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Parte A
Esperé con ansias el momento en que mencionaran mi nombre.
Después de un largo tiempo defendiendo la frontera sur de Valkar bajo el mando del General Volksohn, Ansgar, Ancel, Rustam y yo volvimos al castillo, al igual que los otros soldados que salieron de la escuela de la guardia real al mismo tiempo que nosotros.
Los tiempos fáciles habían terminado.
A partir de ese momento se nos asignaría un lugar fijo al cual iríamos a pelear durante, posiblemente, el resto de la guerra. También comenzaríamos a recibir dinero por nuestro trabajo. Yo estaba muy emocionado.
Me encontraba en la sala de entrenamientos más grande del castillo, parado en la fila de soldados, todos ordenados de forma estratégica para que pudiésemos escuchar nuestro nombre y poner atención cuando nos llamaran. Podía oír los destinos y los nombres de los otros soldados, uno tras otro, de la voz del General Wieczorek.
A pesar de que, con el tiempo, aprendí a ser un poco más paciente, moría por escuchar mi nombre. ¿Sería que me enviarían a proteger Maciora, un lugar importante para el reino por ser la frontera con otro territorio? ¿O tal vez volvería a Frizgal, con el General Volksohn? ¿Podría ser que me enviaran a las tierras del duque de Neilung a resguardar la línea que las separaba del bosque?
—Einar Dornstrauss, a Jartav, con el Coronel Ziegler.
Mis expectativas bajaron más rápido que el agua en una cascada.
De lo poco que sabía, Jartav era una ciudad en Nachblut con montones de poblados sencillos desperdigados a los alrededores. En la cervecera escuché que enviaban mercancía de vez en cuando hacia el centro de Jartav, pero que el camino era tedioso y aburrido.
Me sentí desilusionado. Todos los demás soldados estaban siendo enviados a lugares fantásticos. Algunos incluso se quedarían en el castillo para formar parte de la guardia personal del rey Gunnar; ese había sido el caso de Rustam, por ejemplo. Con eso supe que el lugar a donde me habían asignado no era una casualidad. Siendo así, entonces, ¿por qué tendría que irme a un lugar como Jartav?
Ante mi gran desilusión, el resto del evento me dediqué vaticinar cuál sería la zona que le correspondería a Ansgar. Si estuviese cerca del lugar a donde yo iría, podría saber fácilmente qué tal la estaba pasando o, incluso, llegar a pelear a su lado nuevamente.
Ansgar fue de los últimos en ser nombrados. Lo dejaron bajo el comando de un familiar suyo —lo supe porque compartían apellido—, y su destino fue un lugar al oeste de Valkar. Exactamente del lado contrario a donde yo estaría.
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Dornstrauss
FantasyTodos piensan que un buen doncel no puede ser un soldado. Eso rompería con todas las reglas de conducta: los donceles no gritan, no pelean, son delicados y sumisos, y los soldados son todo menos eso. Sin embargo, Einar nunca fue un buen doncel. Desp...