ᴄᴀᴘ 19: ᴜɴ ᴀsᴇsɪɴᴏ sɪᴇᴍᴘʀᴇ sᴇʀᴀ́ ᴜɴ ᴀsᴇsɪɴᴏ

178K 13.2K 11.6K
                                    

As

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

As

Sin importar lo fuerte que esté lloviendo, decido salir y dar una vuelta; lo único que deseo es matar y descargar toda la furia que siento conmigo mismo. El darme cuenta de lo mucho que me hizo enfurecer ver a esa chica siendo besada por ese tipo, y el haberme sentido aliviado cuando la vi regresar me confirman que comienzo a perder el enfoque. ¡Eso no está bien! ¿Desde cuándo me interesan las cosas que le pasen a ella o a los demás?

Creo que me voy ablandando mientras más tiempo paso a su lado, y el hecho de que ella ya no me tema tampoco es algo bueno, pues comienza a verme como un amigo y debe tener claro que no lo somos. ¡No somos nada!

Después de caminar por largo rato, al fin logro llegar a la calle que estaba buscando: es un vecindario residencial, con grandes casas y alrededores limpios y bien cuidados.

Debido a la fuerte lluvia, las calles están vacías, aun así, camino con el rostro al suelo y con la capucha puesta. Tomando en cuenta la clase de lugar que es, es seguro que hay cámaras de seguridad.

Continúo caminando con tranquilidad entre las grandes residencias, hasta que llego a una marcada con el número. Es una casa bastante grande, con una fachada sofisticada y un enorme jardín.

—Parece que has vivido muy bien todo este tiempo, Marcos.

Desde que llegué a esta asquerosa ciudad no he cometido ningún asesinato con mi firma personal, y ya es hora de que lo haga. Había aplazado esta situación por buscar al asesino impostor, pero ya no lo haré más.

Miro a mi alrededor y al ver que no hay ni una sola alma a la vista, abro la pequeña rendija y entro a la propiedad. Camino por un senderito de piedra y atravieso el jardín. Es una casa enorme para que solo dos personas vivan en ella. Saco mi cuchillo antes llego a la puerta, estoy alerta por cualquier posible ataque, pero no parece haber ningún tipo de seguridad. No sé si el dueño de la casa es muy confiado o solo despistado.

Antes de tocar el timbre me pongo la máscara y espero pacientemente a que abran. A los pocos minutos se abre dejándome ver a un hombrecillo chaparro y calvo con traje de mayordomo. Me mira con sorpresa, a después con terror, pero no le doy oportunidad de avisar a sus amos, pues con un rápido y sencillo movimiento corto su cuello. Entonces cae al suelo y comienza a desangrarse. Sus manos van alrededor de su cuello y sus ojos se abren como dos canicas que pronto saldrán de sus cuencas. Trata de articular palabras, pero la sangre que inunda su boca lo evita.

Me coloco de cuclillas a su lado, y con mi cuchillo dibujo la luna sobre su ojo derecho, dejando que la sangre resbale por su rostro. Dejo al moribundo y continúo con mi camino, dejando las huellas de sangre detrás de mí.

Subo las escaleras con demasiada calma, mientras juego con mi cuchillo ensangrentado. Llego al pasillo de la segunda planta y, en tanto lo recorro, rasgo las paredes. Me detengo frente a la puerta de la habitación principal y la abro; en la cama está una mujer dormida, y junto a ella un hombre que lee un libro. Él lo baja para poder mirarme, e igual que los ojos de su mayordomo, los suyos se abren con terror.

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora