Una vez en el auto y de regreso al apartamento hablé a través del auricular con el equipo.
― ¿Por qué tantas dudas a último minuto, Storm? —reclamé mientras iba manejando el auto deportivo— No era momento para cambiar de estrategia. Logré captar su atención y lo que más necesitamos ahora es mantenernos cerca.
― Solo me preocupo por ti —respondió con calma—. He escuchado atrocidades de mujeres en sus manos, no quiero imaginarlo si se enteran que eres agente.
― Apóyame, eso es lo que puedes hacer por mí, porque soy agente sé que puedo manejar la situación.
― ¿Dónde estás? —terció Bruce en mi auricular.
― Voy en camino, y no sé cómo, pero tenemos que llegar a Venecia mañana mismo.
― Sí, ya estoy trabajando en ello.
― Los veo pronto —concluí.
Al llegar al apartamento le entregué a Bruce una tarjeta de memoria portátil que logré quitarle a Jackson, mientras lo envolvía en mi seducción.
― ¿Ya ves que sí puedo lograrlo, Storm?
― Solo me pareció mejor ser prudentes.
― Déjame trabajar con mis métodos, ¿sí?
― Basta, por favor, concéntrense y después se reclaman todo lo que quieran —se puso a teclear rápidamente en la laptop. Revisó la tarjeta y encontró bloques de números en series de ocho dígitos y en columnas.
― ¿Qué es eso? —pregunté.
― Es falsa —dijo Storm refiriéndose a la tarjeta.
― Esperen... —dijo Bruce—. La secuencia no concuerda.
Bruce tomó una hoja y un bolígrafo y empezó a apuntar todos los números que mostraba la pantalla.
― Es una clave —agregó el técnico.
― Son ocho dígitos, ¿verdad? —dijo Storm.
― Sí —afirmó Lark.
― Aguarda —dijo Storm.
Bryan también tomó una hoja e hizo lo mismo, tenía una idea más clara, obvió operaciones que estaba haciendo Bruce, y eso me dio otra idea. En la academia usaron esa técnica manual para desencriptar códigos.
― Podría ser... —dije dudosa y él me miró.
― Ajá —confirmó Storm.
― ¡Claro, cómo no lo pensé antes! —Bruce se llevó la mano a la frente.
― Es una fecha —aseguré.
Bruce tecleó como loco y comprobó que ciertas líneas coincidían.
― Esa es la fecha de la bomba —aseguró.
― No tenemos mucho tiempo —dije.
― Tenemos que hablar con Fox —agregó Storm.
― Buen trabajo, chicos —Bruce puso la palma de su mano frente a mí y la choqué—. A costa de la inseguridad de Storm, pero buen trabajo —el susodicho se había alejado para hablar con nuestro jefe así que no escuchó.
― No pueden ser celos, es ridículo —dije con incredulidad.
― Insisto, ustedes dos están sintiendo cosas que no saben cómo controlar.
Dudé un segundo, recordé cómo se puso cuando intenté seducir a Dominic Stevens en el crucero. «Tal vez haya otro motivo, tal vez no son celos, a él le interesa que no nos descubran», pensé.
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Mis cicatrices
ActionCassandra Williams solo tenía un objetivo: vengar a su padre. Haría uso de sus recursos y habilidades, y no permitiría que nadie le estorbara, incluyendo Bryan Storm. Pronto se verá envuelta en otra de sus misiones, sin pensar que esta sería la que...