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El primer día de escuela de Ansel comienza y él está bastante emocionado, desayunamos los tres en la cocina y mientras el menor termina de desayunar le preparo el almuerzo para la escuela, que meto posteriormente en su mochila.

Han pasado ya unos días desde que les conté a los chicos sobre mi celo, al día siguiente tuve que explicarle a Ansel el plan sobre mi celo y aunque se preocupó un poco por faltar a la escuela, al final aceptó gustoso en venir, JungKook sin embargo lleva ya varios días durmiendo conmigo y me sorprende que ninguno de los Alfas le haya llamado para que vuelva a su casa, aunque no tengo ningún problema con que duerma aquí algunas noches y vamos, no es como si realmente me quejará.

JungKook se levanta de la mesa con el plato y el vaso del omega, para después ponerlo en el lavavajillas, Ansel se queda mirando al Alfa como casi todas las mañanas que le ve aquí, extrañado. No me sorprende pues supongo que no está acostumbrado a que un Alfa esté tan cerca de mí, aun sabiendo que es mi pareja, por suerte los ataques de celos del Alfa y del omega han disminuido bastante en los últimos días, por lo que me encuentro más relajada.

—Enano, ve a vestirte o llegarás tarde. — le digo, con una pequeña sonrisa en mi rostro, veo correr a Ansel hacia su habitación y cuando parece que estoy sola en la cocina, siento a JungKook abrazándome por la cintura, siento su aliento erizar mi piel al impactar con esta y sonrió ante el cosquilleo.

—Estás agotada. — me besa en la coronilla y yo me dejo caer sobre su hombro, las últimas noches no han sido fáciles, Ansel no ha dejado de entrar a mi habitación en las noches por el miedo y aunque no tengo problemas en que duerma conmigo hay noches en las que se mueve demasiado y no me deja descansar, puedo ver también la preocupación y el alejamiento de sus padres, puedo ver sus ojitos algo tristes cuando se distrae y se que piensa en ellos, los extraña, por suerte sus padres no tardan en llegar.

Ellos habían salido por unos días, pero un llegado justo a tiempo para venir y llevar a su pequeño a su primer día de escuela, iremos todos, toda la familia irá para apoyarlo, darle ánimos y mostrarle que todos están con el.

—Estoy bien, no te preocupes. — me separo de él y le sonrío, caminando hacia mi habitación. —Deberías vestirte. — me río por lo bajo al observarle un poco más detenidamente, va vestido con un pantalón chándal que le queda un poco grande de la cadera, sin vida y debo poner todo de mi para no mirar la V en sus caderas como si fuera una flecha marcando su dirección.

Joder.

—¿Quieres que nos cambiemos juntos? — sé que está bromeando y aun así siento mi cara acalorarse y la sangre fluyendo con fuerza hacia mis mejillas y orejas, niego con la cabeza y corro hacia la habitación, que cierro para cambiarme rápidamente.

Me siento algo tímida aún como para poder decirle que si, hasta ahora solo he soportado ver su torso desnudo y sus extremidades y mi loba no es que ayude mucho con el control, se bien que si le veo más no solo parecere un tomate, Dios, no puedo ni pensarlo y a parte, hemos compartido besos, mi cara explotará si me ve, si ve mi labios como un aperitivo no se como será su mirada a mi cuerpo, siendo yo ya muy insegura.

Me quito mi pijama y me visto con el uniforme del trabajo rápidamente, me miro un momento al espejo que tengo en mi armario y observo las bolsas amoratadas bajo mis ojos, buen síntoma de cansancio, suspiro y me alejo del armario.

—¡Ya puedes subir a cambiarte! — le grito al Alfa, que en seguida sube las escaleras al segundo piso, me sonríe mientras cruzamos caminos, él entrando a mi habitación y yo entrando al baño.

Comienzo a peinarme.

JungKook ha dejado algunas prendas de ropa en mi casa, incluso uno de sus uniformes de trabajo, cuando llegó con la mochila la primera noche que se quedó a dormir no esperé que dejase algún pantalón y camiseta en uno de los cajones que no utilizo de mi armario, lo que más me sorprendió fue encontrar la ropa unas horas después de que el peli-negro se hubiese ido, creo que pensó que le diría de llevarse la ropa, sin embargo cuando la segunda noche que se quedó aquí a dormir le saqué una muda de ropa pareció bastante feliz.

DESTINADOS.  •j.jk• Where stories live. Discover now