Capítulo 14

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Me encontraba en mi habitación para arreglar mis cosas, noté que faltaba una de mis identificaciones. Busqué en todos lados y a pesar de no tener mucha importancia, decidí regresar a la sala a preguntarle a Bruce si sabía de su paradero.

― Es que no lo entiendo —escuché a Storm, mientras me detuve en el pasillo—. ¿Cómo es posible?

― Confianza, creí que ya lo habías descifrado—contestó Bruce

― Descifrar una misión es una cosa, descifrarla a ella, es otra.

Y ahí estaba ese par otra vez, hablando de mí.

― No puedo creer lo que estoy escuchando, el máster de la seducción no cabe dentro de sí por una mujer. Debo confesar que pensaba que aquellos problemas que tenían ustedes dos solo eran cosas pasajeras.

― Tú más que nadie sabes que Cassandra Williams no es nada fácil, Bruce y, aun así, ella es muy amiga tuya.

― Bueno, nos llevamos bien porque no ando por ahí coqueteándole todo el día —no lo observaba, pero oía sus golpeteos en el teclado del computador.

― Hablamos al respecto. No pensé que la incomodaba tanto, solo estaba jugando.

― Te comenté el otro día sobre los límites que ella pone para que nadie intente tomarla por tonta. Si quieres jugar, pregúntale si está dispuesta también. Sino quiere nada, pues todo en paz, seguimos.

― Es muy rígida, tal vez bromear un poco sea lo que necesita.

― O tal vez solo necesita alguien que la trate en serio. Esta profesión es difícil, uno no puede tener citas normales, digamos así.

― Bueno, yo tampoco estoy buscando una relación, solo hablo de pasar el rato.

― Cuidado te quemas por jugar con fuego.

― Cassandra y yo estamos muy lejos de enamorarnos, no llegaríamos a ese extremo.

― ¿Entonces de donde nació el gesto del cumpleaños?

― Fue para acercarnos, me da curiosidad su forma de ser. De todas formas, no creo que se conmovió demasiado.

― Dile lo que quieres de frente, no andes con rodeos raros que se puedan malinterpretar.

― No creo, Cass está muy despabilada del amor, y a decir verdad, yo igual.

― Insisto, Storm, cuidado, veo tanta seguridad y en un descuido no sabemos. Con aceptarte el pastel. ya fue bastante. Desde que la conozco no ha querido probar nada en su cumpleaños.

― No lo creo, ¿en serio?

― Así es.

― ¿Y por qué? Es solo pastel, es su cumpleaños.

― Bruce... —intervine al fin. Sus ojos se encendieron al verme, le di un buen susto—. ¿Puedo hablar contigo un momento?

― Eh...

― Ven —me siguió hasta alejarnos lo suficiente de la sala—. ¿Qué es lo que te pasa?

― Mmm... ¿a qué te refieres?

― No te pases de listo conmigo, Bruce Lark.

― ¿Y ahora qué hice?

― Le estás comentando cosas a Storm que no debes, incluso le mencionaste a mi padre una vez, ¿y ahora lo del pastel?, ¿le dirás qué marca de copa menstrual uso también?

― Cass...

― Debería arrancarte la lengua de un solo corte en una de estas noches, mientras duermes.

Mis cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora