27. Canto (Reeditado)

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CAPÍTULO 27: CANTO

POV LUCY

Esa noche me despierto a causa de las pesadillas y la voz de alguien tratando de calmarme.

−Tranquila –siento que sus brazos me atraen hacia su pecho−. No es real.

Coriolanus como siempre está para mí cuando tengo una mala noche. Mis gritos y sollozos se van apagando poco a poco, cuando me doy cuenta que es real y que no. Apoyo mi pierna entre las suyas y me aferro a sus hombros, dejando descansar mi cabeza en su pecho, sin abrir los ojos.

−Eso es... no sucede nada, estás a salvo.

Nuevamente todas las muertes presenciadas se repitieron en mis pesadillas, incluyendo la de mi madre, mis abuelos y las imaginarias de mis primas, Maude y Barb. Coriolanus y yo estábamos entre medio del desastre, de asesinatos, serpientes mutantes y bombas. Él insistía en que debíamos escapar, buscar un lugar seguro y decirme que no se iría sin mí. No pude obedecerle hasta que mi madre insistió en que lo siguiera, porque merecía vivir más que ella, entonces los rebeldes le dispararon y una bomba cayó sobre todos; sin embargo, para entonces ambos habíamos logrado alejarnos lo suficiente para encontrar un refugio y salvarnos.

Mis manos temblorosas se aferran a la tela de su pijama y siento que besa mi frente.

−Lucy, mírame, por favor.

−Mi familia –murmuro−, los vi morir a todos.

Cuando levanto la cabeza aún con lágrimas en los ojos, me mira apenado.

−Fue solo un sueño –me dice−. El Covey, tus primas deben estar bien en el distrito. No te preocupes.

Coriolanus estira la mano para quitar las lágrimas de mis ojos y yo me siento sobre mis rodillas en la cama, casi encima de él mirando a mi alrededor. Él prende la luz de la mesa de noche, para que se ilumine parte de la habitación y me convenza que no estoy ni en la arena, ni en un campo de batalla de los Días Oscuros. Es solo la habitación de mi novio, en el presente. Bajo la mirada para clavar mi vista en la suya, sus ojos azules se iluminan levemente con la luz de la lámpara.

−¿Ahora me crees? –pregunta y yo asiento−. Ven –toma mi mano y me indica que vuelva a tumbarme a su lado.

Su brazo me ofrece un lugar donde apoyarme y él tomándome por los hombros me acerca más a su cuerpo. Sintiendo la necesidad de sentirme más cerca de él, me coloco de costado, enredando mis piernas entre las suyas y rodeando su pecho con mis propios brazos, tratando de olvidarme de todo.

−¿Nunca te dije que hacía mi madre cuando yo tenía pesadillas durante la noche? –pregunta para distraerme.

−No. ¿Qué hacía?

−Mi padre iba a verme a la habitación, solo para verificar que no me hubiera pasado algo grave, me tomaba en brazos, pero no me calmaba, entonces la llamaba a mi madre. Como te dije él era bastante más frío a la hora de demostrar emociones, a diferencia de su esposa. Siempre me sentí a salvo entre los brazos de mamá.

Lo miro con interés renovado, siempre es bueno escuchar alguna experiencia nueva para ahuyentar los pensamientos negativos. Él sonríe de lado al notar que ahora tiene mi atención.

−¿Y entonces?

−Entonces, ella le decía que podía sola, que se fuera a dormir tranquilo, así al día siguiente no estaría cansado en el trabajo. Cuando nos quedábamos solos, ella se sentaba en el sillón de terciopelo que tengo en una esquina de esta habitación. Me hablaba hasta calmarme lo suficiente para asegurarse que le iba a prestar atención, y luego me cantaba algunas canciones, hasta que paraba de llorar. Aunque no se puede comparar con la tuya, tenía una linda voz. Eso se volvió una costumbre, cuando la guerra empezó, las pesadillas aumentaron, por supuesto. Sin embargo, siempre tenía a mi madre conmigo.

Escrito en las estrellas (CoryoxLucy)Where stories live. Discover now