalla. Eso descarta la idea de que sea Marc, Zac o alguna de las chicas.

As...

No. Definitivamente no pude ser él. No lo he visto con teléfono. No se sabe mi número y dudo que haya ido a pedirlo. La pantalla vuelve a oscurecerse, pero segundos después vuelve a encenderse. Esta vez decido responder por pura curiosidad.

—Tal vez deberías ir a buscarlo... a menos que desees que muera. — Mi piel se eriza ante la distorsionada voz. No necesito preguntar para saber de quién se trata.

—¿A-a quién? —Carraspeo, aclarando mi garganta; los nervios no me dejan hablar bien.

Peccatum —dice antes de terminar la llamada. Me quedo helada por varios segundos viendo a la nada. ¿Peccatum? ¿Qué significa eso? Me pongo de pie y me muevo en círculos; no hay mucho espacio por dónde caminar.

En la última semana he estado escondida en nuestro cuartel, una pequeña casa de madera que papá nos construyó a América, Amanda y a mí cuando éramos pequeñas. Está bien protegido y se encuentra oculto entre los árboles y la maleza que hay en los alrededores de nuestro patio trasero. Tiene una pequeña cama y cosas de niñas. A veces hacíamos pijamadas en ese lugar, pero, al ir creciendo, el espacio se redujo, y de pronto dejamos en abandono el lugar; sin embargo, en estos días me ha servido muy bien como escondite. Como está cerca de casa, me escabullo con cuidado para comer y satisfacer cualquier otra necesidad. Sabía que As jamás me encontraría ahí así que era el escondite perfecto, pero ahora estoy a punto de dejarme expuesta.

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora