Capítulo 9

5.6K 430 47
                                    

Me uní al equipo más tarde para comentar los detalles de la misión y revisar las otras sedes.

Encontré algunas diferencias un poco insignificantes, tal vez por eso Bruce las descartó, pero fue importante saberlo.

Ideamos un plan y al finalizar, el técnico habló:

― Muy bien, chicos, escuchen... —Bruce buscó en un maletín unos sobres que nos entregó a cada uno— Aquí están sus nuevas identificaciones, ya saben cómo funciona, ahí tienen todos los papeles que necesitan. Respecto a revisar las sedes, creo que Cass tiene razón, no está de más volverlo a hacer—nos quedamos en silencio un momento—. Bueno, creo que es todo por ahora —suspiró—. Vaya, no pensé que un día trabajaría con ambos. Cuando Bryan me llamó y dijo que estaba contigo, Cass —bufó— fue emocionante.

― Me alegra verte de nuevo, Bruce —sonreí.

― Sí. Iré a cambiarme de ropa —se fue Bryan.

― ¿Cómo te sientes, Cass?

― Estoy bien, avanzando en la investigación, aunque mis métodos no sean del agrado de mi compañero.

― ¿Cómo vas con Storm?

― Es difícil. Apenas nos soportamos.

― ¿En serio? —rió.

― Sí y no es gracioso. Iré a comer algo si no te molesta.

― No, para nada, ve.

Fui a otro compartimento del avión y me senté junto a una ventana, después de revisar la nevera me preparé un café helado, un sándwich de queso y comí una banana.

Al otro lado escuché las voces masculinas.

― El ambiente está tenso, eh —dijo Bruce.

― Es un dolor de cabeza.

― Les falta acoplarse todavía, no te desesperes. Aunque me da un poco de risa. Se diría que son el uno para el otro.

― Ja, ja, ja.

― Tal vez te gusta.

― Cass es guapísima, Bruce, claro que llega a gustar, es un mujerón.

― Espera, espera, ¿no te gustará de verdad?

― Pues ya te dije que...

― No, no, no —Bruce lo interrumpió—. El otro gustar, ya sabes...

― No creo que hables en serio.

― Piénsalo—rió.

― Ella es muy cortante y arrogante como para gustarme así, Bruce. Insiste en trabajar sola y honestamente yo también.

Al fin coincidíamos en algo.

― Bryan, déjame decirte algo, esto de ser agente es duro, pero más duro lo es para ella por ser agente mujer, y este es un mundo de hombres, en el cuál, si ella no pelea, si no pone distancias o límites se la comen viva. Obviamente aún desconfía de ti y por eso te trata así. Te lo repito, les falta acoplarse. Además, lo más seguro es que esto no le sea fácil, ya sabes, por lo de su papá... —en ese instante sentí como si la sangre hubiera abandonado mi cuerpo. Deseé no haber escuchado eso y asimismo imaginé a Bruce, echado en el piso con un golpe mío.

― ¿A qué te refieres?

― Por lo del papá... —lo maldije y cerré mis puños con fuerza, clavando mis uñas cortas en el interior de las manos—¿acaso no te lo dijo?

¡Ahí se resumía todo! No tenía por qué decirle a Storm sobre mi venganza. Era muy personal.

― No, no sé nada de eso, Bruce. ¿Qué pasa con su papá?

― Bueno, tampoco sé si debo decírtelo. Si ella no lo ha mencionado...

― Está bien, entiendo.

Por mi parte seguiría en secreto, no le comentaría nada a Storm. Aún tenía mis dudas respecto a él.

Poco antes de aterrizar en Córdoba debí cambiarme el vendaje de la herida, de nuevo me vi acompañada sorpresivamente por Storm en el baño, ayudándome.

― Al menos el sangrado ya se detuvo, Cass —dijo, terminando de ponerme el nuevo vendaje—. Tendrás que ponerte algo con mangas largas, eh.

― Ya lo sé, Storm —me alejé de su alcance.

― Ya me disculpé por lo de antes.

― No estoy de humor para discutir, ya sabes lo que pienso.

― Lo importante es que estás bien.

― Y no te des mucho crédito por ello.

― ¿Podrías dejar de estar tan a la defensiva? Es agotador estar así todo el tiempo. Somos compañeros en esto.

― Apenas nos conocemos.

― Fox sí nos conoce, ¿te parece poco? Decidió unirnos en esto.

― Fue un error. Si nos conociera mejor, sabría que juntos no funcionaríamos.

― De todas formas, no le interesaría esa excusa, Cass.

― Al menos mi equipo de trabajo jamás me ocultó información antes. Iremos a Córdoba, Storm, tenemos un plan y ojalá no decidas actuar por tu cuenta, ya que tanto recalcas que somos compañeros.

― Tú estuviste a punto de actuar por tu cuenta en el crucero, cuando te disfrazaste y fuiste en busca de Dominic Stevens.

― Sabía que era lo correcto. Tú te opondrías.

― Entonces entiendes mi posición en el club, Cass.

― Chicos —nos interrumpió Bruce—, ya vamos a aterrizar.

Storm y yo cruzamosmiradas de desagrado y dejamos el tema. Seguimos al técnico para alistarnosenseguida. 

Mis cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora