57. Baird

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CAPÍTULO 57: BAIRD

POV LUCY

Al llegar al salón de eventos nos toca esperar en el hall junto con la familia de Coriolanus, sacó nuestras cuatro invitaciones de mi cartera, las que Coriolanus pidió cuando le preguntaron con quienes vendría y se las paso a los tres, quedándome con la sobrante. No veo a sus compañeros aún, pero reconozco a algunas autoridades y profesores de La Academia. La fila delante de nosotros es bastante corta, sin embargo, como deben verificar a través de un sistema informático nuestros datos, se toman su tiempo.

─No sé si vinimos muy temprano o muy tarde.

Comento y él gira la cabeza con curiosidad.

─Ni una cosa, ni otra, Lucy. En estos lugares, la gente entra al salón tan pronto como escanean el código de las invitaciones y ven nuestras identificaciones. Hubiéramos llegado más temprano, si no fuera por el tránsito y esa manifestación.

─¿Por qué era la manifestación?

─Hace un tiempo hubo un accidente en una empresa automotora por problemas técnicos y ocurrió un incendio. Los afectados y los familiares de los fallecidos estaban reclamando una compensación económica, apoyo psicológico y que los culpables sean condenados. No recuerdo bien, pero creo que el juicio es en estos días. Por eso estaban en el Edificio de Justicia.

─El juicio empieza el lunes, chicos -comenta Tigris detrás de nosotros.

─¿El lunes? ¿Y están acampando desde hoy? -pregunto.

─Algunos, seguramente mañana o el lunes temprano lleguen más. Fue un terrible incidente, los medios no dejaron de hablar del tema por semanas y los vídeos del momento circularon con mucha frecuencia.

─No es para menos -respondo.

La fila detrás de nosotros se extiende con el paso de los minutos y podemos reconocer a algunos compañeros de Coryo. Sin embargo, mi novio permanece conmigo besándome la mano o acariciándome cuando me nota distraída. Finalmente, toca nuestro turno. Uno por uno entregamos nuestras invitaciones y las escanean, la cortan por la parte del troquel y nos la devuelven incompleta.

─Familia Snow y señorita Gray, ustedes estarán en la mesa diecinueve, si tienen dificultad para ubicarla, pueden preguntar al servicio.

La abuela de Coriolanus le agradece y nos guía dentro del salón. Una vez en el interior nos encontramos en un salón con paredes de vidrio en la mayoría de los sectores, las mesas también son de vidrio, aunque están cubiertas por unos finos manteles semitransparentes, con centros de mesa decorados con flores y velas y rodeados por sillas blancas decoradas con moños de tela satinada. En cada mesa puedo ver una base hecha artesanalmente que sostiene un papel que indica un número. Todo el decorado del salón tiene una temática particular; de las paredes y del alto techo cuelgan telas y cintas blancas con dorado. La gente hace un poco difícil nuestro avance, pero finalmente ubicamos nuestra mesa cerca de un escenario. Coriolanus deja de sostenerme la mano y mueve una silla para que su abuela se siente primero. Madame le sonríe y aprieta su mano amablemente porque sus modales no los ha olvidado y luego mira hacia nosotras dos cuando ve a su nieto teniendo el mismo comportamiento con nosotras dos. Yo soy la última en sentarse, como tambien la única a la que él besa en la mejilla antes de ponerse en una silla a mi lado. Aunque estamos solos ahora, sé por la cantidad de lugares disponibles que pronto se unirá el resto y no me equivoco a medida que se llena el salón o los invitados deciden que terminó el tiempo de saludos en los espacios vacíos del salón, van a sus correspondientes mesas, incluyendo la número diecinueve.

Escrito en las estrellas (CoryoxLucy)Where stories live. Discover now