Capítulo 16

4.8K 410 78
                                    

Una vez en el auto y de regreso al apartamento hablé a través del auricular con el equipo.

― ¿Por qué tantas dudas a último minuto, Storm? —reclamé mientras iba manejando el auto deportivo— No era momento para cambiar de estrategia. Logré captar su atención y lo que más necesitamos ahora es mantenernos cerca.

― Solo me preocupo por ti —respondió con calma—. He escuchado atrocidades de mujeres en sus manos, no quiero imaginarlo si se enteran que eres agente.

― Apóyame, eso es lo que puedes hacer por mí, porque soy agente sé que puedo manejar la situación.

― ¿Dónde estás? —terció Bruce en mi auricular.

― Voy en camino, y no sé cómo, pero tenemos que llegar a Venecia mañana mismo.

― Sí, ya estoy trabajando en ello.

― Los veo pronto —concluí.

Al llegar al apartamento le entregué a Bruce una tarjeta de memoria portátil que logré quitarle a Jackson, mientras lo envolvía en mi seducción.

― ¿Ya ves que sí puedo lograrlo, Storm?

― Solo me pareció mejor ser prudentes.

― Déjame trabajar con mis métodos, ¿sí?

― Basta, por favor, concéntrense y después se reclaman todo lo que quieran —se puso a teclear rápidamente en la laptop. Revisó la tarjeta y encontró bloques de números en series de ocho dígitos y en columnas.

― ¿Qué es eso? —pregunté.

― Es falsa —dijo Storm refiriéndose a la tarjeta.

― Esperen... —dijo Bruce—. La secuencia no concuerda.

Bruce tomó una hoja y un bolígrafo y empezó a apuntar todos los números que mostraba la pantalla.

― Es una clave —agregó el técnico.

― Son ocho dígitos, ¿verdad? —dijo Storm.

― Sí —afirmó Lark.

― Aguarda —dijo Storm.

Bryan también tomó una hoja e hizo lo mismo, tenía una idea más clara, obvió operaciones que estaba haciendo Bruce, y eso me dio otra idea. En la academia usaron esa técnica manual para desencriptar códigos.

― Podría ser... —dije dudosa y él me miró.

― Ajá —confirmó Storm.

― ¡Claro, cómo no lo pensé antes! —Bruce se llevó la mano a la frente.

― Es una fecha —aseguré.

Bruce tecleó como loco y comprobó que ciertas líneas coincidían.

― Esa es la fecha de la bomba —aseguró.

― No tenemos mucho tiempo —dije.

― Tenemos que hablar con Fox —agregó Storm.

― Buen trabajo, chicos —Bruce puso la palma de su mano frente a mí y la choqué—. A costa de la inseguridad de Storm, pero buen trabajo —el susodicho se había alejado para hablar con nuestro jefe así que no escuchó.

― No pueden ser celos, es ridículo —dije con incredulidad.

― Insisto, ustedes dos están sintiendo cosas que no saben cómo controlar.

Dudé un segundo, recordé cómo se puso cuando intenté seducir a Dominic Stevens en el crucero. «Tal vez haya otro motivo, tal vez no son celos, a él le interesa que no nos descubran», pensé.

Mis cicatricesWhere stories live. Discover now