50.

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Capítulo 50.

Amanecer en la habitación de niall, y entre sus sábanas no era lo que tenía planeado, pero vaya que se siente bien estar rodeada por sus brazos.

Creí que mi fuerza de voluntad sería más grande, pero es increíble todo lo que él puede causar en mi, como sus palabras fueron capaces de ablandar mi corazón.

Me gusta mucho saber que se está esforzando, que a pesar de todo, él desea tenerme a su lado.

Estar aquí, y rodeada por él, me recuerda al día en que lo conocí, en como sus ojos me miraron con furia, en lo desagradable que fue conmigo, en como deseaba apartarme de su lado y en como gritó aquella vez en la oficina por saber que quizás debíamos besarnos para que todo el mundo creyera en nuestro romance.

Y ahora, justo en este momento, él me tiene abrazaba, no me ha soltado en toda la noche, quizás creyó que me escaparía y por ese motivo se mantiene así, tan aferrado a mí.

Intento moverme, intento estirar mi cuerpo y al hacerlo él se remueve. No tengo idea que hora es, solo sé, que debe ser muy temprano, y yo ya debería comenzar a levartarme, debo ir a mi hogar, debo darme una ducha e irme a la universidad.

Así que, con mucho cuidado de no despertarlo, comienzo a deshacer sus abrazo, él me suelta y adormilado murmura algo que no logro entender.

Una vez en pie, camino desnuda por la habitación buscando mi ropa. Torpemente tropiezo con mis propios zapatos, lo que provoca que niall despierte por el ruido.

Sus ojos se encuentran con los míos, y rápidamente escanea mi cuerpo desnudo. Al principio, me daba mucha vergüenza que me mirara, pero ya supere esa etapa.

-Es muy temprano ¿No te vas verdad?.—adoro con todo mi ser su voz cuando despierta.

-Sí, tengo clases a las ocho, debo ir a mi casa.—le digo al mismo tiempo que deslizo las bragas por mis piernas y luego continúo con mi brasier.

Niall asiente y luego busca su móvil.

-Son las seis.—dice con el ceño fruncido.

-¿De verdad?

-Sí, quedate un rato más.—me pide.

-Si me quedo, no querré irme después, no puedo faltar a las clases.—le digo.

-Te iré a dejar, te llevaré a casa, seré tu esclavo.—me dice al mismo tiempo que se incorpora en la cama y se sienta apoyándose en el respaldar. Sus palabras me hacen reír.

-¿Lo prometes?.—digo tentada por sus palabras.

-Sí.—me dice y nuevamente comienza a escanear mi cuerpo.—ven aquí.—me pide mientras hace el gesto con sus manos, golpear sus muslos.

-¿No quieres ir a tomar el desayuno?.—pregunto y él niega.

-Es muy temprano aún, no tengo hambre de comida.

-¿No de comida?.—alzo una ceja.

-No de comida.—me dice.

-Creí que habías quedado satisfecho, ya sabes, por lo que pasó anoche.—le recuerdo.

Él suspira ruidosamente.

-Nunca tendré suficiente.—admite.—solo ven un momento.—me pide.

Sin decir una palabra, voy donde él. Y como me pidió, me subo a la cama y me siento sobre sus muslos, él está completamente desnudo todavía.

-¿Que pasa?.—susurro al mismo tiempo que lo abrazo por el cuello. Lo mismo que hice anoche.

-Me gusta despertar y verte aquí.—me dice para luego acercarse y besar mi mejilla mientras que sus manos acarician mi cintura y la parte baja de mi espalda.

UNA GRAN MENTIRA - BY NATH 🥀Where stories live. Discover now